jueves, 20 de febrero de 2025

FAUSTINO PARERA

Por José Antonio Artusi

Faustino Miguel Parera y Romero nació en Paraná el 30 de octubre de 1857 y murió en Buenos Aires el 29 de septiembre de 1926.

Se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires. En 1894 fue electo diputado nacional en su provincia natal. En las elecciones del 4 de febrero obtuvo 7968 votos, impulsado por el Partido Autonomista Nacional, que consagró las 6 bancas en juego. Los comicios en ese momento, antes de la reforma electoral que se concretó con la ley Sáenz Peña en 1912, distaban muchísimo de constituir un instrumento genuino de expresión de la voluntad popular. Tal circunstancia se evidencia en que, según las actas de la Cámara de Diputados de la Nación, tras los seis candidatos que se impusieron, Manuel Quintana obtuvo sólo cuatro votos, y los radicales Francisco Barroetaveña y José Lino Churruarín dos. Incluso otro candidato del PAN, Torcuato Gilbert, figura con sólo un voto.

En 1895 el gobernador Salvador Maciá lo designó ministro de Gobierno, cargo que ejerció hasta 1898. Ese año fue nuevamente electo diputado nacional. En esa oportunidad obtuvo 11454 sufragios, en una elección en la que ya no participaron candidatos radicales. En 1902 renovó su banca, que ocupó hasta 1906.

Beatriz Bosch refiere que, culminando la gobernación de Enrique Carbó, “el 11 de enero de 1907 un atentado conmueve a la opinión pública. Se arroja al arroyo Santa Rosa una imprenta destinada a El Pueblo, periódico opositor que dirigía Antonio Ciaspucio en Villaguay y el conductor del vehículo, que la transportaba, es degollado por personal de la policía. Ningún partido opositor concurre a los comicios en que son electos para el período 1907-1910 los doctores Faustino M. Parera y Mariano E. López”.   

Manuel Macchi y Alberto Masramón explican que “el período gubernamental del Dr. Faustino M. Parera quedó acortado en cuatro meses, al entrar en vigencia la Constitución de 1903, que por su artículo nº 281 limitaba el período al 1º de octubre”. Por lo tanto, Parera ejerció el cargo entre el 15 de enero de 1907 y el 1º de octubre de 1910. Sus ministros fueron Luis Leguizamón y Manuel Leiva (Gobierno) y Prócoro Crespo y Emilio Marchini (Hacienda).

Los mencionados autores consideran que “su gobierno se caracterizó por el impulso dado a la red de ferrocarriles. Quedó inaugurado el ferryboat, especie de balsa capaz de transportar trenes…, quedando unida nuestra provincia a la de Buenos Aires. Se construyeron más de veinte puentes, se incrementó la agricultura, creándose para ello escuelas chacras y bancos agrícolas, con lo cual se fomentó e intensificó la producción agropecuaria.”

Sobre su gestión gubernamental Beatriz Bosch señala que “una nueva convención reformadora se reúne el 14 de diciembre de 1908 presidida por el doctor Martín Ruiz Moreno. Se eleva a seis el número de miembros del Superior Tribunal de Justicia, se restablece la inamovilidad de los jueces y el gobierno de la educación como lo impusiera la Constitución de 1883”. A su vez destaca que “los festejos del centenario de la Revolución de Mayo sorprenden a la provincia en similar tren de holgura económica que el resto de la República. Un índice elocuente: el valor de la tierra. En el departamento Paraná se paga cinco mil pesos la hectárea de campo.”  

Parera mantuvo en su cargo al frente del Consejo General de Educación a Manuel Antequeda, que había sido designado por su antecesor. El plan de construcción y ampliación de edificios escolares contó con una propuesta de financiamiento a través de la emisión de un bono a 50 años. Ricardo Marcó señala que “el Poder Ejecutivo acepta la propuesta, aunque disminuye el monto del empréstito a un millón de pesos moneda nacional, y el 22 de noviembre de 1907 eleva un proyecto de ley a la Legislatura, que ésta sanciona el 21 de marzo de 1908 con el número 2.132. En ella se dispone la construcción de dos escuelas superiores, cuatro graduadas, veintiuna elementales, ochenta y cinco rurales y un crecido número de "ensanches" de las existentes. Esta ley fue ampliada o prorrogada en dos oportunidades -1909 y 1911- y se autorizó la emisión de bonos para posibilitar la concreción de los proyectos de Antequeda”. Además, este autor refiere que “la idea de dotar a toda la geografía entrerriana de edificios escolares llevó a incluir escuelas flotantes para el área deltaica del sur de la provincia, que ha tomado nuevo impulso recientemente con la construcción de escuelas flotantes, funcionales y aptas para la actividad educativa. En 1909 se construyeron dos escuelas de este tipo destinadas a la zona de Islas del Ibicuy”

En relación con la política económica Maximiliano Camarda y Néstor Serfaty consideran que “durante la primera década del 1900 se agudiza el problema de la disponibilidad de crédito agrario y el proyecto colonizador corría mayormente por parte del estado provincial. Por esos años, los inmigrantes que ingresan a la provincia son 10 veces menos que los que se establecen en Santa Fe. El gobernador Parera (1907-1910) afirma que se debe transformar la estancia en chacra, y priorizar el establecimiento de colonos sobre los arrendatarios/medianeros, pero no modifica durante su mandato esa situación.”

Tras dejar la gobernación – fue sucedido por Prócoro Crespo en 1910, electo también en comicios a los que sólo se presenta el oficialismo – Faustino Parera volvió a la Cámara de Diputados de la Nación. En las elecciones especiales del 8 de enero de 1911 fue electo para suceder precisamente a Crespo, que había renunciado para asumir la gobernación. Ejerció tal mandato legislativo hasta 1915.  

 

Fuentes:

Bosch, Beatriz. Historia de Entre Ríos. Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1978.

Camarda , Maximiliano, y Néstor Serfaty. "El desarrollo de la ganadería y la agricultura en la Entre Ríos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX." Historia regional, 2024.

Macchi, Manuel, y Alberto Masramón. Entre Ríos. Síntesis histórica. Concepción del Uruguay: Sacha, 1977.

Marcó Muñoa, Ricardo Aníbal. "Dialnet." Desde el Bicentenario. Una mirada a los edificios escolares entrerrianos en el Centenario. 2020. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3699124.

 

Publicado en el diario La Calle el 16 de febrero de 2025.

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lunes, 10 de febrero de 2025

ENRIQUE CARBÓ

Por José Antonio Artusi

Enrique Carbó Ortiz nació en Paraná el 24 de febrero de 1861 y murió en Villa Urquiza el 2 de febrero de 1920. Tuvo tres hermanos, de destacada actuación, como él, en la política provincial y nacional; Alejandro, Romeo, y Salvador. A Alejandro nos hemos referido en la columna publicada el 17 de noviembre de 2024. Eran primos de Salvador Maciá, gobernador de Entre Ríos entre 1895 y 1899.  

Enrique Carbó se recibió de abogado en 1881 e ingresó en el Poder Judicial, en el que se desempeñó como defensor de menores y juez. En 1890 fue electo intendente de Paraná, cargo que ejerció hasta 1892. El gobernador Sabá Hernández lo designó ministro de Gobierno, entre 1893 y 1894, y luego ministro general, entre 1894 y 1895. En 1895 fue electo senador nacional para reemplazar a su primo Salvador Maciá, que sería gobernador entre 1895 y 1899. En 1898 Carbó fue reelecto, y ocupó una banca en el Senado de la Nación hasta 1903, año en que fue electo gobernador, para suceder a Leónidas Echagüe. Ejerció el mandato entre el 15 de enero de 1903 y el 15 de enero de 1907, fecha en que asumió la gobernación Faustino Miguel Parera.

Durante su gobernación se produjo la reforma de la constitución provincial de 1903, que involucionó en lo relativo al régimen municipal, estableciendo la designación del intendente por parte del Poder Ejecutivo. Tal rémora, origen de numerosos conflictos, sería luego removida en la reforma de 1933, en la que se consagró la elección directa por el voto popular.

Uno de los hitos de su gestión fue la fundación de Villa Paranacito. Humberto Brumatti señala que “la preocupación del gobierno provincial por los habitantes de esta zona, la encontramos en estas dos noticias:

"El Censor " del 31 de agosto se refiere al" Proyecto de Ley presentado a H. Legislatura por el gobernador Enrique Carbó para destinar Lote 9 de las Islas del Ibicuy con una superficie aproximada de 3. 431 hectáreas para ser adjudicado en propiedad a título gratuito a personas y familias que ocupan o han ocupado tierras en esta zona y carecen de recursos para adquirirlas. "

Mientras el periódico" Los Principios " del 6 de octubre publica" En la última sesión celebrada por la cámara de senadores de la provincia se resolvió lo siguiente: "Se sancionó después de haber sido discutido en particular, el proyecto referente a la cesión del lote Nº 9 de las islas del Ibicuy a los pobladores, a título gratuito y previo al cumplimiento de las obligaciones contenidas en el mismo." El proyecto firmado por Carbó el 21 de setiembre, luego fue aprobado por unanimidad de votos por las cámaras de Diputados y Senadores, y sancionado con fuerza de Ley el 4 de octubre. Allí se ordena subdividir el Lote 9 en terrenos de 50 hectáreas, siendo necesario para obtenerlos en propiedad definitiva: poblarlos, construir viviendas dentro del año y plantar 1. 000 árboles en el término de 4 años. El artículo 6º disponía "Al hacerse la división en lotes, deberá determinarse la reserva de tierra necesaria y en lugar central y aparente, para la construcción de una escuela, comisaría de policía y demás oficinas o reparticiones que convenga instalar" , mientras el 10º autorizaba al Poder Ejecutivo "para hacer los gastos que demande la instalación de las oficinas públicas necesarias sobre la base de dotar a este centro de población, de una escuela, comisaría, juzgado de paz, registro civil y demás dependencias oficiales que las necesidades locales justifiquen".”

Si bien el pueblo no fue fundado formalmente, se considera al 25 de mayo de 1906 como su fecha de fundación, por ser el día en el que se inauguraron sus edificios públicos.

Otro aspecto importante de la gobernación de Enrique Carbó fue el impulso a la educación pública. Designó Director General de Escuelas a Manuel Pacífico Antequeda, destacado educador mendocino egresado de la Escuela Normal de Paraná, que permanecería en ese cargo durante las gestiones de quienes sucedieron a Carbó, Faustino Parera y Prócoro Crespo, hasta 1914.

Alentado por su hermano Alejandro y por Antequeda, el gobernador Carbó decidió crear la Escuela Normal de Maestros Rurales “Alberdi”. Esta iniciativa, una de las primeras en su tipo en todo el país, formaba parte de un ambicioso proyecto que sólo se concretó parcialmente, tendiente a crear escuelas similares en cada uno de los departamentos de la provincia, orientadas a formas maestros rurales, y a las que se las dotaría de cinco hectáreas. Al respecto, Janet Priscila Cian considera que “a partir de 1903 el gobernador Enrique Carbó buscó dar un nuevo estímulo a la colonización oficial mediante la organización de seis nuevas colonias efectuadas a partir de la liquidación de propiedades del Banco Provincial, la modernización agropecuaria y la estabilidad de los colonos en el campo con diversas medidas, entre ellas la creación de escuelas agropecuarias para formar personal idóneo en estas tareas y respondiendo a las necesidades productivas regionales”. Esta autora enfatiza que “las instituciones de enseñanza con finalidades de capacitación agropecuaria y tendientes a cierta regionalización productiva creadas en la provincia de Entre Ríos fueron iniciativa de sus gobiernos, especialmente el de Enrique Carbó. Lograron materializarse gracias a la Constitución provincial de 1903, que les brindó un encuadre legal para su concreción y la asignación de recursos propios en el presupuesto de educación”.

Tras concluir su mandato como gobernador Enrique Carbó fue nuevamente electo senador nacional y en 1914 el presidente Roque Sáenz Peña lo designó ministro de Hacienda, cargo que ejerció hasta 1915, ya durante la presidencia de Victorino de la Plaza.   

Una plaza en la ciudad de Paraná recuerda su nombre, en la que se encuentra un monumento obra del escultor José Fioravanti, inaugurado en 1929 durante la gobernación de Eduardo Laurencena.

 

Fuentes:

Brumatti, Humberto. "Orígenes de Villa Paranacito." Cuadernos de Gualeguaychú. n.d. http://www.cuadernosdegchu.com.ar/historia/jornadas04.htm.

Cian, Janet Priscila. "Orígenes de las escuelas agropecuarias en la provincia de Entre Ríos (1896 - 1910)." Mundo Agrario, diciembre 2018.

 

Publicado en el diario La Calle el 9 de febrero de 2025.

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jueves, 6 de febrero de 2025

SALWAN MOMIKA

Por José Antonio Artusi

Salwan Sabah Matthew Momika nació el 23 de junio de 1986 en Bajdida, Irak y murió asesinado en Hovsj, Suecia, el 29 de enero de 2025, a los 38 años.

En su cuenta de Twitter Salwan Momika se identificaba así: “Pensador, crítico y quemador del Corán en Suecia. Soy asirio y mi lengua materna es el arameo. No soy un ex musulmán, nací en una familia cristiana católica”.

Quemar libros, cualquiera sea, es algo que no haría nunca, y es imposible que imaginar una quema de libros no nos recuerde las peores épocas de la Inquisición, del nazismo, y de tantos otros movimientos reaccionarios a lo largo de la Historia. Pero también es imposible negarle a alguien el derecho a quemar sus propios libros. Y condenar alguien por hacerlo es coartar la sagrada libertad de expresión. Asesinar a alguien por hacerlo es una atrocidad injustificable. Una atrocidad particularmente perversa, por quitar la vida de una persona inocente, obviamente, pero también por ser un mensaje terrorista destinado a mostrar a otros las consecuencias de la supuesta herejía. Occidente enfrenta un momento crítico, en el que debe reforzar la vigencia de sus mejores tradiciones, las de la Ilustración, la de la libertad, las del laicismo y de la tolerancia, las del respeto a todas las religiones y todas las creencias; pero también las de la garantía del derecho a expresar críticas a todas las religiones y creencias. 

El 25 de febrero de 2024 Salwan Momika expresó que “hace tres meses, los musulmanes de Irak quemaron a mi familia en un salón de fiestas de mi ciudad natal, matando a más de 150 de mis parientes. Todo esto se debe a que quemé el Corán y los musulmanes me habían prometido un mensaje de “fuego por fuego”. Y cuando quemaron a mi familia el mismo día, recibí mensajes de los musulmanes que decían: “Os lo prometimos y lo cumplimos”. El gobierno iraquí fue cómplice de este genocidio, por lo que cerró la investigación por considerar que se había producido un cortocircuito eléctrico, mientras que un comité estadounidense que investigaba el asunto encontró a personas masacradas dentro del salón antes de quemarlas”.

Su voz ha sido silenciada, ya no podemos aplaudirla o criticarla. Pero podemos escuchar lo que dicen otros acerca de su asesinato. Masih Alinejad, la valiente periodista y defensora de los derechos humanos iraní, amenazada por la teocracia imperante en su país y obligada a vivir en el exilio en los Estados Unidos expresó en redes sociales lo siguiente: “Una vida humana vale más que cualquier libro sagrado. El asesinato de Salwan Momika en Suecia plantea graves preocupaciones sobre la libertad de expresión, la seguridad y las consecuencias de las tensiones religiosas y políticas. Nadie debería ser víctima de violencia o de la muerte por expresar sus creencias, por muy controvertidas que sean. Este incidente pone de relieve una vez más los peligros de las ideologías extremistas y la falta de protección de las personas en situación de riesgo. Ali Khamenei, el líder supremo de la República Islámica de Irán, también había pedido que se le castigara. El mes pasado, un tribunal sueco aprobó su deportación por provocar tensiones entre los países islámicos y Estocolmo. No se sentía seguro en Suecia”. Y agregó que “Salwan Momika quemó el Corán, argumentando que el Islam es una religión violenta. En una sombría ironía, fue asesinado por quienes querían demostrar que estaba equivocado. Salwan huyó de Irak en busca de seguridad, con la esperanza de encontrar refugio en Europa. Pero incluso allí, su voz fue silenciada por la violencia.

 

Y esto sucedió hoy, en el siglo XXI, una época en la que se debería proteger la libertad de expresión, pero aún así la gente sigue siendo asesinada por sus creencias”.

Alejo Schapire, periodista argentino radicado en París señaló: “El asesinato del cristiano iraquí Salwan Momika, que se había refugiado en Suecia, es mucho más grave de lo que parece. No sólo por su muerte, sino por cómo el Estado sueco se fue plegando a la presión islámica local e internacional”.

Imtiaz Mahmood lo despidió así: “Hoy lamentamos el asesinato de Salwan Momika, un valiente activista nacido en Irak que se opuso a la tiranía del Islam y se negó a que lo silenciaran. Fue asesinado en Suecia, acribillado en su apartamento mientras transmitía en vivo y ejecutado en nombre del Islam por atreverse a desafiar una doctrina que exige sumisión a través del miedo. Su sangre mancha ahora las manos de quienes buscan borrar la libertad de expresión mediante la violencia. Momika conocía la verdad y se atrevió a decirla. Sabía que el Islam no era sólo una religión sino un sistema político de control, y se negó a doblegarse ante él. Al quemar el Corán en público, envió el mensaje de que ninguna ideología está libre de críticas y ningún sistema de creencias es inmune al escrutinio. Su desafío se convirtió en un faro de resistencia para todos aquellos que se niegan a vivir con miedo. Para quienes odian la libertad, su voz era una amenaza. Para quienes la aprecian, sus acciones eran un grito de guerra. La lucha de Salwan Momika por la verdad fue incesante. Tras huir de Irak, pidió asilo en Suecia, creyendo que había llegado a una tierra donde reinaba la libertad de expresión. En cambio, se encontró con que Europa estaba cada vez más dispuesta a rendirse ante la intimidación islámica, donde los gobiernos se desvivían por apaciguar a quienes exigen censura y sumisión”.

El 16 de enero pasado Salwan Momika escribió en Twitter: “Hoy el juicio ha terminado y he debido enfrentar cargos por criticar el Islam. El fiscal le está pidiendo al tribunal que me extradite a Irak sólo porque critiqué el Islam y quemé el Corán”.  

Lo último que alcanzó a escribir, el 18 de enero, fue esto: “A mis queridos amigos, pueden ayudarme donando para cubrir los honorarios del abogado que me ayudará a conseguir asilo en América”.

 

Publicado en el diario La Calle el 2 de febrero de 2025.

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LEWIS MUMFORD

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 35 años de la muerte de Lewis Mumford. Nació en New York el 19 de octubre de 1895 y murió en Amenia el 26 de enero de 1990. Historiador, sociólogo, filósofo, urbanista, su vasta obra resiste todo intento de encasillarla en cualquier clasificación de especialidades académicas. Una de sus grandes obsesiones fue la ciudad y la civilización en su devenir histórico, desde una perspectiva humanista y progresista a la vez.  

Publicó numerosos libros, entre ellos Historia de la utopías, Técnica y civilización, La cultura de las ciudades, La ciudad en la historia, El mito de la máquina, La condición del hombre, y Perspectivas urbanas.

Ramón Alcoberro consideró que Lewis Mumford, “a partir de su estudio sobre el urbanismo comprendió que algo no acababa de funcionar en la promesa positivista de una sociedad tecnológica y feliz. Sin disponer de un título universitario, cosa que le permitía a la vez no sentirse esclavo de la compartimentación de saberes en claustros, Mumford fue el historiador de la tecnología cuya obra nos mostró, precisamente, por primera vez, cuáles eran las causas no atendidas de las crisis económicas y tecnológicas y otorgó a la ética, a las concepciones del mundo y a la tradición cultural el papel central que una explicación puramente progresista le había negado”. Este autor señala que “el lugar donde suceden las contradicciones sociales es la ciudad y, por eso mismo, Mumford dedicó algunos de sus mejores textos al estudio de la trama urbana y de la comunicación. De hecho, algunos estudiosos consideran que su auténtica aportación ha sido la dedicada al estudio de las transformaciones urbanas en la historia”.

Sobre una de sus obras más trascendentes, La ciudad en la historia, Arturo Almandoz Marte señaló que “emergió como clásico de un humanismo urbano, una suerte de suma integradora de disciplinas que estaban en proceso de diferenciación y profesionalización en las universidades, al promediar el siglo XX”.

Pero quizás recordar lo que el propio Mumford escribió sea más interesante que leer lo que sus críticos dijeron de su obra. Algunos de sus planteos siguen teniendo una notable vigencia y sirven no sólo para entender el pasado sino también para imaginar y construir un futuro mejor. En 1961, en La ciudad en la historia, escribió lo siguiente:

 “¿Qué es la ciudad? ¿Cómo se originó? ¿Qué procesos promueve, qué funciones desempeña, qué propósitos cumple? No hay definición única que se aplique a todas sus manifestaciones y una sola descripción no puede abarcar todas sus trasformaciones desde el núcleo social embrionario hasta las formas complejas de su madurez y la desintegración corporal de su senectud. Los orígenes de la ciudad son oscuros, gran parte de su pasado está enterrado o borrado de modo tal que resulta irrecuperable y es difícil apreciar sus perspectivas en el futuro. ¿Desaparecerá la ciudad o el planeta entero se convertirá en una vasta colmena humana? (lo que sería otro modo de desaparición). ¿Las necesidades y los deseos que han movido a los hombres a vivir en ciudades pueden recuperar, en un nivel aún más elevado, todo lo que Jerusalén, Atenas o Florencia otrora parecieron prometer? ¿Hay una opción viva a mitad de camino entre Necrópolis y Utopía, es decir, la posibilidad de edificar un tipo nuevo de ciudad que, liberada de contradicciones internas, positivamente enriquezca y promueva el desarrollo humano?”.

Finaliza con un párrafo que sigue teniendo tanta actualidad como cuando lo escribió hace 64 años: “Ahora sabemos, mejor que nunca, que las potencialidades ocultas de la vida van mucho más allá de la orgullosa álgebra de la ciencia contemporánea; y que sus promesas, en cuanto a las futuras transformaciones del hombre, son tan encantadoras como inagotables. Sin las perspectivas religiosas que alentó la ciudad, es dudoso que se hubiera desarrollado algo más que una pequeña parte de las capacidades del hambre para vivir y aprender. El hambre crece según la imagen de sus dioses y hasta la medida que ellos establecen. La mezcla de divinidad, poder y personalidad que determinó la existencia de la ciudad antigua debe ser reconsiderada en los términos de la ideología y la cultura de nuestra época, al verterlas en nuevas moldes cívicos, regionales y planetarios. A fin de desbaratar las fuerzas insensatas que hoy amenazan a la civilización desde dentro, es necesario que vayamos más allá de las iniciales frustraciones y negaciones que han perseguido a la ciudad a lo largo de su historia. De no ser así, los dioses estériles del poder, que no se dejan contener por los límites orgánicos o los objetivos humanos, volverán a hacer al hombre a su imagen sin rostro y pondrán fin a la historia humana.  La misión final de la ciudad consiste en promover la participación consciente del hombre en el proceso cósmico e histórico. A través de su estructura compleja y duradera, la ciudad acrecienta enormemente la capacidad del hombre para interpretar estos procesos y toma en ellos una parte activa, formativa, de modo que cada fase del drama que en ella se representa tenga, hasta el máximo grado posible, la iluminación de la conciencia, el sello del propósito, el color del amor. Esa exaltación de todas las dimensiones de la vida, a través de la comunión emotiva, la comunicación racional, el dominio técnico y, sobre todo, la representación dramática, ha sido la función suprema de la ciudad en la historia, y sigue siendo el principal motivo para que la ciudad continúe existiendo”.  

Si se busca “Lewis Mumford” en redes sociales se encontrarán muchísimas menciones a una de sus frases, escrita hace 70 años, que muestra lo poco que hemos aprendido de sus lecciones: “Añadir carriles a las autopistas para solucionar la congestión vehicular es como aflojar tu cinturón para curar la obesidad”.

 

Fuentes:

Alcoberro, Ramón. "INTRODUCCIÓN A LEWIS MUMFORD, CASI UNA HISTORIA O MÁS QUE UNA HISTORIA." n.d. https://web.archive.org/web/20130509144607/http://www.alcoberro.info/planes/mumford01.html.

Almandoz Marte, Arturo. "Humanismo urbano de Lewis Mumford." Prodavinci. mayo 15, 2024. https://prodavinci.com/humanismo-urbano-de-lewis-mumford/.

Mumford, Lewis. La ciudad en la historia: sus orígenes, transformaciones y perspectivas. Buenos Aires: Infinito, 1979.

 

Publicado en el diario La Calle el 26 de enero de 2025.

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jueves, 23 de enero de 2025

RAMÓN JOSÉ CÁRCANO, EL PRESIDENTE QUE NO FUE

Por José Antonio Artusi

Ramón José Cárcano nació en Córdoba el 18 de abril de 1860 y murió en Buenos Aires el 2 de junio de 1946. Generalmente catalogado como conservador, o bien liberal, sus acciones – sin embargo – hacen menester analizar con un poco más de complejidad su pensamiento. Las etiquetas no son en este caso suficientes.

Tras egresar como bachiller del Colegio Monserrat estudió derecho en la Universidad Nacional de Córdoba, en la que se graduó de abogado en 1879. Su tesis doctoral, sobre los hijos adulterinos, incestuosos y sacrílegos, apadrinada por Miguel Juárez Celman, en ese momento gobernador de Córdoba, le generó duros reproches de los sectores clericales.

En 1882 integró la asamblea que reformó la Constitución de Córdoba. En 1884 fue electo diputado nacional. En 1886 el gobernador Ambrosio Olmos lo designó ministro de Gobierno. En 1887 el presidente Juárez Celman lo designó director general de Correos y Telégrafos. Cárcano era el candidato natural del juarismo para las elecciones presidenciales de 1892, pero poco antes de la revolución del Parque declinó su candidatura en medio de la crisis política imperante. El 31de julio de 1890 Cárcano renunció a su cargo y el 6 de agosto la Asamblea Legislativa aceptó la renuncia de Juárez Celman. La revolución había sido vencida, el gobierno estaba muerto, y la candidatura presidencial de Cárcano había muerto con él.

Retirado por algunos años de la actividad política, estuvo dedicado a sus actividades agropecuarias, a la docencia y a la investigación histórica. En 1910 retornó a la política brindando su apoyo a la candidatura de Roque Sáenz Peña, y ese mismo año fue electo por segunda vez diputado nacional. En 1912 presidió la asamblea que reformó nuevamente la Constitución de Córdoba y fue electo gobernador. Superó por sólo 176 votos al candidato radical, Julián Amenábar Peralta. Gobernó entre el 17 de mayo de 1913 y el 17 de mayo de 1916. El 8 de marzo de 1925 fue electo gobernador por segunda vez. Su mandato duró del 17 de mayo de 1925 al 17 de mayo de 1928.

Un aspecto interesante y no demasiado destacado de Cárcano es su vinculación con las ideas de Henry George, el economista norteamericano que a fines del siglo XIX abogó por la tesis del impuesto único, una reforma tributaria que eliminaría todos los impuestos salvo uno, el que grava el suelo libre de mejoras, por considerar que su valor surge siempre de acciones de la comunidad, ajenas al propietario, y por razones de eficiencia y equidad económica. Es también llamativo que esta faceta lo emparenta, paradójicamente, con Amadeo Sabattini, gobernador de Córdoba – pero en este caso radical – entre 1936 y 1940.

Un texto de 1916 de Andrés Máspero Castro nos da una idea del impacto de las acciones de Cárcano como gobernador en la difusión del georgismo en la Argentina: “En Córdoba, su ilustre gobernador, el doctor Ramón J. Cárcano,… ha conseguido, después de una cruenta lucha con los terratenientes cordobeses, que se practicaran varias valuaciones del suelo para que los impuestos se percibieran sobre una base real, y lo mismo que "en nuestros territorios nacionales se cobrara el impuesto territorial sólo sobre el valor de la tierra libre de mejoras. Últimamente el mencionado mandatario envió a la honorable legislatura provincial, un proyecto proponiendo percibir en las ciudades y centros urbanos, el impuesto territorial solamente sobre la tierra en igual forma en que se efectúa ya en los campos de la fértil Córdoba. Con estas reformas, la vieja e intelectual Córdoba viene a ponerse a la cabeza del movimiento georgista argentino, y es de esperar que, con la adopción paulatina de esta conveniente política impositiva hasta la definitiva implantación del impuesto único, podamos verla sobresalir por sus riquezas, progreso, bienestar y felicidad general del resto de las comarcas que persistan, con sus múltiples impuestos, en el atraso colectivo”.

Es importante destacar, siguiendo a Eduardo Conesa, que Henry George “defiende la idea de un impuesto único sobre la renta pura o "no ganada" de la tierra. Dicha forma de imposición permitiría al Estado apropiarse de aquella parte de la renta bruta total debida a las condiciones naturales de fertilidad y localización, dejando exenta la parte obtenida como consecuencia de las mejoras realizadas por el propietario mediante el trabajo y la inversión de capital. Este impuesto, según George, debía ser el único admisible para la financiación de los gastos gubernamentales y permitiría, según él, la eliminación de los demás tributos, lo cual constituiría un aliciente para el comercio y para la industria y un beneficio para los obreros, forzando a su vez a los terratenientes a mejorar su propiedad. Es discutible la tesis del impuesto “único” a nivel nacional, pero en el caso de las provincias y municipalidades, la idea del impuesto único tiene un alto grado de validez”.

Según Rogelio Alaniz, “como buen conservador, en 1930 se suma a la conspiración golpista contra Yrigoyen, decisión de la que luego -dicen sus íntimos- se arrepentiría”. Y en su última etapa, Alaniz (no precisamente un conservador) lo evoca así: “Anda por cerca de los ochenta años, pero sigue haciendo política y escribiendo. También conversando con los amigos, evocando tiempos viejos y siguiendo paso a paso los avatares de la política. En esta última etapa de su vida escribe su célebre libro “Mis primeros ochenta años”. Vale la pena leerlo. Mejor dicho, debe ser leído. Es un libro para disfrutar; el libro escrito por un hombre que vivió intensamente su tiempo, que estuvo en todas, en las buenas y en las malas y que siempre se hizo cargo de sus decisiones”.

¿Quién reivindica hoy a Ramón José Cárcano?

 

Fuentes:

Alaniz, Rogelio. "Ramón J. Cárcano, aquellos conservadores de entonces." Rogelio Alaniz. agosto 31, 2017. https://rogelioalaniz.com.ar/2017/08/31/ramon-j-carcano-aquellos-conservadores-de-entonces/.

Conesa, Eduardo. "El impuesto al valor de la tierra libre de mejoras y la reforma integral del sistema impositivo argentino." Eduardo Conesa. 2014. https://www.eduardoconesa.com.ar/pdf/a-2014i.pdf.

Máspero Castro, Andrés. "El impuesto único y los universitarios argentinos." Revista de Ciencias Económicas, Enero - Febrero 1916.

 

Publicado en el diario La Calle el 19 de enero de 2025.-

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lunes, 13 de enero de 2025

JORGE ENRIQUE MARTÍ

Por José Antonio Artusi

Jorge Enrique Martí nació el 11 de septiembre de 1926 en Rosario y murió el 14 de enero de 2018 en Colón. Hijo único, cuando tenía dos años su padre consiguió trabajo en la fábrica de Liebig y allí se radicó la familia. En esa localidad atípica transcurrió su niñez, entre el río Uruguay y la biblioteca popular, en la que comenzó su fascinación por los libros.

Cursó estudios primarios en la Escuela Hipólito Vieytes de Liebig y luego en la Escuela Juan José Paso de Colón, y el bachillerato en el Colegio del Uruguay, en el que tantos poetas y artistas encontraron el cauce para dar sus primeros pasos. Interno de La Fraternidad en Concepción del Uruguay, llegó luego a ser director de su internado. No por casualidad fue el legendario “Chécale”, entonado por sus compañeros fraternales, una de las emotivas maneras de despedirlo tras su muerte.

Luego se trasladó a Buenos Aires, donde estudió en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue discípulo de Ricardo Rojas, a quien dedicó su primera obra, “Panambí”; dedicatoria que el consagrado escritor agradeció con cálidas palabras de amigo y maestro.

Desarrolló durante décadas una amplia trayectoria literaria y periodística. Colaboró en las páginas de La Nación y La Prensa de Buenos Aires, La Capital de Rosario, y El Diario y Diario Uno de Paraná. Fundó y dirigió el periódico Tribuna, la revista homónima y otras publicaciones. Dictó innumerables conferencias en escuelas, colegios y entidades culturales.

Jorge Enrique Martí se desempeñó hasta su jubilación como secretario de Extensión Universitaria y Cultura de la Universidad Nacional de Entre Ríos y asesor de su Rectorado. Entre sus obras merece destacarse la mencionada Panambí, versos entrerrianos (1949), Al Colegio del Uruguay (1949), Fraternilia (1952), Antigua Luz (1954, Faja de Honor de la SADE), Entre ríos y canciones (1970, Premio de la Dirección de Cultura de Entre Ríos), Rapsodia entrerriana (1974, Premio Fray Mocho de poesía), Entrerriano por el canto (1976), Cantata en unión y libertad (2001), Poetas (2004), Retablo (2006), Cancionero colonense del siglo y medio, y Gurisada (2016). En 2013 la Universidad de Concepción del Uruguay le otorgó el Doctorado Honoris Causa.

El 16 de abril de 2007 Página 12 publicó una entrevista al poeta de Andrew Graham-Yooll. Allí Martí se lamentaba del corte del puente Colón – Paysandú: “Ahora no puedo ir a Paysandú a visitar a mi viejo amigo, el poeta Aníbal Sampayo, que está enfermito, porque están condicionados los horarios. A tal hora sí y a tal hora no. ¿Qué es eso y por qué es así? ¿Cómo me van a cortar el derecho que tengo de ir a Paysandú cuando me plazca? ¿Para qué trabajé tanto por ese puente?”. Mi primer diálogo -por teléfono fijo - con Jorge Enrique Martí, a quien no conocía, surgió tras leer esa nota. 

En ese reportaje recordó que “en 1949 me hice cargo de un periódico trisemanario que teníamos en Colón, El Orden, de origen radical. Me lo cerraron en 1950. Un día en octubre se nos cayó la línea que decía Año del Libertador General San Martín, que por ley era obligatorio poner. Un funcionario nos clausuró. Luego tuve mi época en Tribuna, de Colón, alrededor de 1956. Duró 5 años. He hecho bastante periodismo pero siempre con tono de respeto, hasta en la exposición de ideas que pudieran ser controvertidas, o no compartidas”.

En esa nota Andrew Graham-Yooll señala que “es reconocido como radical histórico”, y se recogen las expresiones del poeta: “He tenido una militancia desde muy muchacho en el radicalismo. Pero he tenido buenos amigos en todos los partidos políticos, nunca he sido bicho fanático. Me he cuidado de no parecerlo. He hecho lo que se puede hacer en Entre Ríos, ‘mi país’, como la llamó Gerchunoff. Hoy parece que no fuera posible dialogar entre supuestos rivales. Si creemos en la democracia y en su consecuencia, la república, una de las bases sostenedoras es el diálogo, que orienta y nos hace libres, en verdad. Tengo ahí fotos con don Raúl Alfonsín, medio año menor que yo, y a quien le he reprochado algunas cosas”.

Fue un ciudadano comprometido y solidario, que no vaciló en involucrarse en la actividad política. Afiliado desde joven a la UCR, militó durante décadas ocupando diversos cargos partidarios pero sin ser jamás candidato a ninguna representación pública. Se desempeñó como secretario de Gobierno en la Municipalidad de Colón en la década del 70. Fue uno de los primeros y más entusiastas impulsores del desarrollo turístico colonense y de los procesos de integración regional y participó intensamente en las gestiones para la concreción del puente que une Colón y Paysandú.

Sincero y frontal, sin temor a ser “políticamente incorrecto” si su conciencia así se lo indicaba, sin esconder su identidad ni sus ideas, supo Martí ganarse el respeto y la amistad de personas de las más diversas ideologías. En ese sentido, el artista, el poeta, consideró que su arte y su poesía no debían quedar condicionadas ni ser confundidas con su compromiso partidario, y por ende no podrán encontrarse en su obra literaria referencias de ningún tipo a las lides políticas, a las que sin embargo no fue ajeno y en las que participó con convicción y conducta.

En 2009 la Cámara de Diputados de la provincia aprobó una resolución de mi autoría manifestando su reconocimiento a la meritoria labor del poeta, a 60 años de la publicación de su primera obra literaria. El 30 de octubre de ese año tuve el honor de entregarle tal reconocimiento en un acto en la biblioteca de la UCU, en el que se presentó el libro “Fotografía en palabras: la Liebig de Martí”, de autoría suya y de Adriana Ortea.

En 2023 se promulgó la ley 11.128, a partir de un proyecto que presenté en 2018, por la que se crea el Premio Provincial de Literatura “Jorge Enrique Martí”. Falta reglamentarla y aplicarla. Uno de los tantos homenajes que le debemos a su querida memoria.  

 

Publicado en el diario La Calle el 12 de enero de 2025.

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lunes, 6 de enero de 2025

ANDREW GRAHAM-YOOLL

Por José Antonio Artusi

Hoy Andrew Graham-Yooll habría cumplido 81 años. Nació en Buenos Aires el 5 de enero de 1944 y murió en Londres el 5 de Julio de 2019. De padre escocés y madre inglesa, vivió la mayor parte de su vida en la Argentina, a la que consideraba su país, sin renegar por ello de sus raíces británicas. Sergio Kiernan, en su necrológica, contó que “todos le decían “el inglés”, pero raramente se podía encontrar alguien más argentino”.

Periodista, escritor, poeta, historiador, traductor, autor de numerosos libros escritos en castellano y en inglés, inició su carrera periodística en el diario Buenos Aires Herald en 1966.     

El 22 de octubre de 1975, durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez, y cuando el terrorismo de Estado ya era una ominosa realidad en nuestro país, una redada policial en la redacción del diario derivó en su detención. Vicky Baker narra que “Graham-Yooll fue llevado brevemente en un auto sin placa junto a su editor, Robert Cox, quien había insistido en acompañarlo. Ambos recordaron luego cómo fueron llevados a una comisaría y retenidos en una celda, donde la música de una radio puesta a todo volumen no pudo camuflar los gritos de personas que estaban siendo torturadas en el sótano. Con el tiempo, ambos fueron liberados... Cox y Graham-Yooll volvieron a sus escritorios. Tenían por delante una tarea enorme. En todo el país, la gente desaparecía y su periódico era el único de Argentina que publicaba sobre esto”.

En 1976, ya instalada la dictadura militar en el poder y acentuado el proceso de represión ilegal, no le quedó otra alternativa que marchar hacia el exilio en Londres con su familia para salvar sus vidas. Vicky Baker relata que “cuatro semanas después del golpe, el Buenos Aires Herald recibió una llamada telefónica a través de la cual se le informó que, en lo sucesivo, todos los medios de comunicación tenían prohibido publicar muertes o desapariciones, a menos que estas hayan sido confirmadas por las autoridades. El periódico, una vez más, abordó el tema de frente y escribió un artículo sobre esta advertencia. Pronto, ganó reputación y la gente comenzó a presentarse en su oficina, después de haber sido rechazada en otros lugares, pidiendo ayuda para encontrar a seres queridos que habían desaparecido… Durante años, mientras vivía en Argentina, había estado suministrando información en secreto a Index on Censorship y a Amnistía Internacional. Sabía que las cartas dirigidas a grupos de derechos humanos serían interceptadas, por lo que cubrió su rastro enviándoles la información a través de un amigo del Daily Telegraph en Londres…  Judith Vidal-Hall dice que recuerda haberle preguntado por qué se arriesgó. En su forma típicamente discreta, dijo que solo estaba haciendo su trabajo: informar sobre lo que estaba sucediendo en su país. "Por supuesto que teníamos miedo", dijo una vez, según publicó el BA Times. "Pero una cosa es tener miedo y otra, ser un cobarde".”

En Londres trabajó en The Daily Telegraph y en The Guardian. Para este medio cubrió como corresponsal la guerra de Malvinas. Fue editor de las revistas South e Index on Censorship. Se desempeñó como profesor visitante en la Universidad de Londres y en la Universidad de Cambridge.

En 1994 regresó a la Argentina y retomó su labor periodística en el Buenos Aires Herald como editor en jefe y presidente del directorio. Más tarde fue el ombudsman de Perfil. Colaboró en La Nación, en Página 12, The New York Times, Newsweek y Miami Herald, entre otros medios. También actuó en radio y televisión.  En sus últimos años residió en Liebig y en Larroque, en Entre Ríos.

Miguel Gaíta lo despidió así: “tenía una doble mochila cultural que lo acompañó toda su vida. La verdad, nunca dejó de ser un inglés en Argentina ni un argentino en Inglaterra, un concepto que después de la guerra de Malvinas se volvió muy molesto. Para muchos periodistas fue simplemente el “Maestro” y, para otros, un “valiente”, que siguió ideales durante toda su existencia. Durante el gobierno de facto hablaba de lo que pasaba en el país, y también retrató el horror que vivieron nuestros héroes de Malvinas. Fue uno de los pocos que no calló, “cuando el miedo ordenaba silencio”.”

Vuelvo a la necrológica de Sergio Kiernan: “Graham-Yooll fue periodista, historiador, traductor, poeta y un apasionado difusor de argentinos y argentinas a la lengua inglesa, uno que vivía atando hilos para que saliera otra antología de nuestro teatro por allá, otra colección de poetas. Era el traductor “oficial” de Mafalda, un título que le concedió Quino y le daba un orgullo íntimo porque pocas eran tan argentinas y él podía acercarlas más al mundo. Nacido en el sur porteño en 1944, de padre escocés y de madre inglesa, tuvo una infancia difícil que le dejó unas cuantas cosas que él haría crecer. Una fue una rebelión intensa, que se expresó en fugas adolescentes al Uruguay, un país que siempre amó con lealtad de familia, y a la lejana, casi irreal Gran Bretaña…Al final, se hizo una última casa en Larroque, Entre Ríos, una provincia de la que se había ido enamorando. Era verde, con un jardín y sus libros, tiempo para escribir, a mano de Buenos Aires, los cardiólogos del Hospital Británico, de los amigos, de la querida hermana Joanne”.

Tuve la suerte de conocerlo y poder hablar con él, sólo un día, sólo una cena en realidad, en Los Verdes Años, un hermoso restaurant uruguayense que ya no está, en 2010. Pequeños grandes lujos que la vida nos regala a veces, si sabemos buscarlos. Más que suficiente para poder apreciar su sabiduría amable y refinada, su capacidad para decir cosas graciosas y profundas a la vez con sencillez y sin estridencias.

Una calle de Buenos Aires, o de Liebig, o de Larroque, debería llevar el nombre de este porteño que supo enamorarse de Montevideo y más tarde de Entre Ríos; pero supongo que todavía somos demasiado “elquenosaltaesuninglés” como para admitirlo.  

 

Fuentes:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48974157

https://www.pagina12.com.ar/204791-murio-andrew-graham-yooll-adios-ingles

https://adepa.org.ar/el-recuerdo-a-graham-yooll-en-adepa/

 

Publicado en el diario La Calle el 5 de enero de 2025.

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martes, 31 de diciembre de 2024

CONCEPCIÓN DEL URUGUAY EN 1938


Por José Antonio Artusi

El 1º de agosto de 1938, en ocasión de cumplir 15 años, el diario uruguayense Los Principios publicó una edición especial para conmemorar el aniversario. Examinar las páginas de ese número nos brinda un panorama abarcativo de diversas facetas de Concepción del Uruguay en ese momento, incluyendo la del periodismo en general, y la de ese periódico en particular.

Es imperioso recordar que “Los Principios” estaba abiertamente identificado con el radicalismo yrigoyenista, a tono con una tendencia generalizada en los diarios de esa época, en la que no se ocultaba la tendencia política de cada uno. En la tapa, bajo el título “Nuestro aniversario”, se señalaba que “Los Principios es un diario político porque tiene orientación definitiva en materia política. Pero no vive ni de la política ni para la política. Este es un aspecto, esencial si se quiere de su vida, pero no el único. Dentro de ella, reafirma rotundamente ser sostenedor del ideario de la Unión Cívica Radical tradicional y tener para con él un compromiso solemne de lealtad y sacrificio. Pero así como reafirma su adhesión a ese credo cívico, dueño de todos nuestros afanes ciudadanos, reafirma también para los adversarios, sean cuales fueren, el propósito del mayor respeto en las pujas renovadas con el nuestro”.  En otra nota el medio agradecía “la atenta y valiosa contribución prestada por quienes suscriben los distintos artículos y trabajos insertos en esta edición. En especial a quienes siendo nuestros adversarios, han confirmado con su gesto que valoramos, lo que siempre hemos dicho respecto de los sentimientos superiores que unen a los hombres en la vida, a despecho de todo aquello que en determinadas circunstancias los separan”.

También en la tapa algunos títulos nos dan una idea del contexto internacional del momento: “Se torna grave el conflicto entre el Vaticano e Italia. Informaciones llegadas de la Ciudad del Vaticano, hacen saber la tirantez en las relaciones del Papa con el fascismo, debido a la reciente campaña iniciada contra la Acción Católica”. Otra noticia con una foto muestra a soldados republicanos españoles “descansando de las batallas”. Los Principios, al igual que otros medios argentinos, mantuvo una postura alineada con el bando republicano en la guerra civil española.       

En otras páginas se editorializaba sobre “la doble deuda de Uruguay”, sosteniendo que “deben erigirse los monumentos a Justo José de Urquiza y Tomás de Rocamora”; y se informaba que “25 años cumplirá la Lusera”, agregando que “esa grata fecha encuentra a ese gran emporio industrial en una nueva era de franco progreso”.   

En un suplemento especial, un extenso artículo se refiere a la gestión del gobierno provincial encabezado por el uruguayense Eduardo Tibiletti. Allí se consigna, entre otras consideraciones que “actualmente puede decirse que Entre Ríos tiene reservado y mantiene su estructura administrativa con los impuestos a la tierra, patentes comerciales, sellos y herencias”, y se informa que “el proyecto de catastro parcelario elevado a consideración de la legislatura contiene las bases y condiciones para determinar con exactitud los valores imponibles, garantizar y fiscalizar la percepción, individualizar los inmuebles y seguir sus mutaciones a través del tiempo”. Otro uruguayense, Luis María “Solapa” Rodríguez acompañó a Tibiletti como ministro de Hacienda durante todo su mandato.       

 

El suplemento incluía un trabajo de César B. Pérez Colman titulado “Concepción del Uruguay en la Organización Nacional”, en la que el autor argumentaba que la ciudad “está gloriosa e imperecederamente vinculada a la historia nacional, por haber servido de escenario a uno de los sucesos más trascendentes, acaecidos en el proceso de la evolución constructiva del País. En esta ciudad se llevó a cabo, en forma pública y solemne, el acto que inició el movimiento de rebeldía contra la dictadura del General Juan Manuel de Rosas, que debía ser coronado con la realización del anhelo patriótico de construir definitivamente la Nación, mediante una ley fundamental”. En la misma página se promocionaban los próximos estrenos cinematográficos del Teatro Texier, entre ellos “Las aventuras de Robin Hood”, con Errol Flynn y Olivia de Havilland, y “La Chismosa”, con Lola Membrives.

La literatura no estaba ausente en esa edición especial de “Los Principios”. Es así como podemos apreciar un poema inédito de Olegario Víctor Andrade, un texto de Daniel Elías (“Montielera”), una poesía de Delio Panizza dedicada a Arturo Capdevila, y “La campana de cristal”, poema de Alfonsina Storni, entre otras colaboraciones.

En una página dedicada a “Algunos aspectos deportivos de Uruguay” se incluyeron varias fotos de equipos de fútbol: “el fuerte conjunto de Gimnasia y Esgrima”, “equipo de primera división del Club Atlético Uruguay, decano del  football local y siempre digno defensor de los prestigios deportivos uruguayenses”, “División Río Uruguay, que comenzó su actuación en forma promisoria, pero ha venido defeccionando últimamente”, y “Estudiantil Fraternal, de juego rápido y entusiasta, que viene realizando una destacada campaña”.  También se puede observar una foto que muestra una “vista exterior del local flotante del Club Regatas Uruguay. El casco perteneció al antiguo crucero “Patagonia”, de la Armada Nacional, y fue obtenido en donación del gobierno de la Nación”.           

Las páginas de Los Principios contaban con numerosos espacios publicitarios contratados por diversas empresas y comercios, lo de da una idea cabal de la llegada que tenía en la sociedad uruguayense y en la región. Entre otros, podemos mencionar la publicidad de L. Banchik, repuestos para automóviles y camiones, en 14 de Julio y Rocamora; la de “La Antena”, de Guillermo Gorsky y Hermanos, electricidad y radiotelefonía, en Rocamora y Congreso de Tucumán; y la del bar “El más chiquito”, en el que “por ser así, se toma el mejor chopp”, ubicado en San Martín 771. Una página entera promocionaba el aperitivo Lusera con una consigna que hoy sería inconcebible y que a la distancia resulta jocosa: “Conservar su salud debe ser su lema…”; mientras que la panadería “El despertar del obrero”, que contaba en ese entonces con 24 sucursales, saludaba “a su distinguida clientela por intermedio de Los Principios en el día de su aniversario”.     


Publicado en el diario La Calle el 29 de diciembre de 2024.-

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martes, 24 de diciembre de 2024

LUCERO EL TENEBROSO

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 520 años del día en que el inquisidor Diego Rodríguez de Lucero ofició un auto de fe en la ciudad de Córdoba, España, en el que fueron juzgadas 267 personas. 107 de ellas fueron condenadas a morir en la hoguera. Parece una broma macabra que alguien llamado “Lucero” – término que deriva de “luz” - llegara a ser conocido como “el tenebroso”, o “el inspirado por Lucifer”.  

Diego Rodríguez de Lucero nació en Moguer alrededor de 1460 y murió en Sevilla el 28 de diciembre de 1534. Se graduó como bachiller en leyes y licenciado en teología. En 1499 fue designado al frente del Tribunal de la Inquisición de Córdoba.

Manuel Peña Díaz nos dice que “el 13 de febrero de 1501 organizó su primer auto de fe, en el que fueron condenadas a la hoguera 80 personas, y días después ordenó la quema de otras 50. Entre las personas sospechosas y acusadas había buena parte de las jerarquías eclesiástica, nobiliaria y municipal de Córdoba. Las protestas ante los Reyes Católicos fueron inmediatas. Se quejaban de que los condenados lo habían sido mediante declaraciones inducidas y manipuladas, incluso afirmaron que Lucero obligaba a los presos mediante torturas y amenazas a aprender oraciones judaicas”.  Más adelante agrega que “las quejas por las arbitrarias acciones de Lucero, peón de Deza y del rey, motivó una primera visita de inspección de enviados del Consejo de la Inquisición que no surtió efecto alguno. Al contrario, el Tenebroso se sintió más legitimado y el 30 de abril de 1502 celebró un nuevo auto de fe, en el que condenaron a 27 personas al quemadero. Nada lo frenaba con su sangrienta y obsesiva limpieza de conversos, acusándolos de sacrificar niños y romper crucifijos, de ocultar sinagogas y predicar la llegada del nuevo mesías”.

Ana Cuadro García señala que “condenó a la hoguera a más de 200 personas en poco menos de 4 años. Especialmente fue sanguinario el auto de fe del día 22 de diciembre de 1504 donde 107 personas fueron quemadas en el Campo Santo de los Mártires, tras haber sido condenados por ser falsos conversos (esto es, judíos que, después de convertirse al cristianismo, seguían practicando la religión judía en secreto)”. Esta autora refiere que “el descontento de la población cordobesa hizo que en diferentes ocasiones apelaran al Inquisidor General así como al rey Fernando el Católico por la destitución del inquisidor por su crueldad, no consiguiendo su propósito en los cinco años. Cansada de la crueldad del inquisidor, la población cordobesa -apoyada por ciertos nobles- asaltó la prisión del Santo Oficio el 9 de noviembre de 1506 para liberar a más de 400 presos que estaban en presidio. El inquisidor tuvo que huir por la puerta de atrás del Alcázar para salvar su vida… Por todo esto fue llamado "excepcional monstruo", "fanático y violento", de "carácter acre y duro" o "inspirado por Lucifer".

José Manuel de Bernardo Ares enfatiza que “hasta 1506 todas sus acciones inquisitoriales (indiscriminadas inculpaciones heréticas, masiva detención de personas importantes gran parte de ellas conversas, copiosa confiscación de bienes, etc.), siempre aceptadas por el secretario del Rey Juan Ruiz de Calcena, fueron amplia y duramente contestadas por las autoridades civiles y eclesiásticas de Córdoba. El punto álgido de este enfrentamiento se alcanzó con la celebración del multitudinario auto de fe en 1504, a partir de cuyo momento toda la ciudad se opuso frontalmente al temido e implacable inquisidor. El paroxismo de su intransigencia religiosa la demostraría al año siguiente de 1505 al procesar como judaizante al venerable jerónimo fray Hernando de Talavera, arzobispo de Granada, a quien le repugnaba la antievangélica distinción entre cristianos nuevos y viejos”. Continúa de Bernardo Ares narrando que “en 1506, con la llegada de Felipe I el Hermoso a Castilla y el reforzamiento político de las elites nobiliarias a nivel local (el marqués de Priego y el conde de Cabra no aceptaban al corregidor), se radicalizaron los enfrentamientos sociales, religiosos y políticos, agravados por una durísima crisis económica (escasez de la producción agraria, alza de precios, etc.). En esta nueva situación política se suspendieron los procesos contra los conversos y se depuso al inquisidor general Diego de Deza y al inquisidor de Córdoba Diego Rodríguez Lucero. En este clima de descontento generalizado, el pueblo de Córdoba, instigado por el marqués de Priego, Pedro Fernández de Córdoba, alcalde mayor de la ciudad a la vieja usanza, asaltó la cárcel de la Inquisición, ubicada en el alcázar real de los reyes cristianos; e intentó linchar a Lucero, que huyó a lomos de una mula”. Finaliza este autor consignando que “Lucero —el Tenebrero, según Pedro Mártir de Anglería y el “inspirado por Satanás” en palabras del padre Sigüenza— murió el 28 de diciembre de 1534 después de haber sido una de las piedras angulares de un edificio social (lucha contra las minorías conversas), religioso (defensa de la ortodoxia religiosa) y político (creación del Estado Moderno) muy complejo a finales del XV y principios del XVI”.

Manuel Peña Díaz considera que Lucero, a quien califica como “el responsable directo de centenares de muertos y de la primera gran crisis de la Inquisición española… no pudo hacer carrera de méritos, pero si consiguió el mayor éxito que tan bien administró el Santo Oficio: el miedo a la Inquisición”.

A 520 años de la barbarie inquisitorial, en una época confusa y desconcertante en la que nuevos y viejos fundamentalismos y visiones intolerantes y retrógradas nos llevan a recordar la importancia de reconocer la más absoluta libertad de culto, de conciencia y de expresión, y la necesidad imperiosa de dejar atrás para siempre las concepciones absolutistas y teocráticas que lamentablemente todavía imperan en buena parte del planeta.

 

 

Fuentes:

Cuadro García, Ana C. "Córdobapedia." Diego Rodríguez Lucero. 2024. https://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Diego_Rodr%C3%ADguez_Lucero (accessed diciembre 20, 2024).

de Bernardo Ares, José Manuel . "Real Academia de la Historia." Diego Rodríguez Lucero . n.d. https://dbe.rah.es/biografias/26587/diego-rodriguez-lucero (accessed diciembre 20, 2024).

Peña Díaz, Manuel. "Lucero el Tenebroso." Mercurio, Julio 2017.

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CUANDO “EL DIARIO” DE PARANÁ ERA ANTIYRIGOYENISTA

Por José Antonio Artusi

El Diario de Paraná fue fundado en 1914 por un grupo de dirigentes radicales entre los que se encontraban Miguel María Laurencena y Luis Lorenzo Etchevehere, su primer director. Ese mismo año ambos fueron electos gobernador y vicegobernador respectivamente.

El matutino paranense fue durante mucho tiempo el diario más importante de la provincia y ocupó un lugar destacado en el panorama de los medios del interior del país.

Para conocer la riquísima historia de El Diario lo más recomendable es leer “El imperio del Quijote – La historia oculta de un diario que influyó en la política argentina”, de Jorge Riani, magnífica obra de un autor que alcanzó a ser protagonista de su última época.

Al calor de la división del radicalismo a mediados de la década del "20 entre yrigoyenistas y antipersonalistas, y como producto de la adhesión de los dirigentes radicales vinculados a El Diario a esta segunda tendencia, el medio adoptó en determinado momento una postura abiertamente crítica y hostil hacia Hipólito Yrigoyen, que lo llevó a promocionar la candidatura presidencial de Leopoldo Melo en 1928 y a tener una actitud francamente golpista en 1930.

Revisar algunas de las ediciones de El Diario en 1928, antes y después de las elecciones del 1º de abril de ese año, permite darnos una idea cabal de cómo se canalizaba en la prensa periódica de la época el proselitismo a favor – y en contra - de determinadas corrientes políticas, dejando absolutamente en claro desde dónde se opinaba, y utilizando un lenguaje de una inusual dureza, que hoy quizás sorprenda a muchos.  

En la tapa de la edición del 1º de marzo de 1928, por ejemplo, en una breve columna sin firma titulada “Ciudadano” El Diario pregunta a su lector: “¿No se sonroja Ud. al pensar que un hombre por capricho y por interés y otras razones, ha abierto una zanja de odio entre sus compatriotas, tendiendo a corromper la conciencia del país que divide en amigos y enemigos de su persona?”. No hace falta decir que “un hombre” es Hipólito Yrigoyen, al que no se lo nombra en todo el artículo. Continúa preguntándose el autor: “¿No tiene Ud. la dolorosa impresión de que algunas multitudes de argentinos han abandonado la inmensa ruta de sol que recorrían, para reptar por sendas tortuosas y en descenso?”.     

El día siguiente, el 2 de marzo, El Diario sale con una tapa en la que se destaca un artículo titulado “Rectificaciones amargas”. Allí se señala que “antiguos y acérrimos enemigos, más de la persona que del personalismo - su falla fundamental, a nuestro juicio – del señor Irigoyen, acaban de ponerse no solo al lado del mismo en la actual campaña política, sino también al lado de los que son sus aduladores por interés o por convicción leal, emulando con ellos en el fuego de la alabanza, por lo general simulada”.

En la edición del 3 de marzo de 1928 podemos observar una columna titulada “Impostura”, en la que más que Yrigoyen el blanco elegido son los yrigoyenistas y seguramente un medio identificado con esa tendencia, que no se menciona: “El personalismo y sus adeptos  que los hay de varias clases en cuanto a sinceridad se refiere, pero que en cuanto a estrechez de miras toca, se igualan por la carencia de conceptos y la falta más completa de independencia en la acción, han dado en abusar de un medio tan optimista como ingenuo de propaganda, voceando próximos triunfos en distritos donde jamás conseguirán la mayoría que de antemano se atribuyen. Si se les interroga acerca de las razones que tienen para hacer tales afirmaciones, caen de inmediato en esa vacuidad de criterio que a todos los singulariza por igual, desde el caudillajo que organiza el repunte hasta el que pega carteles en los muros.”

El domingo 4 de marzo el diario incluyó un artículo con el título “La agresividad en la propaganda política”. Allí se decía que “a tales extremos ha llegado la falta de respeto, la grosería y hasta la agresividad que son peculiares condiciones de los elementos personalistas, puestos en acción de confusionismo y de presiones violentas, que todo el país se siente alarmado ante los canallescos avances de agentes perturbadores alucinados como su jefe o por él pagados para buscar ventajas electorales en el desconcierto y en el temor.”     

Obviamente, el resultado de las elecciones del 1º de abril de 1928 fue una pésima noticia para la redacción de El Diario. Yrigoyen, acompañado por el entrerriano Francisco Beiró como candidato a vicepresidente, logró un triunfo contundente con más del 61% de los sufragios, lo que le permitió consagrar una holgada mayoría en el colegio electoral.  En Entre Ríos la fórmula radical (para los radicales antipersonalistas entrerrianos la fórmula “personalista”) obtuvo el 56,64% de los votos y el Frente Único, una coalición de la UCR antipersonalista y partidos conservadores que impulsaba la fórmula Leopoldo Melo – Vicente Gallo el 42,52%. Francisco Beiró no alcanzó a asumir la vicepresidencia ya que falleció el 22 de julio y fue reemplazado por Enrique Martínez.  

Tres semanas después del comicio, el domingo 22 de abril, El Diario  publicó una nota titulada “El veredicto de las urnas”, en la que se lamentaba de que “si bien se sospechaba que Entre Ríos no podía librarse de la ola personalista que arrasaba con situaciones en apariencia inconmovibles, un espíritu de conservación fincado en las tradiciones provinciales y en el concepto de nuestra autonomía política tan acentuada por sus atributos históricos y morales alimentó la certeza de que nunca llegaría a ser tan abrumadora la mayoría del adversario.”

En otra, bajo el título “Manifestación personalista”, el cronista señalaba que “festejando el triunfo en la provincia los irigoyenistas realizaron anoche una manifestación que recorrió varias calles de la ciudad. Más por falta de cultura que por entusiasmo, los manifestantes profirieron gritos destemplados y exclamaciones incorrectas que no respetaron ni a funcionarios ni a damas accidentalmente espectadores del malogrado despliegue de fuerzas victoriosas”.

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