Por José Antonio Artusi
Se cumplieron el 4 de Abril 55 años del asesinato de Martin Luther King, uno de
los más lúcidos y comprometidos defensores de una sociedad verdaderamente libre
e igualitaria. Poco antes de morir expresó que “la maldición de la pobreza no
tiene justificación en nuestra era”, y enfatizó que “la pobreza es uno de los
temas más urgentes en la agenda de la vida moderna”.
En Argentina, más allá de los
porcentajes y las estadísticas, la pobreza sigue siendo un problema muy grave. La
solución estructural a largo plazo implica disminución de la inflación, crecimiento
económico sostenido, provisión de bienes públicos de calidad en educación,
salud y hábitat, y creación de empleos genuinos a escalas masivas en un sector
privado competitivo en un mundo globalizado. Pero eso no se logrará de la noche
a la mañana, y la pobreza, sobre todo la indigencia, no puede esperar. Una
alternativa en tal sentido es el ingreso ciudadano, también llamado ingreso
básico universal, una política que proporcionaría un ingreso mínimo a todos los
habitantes, independientemente de su situación económica, y que podría ayudar a
reducir la pobreza extrema de manera significativa. Estas son algunas razones por las que necesitamos
un proceso gradual que desemboque en la institución de un ingreso ciudadano,
articulado con una profunda reforma tributaria y la eliminación de muchísimos
de los programas sociales vigentes, que lo deberían hacer viable:
-
Reducción de la pobreza extrema: proporcionaría
un ingreso básico a todas las personas, incluyendo a aquellas que actualmente
viven en situación de pobreza extrema. Esto podría mejorar su calidad de vida y
ayudarles a salir de la situación de exclusión.
-
Mayor igualdad: promovería la igualdad económica
al proporcionar a todos los ciudadanos un ingreso mínimo garantizado. Esto
podría reducir la brecha entre los ricos y los pobres y mejorar la distribución
de la riqueza.
-
Estabilidad financiera: proporcionaría una red
de seguridad financiera para las personas en situaciones difíciles, como la
pérdida de empleo o la incapacidad para trabajar debido a enfermedad o
discapacidad. Esto podría ayudar a prevenir la caída en la pobreza en momentos
de crisis económica.
-
Mayor seguridad social: podría proporcionar una
mayor seguridad social a la población más vulnerable, incluyendo a los ancianos
y a los niños.
-
Impulso a la economía: podría estimular la
economía al proporcionar un mayor poder adquisitivo a las personas más pobres,
lo que podría aumentar la demanda de bienes y servicios y estimular la creación
de empleos.
Una de las ventajas del ingreso
ciudadano es que, al ser universal e incondicional, no desalienta el trabajo.
Esto se debe a que proporciona una red de seguridad económica para todos,
independientemente de su situación laboral, y no cae por lo tanto en la “trampa
de la pobreza” propia de los “planes” sociales focalizados y condicionales, que
además generan dependencia clientelar.
Como la pobreza extrema en la
población infantil es la que más urgentemente hay que atacar, se podría empezar
por reflotar el Ingreso Ciudadano a la Niñez propuesto por Elisa Carrió en los
90, consistente en proporcionar un ingreso básico a todos los niños del país,
independientemente de la situación económica de sus familias. De hecho no
estamos tan lejos, se podría concretar unificando en un único programa la AUH,
las asignaciones familiares, las deducciones por hijo en el impuesto a las
ganancias, y otros programas asistenciales. Se obtendría de ese modo una prestación
verdaderamente universal (la AUH de “universal” no tiene nada), incondicional, igualitaria
y permanente, inspirada en los ideales republicanos.
Los programas piloto de ingreso ciudadano
que se han implementado en diversos lugares del mundo han proporcionado sólidas
evidencias sobre los efectos de esta política:
-
Mejora en la salud y el bienestar: Los programas
piloto han demostrado que proporcionar un ingreso básico puede mejorar la salud
y el bienestar de las personas. En un programa piloto realizado en Uganda se
encontró que los hogares que recibieron un ingreso básico experimentaron una
reducción en la mortalidad infantil y una mejora en la nutrición infantil.
-
Reducción de la pobreza y la desigualdad: Los
programas piloto también han demostrado que esta política puede reducir la
pobreza y la desigualdad. En un programa piloto realizado en la India se verificó
que el ingreso básico redujo la pobreza en un 28% y redujo la desigualdad en un
13%.
-
No desalienta el trabajo: Los programas piloto
de ingreso ciudadano han demostrado que esta política no desalienta el trabajo.
En un programa piloto realizado en Finlandia se vió que los participantes no
redujeron significativamente su participación laboral después de recibir el
ingreso básico.
-
Mejora la educación y el emprendimiento: también
han demostrado que esta política puede mejorar la educación. En un programa
piloto realizado en Kenia se encontró que los participantes que recibieron el
ingreso básico aumentaron su inversión en educación.
Thomas Paine, uno de los
pensadores políticos más influyentes de la Ilustración, hizo una defensa moral
del ingreso ciudadano en su obra "Justicia Agraria" en 1795. Desde la
época de Thomas Paine, muchos autores han argumentado a favor del ingreso ciudadano
desde diversas perspectivas:
Philippe Van Parijs y Yannick
Vanderborght lo han propuesto como una forma de garantizar la libertad y la
autonomía individual, al permitir a las personas elegir su forma de vida y
trabajo sin verse forzadas a aceptar empleos indeseados o mal remunerados.
Guy Standing ha argumentado que
el ingreso ciudadano es necesario para combatir la creciente inseguridad
laboral y la erosión del Estado de bienestar, y que proporciona una base para
construir una sociedad más justa y equitativa.
Rutger Bregman lo ha defendido
como una forma de redistribución del poder económico y político, al reducir la
dependencia de las personas de los empleadores y los programas gubernamentales.
Annie Miller lo ha propuesto como
una forma de reconocer y valorar el trabajo no remunerado, como el cuidado de
la familia y la comunidad, que a menudo es realizado por mujeres y se subestima
en la economía convencional.
Estos son solo algunos ejemplos
de los muchos argumentos que se han dado en favor del ingreso ciudadano. Cada autor
tiene su propia justificación moral, política y económica para apoyar la idea,
pero todos comparten la creencia de que este enfoque puede proporcionar una
base sólida para una sociedad más justa y equitativa.-
Publicado en el Diario La Calle
el día 9 de Abril de 2022.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario