lunes, 24 de febrero de 2025

PRÓCORO CRESPO

Por José Antonio Artusi

Prócoro Mateo Crespo Icart nació en 1872 en La Paz y murió en Buenos Aires el 11 de julio de 1930. Era bisnieto de Francisco Candioti, primer gobernador de la provincia de Santa Fe, nieto de Antonio Crespo Zabala, gobernador delegado de Urquiza entre 1845 y 1854, y sobrino de Manuel Crespo, gobernador por poco tiempo, desde el 15 de enero hasta el 3 de marzo de 1887, dos días antes de su muerte.

Tras cursar estudios secundarios en el Colegio Nacional de Paraná Prócoro Crespo se doctoró en jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires y posteriormente se radicó en Concepción del Uruguay, donde se desempeñó como juez de paz. Más tarde presidió el Superior Tribunal de Justicia.

Entre 1907 y 1910 fue el ministro de Hacienda del gobernador Faustino Parera. En 1910 Crespo fue electo diputado nacional. En las elecciones del 13 de marzo de ese año, las últimas antes de la ley Sáenz Peña, obtuvo 14.646 votos. Otros candidatos del oficialismo, como   Alejandro Carbó o Martín Ruiz Moreno tuvieron solamente 35 y 4 respectivamente, mientras que representantes del radicalismo como Luis Lorenzo Etchevehere o Alberto Carosini sólo 3. Cabe destacar que en esa elección, en la que también fue electo el presidente Roque Sáenz Peña, votó solamente el 2,8% de la población, en un escenario en el que el radicalismo había dispuesto la abstención.   

Algunos autores como Filiberto Reula ubican a Crespo dentro del ala “modernista” del conservadorismo, identificada con Sáenz Peña y partidaria de una reforma política. Al momento de asumir la gobernación Prócoro Crespo expresó que “la protección de tan fundamental derecho político de elegir los gobernantes ha de ser una realidad y el sufragio ha de desarrollarse en el ambiente de plena libertad, en el que sólo ha de encontrar, con la práctica, su pureza”.

La actuación de Prócoro Crespo como legislador nacional fue muy breve. Renunció al poco tiempo de asumir, tras haber sido electo gobernador, cargo que ejerció entre el 1º de octubre de 1910 y el 1º de octubre de 1914. La elección contó sólo con la participación del oficialismo, al igual que lo que había acontecido en 1907 con su antecesor, Faustino Parera. Su vicegobernador fue Emilio Marchini, quien renunció poco después de asumir. La gestión del gobernador Crespo debió enfrentar duras críticas tanto de conservadores como de radicales.

Beatriz Bosch destaca que durante su gobernación “entra en vigor la ley del voto universal, secreto y obligatorio sobre la base del padrón militar sancionada en 1912 por el presidente Roque Sáenz Peña. Las primeras elecciones nacionales de acuerdo con las nuevas normas se verifican el 7 de abril de 1912. Un amplio movimiento de opinión obliga al gobierno a adoptarla en el orden provincial. Hasta el momento el proselitismo de los opositores se ha visto acallado por una férrea presión policial”.

Obsérvese la diferencia entre las elecciones legislativas nacionales de 1910 y las de 1912. En 1910 “votaron” 191.000 personas en todo el país. En las de 1912 la participación crece sustancialmente, y llega a 684.379 votantes. Ese año, ya en un escenario competitivo, los conservadores consagran dos diputados en Entre Ríos, Alejandro Carbó y Eduardo Sobral, y los radicales, uno, Miguel María Laurencena, quien dos años más tarde sucederá a Crespo tras derrotar precisamente a Alejandro Carbó por estrecho margen. Previamente, en las elecciones de diputados nacionales de 1914 también triunfó la Unión Cívica Radical, si bien en un escenario en el que el conservadorismo se divide y presenta dos listas, la del Partido Provincial y una de candidatos carbosistas.  

Durante su gestión Prócoro Crespo mantuvo a Manuel Antequeda al frente del Consejo General de Educación, responsabilidad que había ejercido desde 1903, en los gobiernos de Enrique Carbó y Faustino Parera. Filiberto Reula considera que, en materia educativa, la administración de Crespo continuó con la tarea de expansión de la escuela común iniciada por sus predecesores, creando 40 nuevas instituciones educativas provinciales entre 1910 y 1914. Un elemento particularmente interesante del “plan Antequeda” en ese período es la incorporación de 50 escuelas prefabricadas de madera construidas a partir de 1911en zonas rurales. Al respecto Ricardo Marcó señala que “la Escuela elemental Adolfo Alsina, en el Departamento Paraná fue la primera que se construyó de este tipo. El proyecto y la construcción estuvo a cargo de la empresa A. Perasso y Cía. Constan de dos pabellones de planta rectangular: uno con dos aulas y el otro destinado a vivienda para el maestro. Ambos están rodeados por una galería perimetral y tienen cubierta de chapas de cinc a cuatro aguas, sobre estructura de madera, que apea sobre columnas metálicas… Los materiales y sistema constructivo remiten a algunas construcciones ferroviarias de la misma época, encuadradas en la tradición funcional inglesa”. Recuerda Ricardo Marcó “que también en 1911 se construyó la Escuela Pueyrredón, en un amplio predio próximo al Parque Urquiza y la zona de Puerto Nuevo en Paraná, con casi idéntica forma y tipología. Pero aquí el material de las paredes es asbesto cemento, sin duda novedoso para la época, y las dimensiones de los locales varían ligeramente respecto a las anteriormente descriptas”.

Filiberto Reula plantea que Crespo dio continuidad a las políticas de difusión del crédito agrario y de estímulo a la creación de cooperativas agrícolas, pero la sequía de 1909-1910 interrumpió un ciclo favorable y generó una etapa caracterizada por el déficit fiscal, el incremento de la deuda pública, la demora en el pago de salarios y la paralización de obras públicas.

Tras finalizar su mandato como gobernador se retiró de la actividad política y se dedicó a las actividades agropecuarias. Una calle de Paraná recuerda su nombre.

 

Fuentes:

Bosch, Beatriz. Historia de Entre Ríos. Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1978.

Macchi, Manuel, y Alberto Masramón. Entre Ríos. Síntesis histórica. Concepción del Uruguay: Sacha, 1977.

Marcó Muñoa, Ricardo Aníbal. "Dialnet." Desde el Bicentenario. Una mirada a los edificios escolares entrerrianos en el Centenario. 2020. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3699124.

Reula , Filiberto. Historia de Entre Ríos. Castellví, 1969.

 

Publicado en el diario La Calle el 23 de febrero de 2025.

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jueves, 20 de febrero de 2025

FAUSTINO PARERA

Por José Antonio Artusi

Faustino Miguel Parera y Romero nació en Paraná el 30 de octubre de 1857 y murió en Buenos Aires el 29 de septiembre de 1926.

Se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires. En 1894 fue electo diputado nacional en su provincia natal. En las elecciones del 4 de febrero obtuvo 7968 votos, impulsado por el Partido Autonomista Nacional, que consagró las 6 bancas en juego. Los comicios en ese momento, antes de la reforma electoral que se concretó con la ley Sáenz Peña en 1912, distaban muchísimo de constituir un instrumento genuino de expresión de la voluntad popular. Tal circunstancia se evidencia en que, según las actas de la Cámara de Diputados de la Nación, tras los seis candidatos que se impusieron, Manuel Quintana obtuvo sólo cuatro votos, y los radicales Francisco Barroetaveña y José Lino Churruarín dos. Incluso otro candidato del PAN, Torcuato Gilbert, figura con sólo un voto.

En 1895 el gobernador Salvador Maciá lo designó ministro de Gobierno, cargo que ejerció hasta 1898. Ese año fue nuevamente electo diputado nacional. En esa oportunidad obtuvo 11454 sufragios, en una elección en la que ya no participaron candidatos radicales. En 1902 renovó su banca, que ocupó hasta 1906.

Beatriz Bosch refiere que, culminando la gobernación de Enrique Carbó, “el 11 de enero de 1907 un atentado conmueve a la opinión pública. Se arroja al arroyo Santa Rosa una imprenta destinada a El Pueblo, periódico opositor que dirigía Antonio Ciaspucio en Villaguay y el conductor del vehículo, que la transportaba, es degollado por personal de la policía. Ningún partido opositor concurre a los comicios en que son electos para el período 1907-1910 los doctores Faustino M. Parera y Mariano E. López”.   

Manuel Macchi y Alberto Masramón explican que “el período gubernamental del Dr. Faustino M. Parera quedó acortado en cuatro meses, al entrar en vigencia la Constitución de 1903, que por su artículo nº 281 limitaba el período al 1º de octubre”. Por lo tanto, Parera ejerció el cargo entre el 15 de enero de 1907 y el 1º de octubre de 1910. Sus ministros fueron Luis Leguizamón y Manuel Leiva (Gobierno) y Prócoro Crespo y Emilio Marchini (Hacienda).

Los mencionados autores consideran que “su gobierno se caracterizó por el impulso dado a la red de ferrocarriles. Quedó inaugurado el ferryboat, especie de balsa capaz de transportar trenes…, quedando unida nuestra provincia a la de Buenos Aires. Se construyeron más de veinte puentes, se incrementó la agricultura, creándose para ello escuelas chacras y bancos agrícolas, con lo cual se fomentó e intensificó la producción agropecuaria.”

Sobre su gestión gubernamental Beatriz Bosch señala que “una nueva convención reformadora se reúne el 14 de diciembre de 1908 presidida por el doctor Martín Ruiz Moreno. Se eleva a seis el número de miembros del Superior Tribunal de Justicia, se restablece la inamovilidad de los jueces y el gobierno de la educación como lo impusiera la Constitución de 1883”. A su vez destaca que “los festejos del centenario de la Revolución de Mayo sorprenden a la provincia en similar tren de holgura económica que el resto de la República. Un índice elocuente: el valor de la tierra. En el departamento Paraná se paga cinco mil pesos la hectárea de campo.”  

Parera mantuvo en su cargo al frente del Consejo General de Educación a Manuel Antequeda, que había sido designado por su antecesor. El plan de construcción y ampliación de edificios escolares contó con una propuesta de financiamiento a través de la emisión de un bono a 50 años. Ricardo Marcó señala que “el Poder Ejecutivo acepta la propuesta, aunque disminuye el monto del empréstito a un millón de pesos moneda nacional, y el 22 de noviembre de 1907 eleva un proyecto de ley a la Legislatura, que ésta sanciona el 21 de marzo de 1908 con el número 2.132. En ella se dispone la construcción de dos escuelas superiores, cuatro graduadas, veintiuna elementales, ochenta y cinco rurales y un crecido número de "ensanches" de las existentes. Esta ley fue ampliada o prorrogada en dos oportunidades -1909 y 1911- y se autorizó la emisión de bonos para posibilitar la concreción de los proyectos de Antequeda”. Además, este autor refiere que “la idea de dotar a toda la geografía entrerriana de edificios escolares llevó a incluir escuelas flotantes para el área deltaica del sur de la provincia, que ha tomado nuevo impulso recientemente con la construcción de escuelas flotantes, funcionales y aptas para la actividad educativa. En 1909 se construyeron dos escuelas de este tipo destinadas a la zona de Islas del Ibicuy”

En relación con la política económica Maximiliano Camarda y Néstor Serfaty consideran que “durante la primera década del 1900 se agudiza el problema de la disponibilidad de crédito agrario y el proyecto colonizador corría mayormente por parte del estado provincial. Por esos años, los inmigrantes que ingresan a la provincia son 10 veces menos que los que se establecen en Santa Fe. El gobernador Parera (1907-1910) afirma que se debe transformar la estancia en chacra, y priorizar el establecimiento de colonos sobre los arrendatarios/medianeros, pero no modifica durante su mandato esa situación.”

Tras dejar la gobernación – fue sucedido por Prócoro Crespo en 1910, electo también en comicios a los que sólo se presenta el oficialismo – Faustino Parera volvió a la Cámara de Diputados de la Nación. En las elecciones especiales del 8 de enero de 1911 fue electo para suceder precisamente a Crespo, que había renunciado para asumir la gobernación. Ejerció tal mandato legislativo hasta 1915.  

 

Fuentes:

Bosch, Beatriz. Historia de Entre Ríos. Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1978.

Camarda , Maximiliano, y Néstor Serfaty. "El desarrollo de la ganadería y la agricultura en la Entre Ríos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX." Historia regional, 2024.

Macchi, Manuel, y Alberto Masramón. Entre Ríos. Síntesis histórica. Concepción del Uruguay: Sacha, 1977.

Marcó Muñoa, Ricardo Aníbal. "Dialnet." Desde el Bicentenario. Una mirada a los edificios escolares entrerrianos en el Centenario. 2020. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3699124.

 

Publicado en el diario La Calle el 16 de febrero de 2025.

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lunes, 10 de febrero de 2025

ENRIQUE CARBÓ

Por José Antonio Artusi

Enrique Carbó Ortiz nació en Paraná el 24 de febrero de 1861 y murió en Villa Urquiza el 2 de febrero de 1920. Tuvo tres hermanos, de destacada actuación, como él, en la política provincial y nacional; Alejandro, Romeo, y Salvador. A Alejandro nos hemos referido en la columna publicada el 17 de noviembre de 2024. Eran primos de Salvador Maciá, gobernador de Entre Ríos entre 1895 y 1899.  

Enrique Carbó se recibió de abogado en 1881 e ingresó en el Poder Judicial, en el que se desempeñó como defensor de menores y juez. En 1890 fue electo intendente de Paraná, cargo que ejerció hasta 1892. El gobernador Sabá Hernández lo designó ministro de Gobierno, entre 1893 y 1894, y luego ministro general, entre 1894 y 1895. En 1895 fue electo senador nacional para reemplazar a su primo Salvador Maciá, que sería gobernador entre 1895 y 1899. En 1898 Carbó fue reelecto, y ocupó una banca en el Senado de la Nación hasta 1903, año en que fue electo gobernador, para suceder a Leónidas Echagüe. Ejerció el mandato entre el 15 de enero de 1903 y el 15 de enero de 1907, fecha en que asumió la gobernación Faustino Miguel Parera.

Durante su gobernación se produjo la reforma de la constitución provincial de 1903, que involucionó en lo relativo al régimen municipal, estableciendo la designación del intendente por parte del Poder Ejecutivo. Tal rémora, origen de numerosos conflictos, sería luego removida en la reforma de 1933, en la que se consagró la elección directa por el voto popular.

Uno de los hitos de su gestión fue la fundación de Villa Paranacito. Humberto Brumatti señala que “la preocupación del gobierno provincial por los habitantes de esta zona, la encontramos en estas dos noticias:

"El Censor " del 31 de agosto se refiere al" Proyecto de Ley presentado a H. Legislatura por el gobernador Enrique Carbó para destinar Lote 9 de las Islas del Ibicuy con una superficie aproximada de 3. 431 hectáreas para ser adjudicado en propiedad a título gratuito a personas y familias que ocupan o han ocupado tierras en esta zona y carecen de recursos para adquirirlas. "

Mientras el periódico" Los Principios " del 6 de octubre publica" En la última sesión celebrada por la cámara de senadores de la provincia se resolvió lo siguiente: "Se sancionó después de haber sido discutido en particular, el proyecto referente a la cesión del lote Nº 9 de las islas del Ibicuy a los pobladores, a título gratuito y previo al cumplimiento de las obligaciones contenidas en el mismo." El proyecto firmado por Carbó el 21 de setiembre, luego fue aprobado por unanimidad de votos por las cámaras de Diputados y Senadores, y sancionado con fuerza de Ley el 4 de octubre. Allí se ordena subdividir el Lote 9 en terrenos de 50 hectáreas, siendo necesario para obtenerlos en propiedad definitiva: poblarlos, construir viviendas dentro del año y plantar 1. 000 árboles en el término de 4 años. El artículo 6º disponía "Al hacerse la división en lotes, deberá determinarse la reserva de tierra necesaria y en lugar central y aparente, para la construcción de una escuela, comisaría de policía y demás oficinas o reparticiones que convenga instalar" , mientras el 10º autorizaba al Poder Ejecutivo "para hacer los gastos que demande la instalación de las oficinas públicas necesarias sobre la base de dotar a este centro de población, de una escuela, comisaría, juzgado de paz, registro civil y demás dependencias oficiales que las necesidades locales justifiquen".”

Si bien el pueblo no fue fundado formalmente, se considera al 25 de mayo de 1906 como su fecha de fundación, por ser el día en el que se inauguraron sus edificios públicos.

Otro aspecto importante de la gobernación de Enrique Carbó fue el impulso a la educación pública. Designó Director General de Escuelas a Manuel Pacífico Antequeda, destacado educador mendocino egresado de la Escuela Normal de Paraná, que permanecería en ese cargo durante las gestiones de quienes sucedieron a Carbó, Faustino Parera y Prócoro Crespo, hasta 1914.

Alentado por su hermano Alejandro y por Antequeda, el gobernador Carbó decidió crear la Escuela Normal de Maestros Rurales “Alberdi”. Esta iniciativa, una de las primeras en su tipo en todo el país, formaba parte de un ambicioso proyecto que sólo se concretó parcialmente, tendiente a crear escuelas similares en cada uno de los departamentos de la provincia, orientadas a formas maestros rurales, y a las que se las dotaría de cinco hectáreas. Al respecto, Janet Priscila Cian considera que “a partir de 1903 el gobernador Enrique Carbó buscó dar un nuevo estímulo a la colonización oficial mediante la organización de seis nuevas colonias efectuadas a partir de la liquidación de propiedades del Banco Provincial, la modernización agropecuaria y la estabilidad de los colonos en el campo con diversas medidas, entre ellas la creación de escuelas agropecuarias para formar personal idóneo en estas tareas y respondiendo a las necesidades productivas regionales”. Esta autora enfatiza que “las instituciones de enseñanza con finalidades de capacitación agropecuaria y tendientes a cierta regionalización productiva creadas en la provincia de Entre Ríos fueron iniciativa de sus gobiernos, especialmente el de Enrique Carbó. Lograron materializarse gracias a la Constitución provincial de 1903, que les brindó un encuadre legal para su concreción y la asignación de recursos propios en el presupuesto de educación”.

Tras concluir su mandato como gobernador Enrique Carbó fue nuevamente electo senador nacional y en 1914 el presidente Roque Sáenz Peña lo designó ministro de Hacienda, cargo que ejerció hasta 1915, ya durante la presidencia de Victorino de la Plaza.   

Una plaza en la ciudad de Paraná recuerda su nombre, en la que se encuentra un monumento obra del escultor José Fioravanti, inaugurado en 1929 durante la gobernación de Eduardo Laurencena.

 

Fuentes:

Brumatti, Humberto. "Orígenes de Villa Paranacito." Cuadernos de Gualeguaychú. n.d. http://www.cuadernosdegchu.com.ar/historia/jornadas04.htm.

Cian, Janet Priscila. "Orígenes de las escuelas agropecuarias en la provincia de Entre Ríos (1896 - 1910)." Mundo Agrario, diciembre 2018.

 

Publicado en el diario La Calle el 9 de febrero de 2025.

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jueves, 6 de febrero de 2025

SALWAN MOMIKA

Por José Antonio Artusi

Salwan Sabah Matthew Momika nació el 23 de junio de 1986 en Bajdida, Irak y murió asesinado en Hovsj, Suecia, el 29 de enero de 2025, a los 38 años.

En su cuenta de Twitter Salwan Momika se identificaba así: “Pensador, crítico y quemador del Corán en Suecia. Soy asirio y mi lengua materna es el arameo. No soy un ex musulmán, nací en una familia cristiana católica”.

Quemar libros, cualquiera sea, es algo que no haría nunca, y es imposible que imaginar una quema de libros no nos recuerde las peores épocas de la Inquisición, del nazismo, y de tantos otros movimientos reaccionarios a lo largo de la Historia. Pero también es imposible negarle a alguien el derecho a quemar sus propios libros. Y condenar alguien por hacerlo es coartar la sagrada libertad de expresión. Asesinar a alguien por hacerlo es una atrocidad injustificable. Una atrocidad particularmente perversa, por quitar la vida de una persona inocente, obviamente, pero también por ser un mensaje terrorista destinado a mostrar a otros las consecuencias de la supuesta herejía. Occidente enfrenta un momento crítico, en el que debe reforzar la vigencia de sus mejores tradiciones, las de la Ilustración, la de la libertad, las del laicismo y de la tolerancia, las del respeto a todas las religiones y todas las creencias; pero también las de la garantía del derecho a expresar críticas a todas las religiones y creencias. 

El 25 de febrero de 2024 Salwan Momika expresó que “hace tres meses, los musulmanes de Irak quemaron a mi familia en un salón de fiestas de mi ciudad natal, matando a más de 150 de mis parientes. Todo esto se debe a que quemé el Corán y los musulmanes me habían prometido un mensaje de “fuego por fuego”. Y cuando quemaron a mi familia el mismo día, recibí mensajes de los musulmanes que decían: “Os lo prometimos y lo cumplimos”. El gobierno iraquí fue cómplice de este genocidio, por lo que cerró la investigación por considerar que se había producido un cortocircuito eléctrico, mientras que un comité estadounidense que investigaba el asunto encontró a personas masacradas dentro del salón antes de quemarlas”.

Su voz ha sido silenciada, ya no podemos aplaudirla o criticarla. Pero podemos escuchar lo que dicen otros acerca de su asesinato. Masih Alinejad, la valiente periodista y defensora de los derechos humanos iraní, amenazada por la teocracia imperante en su país y obligada a vivir en el exilio en los Estados Unidos expresó en redes sociales lo siguiente: “Una vida humana vale más que cualquier libro sagrado. El asesinato de Salwan Momika en Suecia plantea graves preocupaciones sobre la libertad de expresión, la seguridad y las consecuencias de las tensiones religiosas y políticas. Nadie debería ser víctima de violencia o de la muerte por expresar sus creencias, por muy controvertidas que sean. Este incidente pone de relieve una vez más los peligros de las ideologías extremistas y la falta de protección de las personas en situación de riesgo. Ali Khamenei, el líder supremo de la República Islámica de Irán, también había pedido que se le castigara. El mes pasado, un tribunal sueco aprobó su deportación por provocar tensiones entre los países islámicos y Estocolmo. No se sentía seguro en Suecia”. Y agregó que “Salwan Momika quemó el Corán, argumentando que el Islam es una religión violenta. En una sombría ironía, fue asesinado por quienes querían demostrar que estaba equivocado. Salwan huyó de Irak en busca de seguridad, con la esperanza de encontrar refugio en Europa. Pero incluso allí, su voz fue silenciada por la violencia.

 

Y esto sucedió hoy, en el siglo XXI, una época en la que se debería proteger la libertad de expresión, pero aún así la gente sigue siendo asesinada por sus creencias”.

Alejo Schapire, periodista argentino radicado en París señaló: “El asesinato del cristiano iraquí Salwan Momika, que se había refugiado en Suecia, es mucho más grave de lo que parece. No sólo por su muerte, sino por cómo el Estado sueco se fue plegando a la presión islámica local e internacional”.

Imtiaz Mahmood lo despidió así: “Hoy lamentamos el asesinato de Salwan Momika, un valiente activista nacido en Irak que se opuso a la tiranía del Islam y se negó a que lo silenciaran. Fue asesinado en Suecia, acribillado en su apartamento mientras transmitía en vivo y ejecutado en nombre del Islam por atreverse a desafiar una doctrina que exige sumisión a través del miedo. Su sangre mancha ahora las manos de quienes buscan borrar la libertad de expresión mediante la violencia. Momika conocía la verdad y se atrevió a decirla. Sabía que el Islam no era sólo una religión sino un sistema político de control, y se negó a doblegarse ante él. Al quemar el Corán en público, envió el mensaje de que ninguna ideología está libre de críticas y ningún sistema de creencias es inmune al escrutinio. Su desafío se convirtió en un faro de resistencia para todos aquellos que se niegan a vivir con miedo. Para quienes odian la libertad, su voz era una amenaza. Para quienes la aprecian, sus acciones eran un grito de guerra. La lucha de Salwan Momika por la verdad fue incesante. Tras huir de Irak, pidió asilo en Suecia, creyendo que había llegado a una tierra donde reinaba la libertad de expresión. En cambio, se encontró con que Europa estaba cada vez más dispuesta a rendirse ante la intimidación islámica, donde los gobiernos se desvivían por apaciguar a quienes exigen censura y sumisión”.

El 16 de enero pasado Salwan Momika escribió en Twitter: “Hoy el juicio ha terminado y he debido enfrentar cargos por criticar el Islam. El fiscal le está pidiendo al tribunal que me extradite a Irak sólo porque critiqué el Islam y quemé el Corán”.  

Lo último que alcanzó a escribir, el 18 de enero, fue esto: “A mis queridos amigos, pueden ayudarme donando para cubrir los honorarios del abogado que me ayudará a conseguir asilo en América”.

 

Publicado en el diario La Calle el 2 de febrero de 2025.

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LEWIS MUMFORD

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 35 años de la muerte de Lewis Mumford. Nació en New York el 19 de octubre de 1895 y murió en Amenia el 26 de enero de 1990. Historiador, sociólogo, filósofo, urbanista, su vasta obra resiste todo intento de encasillarla en cualquier clasificación de especialidades académicas. Una de sus grandes obsesiones fue la ciudad y la civilización en su devenir histórico, desde una perspectiva humanista y progresista a la vez.  

Publicó numerosos libros, entre ellos Historia de la utopías, Técnica y civilización, La cultura de las ciudades, La ciudad en la historia, El mito de la máquina, La condición del hombre, y Perspectivas urbanas.

Ramón Alcoberro consideró que Lewis Mumford, “a partir de su estudio sobre el urbanismo comprendió que algo no acababa de funcionar en la promesa positivista de una sociedad tecnológica y feliz. Sin disponer de un título universitario, cosa que le permitía a la vez no sentirse esclavo de la compartimentación de saberes en claustros, Mumford fue el historiador de la tecnología cuya obra nos mostró, precisamente, por primera vez, cuáles eran las causas no atendidas de las crisis económicas y tecnológicas y otorgó a la ética, a las concepciones del mundo y a la tradición cultural el papel central que una explicación puramente progresista le había negado”. Este autor señala que “el lugar donde suceden las contradicciones sociales es la ciudad y, por eso mismo, Mumford dedicó algunos de sus mejores textos al estudio de la trama urbana y de la comunicación. De hecho, algunos estudiosos consideran que su auténtica aportación ha sido la dedicada al estudio de las transformaciones urbanas en la historia”.

Sobre una de sus obras más trascendentes, La ciudad en la historia, Arturo Almandoz Marte señaló que “emergió como clásico de un humanismo urbano, una suerte de suma integradora de disciplinas que estaban en proceso de diferenciación y profesionalización en las universidades, al promediar el siglo XX”.

Pero quizás recordar lo que el propio Mumford escribió sea más interesante que leer lo que sus críticos dijeron de su obra. Algunos de sus planteos siguen teniendo una notable vigencia y sirven no sólo para entender el pasado sino también para imaginar y construir un futuro mejor. En 1961, en La ciudad en la historia, escribió lo siguiente:

 “¿Qué es la ciudad? ¿Cómo se originó? ¿Qué procesos promueve, qué funciones desempeña, qué propósitos cumple? No hay definición única que se aplique a todas sus manifestaciones y una sola descripción no puede abarcar todas sus trasformaciones desde el núcleo social embrionario hasta las formas complejas de su madurez y la desintegración corporal de su senectud. Los orígenes de la ciudad son oscuros, gran parte de su pasado está enterrado o borrado de modo tal que resulta irrecuperable y es difícil apreciar sus perspectivas en el futuro. ¿Desaparecerá la ciudad o el planeta entero se convertirá en una vasta colmena humana? (lo que sería otro modo de desaparición). ¿Las necesidades y los deseos que han movido a los hombres a vivir en ciudades pueden recuperar, en un nivel aún más elevado, todo lo que Jerusalén, Atenas o Florencia otrora parecieron prometer? ¿Hay una opción viva a mitad de camino entre Necrópolis y Utopía, es decir, la posibilidad de edificar un tipo nuevo de ciudad que, liberada de contradicciones internas, positivamente enriquezca y promueva el desarrollo humano?”.

Finaliza con un párrafo que sigue teniendo tanta actualidad como cuando lo escribió hace 64 años: “Ahora sabemos, mejor que nunca, que las potencialidades ocultas de la vida van mucho más allá de la orgullosa álgebra de la ciencia contemporánea; y que sus promesas, en cuanto a las futuras transformaciones del hombre, son tan encantadoras como inagotables. Sin las perspectivas religiosas que alentó la ciudad, es dudoso que se hubiera desarrollado algo más que una pequeña parte de las capacidades del hambre para vivir y aprender. El hambre crece según la imagen de sus dioses y hasta la medida que ellos establecen. La mezcla de divinidad, poder y personalidad que determinó la existencia de la ciudad antigua debe ser reconsiderada en los términos de la ideología y la cultura de nuestra época, al verterlas en nuevas moldes cívicos, regionales y planetarios. A fin de desbaratar las fuerzas insensatas que hoy amenazan a la civilización desde dentro, es necesario que vayamos más allá de las iniciales frustraciones y negaciones que han perseguido a la ciudad a lo largo de su historia. De no ser así, los dioses estériles del poder, que no se dejan contener por los límites orgánicos o los objetivos humanos, volverán a hacer al hombre a su imagen sin rostro y pondrán fin a la historia humana.  La misión final de la ciudad consiste en promover la participación consciente del hombre en el proceso cósmico e histórico. A través de su estructura compleja y duradera, la ciudad acrecienta enormemente la capacidad del hombre para interpretar estos procesos y toma en ellos una parte activa, formativa, de modo que cada fase del drama que en ella se representa tenga, hasta el máximo grado posible, la iluminación de la conciencia, el sello del propósito, el color del amor. Esa exaltación de todas las dimensiones de la vida, a través de la comunión emotiva, la comunicación racional, el dominio técnico y, sobre todo, la representación dramática, ha sido la función suprema de la ciudad en la historia, y sigue siendo el principal motivo para que la ciudad continúe existiendo”.  

Si se busca “Lewis Mumford” en redes sociales se encontrarán muchísimas menciones a una de sus frases, escrita hace 70 años, que muestra lo poco que hemos aprendido de sus lecciones: “Añadir carriles a las autopistas para solucionar la congestión vehicular es como aflojar tu cinturón para curar la obesidad”.

 

Fuentes:

Alcoberro, Ramón. "INTRODUCCIÓN A LEWIS MUMFORD, CASI UNA HISTORIA O MÁS QUE UNA HISTORIA." n.d. https://web.archive.org/web/20130509144607/http://www.alcoberro.info/planes/mumford01.html.

Almandoz Marte, Arturo. "Humanismo urbano de Lewis Mumford." Prodavinci. mayo 15, 2024. https://prodavinci.com/humanismo-urbano-de-lewis-mumford/.

Mumford, Lewis. La ciudad en la historia: sus orígenes, transformaciones y perspectivas. Buenos Aires: Infinito, 1979.

 

Publicado en el diario La Calle el 26 de enero de 2025.

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