Por José Antonio Artusi
Hoy Andrew Graham-Yooll habría cumplido 81 años. Nació en Buenos Aires
el 5 de enero de 1944 y murió en Londres el 5 de Julio de 2019. De padre
escocés y madre inglesa, vivió la mayor parte de su vida en la Argentina, a la
que consideraba su país, sin renegar por ello de sus raíces británicas. Sergio
Kiernan, en su necrológica, contó que “todos le decían “el inglés”, pero
raramente se podía encontrar alguien más argentino”.
Periodista, escritor, poeta, historiador, traductor, autor de numerosos
libros escritos en castellano y en inglés, inició su carrera periodística en el
diario Buenos Aires Herald en 1966.
El 22 de octubre de 1975, durante el gobierno constitucional de María
Estela Martínez, y cuando el terrorismo de Estado ya era una ominosa realidad
en nuestro país, una redada policial en la redacción del diario derivó en su
detención. Vicky Baker narra que “Graham-Yooll fue llevado brevemente en un
auto sin placa junto a su editor, Robert Cox, quien había insistido en
acompañarlo. Ambos recordaron luego cómo fueron llevados a una comisaría y
retenidos en una celda, donde la música de una radio puesta a todo volumen no
pudo camuflar los gritos de personas que estaban siendo torturadas en el
sótano. Con el tiempo, ambos fueron liberados... Cox y Graham-Yooll volvieron a
sus escritorios. Tenían por delante una tarea enorme. En todo el país, la gente
desaparecía y su periódico era el único de Argentina que publicaba sobre esto”.
En 1976, ya instalada la dictadura militar en el poder y acentuado el
proceso de represión ilegal, no le quedó otra alternativa que marchar hacia el
exilio en Londres con su familia para salvar sus vidas. Vicky Baker relata que “cuatro
semanas después del golpe, el Buenos Aires Herald recibió una llamada
telefónica a través de la cual se le informó que, en lo sucesivo, todos los
medios de comunicación tenían prohibido publicar muertes o desapariciones, a
menos que estas hayan sido confirmadas por las autoridades. El periódico, una
vez más, abordó el tema de frente y escribió un artículo sobre esta
advertencia. Pronto, ganó reputación y la gente comenzó a presentarse en su
oficina, después de haber sido rechazada en otros lugares, pidiendo ayuda para
encontrar a seres queridos que habían desaparecido… Durante años, mientras
vivía en Argentina, había estado suministrando información en secreto a Index
on Censorship y a Amnistía Internacional. Sabía que las cartas dirigidas a
grupos de derechos humanos serían interceptadas, por lo que cubrió su rastro enviándoles
la información a través de un amigo del Daily Telegraph en Londres… Judith Vidal-Hall dice que recuerda haberle
preguntado por qué se arriesgó. En su forma típicamente discreta, dijo que solo
estaba haciendo su trabajo: informar sobre lo que estaba sucediendo en su país.
"Por supuesto que teníamos miedo", dijo una vez, según publicó el BA
Times. "Pero una cosa es tener miedo y otra, ser un cobarde".”
En Londres trabajó en The Daily Telegraph y en The Guardian. Para este
medio cubrió como corresponsal la guerra de Malvinas. Fue editor de las revistas
South e Index on Censorship. Se desempeñó como profesor visitante en la
Universidad de Londres y en la Universidad de Cambridge.
En 1994 regresó a la Argentina y retomó su labor periodística en el
Buenos Aires Herald como editor en jefe y presidente del directorio. Más tarde
fue el ombudsman de Perfil. Colaboró en La Nación, en Página 12, The New York
Times, Newsweek y Miami Herald, entre otros medios. También actuó en radio y
televisión. En sus últimos años residió
en Liebig y en Larroque, en Entre Ríos.
Miguel Gaíta lo despidió así: “tenía una doble mochila cultural que
lo acompañó toda su vida. La verdad, nunca dejó de ser un inglés en Argentina
ni un argentino en Inglaterra, un concepto que después de la guerra de Malvinas
se volvió muy molesto. Para muchos periodistas fue simplemente el “Maestro” y,
para otros, un “valiente”, que siguió ideales durante toda su existencia.
Durante el gobierno de facto hablaba de lo que pasaba en el país, y también
retrató el horror que vivieron nuestros héroes de Malvinas. Fue uno de los
pocos que no calló, “cuando el miedo ordenaba silencio”.”
Vuelvo a la necrológica de Sergio Kiernan: “Graham-Yooll fue
periodista, historiador, traductor, poeta y un apasionado difusor de argentinos
y argentinas a la lengua inglesa, uno que vivía atando hilos para que saliera
otra antología de nuestro teatro por allá, otra colección de poetas. Era el
traductor “oficial” de Mafalda, un título que le concedió Quino y le daba un
orgullo íntimo porque pocas eran tan argentinas y él podía acercarlas más al
mundo. Nacido en el sur porteño en 1944, de padre escocés y de madre inglesa,
tuvo una infancia difícil que le dejó unas cuantas cosas que él haría crecer.
Una fue una rebelión intensa, que se expresó en fugas adolescentes al Uruguay,
un país que siempre amó con lealtad de familia, y a la lejana, casi irreal Gran
Bretaña…Al final, se hizo una última casa en Larroque, Entre Ríos, una
provincia de la que se había ido enamorando. Era verde, con un jardín y sus
libros, tiempo para escribir, a mano de Buenos Aires, los cardiólogos del
Hospital Británico, de los amigos, de la querida hermana Joanne”.
Tuve la suerte de conocerlo y poder hablar con él, sólo un día, sólo una
cena en realidad, en Los Verdes Años, un hermoso restaurant uruguayense que ya
no está, en 2010. Pequeños grandes lujos que la vida nos regala a veces, si
sabemos buscarlos. Más que suficiente para poder apreciar su sabiduría amable y
refinada, su capacidad para decir cosas graciosas y profundas a la vez con sencillez
y sin estridencias.
Una calle de Buenos Aires, o de Liebig, o de Larroque, debería llevar el
nombre de este porteño que supo enamorarse de Montevideo y más tarde de Entre
Ríos; pero supongo que todavía somos demasiado “elquenosaltaesuninglés” como
para admitirlo.
Fuentes:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48974157
https://www.pagina12.com.ar/204791-murio-andrew-graham-yooll-adios-ingles
https://adepa.org.ar/el-recuerdo-a-graham-yooll-en-adepa/
Publicado en el diario La Calle el 5 de enero de 2025.
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