domingo, 24 de agosto de 2025

RODOLFO SERÓ MANTERO

Por José Antonio Artusi

Rodolfo Alfredo Seró Mantero nació en Concepción del Uruguay el 22 de agosto de 1896 y murió en su ciudad natal el 21 de abril de 1960. Su padre, Juan Miguel Seró, fue el fundador de Villa Mantero en 1893. El nombre es un homenaje a su suegro, el abuelo materno de Rodolfo; Juan Antonio Mantero, abogado que combatió en los campos de Cepeda y Pavón y había sido ministro de Hacienda del gobernador Racedo, hasta que renunció en desacuerdo con la reforma constitucional de 1883 que privó a Concepción del Uruguay de su condición de ciudad capital. Racedo no le aceptó la renuncia y lo destituyó. Juan Miguel Seró fue acusado junto a otros de participar en un complot para terminar con la vida de Racedo, y partió momentáneamente hacia el exilio en Paysandú para evitar la persecución.  

Rodolfo Seró Mantero ingresó al Colegio del Uruguay en 1911 pero interrumpió el cursado del bachillerato para continuar estudios de comercio en Buenos Aires. Se desempeñó como administrador de aduanas en Misiones, Santa Fé y Concepción del Uruguay. En todas las ciudades en las que residió demostró un gran interés por las actividades culturales, integrando diversas comisiones y asociaciones. Fue miembro de número del Instituto Sanmartiniano de Posadas y correspondiente de la Junta de Estudios Históricos de San José de Flores.

En Concepción del Uruguay fue rector de la Universidad Popular, integró el Consejo Directivo de la Asociación Educacionista “La Fraternidad” y la Comisión de Ex Alumnos del Colegio del Uruguay. Formó parte de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “El Porvenir” y de la Comisión Municipal de Bellas Artes. Fue delegado honorario de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos y colaboró con los directores del Museo del Palacio San José, primero Antonio P. Castro y luego Manuel Macchi. En 1950 integró la primera Comisión de Cultura Municipal, de la que fue su secretario general.

El 6 de diciembre de 1931 fue electo junto a Wenceslao Gadea como concejal por el Partido Demócrata Nacional. El Concejo Deliberante en ese período – recordemos que los mandatos municipales duraban dos años – estuvo también integrado por cinco concejales del radicalismo antipersonalista y tres del radicalismo yrigoyenista. El presidente municipal entre el 1º de enero de 1932 y el 31 de diciembre de 1933 fue Albano Lucio Giménez, designado por el Poder Ejecutivo Provincial, pero que había encabezado la lista de ediles del radicalismo antipersonalista. Durante su gestión como concejal integró una comisión “para inspeccionar las oficinas y reparticiones del municipio”, y una comisión ad honorem de vecinos a cargo de la organización de las “cocinas populares”. Alejandro Bernasconi considera que “es bastante clara la existencia de una tensión entre el Departamento Ejecutivo y el Honorable Concejo Deliberante, especialmente en el primer año de gobierno”.

En 1931 fue elector de presidente y vice de la Nación por la Concordancia. Rodolfo Seró Mantero fue uno de los siete electores que en el Colegio Electoral votaron por quien resultaría el ganador, Agustín Pedro Justo, acompañado por “Julito” Roca. En Entre Ríos en esa oportunidad se dio un resultado atípico; a diferencia de la mayoría de las provincias, en las que el triunfo correspondió a la Concordancia, aquí la victoria estuvo del lado del radicalismo antipersonalista, que impulsó la candidatura de Francisco Barroetaveña. En las elecciones del 8 de noviembre de 1931 la UCR “independiente” obtuvo el 45, 96% de los sufragios y consagró quince electores, la Concordancia el 35,23% y la Alianza Civil, coalición del Partido Demócrata Progresista y el Partido Socialista el 18,82%.      

En 1935, al ser electo nuevamente concejal por el Partido Demócrata Nacional, se dio una situación curiosa, de la que hemos dado cuenta en esta hoja al referirnos a José Antonio Rodríguez, su cuñado, que también fue electo concejal, pero por la UCR. El diario “La Juventud”, bajo el título “Sorteo de concejales”, dio a conocer que “la situación planteada a los señores concejales Dr. José A. Rodríguez y Rodolfo Seró Mantero a raíz del parentesco que los une, ha quedado solucionada mediante sorteo, habiendo éste favorecido al Dr. José A. Rodríguez, quien continuará en su banca, no así el Sr. Seró Mantero, quien ha sido reemplazado por el primer suplente de su sector político, Sr. Ángel Mazzarello. La comisión especial designada a objeto de considerar el caso llegó a la conclusión de que no era posible el desempeño simultáneo del mandato por ambos concejales en virtud de los vínculos de parentesco que los unen.”. El intendente en ese período fue el Dr. Justo Germán Ravenna, el primero en ser electo mediante las disposiciones de la ley 3001 orgánica de municipios, que reglamentaba el régimen municipal instaurado en la reforma constitucional de 1933, y que reestablecía la elección de intendentes de manera directa por el sufragio popular. Resultaron electos en esa oportunidad siete concejales por el radicalismo unificado, tres por el Partido Demócrata Nacional y dos por el peculiar “yrigoyenismo” uruguayense reacio a la unificación, Alberto Carosini y Delio Panizza. Los concejales radicales obtuvieron 2261 votos, poco más del 50% del total, los conservadores 1015, los “yrigoyenistas” 698 y los socialistas, que no lograron renovar las dos bancas que ocupaban José Electo Brizuela y Raúl Fernández, 175.

Rodolfo Seró Mantero tuvo una vasta producción literaria, periodística e historiográfica. Luis Alberto Salvarezza señala que “salvo su iniciación lírica editaba bajo el título de Ensayos (1923), centró sus investigaciones en cuatro grandes temas, verdaderos tópicos dentro de su obra y del corpus de la investigación de nuestra ciudad… sobre Olegario Víctor Andrade, el Colegio del Uruguay, Concepción del Uruguay y otros aspectos relacionados con la cultura; campos semánticos que se traducen en breves y extensos artículos y ensayos, recogidos, algunos de ellos, a través de folletos y la mayoría en revistas como Nativa, Tellvs, Panorama, Substancia, Reflejos del interior, y los diarios La Juventud, El Telégrafo, Los Principios y La Calle, entre otros… Sobre estos cuatro temas ofreció innumerables conferencias en el Colegio del Uruguay, Biblioteca Popular El Porvenir, Instituto Osvaldo Magnasco, Municipalidad de Concordia, Asociación Gral. Urquiza y Teatro Cervantes (Capital Federal) y Biblioteca Popular de Misiones”.          

 

Fuentes:

Bernasconi, Alejandro. "Algunas presidencias municipales de Concepción del Uruguay durante el intervencionismo conservador. 1932 - 1939." Intendentes uruguayenses 1873 -2023. Concepción del Uruguay: Espacio Editorial Institucional UCU, 2023.

Salvarezza, Luis Alberto. De los hallazgos. Buenos Aires: Dunken, 2008.

Urquiza Almandoz , Oscar Fernando. Historia de Concepción del Uruguay - Tomo III. Concepción del Uruguay: Municipalidad de Concepción del Uruguay, 1985.

Publicado en el diario La Calle el 10 de agosto de 2025.

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sábado, 23 de agosto de 2025

JOSÉ ELECTO BRIZUELA, CATAMARQUEÑO POR NACIMIENTO, URUGUAYENSE POR ELECCIÓN

 

Por José Antonio Artusi

José Electo Brizuela nació en Catamarca el 11 de marzo de 1893 y murió en Concepción del Uruguay el 24 de abril de 1940. Se recibió de maestro y de profesor de Ciencias Naturales en la Escuela Normal de Paraná y volvió a su ciudad natal, en la que comenzó a ejercer la docencia y llegó a ser vicedirector de su Escuela Normal. Un conflicto estudiantil de trágicas consecuencias tendría como derivación que abandonara Catamarca y se afincara en Concepción del Uruguay, ciudad en la que residió hasta su muerte.

Tras el estallido de la reforma universitaria en Córdoba en 1918, sus ecos llegaron hasta Catamarca, que, si bien no tenía en ese entonces universidad, vio como las banderas reformistas eran adoptados por muchos estudiantes secundarios. El líder de esos estudiantes era Antonio Taire, alumno de cuarto año, asesinado en agosto de 1920 por resistirse a publicar una enmienda periodística. Los estudiantes no estaban solos, numerosos profesores reformistas los apoyaban, sobre todo José Electo Brizuela. La solidaridad del profesor con el estudiante mártir no sería gratuita. Ante amenazas de muerte y temiendo por la suerte de su familia, Brizuela se dirigió a Córdoba, donde recibió el apoyo y la recomendación de Ramón José Cárcano. ¿Que unía al conservador cordobés con el socialista catamarqueño? Todo indicaría que la coincidencia en los principios liberales del ideario reformista. En su obra “Antonio Taire, el mártir”, Carlos Gallo señala que “Cárcano recibió a Brizuela y le dio una mano. Hasta le dio a elegir el nuevo destino”. Y Brizuela eligió a Concepción del Uruguay.     

Jorge Villanova sintetiza su actuación política en la capital histórica de Entre Ríos: “Brizuela desarrolló su actividad en las décadas del veinte y del treinta: candidato a concejal en Concepción del Uruguay en 1923, 1925, 1929; fue elegido ese último año… junto a Raúl Fernández… Fue candidato a diputado en 1924, por el circuito Uruguay – Colón donde obtuvo 881 votos, el 31% de los sufragios positivos. También lo fue en 1926, 1930 y 1931, en esta última elección el Partido Socialista integró la Alianza Civil, junto al Partido Demócrata Progresista. Y fue candidato a convencional constituyente en 1932 para reformar la Carta provincial”.  En 1931 Brizuela intentó, sin éxito, renovar su mandato en el concejo deliberante. Es interesante reflejar algunas de las propuestas del socialismo en ese momento, tal como se detallan en la obra de Villanova: “Se gravarían las tierras excluídas las mejoras; … gravámenes al vicio, lujo y privilegios en general, y supresión de impuestos a los artículos de primera necesidad; … también se proponía darle el máximo impulso a las cooperativas de consumo y de construcción de viviendas…”. Algunos de esos puntos pueden encontrarse también en plataformas electorales del radicalismo de esa época.     

Brizuela fue profesor en el Colegio del Uruguay y en la Escuela Normal. Cesanteado por el gobierno nacional en 1931 por su filiación política, sin sumario alguno, fue reincorporado en 1932. Formó parte de las comisiones directivas de la Universidad Popular y de la Asociación Educacionista La Fraternidad. Integró y presidió la Biblioteca Popular “El Porvenir”. Durante su presidencia esta institución fundó el Museo de Bellas Artes, cuyo salón lleva su nombre. En 1934 se logró, tras gestiones ante el presidente municipal, Justo Germán Ravenna, la sanción de la ordenanza 981, que crea la Comisión Municipal Oficial de Bellas Artes. A partir de ese momento la institución formó parte de la Federación de Comisiones Oficiales de Bellas Artes. En 1936 Brizuela presidió la primera Comisión Municipal de Bellas Artes, y el 8 de julio de 1937 se inauguró su museo. En ese acto pronunció palabras que reflejan algunas facetas de su pensamiento, más allá de los estrictamente artístico: “Esta ciudad…, es la ciudad del Colegio famoso y del Pronunciamiento, dos distintas expresiones de un mismo anhelo patriótico que, uniéndose como los brazos que sostienen en lo alto el símbolo frigio de nuestro escudo, contribuyeron a elevar el plano superior de la humana dignidad la cultura de la Nación, asegurando una la libertad y dándole la otra, en parte, su contenido, bajo el concepto de que la libertad no es otra cosa que el marco amplísimo para elaborar, por la educación, la plenitud humana e la grandeza de la patria”.           

José Electo Brizuela publicó numerosos artículos en diversos medios gráficos, en Los Principios y La Juventud de Concepción del Uruguay, en El Argentino de Gualeguaychú y en La Nación y la Prensa de Buenos Aires. También es autor de trabajos científicos sobre ciencias naturales, a los que se debe que un yacimiento de Santiago del Estero de la formación geológica del pampeano medio lleve su nombre.

Al despedir sus restos ocuparon la tribuna, entre otros, el conservador Rodolfo Seró Mantero y el radical yrigoyenista Delio Panizza. El “señor de Montiel” lo evocó como un “profesor en un sentido casi desusado de la cátedra; más que eso: Maestro en la más hermosa y la más noble de sus acepciones… Su cátedra fue un símbolo, en estos tristes tiempos de encumbramientos increíbles. Su palabra fue siempre lección, en estas horas en que la juventud carece ya de guía”. Y al cumplirse un año de su muerte Panizza lo recordó así: “… dentro de la pobreza de sus medios económicos era un millonario de ideales y cruzó por su senda donando a manos llenas las flores de su espíritu infatigable y buceador de bellezas, de su corazón acelerado constantemente en el ritmo de la justicia y la equidad y de su cerebro acicateado sin descanso por la investigación científica o por la curiosidad literaria”.      

A 20 años de su muerte, el periódico Alborada, bajo el título “Brizuela: laico, republicano y socialista”, lo evocó de esta manera: “Fue un humanista que no perdió contacto con la realidad. Sabía muy bien y lo decía, que la propiedad es un factor decisivo en la formación espiritual. Comprendió meridianamente que de nada valen los planes educativos si no están regulados por una concepción económico – política que lleve por lema estas palabras de San Agustín: “Maldito aquel que por primera vez ciñó el huerto de cercas y dijo: “Esto es mío”.” Ese creó la propiedad y destruyó la igualdad, o las de San Ambrosio: “La naturaleza creó el derecho común; la usurpación creó el derecho privado”. La mencionada publicación hace una interesante comparación con Alejo Peyret: “… en el historial del centenario Colegio pueden darse dos nombres que polarizan las dos etapas de la evolución cultural desde 1849. Alejo Peyret, el gascón, laico, republicano e integralmente liberal. José Electo Brizuela, el catamarqueño laico, republicano e integralmente socialista”.                

Fuentes:

Gallo , Carlos . Antonio Taire: el mártir. Catamarca: El trébol, 2019.

Salvarezza, Luis Alberto. De los hallazgos. Buenos Aires: Dunken, 2008.

Villanova, Jorge. Fernández y Brizuela - Socialistas y artiguistas. Tinta china, 2013.

 

Publicado en el diario La Calle el 3 de agosto de 2025.

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ERNESTO SAMMARTINO EN LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1933

 

Por José Antonio Artusi

El 10 de diciembre de 2023 nos referimos en esta hoja a Ernesto Sammartino, y trazamos un panorama general de su vida y obra.  Nos abocaremos hoy a su actuación en la convención que reformó la Constitución de Entre Ríos en 1933, y a algunas de las ideas que expuso en ese momento y más adelante.  A los 31 años Sammartino formó parte del brillante cuerpo de convencionales que nos legó la progresista Constitución de 1933. En esa oportunidad propuso y obtuvo la inclusión del sufragio femenino, avance que lamentablemente no fue reglamentado en ese momento por la Legislatura. El voto de las mujeres ocuparía nuevamente su atención cuando lo propuso en 1946 como diputado nacional.

En los debates de la convención constituyente además Sammartino se destacó por sus intervenciones en materia de legislación tributaria. En términos generales, Rogelio José Biasizo señala en su obra “Economía de Entre Ríos en el período de intervencionismo conservador (1930 -1945)” que “el centro del debate gira en torno a la intención de los constituyentes de dejar plasmada la progresiva eliminación de impuestos indirectos, sobre todo los que gravan artículos de primera necesidad, evolucionando hacia un sistema tributario basado en impuestos directos, los que recaigan sobre los artículos superfluos, sobre el mayor valor de la tierra libre de mejoras, al mayor valor, a los latifundios, al capital improductivo y a la renta. Como antecedentes internacionales del impuesto al mayor valor de la tierra se citan los casos de Alemania y Nueva Zelanda. Asimismo, Entre Ríos cuenta con la ley 2859, de reciente promulgación (en gobernación de Herminio Quirós, 1930 -1931), con aplicación sólo en los casos de transferencias de propiedades raíces, pero no ha sido adoptado como fuente de ingreso permanente y general. La referencia doctrinaria naturalmente recae en Quesnay, el principal representante de la escuela fisiócrata que decía “el impuesto a la tierra no es una carga, sino la parte de la propiedad que el propietario no ha adquirido porque procede del trabajo social”. Están presentes en el debate Adam Smith, James Mill, los saintsimonianos, quienes han admitido la teoría del mayor valor”. Sammartino cita explícitamente a Henry George, el ideólogo del impuesto al valor del suelo libre de mejoras como “impuesto único”: “George mismo llega a reconocer la propiedad privada de la tierra, pero en una forma restringida y sin justificarla. La “cáscara” de este derecho, dice gráficamente, debe ser de los particulares, pero la nuez del Estado”. Biasizo continúa contextualizando la evidente influencia de la obra de Henry George en el ideario de Sammartino y algunos de sus correligionarios: “En Argentina el georgismo (tras la aparición en el país de la corriente ideológica que sustentó las ideas del autodidacta estadounidense Henry George) …, inspiró la conformación de centros y ligas, coincidente con iniciativas parlamentarias del Partido Socialista y la activa participación de sus miembros en la Federación Agraria Argentina y en la creación de sindicatos de trabajadores rurales, donde también pesaron las corrientes anarquistas. La tesis más difundida de George se refiere a la creación del Impuesto Único, técnicamente conocido como el impuesto sobre el valor de la tierra libre de mejoras, donde la propuesta es dejar la tierra en posesión privada de los individuos, imponiéndose un tributo sobre el valor anual de la tierra misma, independientemente del uso que de ella se haga o de las mejoras. El georgismo, que inspiró numerosas reformas agrarias en Europa, Australia y Nueva Zelanda, influyó sobre sectores del radicalismo de Córdoba y sobre destacados miembros del Partido Socialista”. Si bien es verdad que el radicalismo cordobés parece haber sido el que más absorbió la influencia georgista, podemos rastrear también vetas de esa doctrina en los radicalismos de Jujuy y Entre Ríos; por ejemplo, en la gobernación de Luis Lorenzo Etchevehere, la primera luego de la reforma constitucional, en plataformas municipales de la época; y en iniciativas frustradas de legisladores o gobiernos radicales que van a presentarse durante las presidencias de Yrigoyen, Illia y Alfonsín. 

Esos riquísimos debates de 1933 dieron lugar al artículo 43 de la Constitución, que establece que “la Legislatura, al dictar las leyes de carácter tributario, propenderá a la eliminación paulatina de los impuestos que pesen sobre los artículos de primera necesidad, debiendo evolucionar hacia la adopción de un régimen impositivo basado en los impuestos directos y en los que recaigan sobre los artículos superfluos”. Comparar el proceso con el producto puede generar cierta sensación de “gusto a poco”; parecería que los convencionales debatieron con rigor y erudición, pero a la hora de plasmar sus ideas en normas concretas “se quedaron cortos”. En la reforma del 2008 el artículo 43 quedó sin cambios, pero ahora con el número 79. Queda aquí también la sensación de que no se aprovechó suficientemente la oportunidad brindada por la instancia reformista para profundizar las disposiciones constitucionales en materia tributaria. De todos modos, el artículo 43 no dejó de ser un extraordinario avance y constituyó una sabia cláusula programática. Lamentablemente, la legislación tributaria y la realidad marcharon por otro camino, en contramano de las progresistas recomendaciones del texto constitucional. En 2023 por ejemplo, el impuesto a los ingresos brutos - un impuesto directo, una gabela medieval regresiva y distorsiva de perniciosos efectos – constituyó el 75% de los recursos tributarios provinciales. Mientras que el impuesto inmobiliario – un impuesto directo que en realidad es la combinación de dos tributos, uno bueno, el que grava el valor del suelo, y uno malo, el que grava las mejoras y construcciones – representó solamente el 9%. En 2003 ingresos brutos representaba el 49% y el inmobiliario el 26%. El contraste con la prescripción constitucional es cada vez más flagrante y doloroso.

En Sammartino la influencia de Henry George, además de su intervención en la convención reformista de 1933, es claramente observable en el siguiente párrafo de su libro “El infortunio argentino visto desde Europa”, en el que propone básicamente volver a la enfiteusis de Rivadavia: “Todavía seguimos siendo un país de economía agraria y cuando se habla de incorporar 4 millones de habitantes más a la República, no se ha resuelto el problema agrario de fondo. Hay que terminar con el derecho de propiedad romana sobre la tierra. La tierra debe ser para el que la trabaja, pero en posesión vitalicia, con cláusulas de caducidad que aseguren su explotación racional. El dominio eminente no debe ser abandonado por el Estado. La posesión y las mejoras deben ser transmisibles a los herederos del titular del derecho. En síntesis, el Estado debe volver, en lo que respecta a las tierras fiscales, a la enfiteusis rivadaviana”. No es aventurado suponer que hoy Sammartino sería tildado, infundadamente, de “comunista”. Recordemos que el propio Mitre, con su extraordinaria habilidad para tergiversar el sentido de las acciones y de las ideas, había condenado a la enfiteusis de Rivadavia precisamente por “comunista”.


Fuentes:

Biasizo, Rogelio José . Economía de Entre Ríos en el período de intervencionismo conservador (1930 - 1945). Concepción del Uruguay: Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos , 2015.

Sammartino , Ernesto E. El infortunio argentino visto desde Europa. Buenos Aires, 1947.


Publicado en el diario La Calle el 27 de julio de 2025.

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FRANCISCO BARROETAVEÑA

 

FRANCISCO BARROETAVEÑA

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 169 años del nacimiento de Francisco Antonio Barroetaveña Zepeda. Nació en Gualeguay el 20 de julio de 1856 y murió en Buenos Aires el 27 de noviembre de 1933. Cursó el bachillerato en el Colegio del Uruguay. El 14 de mayo de 1877 presidió la asamblea fundacional de la Asociación Educacionista “La Fraternidad” en el Teatro “1º de mayo”, y fue su segundo presidente, sucediendo a José Benjamín Zubiaur. Estudió luego abogacía en la Universidad de Buenos Aires y obtuvo su título con una tesis sobre el matrimonio civil. En 1878 fue iniciado en la masonería en la Logia Jorge Washington de Concepción del Uruguay y más tarde en Buenos Aires participó junto a Leandro Alem en la Logia Docente, que impulsó la sanción de lo que sería la ley 1420 de educación común en 1884. En 1883 publicó una monografía sobre la “Inconstitucionalidad de la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente en la provincia de Entre Ríos”. Asamblea Constituyente que, entre otras reformas, trasladó la capital de Concepción del Uruguay a Paraná, introdujo el bicameralismo en la Legislatura y estableció que la educación común debía ser gratuita, obligatoria y laica

El 20 de agosto de 1889 el diario La Nación publicó un artículo de su autoría con fuertes críticas al gobierno de Juárez Celman titulado “¡Tu quoque juventud! (En tropel al éxito)”. Barroetaveña se lamentaba de “la vida política del país totalmente suprimida, gozándose hoy mil veces más libertad política y civil en todas las monarquías constitucionales de la vieja Europa que en esta joven República de la América del porvenir; la descentralización administrativa y política casi ha desaparecido, pues ya en el hecho no hay provincias sino intendencias, ni municipalidades elegidas por el pueblo sino comisiones de amigos de los gobernantes llevados para asegurar el abuso y la arbitrariedad. En todas partes malestar, desgobierno y escándalos, que arruinarán al pueblo cuando estalle una crisis inevitable que todos la presienten”.  

El artículo tuvo tanta repercusión que poco después se convocó, con las firmas de Francisco Barroetaveña y Marcelo de Alvear, entre otros, a una reunión en el Jardín Florida el 1º de septiembre de 1889. Ese día quedó constituida la Unión Cívica de la Juventud, y Barroetaveña fue designado su presidente. El 13 de abril de 1890 en otra asamblea en el Frontón Buenos Aires se resolvió cambiar el nombre del partido, que pasó a denominarse simplemente Unión Cívica. Los sucesos posteriores son más conocidos; el levantamiento del Parque de Artillería el 26 de julio, la renuncia de Miguel Juárez Celman el 6 de agosto y la asunción de la presidencia por parte del vicepresidente Carlos Pellegrini. Y al año siguiente, el 26 de junio de 1891, la creación de la Unión Cívica Radical liderada por Leandro Alem como una escisión de la Unión Cívica, y en oposición a la Unión Cívica Nacional encabezada por Bartolomé Mitre.   

El 4 de febrero de 1894 fue electo diputado nacional por la Capital Federal, propuesto por la UCR, que se impuso. El segundo lugar correspondió a la Unión Cívica Nacional y el tercero al Partido Autonomista Nacional. Ejerció su mandato entre el 30 de abril de 1894 e idéntico día de 1898. Volvió a la Cámara de Diputados entre 1900 y 1904, pero ahora por la Provincia de Buenos Aires, y en una lista mixta originada a partir de un acuerdo del radicalismo con el Partido Autonomista bonaerense.

María Gabriela Micheletti señala que “es conocida su actuación parlamentaria… en la que fue promotor de una serie de proyectos de ley de corte laicista, ... En sus escritos y en su función de legislador, Barroetaveña criticó la influencia del clericalismo en el país y se manifestó partidario de lograr una mayor separación entre la Iglesia y el Estado. Se proclamó defensor de la libertad de cultos, aunque consideraba a la religión como una cuestión que pertenecía exclusivamente a la esfera privada. Escribió, entre otras obras, “El matrimonio civil” (1884), “El clericalismo y el divorcio” (1912) y “Escuela libre de dogmas”, esta última junto a J. Alfredo Ferreira y José B. Zubiaur”. Dévrig Mollès recuerda que Barroetaveña actuó como portavoz de la Liga Argentina del Libre Pensamiento en 1910,  y describe así sus ideas: “influido por la ideología del Progreso, imaginaba a América como cuña de una nueva civilización, de “una humanidad futura, donde se fundirán razas, lenguas, doctrinas, religiones, costumbres e instituciones de las demás partes del planeta”. Su liberalismo era político y cultural, pero también económico. En la esfera cultural, deseaba la “secularización de todas las instituciones”, “la instrucción pública científica, laica y obligatoria para todos”, base de “las industrias útiles”. En lo económico, Barroetaveña se oponía –como muchos radicales en este momento– al proteccionismo aduanero reclamado por ciertos miembros del Partido Autonomista Nacional”.

Barroetaveña mantuvo fuertes lazos de amistad con Leandro Alem, al que siguió hasta su muerte en 1896, pero no tuvo una buena relación con su sobrino, Hipólito Yrigoyen, con el que estaba notoriamente distanciado. Esta circunstancia hizo que Barroetaveña se mantuviera bastante alejado de la actividad política luego de sus mandatos como diputado.

En 1931, proscripto y obligado al exilio Alvear, Barroetaveña fue el candidato presidencial del radicalismo antipersonalista entrerriano, en contraste con otras provincias en las que los antipersonalistas apoyaron la candidatura de Agustín Pedro Justo acompañado por José Nicolás Matienzo, mientras que el Partido Demócrata Nacional, coincidiendo en la candidatura presidencial de Justo, impulsó a “Julito” Roca para ocupar la vicepresidencia, posición ésta que fue la que se impuso finalmente. En Entre Ríos el triunfo correspondió a la UCR “Independiente”, que con la fórmula Barroetaveña – Matienzo obtuvo el 45,96%. En segundo lugar se ubicó la Concordancia que apoyaba a Justo, con el 35,23%, y más atrás la Alianza Civil, coalición integrada por el Partido Demócrata Progresista y el Partido Socialista, con el 18,82%. Entre Ríos, donde se impuso Barroetaveña, y Santa Fe, donde ganó la Alianza Civil con la fórmula Lisando de la Torre – Nicolás Repetto, fueron las únicas provincias en las que el triunfo no correspondió a la Concordancia, en elecciones que fueron caracterizadas junto a otras de esa década como el “fraude patriótico”.       

No existe nada en Concepción del Uruguay que recuerde a Francisco Barroetaveña, y permanece casi como un ilustre desconocido en el partido que ayudó a fundar.

Fuentes:

"Francisco Barroetaveña." n.d. Efemérides radicales. http://www.efemeridesradicales.com.ar/indice/F/Francisco_Barroetavena/Francisco_Barroetavena.html.

MIcheletti, María Gabriela. "Historia religiosa, libre pensamiento y anticlericalismo. La relación epistolar de dos amigos unidos por un credo liberal laico: David Peña y Francisco Barroetaveña ." 2017. Acta Académica. https://cdsa.aacademica.org/000-019/426.pdf.

Mollés, Dévrig. "¿Derecha o izquierda? El anticlericarismoargentino frente a la cuestión social (1904 - 1910)." 2013. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4789985.


Publicado en el diario La Calle el 20 de julio de 2025.

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WENCESLAO GADEA

Por José Antonio Artusi

Wenceslao Simón Gadea nació en Concordia el 28 de septiembre de 1864 y murió en Concepción del Uruguay el 15 de agosto de 1951. Sus padres eran uruguayos. Cursó el bachillerato en el Colegio del Uruguay y posteriormente se recibió de escribano en 1889. Radicado en Concepción del Uruguay tuvo una extensa actuación política en el conservadorismo, en la función pública, y en la vida de numerosas instituciones de la sociedad civil. Fue uno de los socios fundadores del Círculo Católico de Obreros, del Tiro Federal Argentino y de la Sociedad Rural. Presidió el Club Social, integró el directorio del Banco Agrícola Comercial y el Consejo Directivo de la Asociación Educacionista “La Fraternidad”. Incursionó en el periodismo, fundando y dirigiendo los periódicos “El Independiente” y “El Republicano”.

Respecto de su trayectoria en la gestión municipal José Vernaz nos dice que “Gadea se había desempeñado como auxiliar del Departamento de Obras Públicas... Más tarde, renunciaría a dicho puesto para asumir el 5 de noviembre de 1899 como escribano municipal. Entre 1891 y 1892 lo veremos desempeñarse como examinador de la Escuela Municipal. El 18 de diciembre de 1893 cubrirá la vacante de secretario del municipio... Permaneció en este último cargo hasta el 2 de enero de 1897. Don Wenceslao presta sus servicios en el cargo de presidente municipal a partir del 7 de enero de 1899. Luego de ser reelecto, extiende su labor hasta el 20 de mayo de 1902, día en el que renuncia para asumir las funciones de diputado provincial”. Ocupó la titularidad del Departamento Ejecutivo entonces el presidente del Concejo Deliberante, Porfirio Tenreyro.    

Recordemos que la constitución provincial reformada en 1883 establecía que los presidentes municipales se elegían cada dos años. Recurrimos nuevamente a la pluma del profesor Vernaz para evocar la elección del 2 de diciembre de 1900: “los candidatos que pretendían la presidencia municipal para el período 1901 – 1902 fueron Wenceslao Gadea, Alberto Carosini y Juan Martínez... Alberto Carosini incorporó candidatos de peso durante la recta final de esas elecciones, tales como el Sr. Gregorio Seró… Con todo, Wenceslao Gadea fue quien se llevó el triunfo”.     

Un hito relevante de su gestión al frente de la municipalidad fue la instalación de una usina de energía eléctrica y la instalación de alumbrado público en 200 cuadras, en sustitución del anterior sistema de gas acetileno, que a su vez había reemplazado al que utilizaba kerosene. También puede mencionarse la apertura de nuevas calles, la reconstrucción del cementerio, y la tramitación de subsidios para la refacción del edificio de Correos y Telégrafos y de la Basílica de la Inmaculada Concepción. Se canceló una deuda que el municipio mantenía con la provincia.

María Virginia Civetta y Carlos Ratto recuerdan la ordenanza 21, del 19 de febrero de 1901, que dispuso autorizar al Departamento Ejecutivo Municipal “para que someta a estudio de persona perita, la sustitución de los paraísos que se encuentran en la plaza “General Ramírez”, por la arboleda adecuada para esta clase de paseos, debiendo presentar un proyecto al efecto”. La norma generó la oposición de algunos sectores, que se vieron reflejados en la crítica de la iniciativa que hizo el diario “La Juventud”.  El 11 de marzo de 1901, por ejemplo, el periódico reclamaba así: “Ninguna resolución ha tomado el C.D. Municipal que destruya su resolución destinando a ser cortados los árboles de la plaza y por lo tanto, repetimos nuestra protesta. El público sensato ha aplaudido nuestra propaganda y solo hay palabras de acre reproche contra los que han ordenado semejante extinción. Los árboles de la plaza están bien como están y los únicos responsables de la falta de ornato y desmantelamiento de la misma serán los Sres. Ediles, muchos de ellos sin intereses en este vecindario y que bien pueden estar hoy en esta como mañana en Buenos Aires y, por consiguiente, importándoles bien poco que exista o no plaza, que tengan o no árboles que le embellezcan, etc.”

Los autores mencionados señalan que “el periódico dirigido por Lorenzo L. Sartorio fue muy crítico con las acciones del municipio y no son raros los ataques al intendente y ediles por la plaza…  podemos llegar a afirmar que la tala indiscriminada de árboles no ocurrió ese año, ya que, de haberse hecho, se vería reflejado en las páginas del periódico, aunque podría haberse hecho un año después, a juzgar por una foto fechada en 1902. Wenceslao Gadea produjo importantes modificaciones en el viejo trazado de la plaza, como puede verse en viejas fotos”.

Integró la convención que reformó la Constitución provincial en 1908, en representación del círculo Uruguay – Colón. En esa oportunidad, tal como señala Beatriz Bosch, se “eleva a seis el número de miembros del Superior Tribunal de Justicia, se restablece la inamovilidad de los jueces y el gobierno de la educación como lo impusiera la Constitución de 1883.”  

El 1º de diciembre de 1907 fue electo concejal, para el período 1908 – 1909, durante la intendencia de Juan Benigno Martínez. Años más tarde, el 6 de diciembre de 1931 fue electo nuevamente, por el Partido Demócrata Nacional, junto a Rodolfo Seró Mantero. En ese período (1932 – 1933) el presidente municipal, designado por el gobernador, fue Albano Lucio Giménez.  Gadea fue nuevamente concejal en 1934, durante la intendencia de José Anselmo Orsolini.   

Wenceslao Gadea participó en la Comisión Honoraria del Palacio San José y Museo Regional, tal la categoría en esa época de lo que había sido la residencia de Urquiza. En 1943 publicó un libro titulado “Don Justo, la tragedia de Entre Ríos 1870 – San José y Concordia”.

En mérito a su trayectoria profesional en 1945 Gadea fue distinguido como el primer presidente honorario del Colegio de Escribanos de Entre Ríos. En 1947 presidió la “Comisión Pro-Stella Maris”, organización de vecinos que en 1949 vieron fructificar sus esfuerzos con la inauguración del faro que marca el acceso al puerto uruguayense. Una ordenanza de 1952 impuso su nombre a una calle y autorizó a emplazar un busto que honre su memoria en una plazoleta cercana al puerto. La obra escultórica es de autoría de Nicolás Antonio.

Fuentes:

Bernasconi, Alejandro. "Algunas presidencias municipales de Concepción del Uruguay durante el intervencionismo conservador. 1932 - 1939." Intendentes uruguayenses 1873 -2023. Concepción del Uruguay: Espacio Editorial Institucional UCU, 2023.

Bosch, Beatriz. Historia de Entre Ríos. Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1978.

Civetta , María Virginia and Carlos Ratto. "Cuando se dispuso talar todos los árboles de plaza Ramírez." 2021. Concepción, historia y turismo. https://concepcionhistoriayturismo.com/2021/03/28/cuando-se-dispuso-talar-todos-los-arboles-de-plaza-ramirez/.

Vernaz, José. "Intendencias de Concepción del Uruguay. 1900 - 1932." Intendentes uruguayenses 1873 - 2023. Concepción del Uruguay: Espacio Editorial Institucional UCU, 2023.      

Publicado en el diario La Calle el 13 de julio de 2025.

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CARLOS CONTÍN

Por José Antonio Artusi

El 7 de julio se cumplirán 62 años de la elección de la fórmula Carlos Contín – Teodoro Marcó como gobernador y vicegobernador de Entre Ríos.

Carlos Raúl Contín nació en Nogoyá el 4 de noviembre de 1915 y murió en Buenos Aires el 8 de agosto de 1991. Tras egresar de la Universidad Nacional del Litoral con el título de bioquímico comenzó a participar activamente en el radicalismo. En 1946 fue electo concejal de la Municipalidad de Nogoyá. Desempeñó numerosas responsabilidades en la conducción de la Unión Cívica Radical, desde el Comité Departamental de Nogoyá hasta la presidencia del Comité Nacional.

En las elecciones del 23 de febrero de 1958 fue electo diputado nacional, en representación de la Unión Cívica Radical del Pueblo, junto a Miguel Agustín Parente y Carlos Humberto Perette. En esa ocasión la UCRP obtuvo 114.213 votos, el 32,57%, y fue superada por la UCR Intransigente, que con el 49,41% consagró 6 diputados. Con el peronismo proscripto, el voto en blanco llegó al 8,26%. Dado que el Congreso había sido disuelto se eligió en esa oportunidad a la totalidad de los diputados, sorteándose quien tendría mandato por dos años y quien por cuatro. A Contín le correspondió un mandato por dos años, hasta 1960, año en el que renovó su mandato. Pero en esa elección el resultado se invirtió: el 27 de marzo de 1960 el triunfo correspondió a la UCRP, con el 37,71%, y el segundo lugar a la UCRI, que con el 29,54% consagró dos candidatos, Jorge Washington Ferreyra y Héctor Buenaventura Sauret. Entre votos blancos y nulos se superó el 22%. Un dato relevante de esos comicios, junto con anteriores, es la declinación electoral del conservadorismo entrerriano, que en 1958 apenas superó el 8% (sumando el Partido Demócrata y el Partido Demócrata Conservador Popular) y en 1960 llegó al 19,14% con el Partido Demócrata Unido, pero sin lograr obtener bancas. Recordemos que en la elección a gobernador de 1943 el candidato conservador, Pedro Radio, había perdido por sólo 2781 votos frente a Enrique Fermín Mihura, de la UCR. El mandato legislativo se vio trunco por el golpe militar que derrocó al presidente Arturo Frondizi el 29 de marzo de 1962.    

El 7 de julio de 1963 Carlos Contín fue electo gobernador, acompañado por el uruguayense Teodoro Ernesto Marcó como vice. La fórmula de la Unión Cívica Radical del Pueblo obtuvo 113.436 votos, el 39,91%, mientras que la Unión Cívica Radical Intransigente, con la fórmula Ricardo Yrigoyen – José Pons, quedó en segundo lugar con el 33,31%. Se invirtió de esta manera el resultado del año anterior. Efectivamente, es poco recordado que el 18 de marzo de 1962 la UCRI se alzó con el triunfo en las elecciones convocadas para suceder al gobernador Raúl Uranga. En esa oportunidad Ricardo Irigoyen derrotó al candidato de la UCRP, Carlos Humberto Perette, que un año más tarde dejaría la candidatura a gobernador a su correligionario Contín y sería electo vicepresidente de la República acompañando a Arturo Umberto Illia. En 1963, a diferencia de 1962, el peronismo estuvo parcialmente proscripto. Se le permitió participar en la elección de legisladores, pero no en la de gobernador. En la elección de gobernador el Partido Demócrata Unido quedó en tercer lugar con el 9,75%, y el voto en blanco representó el 9,69% del total. Mientras que en la elección de diputados el tercer lugar correspondió al Partido Tres Banderas, peronista, que obtuvo el 12,37%. Para la elección de senadores se recurrió en ese momento a un peculiar sistema, en franca contradicción con los preceptos de la Constitución de 1933. Se procedió a dividir la provincia en 3 circunscripciones. El departamento Uruguay formó parte de la tercera, junto a Gualeguaychú, Gualeguay y Nogoyá, a la que le correspondían 4 senadores. Dos correspondieron a la UCRP (uno fue el uruguayense Miguel Angel Gonella), que se impuso a la UCRI por sólo 323 sufragios, uno a la UCRI y uno al Partido Tres Banderas.               

Carlos Contín asumió la gobernación el 12 de octubre de 1963 y como sabemos su mandato fue interrumpido por el golpe militar del 28 de junio de 1966. Sobre su labor de gobierno, en menos de tres años, Enrique Pereira ha dicho que “fue intensa y transformadora… se creó el Ministerio de Acción Social, con las áreas de Salud, Trabajo y Acción Social. Fueron obras de su período – en apretada síntesis – la reanudación de las tareas del Túnel Subfluvial, las creaciones del Albergue del Canillita “Crisólogo Larralde”, la Escuela de Servicio Social, la Escuela de Enfermería, la construcción de las usinas de María Grande y Nogoyá, la erección de más de ciento veinte edificios escolares de campaña, caminos, etc.” Beatriz Bosch recuerda que “durante el período del doctor Contín se agita la idea de contar con una universidad propia, idea que el gobernante impulsa con entusiasmo”. 

El gabinete de Contín estuvo integrado por Benjamín Stubrin como ministro de Gobierno, Justicia y Educación; César Luis Corte a cargo del Ministerio de Hacienda, Economía y Obras Públicas; y Sergio Alberto Montiel en el Ministerio de Acción Social. Al renunciar Montiel en abril de 1966 lo reemplazó Luis Tabuenca.

Tras el golpe de 1966 que lo destituyó, Contín continuó militando intensamente. Fundó y dirigió el periódico “Conducta” desde el cual condenaba duramente a la dictadura de Onganía.      

En 1981, al morir Ricardo Balbín, debió hacerse cargo de presidir el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, y en ese rol le tocó dar continuidad a la Multipartidaria – confluencia de partidos políticos que procuraban una salida democrática de la dictadura – y organizar los comicios internos que consagraron la fórmula Raúl Alfonsín – Víctor Martínez. El presidente Alfonsín lo designó vicepresidente del Banco Central y renunció en 1985.   

Enrique Pereira, que lo conoció bien por ser su secretario privado, a pesar de la diferencia de edad y aún de pertenecer a sectores internos diferentes del radicalismo, lo retrata como “un político de una notable formación, un lector sin pausas, un gran conocedor de la historia nacional y americana, además de un inolvidable orador. Universitario y hombre de campo, conoció de cerca muchas facetas de la vida entrerriana” … “un hombre de gran cultura, de una cortesía exquisita y de una extraordinaria sencillez y austeridad”.  

 

Fuentes:

Bosch, Beatriz. Historia de Entre Ríos. Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1978.

Pereira, Enrique. Diccionario biográfico Nacional de la Unión Cívica Radical . Buenos Aires: Ediciones IML, 2012.

—. Mil nombres del radicalismo entrerriano. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1992.

 

Publicado en el diario La Calle el 6 de julio de 2025.

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viernes, 22 de agosto de 2025

ORIANA FALLACI

 

Por José Antonio Artusi

Oriana Fallaci cumpliría 96 años. Nació en Florencia el 29 de junio de 1929 y murió en su ciudad natal el 15 de septiembre de 2006.

Su padre era albañil y participó en la resistencia antifascista y contra la ocupación nazi en Italia. Oriana, siendo prácticamente una niña, colaboró activamente con los partisanos del movimiento “Justicia y Libertad”. 

Posteriormente comenzó a estudiar medicina, pero pronto abandonó la carrera y se inclinó por el periodismo, en el que descollaría como una de sus grandes figuras. Tras colaborar con varios medios italianos viajó por primera vez a Estados Unidos en 1956. Allí publicó su primer libro, “Los siete pecados capitales de Hollywood”. En la década del ´60 se radicó en Nueva York y comenzó a forjar una exitosa carrera como periodista y escritora de renombre mundial.

En 1967 y años posteriores fue corresponsal de guerra en Vietnam. Sus crónicas contienen duras críticas a ambos bandos en pugna. De vuelta en Estados Unidos cubrió los asesinatos de Martin Luther King y de John Fitzgerald Kennedy, así como el convulsionado ambiente estudiantil a fines de los ´60. En 1968 fue testigo directo de la matanza de Tlatelolco, en la que numerosos estudiantes fueron masacrados. Ella misma fue herida en la represión por parte del ejército mexicano, y estuvo a punto de perder la vida. Posteriormente se desempeñó como corresponsal de guerra en diversos conflictos. El otro género en el que descolló fueron las entrevistas. A Leopoldo Fortunato Galtieri lo trató de torturador y a Khomeini de tirano, además de quitarse el chador que se había puesto como condición inexcusable para poder entrevistar al ayatola iraní, tras tildarlo de “estúpido trapo medieval”. Algunos de esos reportajes dieron origen al libro “Entrevista con la Historia”, publicado en 1974.

Su ciclo como reportera de guerra culminó con la cobertura que hizo para la guerra del Golfo en 1991. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York publicó artículos y libros en los que condenó el fundamentalismo islámico de raíz teocrática y se lamentó, con su peculiar estilo irreverente, y con coraje - algunos dirán con desmesura - de cierta incapacidad de los países occidentales para reaccionar adecuadamente.    

Obviamente, sus textos generaron polémicas y recibieron encendidas críticas. Eugenio Palopoli considera que “si sus libros y artículos contra el Islam generaron controversia, en ningún caso se la puede acusar de falta de conocimiento o superficialidad. Sus primeras crónicas sobre los países musulmanes datan de 1960. Un viaje de varias semanas por un conjunto bastante aleatorio de países asiáticos (el criterio fue, simplemente, aquellos que autorizaron su visado) tuvo como resultado una serie de notas publicadas por L’ Europeo, la revista para la que trabajaba en Italia. En Pakistán, Fallaci tuvo su primer contacto directo con uno de los tantos países musulmanes donde la situación de las mujeres era la sumisión total, ocultas tras velos y burkas, encerradas incluso en sus casas detrás de gruesas cortinas que les impedían siquiera ver la luz del sol. En aquel viaje asistió a una boda y se interiorizó acerca de los matrimonios por compromiso y la poligamia, y también de las mujeres repudiadas, de la muerte civil que implicaba dicho status. Conoció también a mujeres que se asociaban para mejorar su situación, que solían ayudar a esposas repudiadas o molidas a golpes por sus maridos”. Además, Palopoli enfatiza que “su defensa de Occidente es la de un ideal intelectual (el iluminismo, la Ilustración, los padres fundadores de la Revolución Americana y la democracia liberal moderna) y una cultura. La expresión artística como la materialización en el grado más excelso posible de esos ideales. Por eso su pasión por la Italia y la Florencia en la que creció, por sus edificios, sus iglesias (a pesar de su ateísmo), sus palacios, museos, cuadros y estatuas.”

Pilar Rahola, que tuvo con ella coincidencias y disidencias, señaló tras su muerte que “no comparto su ataque frontal y global al islam, por injusto y simplificador. No creo que el problema del mundo sea el otro, el distinto, el ciudadano que reza a un Dios llamado Alá y que vive en consecuencia con sus credos. Muy al contrario, mi visión del mundo sólo es soportable si permite religiones, culturas y acentos diversos. Pero comparto con Oriana Fallaci la convicción de que el mundo tiene, hoy por hoy, un serio problema vinculado al islam, un problema que atenta a las libertades, a los derechos y a la propia vida. ¿Todo el islam? Ahí está la divergencia de fondo. No. Pero es cierto que existe un islam que mata en nombre de Dios, que en nombre de Dios persigue a los disidentes, en su nombre esclaviza a las mujeres, desprecia a la libertad, y es en nombre de Dios que educa en la muerte. Miles de muertos, desde Amia hasta Nueva York, desde Beslan hasta Atocha, desde Londres hasta Bali, pasando por Bombay, avalan esta trágica convicción”.

A 96 años de su nacimiento parece oportuno y necesario recordarla con sus propias palabras:

“No entendéis o no queréis entender que si no nos oponemos, si no nos defendemos, si no luchamos, la yihad vencerá. Y destruirá el mundo que, bien o mal, hemos conseguido construir, cambiar, mejorar, hacer un poco más inteligente, menos hipócrita e, incluso, nada hipócrita. Y con la destrucción de nuestro mundo destruirá nuestra cultura, nuestro arte, nuestra ciencia, nuestra moral, nuestros valores y nuestros placeres... ¡Por Jesucristo! ¿No os dais cuenta de que los Osama bin Laden se creen autorizados a mataros a vosotros y a vuestros hijos, porque bebéis vino o cerveza, porque no lleváis barba larga o chador, porque vais al teatro y al cine, porque escucháis música y cantáis canciones, porque bailáis en las discotecas o en vuestras casas, porque veis la televisión, porque vestís minifalda o pantalones cortos, porque estáis desnudos o casi en el mar o en las piscinas y porque hacéis el amor cuando os parece, donde os parece y con quien os parece? ¿No os importa nada de esto, estúpidos? Yo soy atea, gracias a Dios. Pero no tengo intención alguna de dejarme matar por serlo”.

 

Fuentes:

 Fallaci, Oriana. "La rabia y el orgullo." El Mundo. 2001. https://web.archive.org/web/20070203180801/http://www.elmundo.es/especiales/2001/09/internacional/ataqueusa/oriana.pdf.

Palopoli, Eugenio. "Las mil vidas de Oriana Fallaci, la periodista que alertó antes que nadie sobre el terror islamista." El Observador . 2024. https://www.elobservador.com.uy/argentina/sociedad/las-mil-vidas-oriana-fallaci-la-periodista-que-alerto-antes-que-nadie-el-terror-islamista-n5967225.

Rahola, Pilar. "Oriana Fallaci." La voz y la opinión. n.d. https://www.delacole.com/cgi-perl/medios/vernota.cgi?medio=lavoz&numero=octubre%202006&nota=octubre%202006-6.

Publicado en el diario La Calle el 29 de junio de 2025.

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jueves, 26 de junio de 2025

JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ

Por José Antonio Artusi

José Antonio Jesús de las Mercedes Rodríguez Monzón nació en Paraná el 9 de febrero de 1899 y murió en Concepción del Uruguay el 18 de abril de 1977. Su padre, Antonio Diógenes, era maestro egresado de la Escuela Normal de Paraná. La familia se radicó en Concepción del Uruguay al ser designado director de la Escuela Avellaneda. También fue profesor en el Colegio del Uruguay. Su madre, Domitila Monzón, también maestra, murió muy joven, y su padre murió en 1947, a los 80 años.     

José Antonio Rodríguez cursó el bachillerato en el Colegio del Uruguay, institución que más tarde lo tendría como profesor. También ejercería la docencia en la Escuela Normal. Tras egresar como médico en la UBA regresó a Concepción del Uruguay y comenzó a ejercer su profesión. Colaboró con el Hospital de Caridad de la Sociedad de Beneficencia. Omar Gallay recuerda en su obra “El Hospitalito” que en 1932 dicha institución, “junto al pueblo de Concepción del Uruguay, tributó un merecido homenaje de despedida a los doctores Amadeo Barbará, Augusto Blanchet, Luis María Pons, José A. Rodríguez y Tomás Cuesta Yáñez, con motivo de su traspaso al Policlínico Regional recientemente inaugurado. El diario “Los Principios” dijo: “Cuando los doctores… penetraron a la galería central del Hospital el inmenso público que colmaba el recinto prorrumpió en una estruendosa salva de aplausos”. A este acto le siguió un banquete de honor servido el 9 de enero en el salón comedor del “París Hotel”, pleno también de elocuentes discursos, entre ellos el pronunciado por el Dr. Delio Panizza”.”          

El 11 de mayo de 1939 “La Juventud” publicó una nota en la que se informaba que “el gobernador de la provincia ha dispuesto la creación de un instituto de cardiología que funcionará en el hospital local de la calle Perú bajo la dirección del Dr. José A. Rodríguez”. Fue uno de los fundadores de la Clínica Uruguay e integró la comisión que dio origen al Círculo Médico. Problemas auditivos que le impedían auscultar adecuadamente a sus pacientes lo llevaron a especializarse en diagnóstico por imágenes radiológicas. No dejó de estudiar medicina hasta el último día en que permaneció en su consultorio de calle Almafuerte.

Participó activamente en el radicalismo yrigoyenista. Se desempeñó varias veces como concejal, siendo muy joven, en las décadas del 20 y del 30. A partir de la década del 40 su protagonismo político decayó, para concentrarse en el ejercicio de su profesión y en la activa participación en diversas instituciones de la sociedad civil, pero su filiación radical permaneció inalterable hasta su muerte. Integró y presidió la comisión directiva de la Biblioteca Popular “El Porvenir” y participó activamente en la Alianza Francesa y en Amigos de la Música.  

En 1924 asumió como concejal e integró el bloque radical junto a Ambrosio Artusi, entre otros. Debieron haber forjado, a pesar de la diferencia de 10 años, una relación de amistad y profunda confianza. A punto tal que, en 1929, ante una injusta y calumniosa acusación Ambrosio Artusi no vaciló en retar a duelo a quienes habían expresado las ofensas, y designó al joven médico como uno de sus padrinos. En 1944 el Dr. Rodríguez habría de tener la dolorosa tarea profesional de firmar el certificado de defunción de su amigo. Para esas elecciones, que habían tenido lugar el 2 de diciembre de 1923, el radicalismo presentó una plataforma en la que podemos encontrar algunas líneas de acción que van a estar presentes más tarde de manera concreta en la gestión de Ambrosio Artusi como intendente, entre 1939 y 1943, tales como “la edificación de casas económicas para empleados y obreros” o “la construcción de un mercado modelo”. Pero interesa también resaltar algunas cuestiones doctrinarias. El punto 3º, por ejemplo, denota una evidente influencia de las ideas de Henry George: “Modificación del sistema impositivo tendiente a liberar de impuestos a las industrias y ocupaciones útiles. Impuesto sobre el valor de la tierra libre de mejoras”. Aquellas propuestas siguen siendo tan valiosas como desoídas, lamentablemente. En esos comicios la UCR obtuvo 516 votos y consagró la totalidad de las bancas, y el Partido Socialista 76.

En 1924 surgió un conflicto entre el concejo deliberante y el gobierno provincial encabezado por Ramón Mihura con motivo de la designación del intendente Demetrio Echezárraga. En marzo de 1925 José Antonio Rodríguez fue nuevamente electo concejal, pero ya con un radicalismo dividido. En esa oportunidad el yrigoyenismo obtuvo cuatro bancas, entre ellas la de Rodríguez, y el antipersonalismo seis. Como se trataba de una elección complementaria para completar el período que había quedado trunco por la acefalía del anterior cuerpo, tras la intervención del gobierno provincial, hubo nuevamente elecciones el 6 de diciembre de 1925. En esa oportunidad yrigoyenistas y antipersonalistas obtuvieron 5 bancas cada uno, y tras numerosas idas y vueltas el 1º de enero de 1926 la presidencia del cuerpo recayó en Mariano López y la vicepresidencia 1ª en José Antonio Rodríguez. Ese período estuvo signado por un grave conflicto acerca de la validez de la elección de los concejales, y finalmente los concejales yrigoyenistas fueron sustituidos en octubre de 1926 por miembros designados por el gobierno provincial.       

En 1935, al ser electo nuevamente concejal por la UCR, ya unificada, se dio una situación curiosa. También fue electo concejal por el Partido Demócrata Nacional su cuñado, Rodolfo Seró Mantero. El diario “La Juventud”, bajo el título “Sorteo de concejales”, dio a conocer que “la situación planteada a los señores concejales Dr. José A. Rodríguez y Rodolfo Seró Mantero a raíz del parentesco que los une, ha quedado solucionada mediante sorteo, habiendo éste favorecido al Dr. José A. Rodríguez, quien continuará en su banca, no así el Sr. Seró Mantero, quien ha sido reemplazado por el primer suplente de su sector político, Sr. Ángel Mazzarello. La comisión especial designada a objeto de considerar el caso llegó a la conclusión de que no era posible el desempeño simultáneo del mandato por ambos concejales en virtud de los vínculos de parentesco que los unen.”. El intendente titular fue el Dr. Justo Germán Ravenna. También resultaron electos por la “UCR yrigoyenista”, un sector que no había aceptado la reunificación del radicalismo, Alberto Carosini y Delio Panizza. Los concejales radicales obtuvieron 2261 votos, poco más del 50% del total, los conservadores 1015, los “yrigoyenistas” 698 y los socialistas 175.

El cisma del radicalismo de 1958 lo encontró del lado de la UCR del Pueblo. La política le brindó, naturalmente, desilusiones y desencuentros, pero alguien que lo conoció bien dijo de él que nunca lo oyó criticar a nadie, y que solamente a veces decía de alguien “siempre quiere estar donde no está”. Tuvo amigos entrañables, le gustaba recordarlos y agradecía haberlos encontrado en su camino.

Conservaba en su inmensa biblioteca un pequeño cuadro que enmarcaba un documento, la copia de un prontuario suyo que le había entregado un oficial de policía después que lo derrocaron a Perón. En la época en que eran habituales los interrogatorios a los “contreras” le habían preguntado por sus ideas políticas y él, con su peculiar sentido del humor, había contestado que era “socrático”. El documento lo describía como un “comunista de una clase rara”.


Publicado en el diario La Calle el 22 de junio de 2025.

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lunes, 16 de junio de 2025

CARLOS JUAN RODRÍGUEZ


Por José Antonio Artusi

Carlos Juan Rodríguez nació en Río Cuarto, Córdoba, el 13 de marzo de 1875 y murió en su ciudad natal el 26 de agosto de 1967.  

Cursó estudios secundarios en el Colegio del Uruguay y posteriormente obtuvo el título de abogado y de doctor en jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires. Regresó a Río Cuarto y fundó un partido denominado “Demócrata Social”, al que sus adversarios se referían despectivamente como el “partido de la alpargata”. En alianza con sectores liberales fue electo intendente de esa localidad, y posteriormente se desempeñó como diputado provincial, entre 1913 y 1914.

Seducido por el liderazgo de Hipólito Yrigoyen Carlos Juan Rodríguez se afilió a la Unión Cívica Radical, partido en el que tuvo una extensa y relevante carrera y en el que permaneció hasta su muerte. Fue diputado nacional por la provincia de Córdoba en 3 períodos; entre 1916 y 1920, entre 1920 y 1922, y entre 1926 y 1930.

En el tramo final de la presidencia de Yrigoyen, fue designado al frente del Ministerio de Agricultura y Ganadería, cargo que ejerció brevemente entre el 9 de agosto y el 12 octubre de 1922.  

En las elecciones del 2 de abril de 1916, en las que también se eligieron los electores que consagrarían presidente a Hipólito Yrigoyen, la UCR cordobesa obtuvo el 68,88%, consagrando seis diputados, entre ellos Carlos Juan Rodríguez, mientras que el Partido Demócrata Progresista consiguió el 31,11% de los sufragios y accedió a dos bancas. En 1920 el resultado se invirtió, se impuso el PDP con el 52,74% y la UCR debió conformarse con el segundo lugar con el 47,26%. Rodríguez renovó su banca en esa ocasión, pero sólo por dos años, por la ampliación de la cantidad de miembros de la cámara. El tercer mandato de Rodríguez como diputado nacional se vincula con las elecciones del 7 de marzo de 1926. En esa oportunidad el radicalismo cordobés sufrió la escisión de un sector que se presentó como UCR blanca y obtuvo el 3,19% de los votos. Insuficiente para conseguir una banca pero suficiente para determinar que por muy escaso margen el tronco principal del partido, que llegó al 47,01%, sea derrotado por el Partido Demócrata, que llegó al 48,10%, con la candidatura de Julio Argentino Pascual Roca Funes, “Julito”, hijo del Gral. Julio Argentino Roca.

En 1931 acompañó a Amadeo Sabattini como candidato a vicegobernador de la provincia de Córdoba, pero la fórmula se retiraría antes de los comicios, ante la certeza de que el régimen imperante no permitiría un triunfo radical, dado el antecedente del 5 de abril en la provincia de Buenos Aires, en el que la UCR se impuso con la candidatura de Honorio Pueyrredón, pero el gobierno de facto anuló las elecciones.   

El 7 de julio de 1935 se realizaron elecciones internas para elegir los candidatos radicales que iban a competir en las elecciones generales provinciales convocadas para noviembre de ese año en la provincia de Córdoba. En esa oportunidad Carlos Juan Rodríguez acompañó a Agustín Garzón Agulla como candidato a vicegobernador, pero fueron derrotados por la fórmula Amadeo Sabattini – Ángel Gallardo, que también se impondría en los comicios generales de noviembre. César Tcach destaca que “los procedimientos empleados en esta primera elección interna con voto directo para elegir candidatos a gobernador, intendente y legisladores, fueron inobjetables. El 13 de julio, el Núcleo Pro Fusión, derrotado en los comicios, expresó en un documento que “un elemental concepto de disciplina partidaria, y uno muy superior de orden democrático, obligan a todos los afiliados de la UCR a acatar el veredicto de las urnas, y más aún, a hacer suyos con decisión, entusiasmo y celo patriótico, los candidatos que merecieron la mayoría de los sufragios”.

Resulta de interés la vinculación de Rodríguez con sectores georgistas, seguidores de las ideas de Henry George, resumidas a menudo en la propuesta de un “impuesto único” que gravara la valorización del suelo libre de mejoras y fuera acompañado de la eliminación o la disminución de los tributos que pesaban sobre el trabajo, el consumo y la inversión de capital. En 1917, siendo diputado nacional, publicó un libro titulado “Proyecto de reformas a la ley de contribución territorial y fundamento de la teoría de Henry George”. Entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre de 1919 se realizó en Córdoba la Convención Nacional Georgista. En la sesión inaugural intervino el diputado Carlos Juan Rodríguez, invitado especialmente para referirse a la base científica del georgismo.

En 1920 Rodríguez presentó un proyecto de ley por el que se reformaba la contribución territorial para terrenos ubicados en la Capital Federal y en territorios nacionales, estableciendo una escala progresiva sobre la valuación libre de mejoras, con alícuotas que iban desde el 0,8% al 2,5%. En 1928, contrariando de alguna manera el espíritu de la idea del “impuesto único”, presentó otro proyecto estableciendo un impuesto a la “renta” de las personas, antecesor del actual impuesto a las ganancias.  

En la sesión del 15 de junio de 1920 de la Cámara de Diputados Rodríguez intervino al tratarse la cuestión de las causas del fenómeno de la vivienda cara, y señaló que “fue necesario que aparecieran a fines del siglo XIX dos grandes economistas para que señalaran fundamentales orientaciones a la ciencia: Henry George y Adolfo Wagner. El primero, en su obra inmortal “Progreso y miseria”, ha demostrado que la armonía que debe reinar entre las leyes de distribución de la riqueza: que el fenómeno de la renta de la tierra es lo que perturba la justa repartición, e impide que cada uno reciba el producto íntegro del trabajo; y ha semiencontrado la fórmula del impuesto único a la tierra libre de mejoras, para corregir naturalmente, la injusticia económica.”

Es interesante constatar que compartir algunos aspectos de esta doctrina vincula en cierto sentido a Rodríguez con el yrigoyenista Sabattini, pero también con el antipersonalista entrerriano Luis Lorenzo Etchevehere, y aún con el conservador liberal cordobés Ramón José Cárcano.   

 

Fuentes:

Pereira, Enrique. Diccionario biográfico Nacional de la Unión Cívica Radical . Buenos Aires: Ediciones IML, 2012.

Revista de Ciencias Económicas. "Convención nacional georgista." Agosto 1919.

Tcach, César. "Ejercicio de un análisis comparado: primeras elecciones con voto directo en el radicalismo de Córdoba (1935 y 1939)." Pasado Abierto. 2015. https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto/article/view/1466/4582.

 

 

Publicado en el diario La Calle el 15 de junio de 2025.-

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LEOPOLDO BARD: ENTRE YRIGOYEN, RIVER, NECOCHEA Y LA MEDICINA

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 38 años de la promulgación de la ley de divorcio. Curiosamente, se cumplen también 103 años de la presentación de un proyecto de ley en ese mismo sentido, autoría del diputado nacional Leopoldo Bard.  

Leopoldo Bard nació en Buenos Aires el 11 de noviembre de 1883 y murió en su ciudad natal en 1973. Una reseña biográfica sin firma publicada en diarionecochea.com señala que “se sabe que era judío e hijo de inmigrantes austriacos. Cuando era adolescente, jugaba al futbol… en un equipo del porteño barrio de la Boca, el Santa Rosa. Su equipo se disputaba la supremacía del barrio con otro equipo llamado Los Rosales, pero a fuerza de enfrentarse tantas veces terminaron por hacerse amigos y decidieron fusionarse y crear un nuevo club. En una humilde asamblea, llevada a cabo una tarde de mayo en un baldío a la sombra de un sauce, este grupo de jóvenes trabajadores y estudiantes, ninguno mayor de 20 años y todos provenientes de familias humildes de la Boca, fundaron el Club Atlético River Plate. En esa misma asamblea, se eligió a Bard (quien pese a su juventud ya contaba con roce político en la por entonces opositora Unión Cívica Radical) como primer presidente del Club. Con el correr de los meses, la pasta de líder que mostraba en la cancha propició que sus compañeros lo eligieran también como capitán del equipo, convirtiéndolo en uno de los escasos casos en el mundo del fútbol en que un mismo individuo fue fundador, presidente, jugador y capitán de su equipo”.

Rodrigo Daskal considera que “los clubes deportivos, sociales y culturales ocuparon un lugar central en la constitución de prácticas e identidades barriales de los jóvenes criollos hijos de inmigrantes, en tanto el pasaje del fútbol como “novedad juvenil de frontera” a principios del siglo XX, a constituirse en parte de la “esencia” de la ciudad de Buenos Aires hacia fines de la década del ’20. En el caso de los clubes de fútbol, en sus comisiones directivas era posible encontrar buena cantidad de políticos radicales, como así también miembros de la elite social en los clubes por ella fundados, y unos años después lo mismo ocurriría con el comunismo y los clubes deportivos comunistas. La familia de Leopoldo Bard formó parte de las oleadas inmigratorias que poblaron el territorio argentino, de las que fueron parte muchos judíos de diferentes partes del mundo…”.

Tras recibirse de médico ingresó al Hospital Muñiz y se especializó en medicina laboral. Identificado con la Unión Cívica Radical y acompañando a Yrigoyen, sus dotes como orador y dirigente político lo llevaron a ocupar una banca en la Cámara de Diputados entre 1922 y 1930, llegando a presidir su bloque. Su gestión como legislador estuvo jalonada por iniciativas tendientes promover la emancipación civil y el derecho al sufragio de las mujeres, la institución del divorcio, la separación laicista entre la Iglesia y el Estado y la nacionalización del petróleo, en línea con la prédica de Yrigoyen y Mosconi.

En las elecciones del 2 de abril de 1922 fue uno de los 10 diputados electos por la UCR en la ciudad de Buenos Aires, con el 37,36% de los sufragios. En segundo lugar quedó el Partido Socialista, que con el 34,07% obtuvo 4 bancas, mientras que la conservadora Concentración Nacional llegó al 12,47% pero se quedó sin representación en virtud del sistema de mayorías y minorías vigente en ese momento.

En 1926 Bard renovó su banca, siendo el candidato más votado de la lista ganadora. Recordemos que el sistema de tachas imperante permitía que candidatos de una misma lista obtuvieran distinta cantidad de votos. La UCR alcanzó el 42,43% y volvió a consagrar 10 diputados. El Partido Socialista fue nuevamente la segunda fuerza, con el 33,94%, y renovó sus 4 bancas.  La novedad consistió en que el tercer lugar no correspondió a los conservadores sino a una escisión del radicalismo, la UCR antipersonalista, que con el 20,03% no obtuvo representación legislativa.

En la reseña biográfica mencionada se recuerda que “cuando luego de algunos viajes por el país conoció Necochea, quedó cautivado por la ciudad y encontró un lugar donde cristalizar sus ideas. La medicina de la época recomendaba el aire del mar para varias enfermedades infantiles, pero Bard sabía que, para muchos niños del país, la posibilidad de una estadía en la costa era inaccesible. Por eso ideó y llevó a cabo la Colonia Marítima de Niños débiles (lo que hoy es el Hogar Raimondi), en avenida 2 y 75, para que esos niños pudieran venir a la costa a restablecer su salud. La preocupación por la salud de los niños de bajos recursos lo llevó a impulsar también el Dispensario de Lactantes, para niños recién nacidos, en el antiguo hospital Díaz Vélez. Fue gracias a su gestión también que en 1929 se inauguró el emblemático puente Hipólito Yrigoyen, más conocido como Puente Colgante, y mucho tuvo que ver Bard para la ampliación y mejora de las escolleras. Por todos los servicios prestados a la ciudad, el municipio le obsequió una casa…De esa casa, en la que estaba instalado junto a su esposa y su hija, lo llevaron preso efectivos del ejército luego del golpe militar… Cuando lo subieron al tren, con destino a Buenos Aires (donde sería encarcelado), cientos de necochenses concurrieron a la estación, a despedirlo”.   

La dictadura instalada a partir del 6 de septiembre de 1930 lo sometió a crueles torturas. Tras ser liberado en 1932 fue absuelto de las injustas acusaciones recibidas. Bard, afectado severamente por los vejámenes sufridos en la cárcel, se concentró en su profesión y abandonó la militancia política y la función pública, a la que sólo volvería en 1947, para desempeñarse como director general de Higiene y Seguridad del Trabajo, durante la gestión de Ramón Carrillo al frente del Ministerio de Salud. El gobierno de facto que depuso a Perón en 1955 también detuvo a Bard durante un par de meses.

Leopoldo Bard perteneció a la masonería, actuando en la Logia Liberi Pensatori del barrio de la Boca de la ciudad Buenos Aires.

    

Fuentes:

Daskal, Rodrigo. "Leopoldo Bard, entre Hipólito Yrigoyen y River Plate." historiapolitica.com. n.d. https://historiapolitica.com/datos/biblioteca/daskal3.pdf.

"Leopoldo Bard, el fundador de River enamorado de Necochea ." diarionecochea.com. abril 7, 2024. https://diarionecochea.com/2024/04/07/leopoldo-bard-el-fundador-de-river-enamorado-de-necochea/.

Pereira, Enrique. Diccionario biográfico Nacional de la Unión Cívica Radical . Buenos Aires: Ediciones IML, 2012.

 

 

Publicado en el diario La Calle el 8 de junio de 2025.

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