Por José Antonio Artusi
Hay una historia
local, lugareña (¿una micro historia?) todavía poco investigada y menos
conocida. Una mirada atenta a lo micro, a lo local, a lo “pequeño”, a lo
cercano, a lo coyuntural, tiene la potencialidad de aportar elementos que
permitan entender mejor los procesos estructurales que se dan en lo macro, en
la gran escala, en los procesos que abarcan realidades diversas y extensas en
el tiempo y en el espacio.
Rodolfo Leyes, en
un trabajo titulado “¿Sindicatos de izquierda y obreros radicales?”, señala que
“el 18 de marzo de 1943, Juan Balsechi, tal vez, el más destacado sindicalista
de la provincia de Entre Ríos, fue excarcelado por la Justicia, que lo tenía
preso desde hacía unas semanas por un conflicto en el puerto de Concepción del
Uruguay. El mismo día de su libertad, compartió tribuna con el Senador
provincial y Presidente de la UCR de Uruguay, Isidoro Neyra,…”.
Isidoro Neyra nació
en 1904 y murió en 1962. Egresó con el título de maestro de la Escuela Normal
de Concepción del Uruguay en 1922. Fue un destacado dirigente de la Unión
Cívica Radical del Departamento Uruguay, llegando a ocupar numerosos cargos
partidarios. Fue un decidido impulsor de la reunificación del radicalismo
entrerriano que se concretó en 1935, tras el cisma de la década anterior entre
yrigoyenistas y antipersonalistas. A los 25 años ocupó una banca de diputado
provincial, mandato que desempeñó entre 1929 y 1931. En 1937 fue designado Jefe
de Policía del Departamento Uruguay, y entre 1939 y 1943 representó al
departamento como senador provincial. Su militancia opositora contra el
gobierno nacional que fue depuesto el 4 de Junio de 1943 continuó contra el
gobierno de facto que lo sucedió y contra el que asumió el 4 de Junio de 1946
tras las elecciones de Febrero de ese año, que llevaron a Juan Domingo Perón a
la Presidencia. Esa postura le valió numerosos arrestos. En 1952 fue candidato
a Vicegobernador, completando la fórmula que encabezó Fermín Garay. El
peronismo se impuso con contundencia en esa elección, obteniendo una holgada ventaja
sobre la fórmula radical, que obtuvo el segundo lugar. En 1955, tras el golpe
que derrocó a Perón, Neyra fue designado Ministro de Educación por la
intervención federal que había asumido el gobierno provincial. Enrique Pereira
lo recuerda como “consecuente, apasionado y corajudo, además de un hombre
austero y de gran formación intelectual”. “Patán” Neyra también incursionó en
el periodismo, siendo director de los periódicos “Tribuna”, identificado con el
radicalismo antipersonalista, y “Libertad”.
Una faceta menos
conocida quizás de la trayectoria de Neyra es su vinculación con el mundo
sindical. Rodolfo Leyes señala en su tesis doctoral que “en 1933 aparece, junto
a los dirigentes sindicales de Concepción del Uruguay, propiciando un encuentro
de los gremialistas con el gobernador para solicitar el indulto para unos
obreros. En 1938 vuelve aparecer cerca de los obreros como comisario de Concepción
del Uruguay, cuando logra sentar en una misma mesa a los trabajadores de la
construcción ocupados en el Colegio Nacional y a la empresa constructora para
firmar un pliego que era favorable a los obreros. Será años después, ya como
senador, el responsable del envío de telegramas para reclamar por la libertad
de Juan Balsechi, principal referente de la Unión Obrera Departamental de
Concepción del Uruguay, apresado en el puerto de aquella ciudad bajo
jurisdicción nacional”.
En un trabajo en el
que analiza un período en el que “se comienza a reconocer el acercamiento a
sectores políticos burgueses que manejaban el estado, en particular, el
radicalismo” por parte de ciertos sectores sindicales, Leyes narra que “el
primero de mayo de 1939 se celebró en la localidad de Colón con la concurrencia
de militantes de otras localidades. Durante el acto se refirieron a las
condiciones laborales, la situación de pobreza y desocupación. Pero uno de los
referentes más importantes del gremialismo provincial, Juan Balsechi, dedicó
parte de su discurso al reclamo por el incumplimiento de la ley de ocho horas
laborales en el frigorífico local... Meses después el senador radical, cercano
a los sindicalistas, Isidoro Neyra presentó una minuta para derogar la
excepción a la ley de ocho horas de trabajo y encontró el apoyo de los
sindicalistas que saludaron la medida”.
La lucha contra el
fascismo constituyó otro punto de coincidencia entre el radicalismo y sectores
sindicales. Rodolfo Leyes recuerda que “a mediados de los treinta, la lucha
antifascista contaba con elementos endógenos que obligaron a todas las fuerzas
“progresistas” a acercarse. Uno fue el proyecto de ley del conservador Sánchez
Sorondo sobre la represión al comunismo –lo que implicaba la represión de casi
toda manifestación de izquierda-. Otro tema preocupante eran los constantes
ataques de las fuerzas reaccionarias a través de la prensa, con llamados a
atacar a la población judía y a los gremialistas. Así fue que, en octubre de
1936, en medio de la discusión de una ofensiva de las fuerzas de derecha
nacionalistas, se realizaron una serie de actos contra la reacción, a los que
adhirieron varios partidos... Juan Balsechi fue el orador designado por la UOD.
Días más tarde, se informó que las agrupaciones que respondían al “Frente
Popular” (sic) habían logrado un acto con un gran público que alcanzó los 2.000
participantes, que había comenzado con la entonación del Himno Nacional. El
primero en hacer uso de la palabra fue el radical Isidoro Neyra.”.-
Publicado en el diario La Calle el día 24 de Diciembre de 2023.-
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