miércoles, 12 de abril de 2023

LA POBREZA NO PUEDE ESPERAR


Por José Antonio Artusi              

Se cumplieron el 4 de Abril 55 años del asesinato de Martin Luther King, uno de los más lúcidos y comprometidos defensores de una sociedad verdaderamente libre e igualitaria. Poco antes de morir expresó que “la maldición de la pobreza no tiene justificación en nuestra era”, y enfatizó que “la pobreza es uno de los temas más urgentes en la agenda de la vida moderna”.

En Argentina, más allá de los porcentajes y las estadísticas, la pobreza sigue siendo un problema muy grave. La solución estructural a largo plazo implica disminución de la inflación, crecimiento económico sostenido, provisión de bienes públicos de calidad en educación, salud y hábitat, y creación de empleos genuinos a escalas masivas en un sector privado competitivo en un mundo globalizado. Pero eso no se logrará de la noche a la mañana, y la pobreza, sobre todo la indigencia, no puede esperar. Una alternativa en tal sentido es el ingreso ciudadano, también llamado ingreso básico universal, una política que proporcionaría un ingreso mínimo a todos los habitantes, independientemente de su situación económica, y que podría ayudar a reducir la pobreza extrema de manera significativa.  Estas son algunas razones por las que necesitamos un proceso gradual que desemboque en la institución de un ingreso ciudadano, articulado con una profunda reforma tributaria y la eliminación de muchísimos de los programas sociales vigentes, que lo deberían hacer viable:  

-          Reducción de la pobreza extrema: proporcionaría un ingreso básico a todas las personas, incluyendo a aquellas que actualmente viven en situación de pobreza extrema. Esto podría mejorar su calidad de vida y ayudarles a salir de la situación de exclusión.

-          Mayor igualdad: promovería la igualdad económica al proporcionar a todos los ciudadanos un ingreso mínimo garantizado. Esto podría reducir la brecha entre los ricos y los pobres y mejorar la distribución de la riqueza.

-          Estabilidad financiera: proporcionaría una red de seguridad financiera para las personas en situaciones difíciles, como la pérdida de empleo o la incapacidad para trabajar debido a enfermedad o discapacidad. Esto podría ayudar a prevenir la caída en la pobreza en momentos de crisis económica.

-          Mayor seguridad social: podría proporcionar una mayor seguridad social a la población más vulnerable, incluyendo a los ancianos y a los niños.

-          Impulso a la economía: podría estimular la economía al proporcionar un mayor poder adquisitivo a las personas más pobres, lo que podría aumentar la demanda de bienes y servicios y estimular la creación de empleos.

Una de las ventajas del ingreso ciudadano es que, al ser universal e incondicional, no desalienta el trabajo. Esto se debe a que proporciona una red de seguridad económica para todos, independientemente de su situación laboral, y no cae por lo tanto en la “trampa de la pobreza” propia de los “planes” sociales focalizados y condicionales, que además generan dependencia clientelar.

Como la pobreza extrema en la población infantil es la que más urgentemente hay que atacar, se podría empezar por reflotar el Ingreso Ciudadano a la Niñez propuesto por Elisa Carrió en los 90, consistente en proporcionar un ingreso básico a todos los niños del país, independientemente de la situación económica de sus familias. De hecho no estamos tan lejos, se podría concretar unificando en un único programa la AUH, las asignaciones familiares, las deducciones por hijo en el impuesto a las ganancias, y otros programas asistenciales. Se obtendría de ese modo una prestación verdaderamente universal (la AUH de “universal” no tiene nada), incondicional, igualitaria y permanente, inspirada en los ideales republicanos.   

Los programas piloto de ingreso ciudadano que se han implementado en diversos lugares del mundo han proporcionado sólidas evidencias sobre los efectos de esta política:

-          Mejora en la salud y el bienestar: Los programas piloto han demostrado que proporcionar un ingreso básico puede mejorar la salud y el bienestar de las personas. En un programa piloto realizado en Uganda se encontró que los hogares que recibieron un ingreso básico experimentaron una reducción en la mortalidad infantil y una mejora en la nutrición infantil.

-          Reducción de la pobreza y la desigualdad: Los programas piloto también han demostrado que esta política puede reducir la pobreza y la desigualdad. En un programa piloto realizado en la India se verificó que el ingreso básico redujo la pobreza en un 28% y redujo la desigualdad en un 13%.

-          No desalienta el trabajo: Los programas piloto de ingreso ciudadano han demostrado que esta política no desalienta el trabajo. En un programa piloto realizado en Finlandia se vió que los participantes no redujeron significativamente su participación laboral después de recibir el ingreso básico.

-          Mejora la educación y el emprendimiento: también han demostrado que esta política puede mejorar la educación. En un programa piloto realizado en Kenia se encontró que los participantes que recibieron el ingreso básico aumentaron su inversión en educación.

Thomas Paine, uno de los pensadores políticos más influyentes de la Ilustración, hizo una defensa moral del ingreso ciudadano en su obra "Justicia Agraria" en 1795. Desde la época de Thomas Paine, muchos autores han argumentado a favor del ingreso ciudadano desde diversas perspectivas:

Philippe Van Parijs y Yannick Vanderborght lo han propuesto como una forma de garantizar la libertad y la autonomía individual, al permitir a las personas elegir su forma de vida y trabajo sin verse forzadas a aceptar empleos indeseados o mal remunerados.

Guy Standing ha argumentado que el ingreso ciudadano es necesario para combatir la creciente inseguridad laboral y la erosión del Estado de bienestar, y que proporciona una base para construir una sociedad más justa y equitativa.

Rutger Bregman lo ha defendido como una forma de redistribución del poder económico y político, al reducir la dependencia de las personas de los empleadores y los programas gubernamentales.

Annie Miller lo ha propuesto como una forma de reconocer y valorar el trabajo no remunerado, como el cuidado de la familia y la comunidad, que a menudo es realizado por mujeres y se subestima en la economía convencional.

Estos son solo algunos ejemplos de los muchos argumentos que se han dado en favor del ingreso ciudadano. Cada autor tiene su propia justificación moral, política y económica para apoyar la idea, pero todos comparten la creencia de que este enfoque puede proporcionar una base sólida para una sociedad más justa y equitativa.-


Publicado en el Diario La Calle el día 9 de Abril de 2022.-

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