lunes, 14 de octubre de 2024

7 DE OCTUBRE

José Antonio Artusi

Hace un año vimos con estupor y angustia cómo se producía el mayor atentado contra el pueblo judío después del Holocausto. Miles de personas inocentes, entre ellos bebés, fueron masacradas, vejadas, torturadas y secuestradas; y las imágenes de las víctimas y la barbarie de la que fueron objeto quedaron registradas por los propios victimarios, la organización terrorista Hamas. A diferencia de los nazis, que documentaban sus crímenes más horrendos pero que no los exhibían con tanto desparpajo, las atrocidades del 7 de octubre fueron mostradas al mundo y fueron hasta reivindicadas con orgullo y siniestra algarabía por sus autores materiales e intelectuales, quienes incluso llegaron a asegurar que sólo se trataba de un macabro comienzo.

Al dolor y desconcierto inicial por la masacre y al temor por la suerte de los secuestrados sobrevino otro dolor; el de constatar que las víctimas, en vez de suscitar la solidaridad incondicional, la empatía y el acompañamiento unánime de todo el mundo civilizado, recibían la indiferencia y hasta la negación de su condición de víctima por parte de muchos, sobre todo en Occidente. Y los crímenes de Hamas, en vez de ser condenados de manera absoluta, eran relativizados o hasta directamente alabados y justificados en nombre de supuestas causas de liberación y de consignas absurdas y delirantes. Al dolor del 7 de octubre por lo que pasó ese día y los días que siguieron, hasta el día de hoy, se le sumó el espanto de constar el surgimiento de una ominosa ola de antisemitismo, a menudo disfrazada de antisionismo. La defensa del derecho de autodeterminación del pueblo de Israel y de tener su propio Estado en su propio territorio, reconocido por la comunidad internacional y sin amenazas existenciales de enemigos que procuran lisa y llanamente su destrucción, es presentado como una oscura y tenebrosa conspiración contaminada de los antiguos prejuicios y mitos antisemitas, a los que ahora se le agregan nuevos. De la mano de esa tergiversación el término “sionista” aparece por lo tanto automáticamente cargado de una connotación negativa y se transforma en un insulto y en una acusación. Quienes advertimos que la falacia y la mentira son evidentes tenemos la obligación de exponerlas y decir que reconocemos la legitimidad del Estado de Israel y proclamamos su derecho a defenderse.

Reivindicar la causa del Estado de Israel, única democracia liberal de Medio Oriente, no significa justificar ni pasar por alto los errores o las acciones impropias de sus gobernantes. Por el contrario, la sociedad civil israelí es la única de la región que puede darse el lujo, propio de las democracias republicanas, de manifestarse públicamente para criticar determinadas decisiones de su gobierno. Los ciudadanos de países enemigos de Israel, si se atreven a hacer lo mismo se ven automáticamente expuestos a las represalias de regímenes autoritarios y absolutistas, con consecuencias que van desde la cárcel al destierro, y que en muchos casos determinan directamente la muerte.

Tras la barbarie del 7 de octubre siguieron las agresiones de otros brazos armados del régimen iraní, una teocracia que sojuzga a su propio pueblo y reprime ferozmente las disidencias, en particular a las mujeres que luchan por ejercer derechos básicos que increíblemente aparecen vulnerados y cuestionados en pleno siglo XXI. Y siguió también, obviamente, una guerra en múltiples frentes, que como toda guerra es cruel y dolorosa.

No puede dejar de enfatizarse que Israel respondió a la agresión del 7 de octubre en primer lugar para tratar de rescatar con vida a las personas secuestradas y para lograr que nunca más, esta vez sí, nunca más, tengamos que soportar una tragedia similar. Ante la guerra, no podemos repetir ingenuamente las consignas buenistas de los que pretenden hacernos creer en la teoría de los dos demonios y lanzan llamados “políticamente correctos” pero falaces, que terminan siendo funcionales a la causa de organizaciones terroristas que reivindican abiertamente la barbarie del 7 de octubre y exhiben con absoluta franqueza su propósito de borrar al Estado de Israel del mapa.

El pueblo palestino y el pueblo libanés también son víctimas de Hamas y Hezbollah, y junto a otros pueblos sometidos merecen ser liberados del yugo opresor de regímenes fundamentalistas y retrógrados que desprecian profundamente los valores de la libertad y los derechos humanos.

Es imprescindible advertir y diferenciar las actitudes de quienes se enfrentan en este conflicto. Quienes atacaron a Israel procuraron deliberadamente masacrar civiles inocentes y toman a su propia población civil como escudo humano. Las fuerzas de defensa de Israel buscan por todos los medios posibles minimizar las muertes de no combatientes y defender a toda costa a su población. Se trata de dos actitudes diametralmente opuestas ante la vida y la muerte, que de ninguna manera pueden ponerse en un pie de igualdad y compararse como si fueran actitudes semejantes.

El año pasado, a propósito del 81º aniversario del estreno de la película “Casablanca” escribí algo que me parece pertinente recordar hoy:

“Hay muchos silencios ensordecedores en estas horas oscuras. Quizás los que serán recordados como la mayor infamia son los de organizaciones que nacieron como supuestas abanderadas del feminismo y la defensa de los derechos humanos. El “ni una menos” y tantas otras consignas parece que no son válidas si las víctimas son mujeres judías…

Hoy está claro de qué lado están la libertad, la igualdad y la democracia y de qué lado la opresión y la teocracia fundamentalista.

Como en Casablanca, como en 1942, no es tan difícil saber de qué lado hay que estar.”

Y poco después del 7 de octubre dije que “el pueblo y el Estado de Israel merecen el apoyo y la solidaridad de todos los demócratas del mundo. No están solos. Pero en la guerra que se está librando en estos momentos, sí, están solos…

Israel prevalecerá. Y le deberemos eterna gratitud y reconocimiento por ello”.

Hoy es un día de tristeza, de dolor y de ejercicio de la memoria. Pero también debe ser un día de reflexión, de compromiso, y de esperanza.

 

Texto pronunciado por el autor en el acto de la Asociación Israelita de Villaguay el 7 de octubre de 2024. 

 

Publicado en el diario La Calle el día 13 de octubre de 2024. -

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jueves, 10 de octubre de 2024

ALBERTO CAROSINI

Por José Antonio Artusi

Se cumplen hoy 158 años del nacimiento de Bartolomé Herminio Alberto Carosini Lefebre. Nació en Concepción del Uruguay el 6 de octubre de 1866, por entonces Capital de la Provincia de Entre Ríos, y murió en su ciudad natal el 18 de mayo de 1942.

Alberto Carosini - tal como se lo conoció mayormente - al igual que su hermano mayor, Agustín Antonio, tuvo una extensa actuación en el radicalismo uruguayense, del que fue uno de sus fundadores.

Tras egresar como bachiller del Colegio del Uruguay se desempeñó como empleado bancario, primero en Villaguay y más tarde en Concepción del Uruguay. Comerciante, rematador, procurador, periodista, fue uno de los creadores del periódico El Radical, que comenzó a publicarse a partir del 1º de agosto de 1891, a pocos días de crearse la Unión Cívica Radical como partido nacional bajo el liderazgo de Leandro Alem. El medio se imprimía en la imprenta Gutenberg, de propiedad de Carosini. Fue más tarde corresponsal del diario La Nación. 

Fueron numerosas las responsabilidades que ejerció Carosini en la conducción de la UCR: delegado al Comité Nacional, presidente del Comité Departamental, presidente del Comité Provincial, etc. 

En 1886 integró una Comisión de Higiene, creada para enfrentar la epidemia de cólera que afectó a la ciudad. En las elecciones del 2 de diciembre de 1900 compitió como candidato a la presidencia municipal en representación de diversos “clubes” políticos, dada la abstención que había decretado el radicalismo. Como dato anecdótico curioso, una de esas agrupaciones se denominaba “La Chusma Honrada”. Se impuso en esa oportunidad Wenceslao Gadea.

En las elecciones del 6 de diciembre de 1903 Carosini fue electo para ocupar una banca en el Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay. Fue reelecto en 1905 y 1907. Recordemos que en ese momento el mandato de los concejales duraba dos años. Durante la gestión de Vicente Corvalán, en 1906, se desempeñó de manera interina al frente del Departamento Ejecutivo Municipal. 

Entre 1913 y 1917 Alberto Carosini fue el senador por el departamento Uruguay, siendo el primero proveniente de la UCR, tras el levantamiento de la abstención del radicalismo con posterioridad a la sanción de la Ley Sáenz Peña a nivel nacional.  En 1918 integró el Colegio Electoral que consagró a Celestino Marcó como gobernador y a Emilio Mihura como vicegobernador. También tuvo a su cargo la Jefatura de Policía del Departamento Uruguay.  

Fue diputado nacional entre 1919 y 1924. El 16 de marzo de 1919 fue electo en un comicio especial para sustituir a Celestino Marcó, quien renunció el 23 de septiembre de 1918 tras haber sido electo gobernador de la Provincia de Entre Ríos. En la elección del 22 de abril de 1922 la provincia de Entre Ríos renovó 8 bancas. La UCR obtuvo el 49,71% de los votos frente al 46,69% de la coalición conservadora Concentración Popular. Por imperio del sistema electoral imperante a la UCR le correspondieron seis bancas, entre ellas la de Carosini, y a la Concentración Popular dos. Fue designado en dos oportunidades (1922 y 1923) como vicepresidente primero de la Cámara, lo que nos da una idea de la relevancia y representatividad política que tenía en ese momento. De su labor legislativa podemos destacar las gestiones para la construcción del Hospital de Zona “Justo José de Urquiza”, para la instalación de la planta de combustibles de YPF y la ampliación y mejora del puerto de Concepción del Uruguay.       

En el cisma radical de la década del 20 optó por el sector yrigoyenista. Además del componente nacional y provincial el duro enfrentamiento entre antipersonalistas e yrigoyenistas tuvo también condimentos locales. En 1924 el gobernador Ramón Mihura (antipersonalista) procedió a designar a Demetrio Echezárraga como presidente municipal con carácter interino tras la renuncia de Juan Carlos González por razones de salud. La decisión del Poder Ejecutivo Provincial desencadenó un duro conflicto con el Concejo Deliberante, que intentó resistir la medida. La respuesta fue contundente, un decreto por el que se declaraba “en acefalía total” el legislativo municipal. Desde fines de 1924 los concejales se venían negando a tomar el juramento de práctica al Escribano Echezárraga, pero constituida la Comisión Municipal designada por el gobierno provincial – una suerte de intervención del concejo deliberante – el designado prestó juramento y tomó posesión de su cargo el 28 de enero de 1925. Alberto Carosini se dirigió al gobernador Mihura reprochándole tal actitud en duros términos: “Por resolución de su gobierno acaba de ser asaltada la Municipalidad, colocando al frente a un ciudadano del más refinado régimen y desalojados radicales elegidos por el partido que lo llevó al poder. Durante el régimen jamás presenciamos esta vergüenza”. La reforma constitucional de 1933, con la incorporación de la elección directa de los presidentes municipales, terminó con esa usina de conflictos que constituía la designación indirecta por parte del Poder Ejecutivo Provincial, y contribuyó a legitimar a los gobiernos locales.          

Carosini fue uno de los que no aceptó la reunificación de la UCR una década más tarde. Es así que en la elección del 17 de marzo de 1935, en la que el radicalismo unificado consagró presidente municipal a Justo Germán Ravenna, integró una lista de concejales de la UCR yrigoyenista que se ubicó en tercer lugar, con 698 votos, detrás de la UCR con 2.261 y el Partido Demócrata Nacional con 1.015. Alberto Carosini y Delio Panizza fueron electos en esa oportunidad junto a siete concejales de la UCR y tres del del PDN. Evidentemente la representatividad política que Carosini supo ostentar en otros momentos, a sus sesenta y nueve años ya no era la misma de otras épocas.  

Alberto Carosini participó activamente en diversas instituciones de la sociedad civil de Concepción del Uruguay, entre ellas la Asociación Educacionista “La Fraternidad”, el Consejo Escolar, la Asociación Patriótica, la Biblioteca Popular “El Porvenir”, el Jockey Club, etc. En su sepelio lo despidieron Delio Panizza y Luis María Rodríguez. Una calle de Concepción del Uruguay recuerda su nombre.

 

Fuentes:

Argachá, Celomar José; Origen y fundación de la Unión Cívica Radical en Entre Ríos, Editorial La Causa, 1998. 

Centro Cultural “Justo José de Urquiza; Apuntes Uruguayenses, Año I, nº1, Editorial Dunken, Buenos Aires, 2019.

Municipalidad de Concepción del Uruguay; Intendentes Uruguayenses, Espacio Editorial UCU, Concepción del Uruguay, 2023.

Pereira, Enrique; Mil nombres del radicalismo entrerriano, UNL, Santa Fe, 1992     

 

Publicado en el diario La Calle el día 6 de octubre de 2024. -

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lunes, 30 de septiembre de 2024

BERNARDINO HORNE

Por José Antonio Artusi

Bernardino Cesáreo Horne Magnin nació en Colón, Entre Ríos, el 1º de noviembre de 1900 y murió en 1965. Descendiente de inmigrantes suizo franceses afincados en la Colonia San José, cursó estudios secundarios en el Colegio del Uruguay y posteriormente se trasladó a Buenos Aires, donde obtuvo el título de abogado. Luego se radicó en Concordia. Identificado con el radicalismo, fue electo en dos oportunidades concejal en esa ciudad (1928 y 1931), llegando a presidir su concejo deliberante. En 1931 el gobernador Luis Lorenzo Etchevehere lo designó ministro de Hacienda, Justicia e Instrucción Pública, responsabilidad que ejerció hasta 1935 y desde la que desplegó una incansable labor dirigida a promover el desarrollo de la provincia de Entre Ríos, con especial énfasis en la transformación agraria.

Ejerció diversos roles en la conducción de la UCR: presidente de la Juventud Radical de Entre Ríos, delegado al Comité y a la Convención Nacional, etc. En el cisma radical de la década del 20 optó por el sector antipersonalista, retornando al radicalismo unificado en 1935. Y en la escisión de 1958 tomó partido por la UCR Intransigente liderada por Arturo Frondizi.  

En “Calles que faltan: Luis Lorenzo Etchevehere”, publicado en esta hoja el 12 de diciembre de 2021, sostuve que “muchas de las ideas y acciones de gobierno de Etchevehere y sus ministros entre 1931 y 1935 - entre los que sobresale Bernardino Horne – adquieren hoy renovada vigencia”. Y resalté entre los logros de aquella gestión ejemplar, entre otros, la “creación del Departamento Agrícola Ganadero, constitución de la Federación Entrerriana de Cooperativas, creación del Banco de Entre Ríos (que luego otros privatizaron y extranjerizaron), ley de transformación y colonización agraria, la ley de Solidaridad Social destinada a proveer a los colonos de semillas, creación y fomento de bibliotecas populares, etc.”. Pero sobre todo enfaticé que “merece destacarse la poco conocida Ley 3006/34, de “contribución directa con impuesto progresivo a la tierra libre de mejoras y catastro de inmuebles”, en sintonía con otras iniciativas similares en diversos puntos del país que se hacían eco de las ideas progresistas del economista norteamericano Henry George. De haber continuado esta norma en el tiempo habría significado un notable impulso a la producción y el trabajo, democratizando el acceso al suelo y evitando prácticas especulativas”. Podríamos agregar la ley 2933 de exoneración de impuestos por cinco años a las viviendas construidas a través del Banco Hipotecario Nacional, de exención impositiva para los primeros establecimientos de cada industria, etc.        

En un artículo publicado en 1938 en la revista Hechos e Ideas, titulado “Urquiza colonizador”, Bernardino Horne se refirió a la ley agraria de Entre Ríos de 1934, y sostuvo que “fue inspirada, en sus bases generales, en la organización dada a la Colonia San José, fundada en el año 1857, si bien se han tenido en cuenta las exigencias técnicas y económicas de la colonización moderna”. 

Bernardino Horne fue electo diputado nacional por Entre Ríos en 1936 y 1942. No pudo concluir su segundo mandato por la asonada golpista del 4 de junio de 1943.  Fue uno de los firmantes de la célebre “Declaración de Avellaneda”, documento político del Movimiento de Intransigencia y Renovación de la UCR, junto a figuras de la talla de Arturo Frondizi, Moisés Lebensohn, Ricardo Balbín y Crisólogo Larralde. Dada su experiencia y formación en política agropecuaria es muy probable que él mismo haya contribuido con su pluma en la redacción de los párrafos que se refieren a esa cuestión. He dicho, a propósito de esa declaración, que “acusada a menudo de socializante, reivindicada por algunos entonces y ahora, y a la vez criticada por propios y extraños en diversos momentos históricos, podría especularse que una adecuada interpretación de tan relevante documento es aún una asignatura pendiente”. Un fragmento de la “Declaración de Avellaneda” propicia que “la tierra será para los que la trabajen, individual o cooperativamente, es decir, dejará de ser un medio de renta y especulación para transformarse en un instrumento de trabajo y de beneficio nacional y la producción agraria será defendida de la acción de los monopolios y de los acaparadores”. Sostuve al respecto que “es este párrafo seguramente uno de los que dio lugar a mayor cantidad de malentendidos. No se trata de una reforma agraria colectivizante lo que se propone, sino todo lo contrario, de poner la tierra al alcance de quienes quieran trabajarla en condiciones de libre competencia, de ahí la necesidad de la lucha contra los monopolios. Y la forma de lograrlo está estipulada a continuación en otro párrafo, cuando se propone una “reforma financiera que libere al trabajo de las gabelas que lo agobian y haga recaer el impuesto en forma progresiva sobre las rentas no ganadas con la labor personal restituyendo a las provincias las atribuciones económicas y financieras que le corresponden dentro de nuestro sistema federal de gobierno”. Cuando se habla de las “rentas no ganadas” es imposible no escuchar el eco de las ideas de economistas liberales clásicos como Adam Smith o John Stuart Mill, que abogaban por gravar las rentas del suelo, por diversas razones de eficiencia y equidad, y que llevaron luego a un insospechado de comunismo como Milton Friedman a aseverar que la vieja idea de Henry George, el impuesto a la tierra libre de mejoras, era el menos malo de los impuestos” (En “La Declaración de Avellaneda y la intangibilidad de las libertades”, publicado en La Calle el 7 de Abril de 2024.)

Bernardino Horne fue designado por el presidente Arturo Frondizi en 1958 como secretario de Agricultura y Ganadería, cargo que ejerció hasta el año siguiente. Posteriormente se desempeñó al frente del Banco de Entre Ríos, entidad que lo había tenido como uno de sus creadores, durante la gobernación de Raúl Uranga, hasta 1962. 

Decidido impulsor del cooperativismo, autor de numerosos artículos y libros sobre política agropecuaria, tras su muerte sus restos fueron trasladados en 2001 al cementerio de su ciudad natal, donde se lo recuerda como el “Centinela del Agro Argentino”.

 

Publicado en el diario La Calle el 29 de septiembre de 2024. -

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martes, 24 de septiembre de 2024

UN AÑO SIN ALDO NERI

Por José Antonio Artusi

Se cumplió ayer un año de la muerte de Aldo Neri. El 1º de octubre de 2023 lo despedí en esta hoja - tras una breve semblanza de su vida y de su obra - diciendo que “fue un adelantado a su tiempo. Veía más lejos y mejor, con más claridad y lucidez que la media de los dirigentes políticos argentinos. Supo aplicar como pocos el consejo de Carlos Matus, el gran teórico chileno de la planificación estratégica: “tecnificar la política y politizar la técnica”. Era un profundo conocedor de las implicancias teóricas de las políticas de salud pública y de las políticas sociales en general y a la vez era un político consciente de las limitaciones que a veces impone la realidad, que hay que ir destrabando con paciencia, conocimiento, y voluntad política”. Y sostuve en ese momento que “el mejor homenaje a su memoria será trabajar denodadamente para hacer realidad sus ideas. Por eso el primer paso es conocerlas”.

Vayamos pues, a refrescar sus ideas. En 1982 Aldo Neri publicó un libro titulado “Salud y política social”. En esa obra aborda entre otros temas la cuestión de la política universitaria, y en una parte del capítulo sobre el papel de la universidad se refiere a la necesidad de “la nueva reforma”. Son conceptos que parecen especialmente interesantes (y vigentes) para quienes nos reconocemos como reformistas, a más de 40 años de la recuperación de las instituciones de la democracia.

Recordemos que Aldo Neri escribió esto en 1982, y reflexionemos acerca de si podemos o no decirlo hoy sin quedar desactualizados: “Para remontar la caída actual, los principios fundamentales que dieron sentido histórico a la reforma del 18 siguen constituyendo referencia irremplazable. La libertad académica con su consecuencia educativa sobre el espíritu crítico, la quiebra de todo elitismo social y económico, la participación de los distintos sectores interesados directamente en la vida universitaria, valen tanto hoy como hace sesenta años en su condición de ideas fuerza. Sólo que el riesgo de las grandes ideas es la rigidez a las que las condena, a veces, el manejo rutinario de su doctrina, así como la falta de actualización en los modos de implementarla. Es la distancia que va de la idea fecunda al slogan simplista”. Hasta acá, supongo que a nadie le hará demasiado ruido, al menos dentro del campo reformista. Pero sigamos: “Algo de eso es lo que ha venido aconteciendo con el tema de la autonomía universitaria, por ejemplo. Una cosa es la condición necesaria de libertad intelectual, elección de sus propias autoridades y personal docente y no docente, manejo flexible del presupuesto, y programación independiente de los currícula, líneas de investigación y actividades de servicio; y otra cosa muy distinta es que ello suceda en una isla soberana, no insertada en una planificación nacional que acote tales desarrollos a las necesidades y posibilidades sociales… Un progresismo desactualizado deviene en una variedad nueva del conservadurismo, y esto es lo acontecido con parte del pensamiento reformista de las últimas décadas. Muchos no se animan a cambiar porque hacerlo pone en riesgo de resultar impopular, y es más fácil quedarse en las propuestas que sólo espantan a los más reaccionarios, adversarios en todo caso inmodificables de cualquier progreso viejo o nuevo. En la resolución madura de este dilema se encierra uno de los desafíos fundamentales que nos impone el problema universitario argentino”. Es obvio que entre 1982 y 2024 pasaron muchas cosas, y este debate se da hoy en el contexto de un gobierno nacional que claramente no es reformista, y que parece tener a la universidad pública como uno de los exponentes de la decadencia argentina. Quizás precisamente por eso haga más falta que nunca “una nueva reforma”, que con autocrítica y espíritu innovador – como el que tuvieron los jóvenes estudiantes de 1918 – nos acerque a las ideas fecundas y nos aleje de los slogans inconducentes o de las justificaciones de lo indefendible que terminan siendo funcionales a los planteos de los sectores más reaccionarios.  

Sigamos con algunas ideas tomadas de otro libro, “La cuestión social, un desafío a la política”, de 2014. Por razones de espacio me limito a seleccionar dos propuestas, que involucran cuestiones candentes que esperan soluciones adecuadas, la legislación laboral y la reforma de la seguridad social. Sobre la primera nos dice Aldo Neri “hay que liberarse del temor a ser estigmatizado como neoliberal y encarar algunas reformas necesarias en la legislación laboral. Ni desregulaciones que regresen al atropello de los derechos del trabajo ni corsés legales asfixiantes, principalmente para las pequeñas y medianas empresas… Flexibilizar no es necesariamente mala palabra, depende de los objetivos que la inspiran y los campos y modos de implementación. Un cierto grado de flexibilización puede ser también más redistributivo y más eficiente. Si no, lo impone brutalmente el mercado, en detrimento de los más débiles”. Y sobre la segunda nos señala que “un avance importante en la cadena será la incorporación progresiva de un ingreso básico de ciudadanía, cuyo fundamental primer paso implica una reforma sustancial de la seguridad social, universalizando un ingreso al niño y a los mayores en edad jubilatoria, igualitario e independiente de la condición laboral de las personas; así como un tratamiento de la desocupación que integre subsidio, capacitación y trabajo, permitiendo achicar paulatinamente los programas de asistencia social focalizados, que generan dependencia, clientelismo y discriminación.”

Estos puntos están incluidos, junto a otros (reforma tributaria, rediseño del sistema de coparticipación federal, obras públicas, seguro de salud, reforma educativa, etc.), en una sección denominada sugestivamente “Para un borrador de futuro”. Necesitamos imperiosamente un debate político más elevado, más maduro, menos infantil, para ir construyendo acuerdos en torno al diseño de ese “borrador de futuro” que permita construir un país mejor, una sociedad más democrática y más próspera, en la que todos podamos ejercer efectivamente la libertad, en condiciones de igualdad y fraternidad. Las ideas de Aldo Neri siguen siendo un insumo valiosísimo para alimentar ese debate impostergable.  

 

Publicado en el diario La Calle el día 22 de septiembre de 2024. -

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jueves, 19 de septiembre de 2024

DELIO PANIZZA

Por José Antonio Artusi

El año que viene se cumplirán sesenta años de la muerte de Delio Panizza. Quizás sea una buena oportunidad para homenajearlo, para rescatarlo un poco del olvido, y para valorar las diversas facetas de su personalidad: poeta, historiador, investigador, coleccionista, político.  

Delio Panizza nació en Rosario del Tala el 26 de enero de 1893 y murió en Concepción del Uruguay el 7 de agosto de 1965. Tras cursar la escuela primaria en su ciudad natal concurrió al Colegio del Uruguay, del que egresó como bachiller. Posteriormente se trasladó a Buenos Aires, donde se graduó como escribano en la Facultad de Derecho de la UBA obteniendo la medalla de oro de su promoción en 1915. Más tarde se recibió de abogado en 1918 y de doctor en jurisprudencia en 1919, con una tesis doctoral referida la municipalización de los servicios públicos.

Tras unos pocos años viviendo en Gualeguay se radicó en Concepción del Uruguay, donde formó su familia y desarrolló su carrera profesional, política y literaria. En 1926 adquirió la vieja casona en la que hoy funciona el museo municipal que lleva su nombre, en la que fue atesorando un riquísimo patrimonio artístico, histórico y documental, y en la que vivió hasta su muerte. La casa fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1975.     

En 1923 publicó su primer libro “Cardos en flor”, y en 1965, a modo de homenaje de su esposa e hijos interpretando su deseo, se publicó su obra póstuma “Versos del mar”, que su autor había dedicado “a cada uno de los amigos en prenda de amistad y gratitud”. La pluma de Delio Panizza también nos dejó obras como “De Tierra Adentro”, “Ramírez”, “Poemita de Estío”, “Letanías de Ausencia”, “Guitarras y Lanzas”, “La luna Nueva”, “Dianas Heroicas”, “Mi homenaje” (al Colegio Nacional del Uruguay “Justo José de Urquiza” en su centenario), “Artigas”, “Canto de la Liberación”, entre otras; así como poemas publicados en diversos periódicos.

Atesoro en mi biblioteca, heredados de mi abuelo, algunos de sus libros, pero me temo que comprarlos hoy no debe ser tarea fácil. El sexagésimo aniversario de su muerte, por ese fetichismo de los números redondos, podría ser una buena ocasión para que alguna editorial se entusiasme con la idea de publicar sus obras completas. Debe destacarse que la Editorial de Entre Ríos publicó en 2022 “Ramírez”, en el marco de las conmemoraciones por los 200 años de la trágica muerte del Supremo Entrerriano, en 1821.

Aún así, si su obra literaria es más o menos recordada, su labor como dirigente político y hombre público aparece bastante más relegada y desconocida. Tarea para futuros investigadores, quizás.

Delio Panizza mantuvo un compromiso indeclinable con el radicalismo yrigoyenista. Uno de los tantos testimonios de esa identidad política lo constituye un poema de su autoría que publicó el diario Los Principios el 6 de Julio de 1933, en homenaje a Hipólito Yrigoyen a 3 días de su muerte, en el que culmina diciendo: “Y allá su nombre va, como una flecha, a clavarse magnífica y derecha, en el bronce de la Inmortalidad”.

En 1931 fue electo concejal, cargo que ocupó nuevamente entre 1935 y 1939, durante la gestión como presidente municipal de Justo Ravenna. En esa ocasión integró, junto a Alberto Carosini, un bloque del “radicalismo yrigoyenista”, escindido en ese momento de la mayoría oficialista del “radicalismo unificado”. Como concejal impulsó diversas iniciativas, entre ellas una tendiente a dotar a la ciudad de un parque nacional en la zona de la Salamanca, que se habría llamado “3 de febrero”, y que obviamente no se concretó. Un proyecto de su autoría que sí prosperó fue la erección del monumento que recuerda el nacimiento de Justo José de Urquiza, ubicado en la intersección del arroyo que hoy lleva su nombre con el viejo camino a Colón. En ocasión de su inauguración en 1937 Delio Panizza brindó un discurso y recitó su poema “El talar”.

Ciudadano solidario y consustanciado con su comunidad, también colaboró en instituciones que llegó a presidir, tales como la Biblioteca Popular “El Porvenir”, el Centro Comercial y la Universidad Popular. En 1928 integró la Asociación “Cultura”, que tuvo a su cargo la realización de un censo municipal.       

Su obra poética le sirvió tanto para cantar a su tierra y para exaltar las tradiciones populares como para manifestar su credo político, exteriorizar sus convicciones más profundas y para hacer una interpretación de nuestro pasado histórico. Buscó denodadamente unir y hermanar las costas del río Uruguay. No vio contradicción alguna en la reivindicación simultánea de Artigas, Ramírez y Urquiza, como próceres a los que no despojaba de su condición humana.    

Le tocó actuar en épocas de fraude y de autoritarismo y su poesía se torna a veces un instrumento proselitista. En el prólogo a “Los mismos”, de Pablo Schvartzman, dice que “no vivimos en horas de cantar a las mariposas o a las ninfas. Hay que seguir el consejo de Fierro: cantar opinando y en cosas de fundamento”.  

Tras su muerte, desde el otro lado del río Anibal Sampayo le dedicó una hermosísima milonga, titulada “Señor de Montiel”, en la que lo despidió diciendo: “lo llora Entre Ríos, al amanecer; y aquí en la otra banda lo lloran también. Poeta montonero, Señor de Montiel; se quedó en su pluma sangrando un laurel… En décimas suyas vibra el Uruguay, los hijos de Artigas no lo olvidarán”.      

Seguramente algunos se sorprenderán del término “poeta montonero” con el que lo describe su amigo sanducero. Cabe puntualizar que la palabra “montonero” no tenía en 1965 la connotación política que tiene hoy. No deja de ser una divertida ironía del destino que reciba esa caracterización alguien como Don Delio, el autor de un libro que los actuales “montoneros” no vacilarían en calificar como escandalosamente “gorila”. Me refiero a “Canto de la liberación”, publicado en 1955, tras la caída del gobierno de Perón, al que condena en esa obra en los más duros términos.

Delio Panizza pidió ser enterrado de pie, como había vivido.    

 

Publicado en el diario La Calle el 15 de septiembre de 2024.-

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jueves, 12 de septiembre de 2024

ES LA HORA DE LA REFORMA POLÍTICA EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS

Por José Antonio Artusi

El 17 de marzo de 2010 el diputado provincial Marcelo López presentó un proyecto de ley de reforma del régimen electoral y del sistema de partidos políticos, que contó con el acompañamiento de quienes integrábamos entonces el bloque de la Unión Cívica Radical. Esa iniciativa fue la primera en la que se propuso el sistema de Boleta Única de Papel, en sustitución del mecanismo de boletas partidarias que hemos venido utilizando ahora.

Además de esa innovación ese proyecto pretendía introducir mejoras en el funcionamiento del Tribunal Electoral y de los partidos políticos, procurando fortalecer su rol, en línea con lo dispuesto en el artículo 29 de la Constitución provincial reformada en 2008 que, entre otras disposiciones establece que “todos los ciudadanos tienen el derecho de asociarse libremente en partidos políticos. Se reconoce y garantiza la existencia de aquellos en cuya organización y funcionamiento se observen: la democracia interna, la adecuada y proporcional representación de las minorías y demás principios constitucionales. Son instituciones fundamentales del sistema democrático, concurren a la formación y expresión de la voluntad política del pueblo, son instrumentos de participación ciudadana, formulación de la política e integración del gobierno. Sólo a ellas compete postular candidatos para cargos públicos electivos”. Por otro lado, se proponía fijar la fecha de las elecciones generales el último domingo del mes de septiembre del año en que deban renovarse las autoridades. En materia de regulación de los partidos ese proyecto pionero proponía crear el fondo partidario permanente previsto en el texto constitucional. Esa iniciativa no prosperó y fue archivada en 2015 pero constituye un antecedente valioso que contribuyó a alimentar un debate imprescindible sobre la necesidad de introducir reformas que perfeccionen los procedimientos para manifestar la voluntad popular.

En el siguiente período el diputado Agustín Federik presentó un proyecto similar, que tampoco tuvo tratamiento legislativo y pasó al archivo en 2016. El 24 de agosto de 2018 presenté otro proyecto de ley de reforma política, pero centrado en este caso en el régimen de los partidos. Tampoco en esta ocasión se pudo avanzar y la iniciativa fue archivada en 2023. En ese mismo período acompañé un proyecto de la diputada Gabriela Lena, dirigido a una reforma electoral. En esa iniciativa se insistía con el sistema de boleta única de papel y se proponían límites a la reelección de los legisladores provinciales. Como los anteriores, este proyecto pasó al archivo. También en 2018 el gobernador Bordet envió un proyecto a la Legislatura, en el que proponía una reforma electoral, y que tampoco logró convertirse en ley, a pesar de contar el oficialismo con mayoría en ambas cámaras.

Es así como llegamos a 2024. El pasado día 28 de agosto ingresó en la Cámara de Diputados un proyecto enviado por el gobernador Rogelio Frigerio.  En el mensaje se sostiene que “la actual ley electoral ha tenido vigencia durante los últimos noventa años de la historia de nuestra provincia. A través de la Ley N° 2.988 del año 1934, se sentaron los principios generales relativos a los procesos electorales para elegir autoridades provinciales y locales, garantizando el marco legal de acceso a la competencia en la provincia. Esta normativa se modificó en diversos aspectos, comprendiendo sus cambios más recientes la introducción de primarias abiertas y simultáneas y su reemplazo por las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias”. También se asevera que se “busca mejorar el proceso electoral en la provincia de Entre Ríos de manera integral, brindándole coherencia desde lo normativo para transformarlo en un sistema con mayor transparencia, con reglas claras para las agrupaciones políticas que participan y para la ciudadanía para motivar su participación. Uno de los aspectos centrales del proyecto que se eleva para su tratamiento refiere a la modificación del instrumento de votación, a través de la incorporación de la Boleta Única Papel (BUP), en reemplazo de la tradicional boleta partidaria”. A su vez se enfatiza que “esta forma de emisión del sufragio no es una novedad, la mayor parte de las democracias del mundo eligen a sus representantes de esta forma. Sin embargo, para la provincia representa la oportunidad de generar una experiencia innovadora, como la que han desarrollado Santa Fe y Córdoba, hermanas provincias de la Región Centro y que, en 2023, implementó también Mendoza”.

Con respecto al cronograma electoral se “busca dar certezas respecto de las fechas de realización de las elecciones. La provincia de Entre Ríos reconoce la facultad al Poder Ejecutivo, o en su defecto, a la Asamblea Legislativa, de convocar a elecciones, pudiendo ser estas concurrentes o desdobladas de los comicios nacionales. En este sentido, para los casos en que las elecciones se realicen de manera separada y, a los fines organizativos de las agrupaciones políticas y de la logística electoral por parte de las autoridades judiciales electorales, se propone una fecha cierta para la celebración de los mismos. Así también se evitan discrecionalidades y se le da certidumbre al proceso electoral”. La fecha cierta, en este caso, es el primer domingo de mayo para las PASO y el cuarto domingo de junio para las generales. 

Con respecto a los procedimientos para la selección de candidatos “se sostienen las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), consideradas como un instrumento de selección de candidaturas y como ordenador democrático de la competencia interna”.

En línea con lo dispuesto en el Artículo 29° de la Constitución provincial se establece la creación del “Fondo para el Financiamiento de Campañas Electorales”, se procura regular el financiamiento privado de las campañas y establecer las condiciones para la rendición de cuentas. Por otro lado, se limita la publicidad oficial, prohibiendo la inclusión de cualquier tipo de elemento que promueva la captación del sufragio. También se restringe la realización de actos inaugurales, el lanzamiento de nuevas líneas de acción, la realización de actos de gobierno o publicidad oficial, etc.  

Estamos ante una oportunidad histórica para mejorar nuestras prácticas democráticas. Sepamos aprovecharla adecuadamente. -


Publicado en el diario La Calle el día 8 de septiembre de 2024.-  

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domingo, 1 de septiembre de 2024

A 85 AÑOS DEL INICIO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL LA CONDENA A LA BARBARIE NAZI SIGUE SIENDO NECESARIA

Por José Antonio Artusi

El 1º de septiembre de 1939 las fuerzas armadas de la Alemania nazi invadieron Polonia, dando de esa manera inicio a un conflicto bélico que sería conocido como la Segunda Guerra Mundial; trágica página histórica del siglo XX en la que se desarrollaría el Holocausto, el mayor intento de genocidio del pueblo judío, que determinó que millones de personas inocentes fueron aniquiladas por el sólo hecho de ser judíos. Y otros por el sólo hecho de ser gitanos, o sufrir alguna patología, o por no ser nazis, etc..

El periodista norteamericano William L. Shirer, en su monumental obra “Ascenso y caída del Tercer Reich”, nos dice sobre ese día: “Al amanecer del 1º de septiembre de 1939, la fecha exacta que Hitler había fijado en su primera directiva el 3 de abril, los ejércitos alemanes cruzaron la frontera polaca y convergieron sobre Varsovia desde el norte, el sur y el oeste. Los aviones de guerra alemanes rugían hacia sus objetivos: columnas de tropas polacas y depósitos de municiones, puentes, vías férreas y ciudades abiertas. En pocos minutos estaban dando a los polacos, soldados y civiles por igual, el primer sabor de muerte súbita y destrucción desde el cielo jamás experimentado a gran escala en la Tierra, inaugurando así un terror que se volvería terriblemente familiar para cientos de millones de hombres, mujeres y niños en Europa y Asia durante los siguientes seis años, y cuya sombra, después de la llegada de las bombas nucleares, perseguiría a toda la humanidad con la amenaza de la extinción total”.  

Las señales de advertencia habían sido dadas, de manera reiterada y contundente, pero buena parte de una Europa adormecida y pusilánime no las quiso o no las supo ver. Líderes resueltos como Winston Churchill y Charles de Gaulle, y combatientes comprometidos y valientes como los republicanos españoles de “la 9” que fueron los primeros en entrar en la París liberada, y tantos otros que dieron su sangre por la libertad, fueron determinantes para el obtener la derrota del oprobioso régimen nazi. Es verdad que tal derrota también estuvo vinculada con el aporte que en el frente oriental hizo el Ejército Rojo de la Unión Soviética liderada por Stalin. Y también es verdad, aunque se tomó cabal conciencia de ello mucho después, que – tal como lo declaró la Unión Europea en 2019 – el stalinismo hizo méritos para que se lo equipare con los nazis, ya que “ambos regímenes cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones, y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la Humanidad”.

Hoy lo peor del nazismo (y del stalinismo) reaparece con nuevos ropajes, con otro discurso, con otros sujetos y otros planteos, y hasta con otra estética; pero con la misma devoción por la muerte y el mismo desprecio por la vida, la libertad y la democracia. El mismo antisemitismo, ahora disfrazado de antisionismo, se exhibe descaradamente en las calles europeas y en los campus universitarios de Estados Unidos, arropado por una “izquierda” que perdió totalmente el rumbo hace rato, que degrada la universalidad de los derechos humanos con la excusa del relativismo cultural y que resulta funcional a los regímenes más autoritarios, reaccionarios, teocráticos y misóginos del mundo. Una Europa desorientada no atina a reaccionar y transmite sus dudas y desvaríos a todo Occidente.      

El expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti recordó en un artículo publicado por el diario El País de Montevideo en 2006 que “cuando el ejército norteamericano llegó a los campos nazis de exterminio, el General Eisenhower hizo desfilar a todas sus tropas, a los prisioneros adversarios y hasta desplazó una división porque – dijo – esto algún día será negado y precisamos un millón de testigos. La anécdota ha sido contada de maneras diversas, pero en cualquiera de sus versiones alude a la clarividencia del inmortal comandante de Normandía. En aquellos años parecía imposible que alguien pudiera desconocer aquella evidencia horrorosa, especialmente cuando se diseminaron por el mundo los testimonios dramáticos de los sobrevivientes. Hoy, sin embargo, estamos ante el hecho y estos días, sin ir más lejos, hemos recibido las sobrecogedoras noticias del congreso organizado en Teherán por el presidente Mahmud Ahmadineyad para dudar de la existencia del Holocausto judío y anunciar “la pronta desaparición de Israel”, que caerá, según él, como cayó la Unión Soviética”. Las lúcidas palabras del exmandatario oriental, escritas hace casi 18 años, adquieren hoy una renovada vigencia, tras el brutal atentado de Hamas el 7 de Octubre de 2023 y en pleno desarrollo de la guerra entre Israel e Irán y sus brazos armados.

Bastante antes, en 1979, Julio María Sanguinetti nos había advertido, en otro artículo publicado esta vez en el diario El Día, que “como dice uno de los personajes del film de Bergman” - se refiere a la película “El huevo de la serpiente”, dirigida por Ingmar Bergman y protagonizada por Liv Ullman y David Carradine – “el huevo de la serpiente permite ver, a través de sus finas membranas, el monstruo que se está engendrando. ¿Hay que renunciar a esa visión para que él nazca o advertirlo a tiempo para que muera antes de nacer? Saber, en ciertos casos, es un deber. E ignorar – o pretender ignorar -, una inmoralidad”. Antes, en esa columna Sanguinetti sostenía que “sin una clara conciencia del pasado, los jóvenes no podrán encontrar los caminos del porvenir. Siempre ha sido así, por otra parte, y así lo han entendido los mayores constructores de pueblos y Estados”. Curiosamente, ese mismo año, 1979, marcó el fin de la monarquía iraní y el inicio del régimen teocrático que impera desde entonces bajo la denominación de “República Islámica de Irán”, combinación de palabras que es un verdadero oxímoron y una afrenta a los ideales republicanos de libertad e igualdad.

Ojalá no renunciemos a ver lo que necesitamos ver. –

 

Publicado en el diario La Calle el 1º de septiembre de 2024. - 

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lunes, 26 de agosto de 2024

DAVID RICARDO

Por José Antonio Artusi

David Ricardo nació en Londres el 18 de abril de 1772 y murió en Gatcombe Park el 11 de septiembre de 1823. Perteneció a una familia judía sefardí que se asentó en Inglaterra procedente de Holanda. Fue uno de los economistas liberales clásicos más influyentes, junto a Adam Smith y John Stuart Mill. Juan Carlos De Pablo nos dice que “fue el único, de los padres fundadores del análisis económico, que no fue alumno ni profesor universitario; no obstante lo cual, fue el más riguroso de todos” 1. Como le sucede a buena parte de los economistas clásicos, los creadores del verdadero pensamiento liberal, sus ideas son a menudo mal interpretadas o tergiversadas. Por es bueno recurrir a los comentarios de economistas que rescatan su pensamiento, y que destacan la vigencia de su doctrina en muchos aspectos. 

Enrique Feás 2 sostiene que “cuando David Ricardo leía "La riqueza de las naciones" de Adam Smith reparó en un párrafo que decía: "la renta de la tierra, considerada como el precio pagado por el uso de la tierra, es naturalmente un precio de monopolio. No está relacionada en absoluto con el desembolso del propietario para la mejora de la tierra, o con lo que éste puede permitirse aceptar, sino con lo que el agricultor puede permitirse ofrecer". Ricardo imaginó entonces una región extensa, como la del Nuevo Mundo, donde agricultores inmigrantes ocupaban las tierras fértiles que deseaban, sin pagar renta alguna por ellas. E imaginó después una segunda fase, en la que las mejores tierras ya habrían sido ocupadas, y en la que los inmigrantes tendrían que conformarse con ocupar y cultivar tierras menos fértiles. Si en ese momento el dueño de alguna de las tierras iniciales decidiera ceder su terreno para labrar, podría exigir como renta la diferencia entre la producción que se podía obtener en su tierra y la que se podría obtener en una de las tierras de segunda calidad. Hoy los terrenos agrícolas no son tan importantes, pero el razonamiento se puede aplicar a los inmuebles urbanos y sus tres elementos más importantes: "location, location, location". Y es que pocos bienes como los inmuebles urbanos vinculan tanto su precio a su ubicación y a la proximidad de otros bienes similares e infraestructuras disponibles”. Más adelante Feás asevera que “quizás porque la ciencia económica se desarrolló sobre todo en Estados Unidos, donde había pocos problemas de escasez de suelo, o porque la tecnología permitió que beneficios y salarios aumentaran a la par que las rentas de la tierra, lo cierto es que cuando los economistas pensaban en capital, tendían a pensar en bienes de equipo, y no tanto en inmuebles, en cuyo valor influyen el valor de la edificación, y sobre todo el valor del suelo determinado por su ubicación. Hay una excepción: Henry George, quien a finales del siglo XIX insistió en la necesidad de imponer un impuesto sobre el suelo o su ubicación (y no sobre los edificios, ya que eso distorsiona la inversión en mantenimiento). Para George, este impuesto sobre el valor de la tierra era en realidad el único impuesto imprescindible, ya que los restantes impuestos sobre el trabajo o el capital serían distorsionadores”. Finalmente, el mencionado autor concluye que “sin embargo, lo cierto es que pocos impuestos hay en la teoría económica que hayan sido tan unánimemente defendidos como los impuestos sobre la propiedad inmobiliaria: son fáciles de recaudar, difíciles de eludir (a diferencia de aquellos sobre el capital mobiliario), recaen sobre el valor del activo (reduciendo su precio por el valor actual de los impuestos futuros) y poco distorsionadores del ahorro y del crecimiento (Arnold et al., 2011). No sólo los defendían Adam Smith ("nada puede ser más razonable"), David Ricardo o Henry George, sino también desde Churchill ("el terrateniente no contribuye en nada al proceso del que se deriva su enriquecimiento") hasta Stiglitz ("puede llevar a una mayor renta y menor desigualdad"), pasando por gente tan poco sospechosa como Milton Friedman ("el menos malo de los impuestos"), la OCDE ("es el menos perjudicial para el crecimiento"), el FMI ("es mucho mejor que otros impuestos en términos de crecimiento a largo plazo") o The Economist”.

Eduardo Conesa 3 señala que “se trata de reivindicar, al menos en parte, al factor tierra como factor de nuestro desarrollo. Para ello se debe volver a la idea de David Ricardo sobre el impuesto al valor de mercado de la tierra libre de mejoras. En este trillado tema, la vieja escuela liberal clásica se cubrió de gloria ante de los estudiosos de la economía y las ciencias sociales y políticas. En efecto, el impuesto al valor de mercado de la tierra libre de mejoras debió ser la base de un sistema impositivo destinado a liberar las energías sociales, promover la eficiencia y el crecimiento, sin distorsionar la asignación de los recursos, y por sobre todo ello, tendiente a la materializar un ideal de justicia distributiva”. Agrega Conesa que “muchos políticos y economistas en nuestro país impulsaron las ideas de Ricardo y Henry George sobre el impuesto a la tierra libre de mejoras, especialmente los conservadores progresistas de principios del siglo XX como por ejemplo el presidente Roque Saenz Peña…”.

David Ricardo planteó sus teorías haciendo hincapié en la renta del suelo rural, agrícola, como era natural a principios del siglo XIX. No obstante, sus ideas han sido revalorizadas por economistas contemporáneos como marco téorico general para entender las dinámicas de los mercados de suelo urbano, y para fundamentar mecanismos de recuperación de la valorización del suelo generada por la inversión pública en infraestructura para financiar esas mismas inversiones. Es así que en una publicación del BID 4 se señala que “el marco conceptual de la captura de plusvalías se basa en la idea de usar la valorización del precio del suelo producida por la urbanización para financiar la infraestructura y servicios que la hacen posible. En la medida en que la demanda por suelo es una demanda derivada y su precio depende de lo que se pueda hacer con él, elementos clave del desarrollo urbano como la transformación del uso del suelo de rural a urbano, la instalación de infraestructura o la densificación, permiten incrementar los beneficios potenciales derivados de un terreno o propiedad. Esto a su vez resultará en mayores precios del suelo. Esta valorización, llamada ‘plusvalía’, es susceptible a ser ‘capturada’ para el beneficio de la comunidad en la medida en que los factores generadores que la producen sean consecuencia de decisiones o acciones públicas. La idea original tiene una amplia tradición en el estudio de la economía, siendo proponentes de algunos de sus elementos base autores como Henry George y David Ricardo”.

A más de 200 años de su muerte, las ideas de David Ricardo nos pueden seguir iluminando.

1)      https://www.econstor.eu/bitstream/10419/272321/1/1803973838.pdf

2)      https://blognewdeal.com/enrique-feas/riqueza-inmobiliaria-ciudades-y-desigualdad/

3)      https://eduardoconesa.com.ar/pdf/a-2014i.pdf

4)      https://repositorio.21.edu.ar/bitstream/handle/ues21/13083/El-potencial-de-la-captura-de-plusvalias-para-la-financiacion-de-proyectos-urbanos-consideraciones-metodologicas-y-casos-practicos.pdf?sequence=1&isAllowed=y

 

Publicado en el diario La Calle el 25 de agosto de 2024. -

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lunes, 19 de agosto de 2024

DEL PLANUR AL PIMUS, 40 AÑOS DE PLANIFICACIÓN TERRITORIAL (Y SU AUSENCIA) EN CONCEPCIÓN DEL URUGUAY

Por José Antonio Artusi

Hace 40 años concurrí al Auditorio “Arturo Umberto Illia” de la Municipalidad de Concepción del Uruguay para participar en una de las Jornadas de la Ciudad que se desarrollaron en el marco del proceso de elaboración del PLANUR (Plan de Ordenamiento Urbano), valioso y pionero intento de planificación del desarrollo de la ciudad que había puesto en marcha la gestión encabezada por el entonces presidente municipal Juan Carlos Lucio Godoy.  Y el miércoles pasado concurrí al mismo auditorio, que ya no es el mismo, a participar en el lanzamiento del PIMUS (Plan Integral de Movilidad Urbana Sostenible), iniciativa que ha comenzado a desarrollar el actual presidente municipal José Eduardo Lauritto.  Antes que nada, digamos que debe ser bienvenido todo intento de planificación, y que ojalá tenga éxito. Dicho eso, surgen naturalmente algunos interrogantes y ciertas reflexiones.

Pero volvamos a 1984 y al PLANUR. La democracia recién recuperada transitaba sus primeros pasos y todos teníamos expectativas y sueños, pero también temores de que esa normalidad constitucional y el Estado de derecho que tanto había costado instaurar pudieran interrumpirse en cualquier momento. Después, pasaron cosas; en el mundo, en la Argentina, y en Concepción del Uruguay. Y aquí el PLANUR cayó en el olvido luego de la gestión que lo impulsó, y no logró en consecuencia transformarse en un plan completo, o sea – tomando la definición de Carlos Matus – en “el cálculo que precede y preside a la acción”. Vale decir que un verdadero plan implica la programación de lo que hay que hacer, pero queda “rengo” si eso no se hace; o sea, si el “cálculo” no se acompaña con la consiguiente “acción”. Una tira cómica que los que tienen mi edad o más recordarán lo ilustra mejor que cualquier frase con lenguaje académico: Olaf el Vikingo está descansando plácidamente en una hamaca paraguaya y se aproxima su mujer, Helga, quien le pregunta con rostro adusto, señalando el jardín; ¿“Olaf, no tenías planificado cortar el césped?”. Y Olaf le responde, sin inmutarse ni levantarse de su hamaca; “Eso sigue siendo un plan”.  Buena parte de la historia de la planificación, lamentablemente, está resumida en esa pieza humorística.

El PLANUR quedó abandonado en un cajón, y después le siguieron otros intentos de poner en marcha procesos de planificación, en una cantidad realmente inusual para una ciudad intermedia como la nuestra:          

-          La Reformulación del PLANUR, a mediados de los ´90.

-          El Plan Estratégico de Concepción del Uruguay (PECU), a fines de los ´90, que dio origen al Código de Ordenamiento Urbano (COU).

-          La Reformulación del PECU, en 2010.

-          La revisión del COU y elaboración del Código de Ordenamiento Ambiental y Territorial (COTA) en 2022/2023.

Todas esas instancias, excluyendo quizás la del COTA, sobre la que sería prematuro sacar conclusiones, tuvieron – más allá de sus diferencias, algunos rasgos comunes:

-          Fueron discontinuadas; a pesar de prever en algunos casos propuestas para crear mecanismos de institucionalización de sistemas permanentes de planificación y gestión que no lograron concretarse.

-          No consiguieron constituir plenamente ejemplos de “planificación”, como mediación entre el conocimiento y la acción, entre la teoría y la práctica, entre la programación y la gestión concreta. En general, por diversas razones y más allá de sus méritos, quedaron reducidos a “planes – libro”, publicaciones poco difundidas y hasta difíciles de encontrar, como en el caso del PLANUR.

La realidad muestra que la ciudad ha crecido en estos 40 años de manera bastante desordenada, y en muchos casos ha sido el propio Estado el responsable de fomentar pautas de expansión urbana disociadas de cualquier plan, con impactos negativos de todo tipo en las condiciones de vida de la población, sobre todo de sus sectores más vulnerables. Un ejemplo típico (compartido con muchas otras ciudades) es la tendencia a la localización periférica de la vivienda de interés social financiada con recursos públicos en áreas desprovistas de adecuadas redes de infraestructura y equipamientos comunitarios, que fomenta una irracional e insostenible expansión de la mancha urbana con patrones de baja densidad, segregación social, fomento de la especulación inmobiliaria y degradación del espacio público. Se ha venido dando de esa manera una curiosa paradoja, una ciudad que “de lejos” parece hiper planificada (¿qué otra ciudad intermedia de la Argentina puede mostrar al menos 5 “planes” en 40 años?), pero que en realidad ha venido creciendo con decisiones espasmódicas, a menudo improvisadas, y en algunos casos contradictorias, que no pueden encuadrarse en un verdadero proceso de planificación.

Yendo específicamente a la cuestión de la movilidad, ¿qué diagnosticaban y proponían algunos de esos planes? (parte de la “historia clínica” de este peculiar “paciente” que es la Capital Histórica de Entre Ríos):

-          El resumen global del diagnóstico del PLANUR identificaba algunos problemas centrales: crisis de la conformación monocéntrica, desorganización y crecimiento extensivo de la periferia, ausencia de un sistema integral de transporte, congestión del área central, etc. Y se proponía, entre otras acciones, la jerarquización del sistema vial con corredores preferenciales y el reordenamiento del sistema de transporte colectivo con líneas troncales en dichos corredores, etc.

-          El PECU, dentro del Eje Estratégico 4 (Implementar un plan urbanístico), incluía una línea de acción que consistía en repensar los problemas referidos al transporte, el tránsito y los estacionamientos.

-          En la Reformulación del PECU de 2010 (que tenía como horizonte temporal el 2025; sí, el año que viene) se incluyó un proyecto denominado “Plan director vial urbano”, que debía contemplar “la vialidad urbana no sólo como tránsito vehicular sino también como tránsito peatonal y de ciclistas como una demanda integrada e indivisible”. A su vez se proponía un parque lineal aprovechando la traza de las vías del ferrocarril y el mejoramiento del área central, incluyendo el ordenamiento del tránsito y del estacionamiento.

-          En la revisión del COU que dio origen al COTA, en 2022, en uno de los talleres participativos, esta consigna concitó un amplio apoyo (87% completamente de acuerdo, 13% parcialmente de acuerdo): “La movilidad demanda un replanteo profundo, que incorpore nuevos criterios de cuidado ambiental construyendo un paisaje urbano más amigable, que priorice el transporte público, el “caminar y pedalear”, y le quite progresivamente protagonismo al automóvil”.            

Teniendo en cuenta todos estos antecedentes surge inevitablemente un interrogante: ¿es posible (y conveniente) planificar la movilidad sin planificar los usos del suelo y otras dimensiones de la realidad urbana tales como las infraestructuras, los equipamientos, los espacios verdes, etc.? La teoría indica que no, por lo que surge otra pregunta: ¿Cuál es el plan estratégico territorial (o como se lo quiera llamar), de carácter global, que comprende todas esas “capas” de la realidad, que los urbanistas y los cartógrafos representan a veces en mapas separados pero que es una sola e indivisible, compleja y cambiante? Las respuestas a esta pregunta pueden ser diversas; alguien podría pensar que ese plan todavía no está y lo vamos a construir (el “modelo de ciudad” al que se hizo referencia en la presentación del PIMUS), o bien se podría argumentar que en realidad el plan y ese modelo deseado están implícitos en el COTA, que es una serie de normas vigentes y que no fueron mencionadas.

Podríamos pensar en otros interrogantes:

¿Cómo va a influir la definición de densidades producto de las alturas máximas de edificación permitidas en las demandas de desplazamientos y en los modos de transporte?

¿Cómo va a armonizarse la casi siempre conflictiva relación entre tránsito vehicular y estacionamiento con los demás usos del espacio público?

¿Cuál va a ser el impacto de los proyectos de movilidad en los precios del suelo y consiguientemente en la asequibilidad a la vivienda? ¿Cómo se van a financiar las obras y servicios que demande el plan? ¿Podrían utilizarse algunos de los instrumentos de recuperación de plusvalías urbanas incluidos en el COTA para mejoras en movilidad? Etc., etc...  

La realidad develará estos interrogantes, y otros que irán surgiendo. Veremos…     

 

Publicado en el diario La Calle el 18 de agosto de 2024.-

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lunes, 12 de agosto de 2024

MASIH ALINEJAD

Por José Antonio Artusi

En Mujeres, vida, libertad, publicado en La Calle el 9 de octubre de 2022 sostuve que “la lección de lucidez y coraje que las valientes mujeres iraníes nos están dando a todos los amantes de la libertad es conmovedora, y demanda solidaridad y respeto de todos nosotros. Lamentablemente, en todo Occidente, y en particular en la Argentina, el silencio y la indiferencia de muchas organizaciones que deberían estar consustanciadas con la defensa incondicional de los derechos humanos y sobre todo con los de las mujeres, ha sido ensordecedor”.

Hoy toca hablar de una de esas mujeres. Masih Alinejad nació el 11 de septiembre de 1976 en Ghomikola, Irán. En la página web de My Stealthy Freedom, organización que fundó y preside, puede leerse que “obligada a abandonar el país en 2009 tras las controvertidas elecciones presidenciales iraníes, Masih pasó cinco años documentando abusos de los derechos humanos en la República Islámica. Masih ha escrito una autobiografía: El viento en mi cara, mi lucha por la libertad en el Irán moderno, una historia íntima de su vida desde su infancia en un pueblo hasta sus campañas en defensa de los derechos de las mujeres”.

En una entrevista publicada por la revista Time el 3 de febrero de 2023 Astha Rajvanshi escribió lo siguiente: “Han pasado 13 años desde que Masih Alinejad abrazó a su madre… Exiliada de Irán desde 2009, la periodista y activista ha hablado durante mucho tiempo contra las restricciones de Irán a las mujeres, llamando al hijab obligatorio “el Muro de Berlín” del régimen. Su campaña alarmó al líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, quien no solo la ataca en discursos, sino que incluso envió a sus secuaces a secuestrarla en julio de 2021. Un año después, un complot similar fue planificado para asesinarla”.

El Domingo pasado vi en su cuenta de Twitter un video y sentí la obligación de compartirlo, agregándole esta frase: “La deuda del mundo libre, y en especial de las mujeres, con Masih Alinejad será inconmensurable. Si te consideras progresista y feminista no te pierdas este video”. Se trata de un reportaje que le hace el escritor canadiense Jonathan Kay frente a un auditorio. En su comentario Masih Alinejad nos advierte: “A aquellos en Occidente que dicen que no estamos en guerra con la República Islámica, déjenme decirles: la República Islámica está en guerra con nosotros. El mundo se ha puesto patas arriba. Se espera que permanezcamos en silencio para proteger los sentimientos de acosadores como los partidarios de Hamás. ¡Pero debemos negarnos a que nos silencien! Vean mi desafío a los estudiantes universitarios que gritan "¡Soy Hamás!".”

Dirigiéndose a quien la va a entrevistar tras ingresar al escenario y gritar con la mano en alto “Mujeres, vida, libertad”, la periodista iraní dice: “Dame un abrazo, abrazarse entre hombres y mujeres está prohibido en Irán. Este es un acto de desobediencia civil”. 

En el transcurso de la entrevista, con su estilo apasionado y vibrante, Masih Alinejad dice verdades que no necesitan aditamento. Hoy, esta columna casi se limita a darle voz, en castellano, a esta valiente mujer que puede disfrutar en Estados Unidos de los derechos que les están vedados a sus compatriotas y a mujeres sojuzgadas por otros regímenes teocráticos integristas.

Dirigiéndose a las mujeres del auditorio: “Ustedes usan espejos, para lucir hermosas; para convertirse en la que quieren ser. Pero en mi hermoso país, Irán, las mujeres usan espejos para hacer de ellas lo que los mullahs atrasados quieren que sean. Por eso mi pelo, ya sé que es un hermoso pelo, pero es una declaración, no sólo para mí, para muchas mujeres, nuestro pelo se convirtió en un instrumento para luchar contra un régimen reaccionario y decirle que no”.  

Más adelante: “Hace 10 años, cuando lancé mi campaña contra la imposición obligatoria del hijab; adivinen qué; mujeres iraníes me enviaron videos, fui bombardeada con videos, mujeres caminando sin velo, que es un crimen punible. Pero dirigentes de Occidente, mis hermanas occidentales, especialmente mujeres políticas, pretendían educarme a mí sobre mi propia cultura; ellas me decían que el hijab es parte de nuestra cultura, “no queremos tocar ese tema, es la ley de tu tierra”. La esclavitud solía ser legal, si nadie la objetaba hoy la esclavitud podría estar entre nosotros. La cultura es flexible, no está escrita en una piedra. Mujeres sacrifican sus vidas año tras año para cambiar una mala cultura. Y es un insulto a nuestra nación decir que una ley propia de la barbarie es parte de nuestra cultura”.

Masih Alinejad continúa: “cuando veo gente, mujeres, estudiantes, ocultando su cara y diciendo “soy Hamas”, me rompe el corazón, porque la República Islámica de Irán está apoyando a Hamas para violar mujeres, porque mis mujeres en Irán están sometidas a violaciones, a acoso sexual en las calles por el solo hecho de caminar sin velo. Cuando escucho a personas llamarse a sí mismos “activistas” y “disidentes”, pero jamás cantan contra el apartheid de género del régimen de Irán, y de Afganistán, me rompe el corazón. La disidencia, el activismo, tienen un significado; hay mujeres que sacrifican su vida. Yo tengo guardaespaldas aquí… pero yo quiero que el gobierno norteamericano proteja la democracia en vez de protegerme a mí. Y quiero que ustedes se unan a mí, y se unan a las mujeres de Irán y Afganistán, para educar a los líderes democráticos, los líderes del mundo libre, para que se unan a nosotros. Si no terminamos con el régimen de la república islámica y los talibanes, créanme, ellos se unirán y terminarán con la democracia aquí en suelo estadounidense, y en todo el mundo”.

Algún día, ojalá, los regímenes de los ayatolas, los talibanes, y Hamas serán un mal recuerdo de un pasado oprobioso y Masih Alinejad podrá volver a su patria y abrazar a su madre, y caminar libremente por la calles de Teherán luciendo su hermoso pelo sin que nadie la moleste. Que no esté sola. -               

 

Publicado en el diario La Calle el 11 de agosto de 2024.-

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