jueves, 26 de junio de 2025

JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ

Por José Antonio Artusi

José Antonio Jesús de las Mercedes Rodríguez Monzón nació en Paraná el 9 de febrero de 1899 y murió en Concepción del Uruguay el 18 de abril de 1977. Su padre, Antonio Diógenes, era maestro egresado de la Escuela Normal de Paraná. La familia se radicó en Concepción del Uruguay al ser designado director de la Escuela Avellaneda. También fue profesor en el Colegio del Uruguay. Su madre, Domitila Monzón, también maestra, murió muy joven, y su padre murió en 1947, a los 80 años.     

José Antonio Rodríguez cursó el bachillerato en el Colegio del Uruguay, institución que más tarde lo tendría como profesor. También ejercería la docencia en la Escuela Normal. Tras egresar como médico en la UBA regresó a Concepción del Uruguay y comenzó a ejercer su profesión. Colaboró con el Hospital de Caridad de la Sociedad de Beneficencia. Omar Gallay recuerda en su obra “El Hospitalito” que en 1932 dicha institución, “junto al pueblo de Concepción del Uruguay, tributó un merecido homenaje de despedida a los doctores Amadeo Barbará, Augusto Blanchet, Luis María Pons, José A. Rodríguez y Tomás Cuesta Yáñez, con motivo de su traspaso al Policlínico Regional recientemente inaugurado. El diario “Los Principios” dijo: “Cuando los doctores… penetraron a la galería central del Hospital el inmenso público que colmaba el recinto prorrumpió en una estruendosa salva de aplausos”. A este acto le siguió un banquete de honor servido el 9 de enero en el salón comedor del “París Hotel”, pleno también de elocuentes discursos, entre ellos el pronunciado por el Dr. Delio Panizza”.”          

El 11 de mayo de 1939 “La Juventud” publicó una nota en la que se informaba que “el gobernador de la provincia ha dispuesto la creación de un instituto de cardiología que funcionará en el hospital local de la calle Perú bajo la dirección del Dr. José A. Rodríguez”. Fue uno de los fundadores de la Clínica Uruguay e integró la comisión que dio origen al Círculo Médico. Problemas auditivos que le impedían auscultar adecuadamente a sus pacientes lo llevaron a especializarse en diagnóstico por imágenes radiológicas. No dejó de estudiar medicina hasta el último día en que permaneció en su consultorio de calle Almafuerte.

Participó activamente en el radicalismo yrigoyenista. Se desempeñó varias veces como concejal, siendo muy joven, en las décadas del 20 y del 30. A partir de la década del 40 su protagonismo político decayó, para concentrarse en el ejercicio de su profesión y en la activa participación en diversas instituciones de la sociedad civil, pero su filiación radical permaneció inalterable hasta su muerte. Integró y presidió la comisión directiva de la Biblioteca Popular “El Porvenir” y participó activamente en la Alianza Francesa y en Amigos de la Música.  

En 1924 asumió como concejal e integró el bloque radical junto a Ambrosio Artusi, entre otros. Debieron haber forjado, a pesar de la diferencia de 10 años, una relación de amistad y profunda confianza. A punto tal que, en 1929, ante una injusta y calumniosa acusación Ambrosio Artusi no vaciló en retar a duelo a quienes habían expresado las ofensas, y designó al joven médico como uno de sus padrinos. En 1944 el Dr. Rodríguez habría de tener la dolorosa tarea profesional de firmar el certificado de defunción de su amigo. Para esas elecciones, que habían tenido lugar el 2 de diciembre de 1923, el radicalismo presentó una plataforma en la que podemos encontrar algunas líneas de acción que van a estar presentes más tarde de manera concreta en la gestión de Ambrosio Artusi como intendente, entre 1939 y 1943, tales como “la edificación de casas económicas para empleados y obreros” o “la construcción de un mercado modelo”. Pero interesa también resaltar algunas cuestiones doctrinarias. El punto 3º, por ejemplo, denota una evidente influencia de las ideas de Henry George: “Modificación del sistema impositivo tendiente a liberar de impuestos a las industrias y ocupaciones útiles. Impuesto sobre el valor de la tierra libre de mejoras”. Aquellas propuestas siguen siendo tan valiosas como desoídas, lamentablemente. En esos comicios la UCR obtuvo 516 votos y consagró la totalidad de las bancas, y el Partido Socialista 76.

En 1924 surgió un conflicto entre el concejo deliberante y el gobierno provincial encabezado por Ramón Mihura con motivo de la designación del intendente Demetrio Echezárraga. En marzo de 1925 José Antonio Rodríguez fue nuevamente electo concejal, pero ya con un radicalismo dividido. En esa oportunidad el yrigoyenismo obtuvo cuatro bancas, entre ellas la de Rodríguez, y el antipersonalismo seis. Como se trataba de una elección complementaria para completar el período que había quedado trunco por la acefalía del anterior cuerpo, tras la intervención del gobierno provincial, hubo nuevamente elecciones el 6 de diciembre de 1925. En esa oportunidad yrigoyenistas y antipersonalistas obtuvieron 5 bancas cada uno, y tras numerosas idas y vueltas el 1º de enero de 1926 la presidencia del cuerpo recayó en Mariano López y la vicepresidencia 1ª en José Antonio Rodríguez. Ese período estuvo signado por un grave conflicto acerca de la validez de la elección de los concejales, y finalmente los concejales yrigoyenistas fueron sustituidos en octubre de 1926 por miembros designados por el gobierno provincial.       

En 1935, al ser electo nuevamente concejal por la UCR, ya unificada, se dio una situación curiosa. También fue electo concejal por el Partido Demócrata Nacional su cuñado, Rodolfo Seró Mantero. El diario “La Juventud”, bajo el título “Sorteo de concejales”, dio a conocer que “la situación planteada a los señores concejales Dr. José A. Rodríguez y Rodolfo Seró Mantero a raíz del parentesco que los une, ha quedado solucionada mediante sorteo, habiendo éste favorecido al Dr. José A. Rodríguez, quien continuará en su banca, no así el Sr. Seró Mantero, quien ha sido reemplazado por el primer suplente de su sector político, Sr. Ángel Mazzarello. La comisión especial designada a objeto de considerar el caso llegó a la conclusión de que no era posible el desempeño simultáneo del mandato por ambos concejales en virtud de los vínculos de parentesco que los unen.”. El intendente titular fue el Dr. Justo Germán Ravenna. También resultaron electos por la “UCR yrigoyenista”, un sector que no había aceptado la reunificación del radicalismo, Alberto Carosini y Delio Panizza. Los concejales radicales obtuvieron 2261 votos, poco más del 50% del total, los conservadores 1015, los “yrigoyenistas” 698 y los socialistas 175.

El cisma del radicalismo de 1958 lo encontró del lado de la UCR del Pueblo. La política le brindó, naturalmente, desilusiones y desencuentros, pero alguien que lo conoció bien dijo de él que nunca lo oyó criticar a nadie, y que solamente a veces decía de alguien “siempre quiere estar donde no está”. Tuvo amigos entrañables, le gustaba recordarlos y agradecía haberlos encontrado en su camino.

Conservaba en su inmensa biblioteca un pequeño cuadro que enmarcaba un documento, la copia de un prontuario suyo que le había entregado un oficial de policía después que lo derrocaron a Perón. En la época en que eran habituales los interrogatorios a los “contreras” le habían preguntado por sus ideas políticas y él, con su peculiar sentido del humor, había contestado que era “socrático”. El documento lo describía como un “comunista de una clase rara”.


Publicado en el diario La Calle el 22 de junio de 2025.

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lunes, 16 de junio de 2025

CARLOS JUAN RODRÍGUEZ


Por José Antonio Artusi

Carlos Juan Rodríguez nació en Río Cuarto, Córdoba, el 13 de marzo de 1875 y murió en su ciudad natal el 26 de agosto de 1967.  

Cursó estudios secundarios en el Colegio del Uruguay y posteriormente obtuvo el título de abogado y de doctor en jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires. Regresó a Río Cuarto y fundó un partido denominado “Demócrata Social”, al que sus adversarios se referían despectivamente como el “partido de la alpargata”. En alianza con sectores liberales fue electo intendente de esa localidad, y posteriormente se desempeñó como diputado provincial, entre 1913 y 1914.

Seducido por el liderazgo de Hipólito Yrigoyen Carlos Juan Rodríguez se afilió a la Unión Cívica Radical, partido en el que tuvo una extensa y relevante carrera y en el que permaneció hasta su muerte. Fue diputado nacional por la provincia de Córdoba en 3 períodos; entre 1916 y 1920, entre 1920 y 1922, y entre 1926 y 1930.

En el tramo final de la presidencia de Yrigoyen, fue designado al frente del Ministerio de Agricultura y Ganadería, cargo que ejerció brevemente entre el 9 de agosto y el 12 octubre de 1922.  

En las elecciones del 2 de abril de 1916, en las que también se eligieron los electores que consagrarían presidente a Hipólito Yrigoyen, la UCR cordobesa obtuvo el 68,88%, consagrando seis diputados, entre ellos Carlos Juan Rodríguez, mientras que el Partido Demócrata Progresista consiguió el 31,11% de los sufragios y accedió a dos bancas. En 1920 el resultado se invirtió, se impuso el PDP con el 52,74% y la UCR debió conformarse con el segundo lugar con el 47,26%. Rodríguez renovó su banca en esa ocasión, pero sólo por dos años, por la ampliación de la cantidad de miembros de la cámara. El tercer mandato de Rodríguez como diputado nacional se vincula con las elecciones del 7 de marzo de 1926. En esa oportunidad el radicalismo cordobés sufrió la escisión de un sector que se presentó como UCR blanca y obtuvo el 3,19% de los votos. Insuficiente para conseguir una banca pero suficiente para determinar que por muy escaso margen el tronco principal del partido, que llegó al 47,01%, sea derrotado por el Partido Demócrata, que llegó al 48,10%, con la candidatura de Julio Argentino Pascual Roca Funes, “Julito”, hijo del Gral. Julio Argentino Roca.

En 1931 acompañó a Amadeo Sabattini como candidato a vicegobernador de la provincia de Córdoba, pero la fórmula se retiraría antes de los comicios, ante la certeza de que el régimen imperante no permitiría un triunfo radical, dado el antecedente del 5 de abril en la provincia de Buenos Aires, en el que la UCR se impuso con la candidatura de Honorio Pueyrredón, pero el gobierno de facto anuló las elecciones.   

El 7 de julio de 1935 se realizaron elecciones internas para elegir los candidatos radicales que iban a competir en las elecciones generales provinciales convocadas para noviembre de ese año en la provincia de Córdoba. En esa oportunidad Carlos Juan Rodríguez acompañó a Agustín Garzón Agulla como candidato a vicegobernador, pero fueron derrotados por la fórmula Amadeo Sabattini – Ángel Gallardo, que también se impondría en los comicios generales de noviembre. César Tcach destaca que “los procedimientos empleados en esta primera elección interna con voto directo para elegir candidatos a gobernador, intendente y legisladores, fueron inobjetables. El 13 de julio, el Núcleo Pro Fusión, derrotado en los comicios, expresó en un documento que “un elemental concepto de disciplina partidaria, y uno muy superior de orden democrático, obligan a todos los afiliados de la UCR a acatar el veredicto de las urnas, y más aún, a hacer suyos con decisión, entusiasmo y celo patriótico, los candidatos que merecieron la mayoría de los sufragios”.

Resulta de interés la vinculación de Rodríguez con sectores georgistas, seguidores de las ideas de Henry George, resumidas a menudo en la propuesta de un “impuesto único” que gravara la valorización del suelo libre de mejoras y fuera acompañado de la eliminación o la disminución de los tributos que pesaban sobre el trabajo, el consumo y la inversión de capital. En 1917, siendo diputado nacional, publicó un libro titulado “Proyecto de reformas a la ley de contribución territorial y fundamento de la teoría de Henry George”. Entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre de 1919 se realizó en Córdoba la Convención Nacional Georgista. En la sesión inaugural intervino el diputado Carlos Juan Rodríguez, invitado especialmente para referirse a la base científica del georgismo.

En 1920 Rodríguez presentó un proyecto de ley por el que se reformaba la contribución territorial para terrenos ubicados en la Capital Federal y en territorios nacionales, estableciendo una escala progresiva sobre la valuación libre de mejoras, con alícuotas que iban desde el 0,8% al 2,5%. En 1928, contrariando de alguna manera el espíritu de la idea del “impuesto único”, presentó otro proyecto estableciendo un impuesto a la “renta” de las personas, antecesor del actual impuesto a las ganancias.  

En la sesión del 15 de junio de 1920 de la Cámara de Diputados Rodríguez intervino al tratarse la cuestión de las causas del fenómeno de la vivienda cara, y señaló que “fue necesario que aparecieran a fines del siglo XIX dos grandes economistas para que señalaran fundamentales orientaciones a la ciencia: Henry George y Adolfo Wagner. El primero, en su obra inmortal “Progreso y miseria”, ha demostrado que la armonía que debe reinar entre las leyes de distribución de la riqueza: que el fenómeno de la renta de la tierra es lo que perturba la justa repartición, e impide que cada uno reciba el producto íntegro del trabajo; y ha semiencontrado la fórmula del impuesto único a la tierra libre de mejoras, para corregir naturalmente, la injusticia económica.”

Es interesante constatar que compartir algunos aspectos de esta doctrina vincula en cierto sentido a Rodríguez con el yrigoyenista Sabattini, pero también con el antipersonalista entrerriano Luis Lorenzo Etchevehere, y aún con el conservador liberal cordobés Ramón José Cárcano.   

 

Fuentes:

Pereira, Enrique. Diccionario biográfico Nacional de la Unión Cívica Radical . Buenos Aires: Ediciones IML, 2012.

Revista de Ciencias Económicas. "Convención nacional georgista." Agosto 1919.

Tcach, César. "Ejercicio de un análisis comparado: primeras elecciones con voto directo en el radicalismo de Córdoba (1935 y 1939)." Pasado Abierto. 2015. https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto/article/view/1466/4582.

 

 

Publicado en el diario La Calle el 15 de junio de 2025.-

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LEOPOLDO BARD: ENTRE YRIGOYEN, RIVER, NECOCHEA Y LA MEDICINA

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 38 años de la promulgación de la ley de divorcio. Curiosamente, se cumplen también 103 años de la presentación de un proyecto de ley en ese mismo sentido, autoría del diputado nacional Leopoldo Bard.  

Leopoldo Bard nació en Buenos Aires el 11 de noviembre de 1883 y murió en su ciudad natal en 1973. Una reseña biográfica sin firma publicada en diarionecochea.com señala que “se sabe que era judío e hijo de inmigrantes austriacos. Cuando era adolescente, jugaba al futbol… en un equipo del porteño barrio de la Boca, el Santa Rosa. Su equipo se disputaba la supremacía del barrio con otro equipo llamado Los Rosales, pero a fuerza de enfrentarse tantas veces terminaron por hacerse amigos y decidieron fusionarse y crear un nuevo club. En una humilde asamblea, llevada a cabo una tarde de mayo en un baldío a la sombra de un sauce, este grupo de jóvenes trabajadores y estudiantes, ninguno mayor de 20 años y todos provenientes de familias humildes de la Boca, fundaron el Club Atlético River Plate. En esa misma asamblea, se eligió a Bard (quien pese a su juventud ya contaba con roce político en la por entonces opositora Unión Cívica Radical) como primer presidente del Club. Con el correr de los meses, la pasta de líder que mostraba en la cancha propició que sus compañeros lo eligieran también como capitán del equipo, convirtiéndolo en uno de los escasos casos en el mundo del fútbol en que un mismo individuo fue fundador, presidente, jugador y capitán de su equipo”.

Rodrigo Daskal considera que “los clubes deportivos, sociales y culturales ocuparon un lugar central en la constitución de prácticas e identidades barriales de los jóvenes criollos hijos de inmigrantes, en tanto el pasaje del fútbol como “novedad juvenil de frontera” a principios del siglo XX, a constituirse en parte de la “esencia” de la ciudad de Buenos Aires hacia fines de la década del ’20. En el caso de los clubes de fútbol, en sus comisiones directivas era posible encontrar buena cantidad de políticos radicales, como así también miembros de la elite social en los clubes por ella fundados, y unos años después lo mismo ocurriría con el comunismo y los clubes deportivos comunistas. La familia de Leopoldo Bard formó parte de las oleadas inmigratorias que poblaron el territorio argentino, de las que fueron parte muchos judíos de diferentes partes del mundo…”.

Tras recibirse de médico ingresó al Hospital Muñiz y se especializó en medicina laboral. Identificado con la Unión Cívica Radical y acompañando a Yrigoyen, sus dotes como orador y dirigente político lo llevaron a ocupar una banca en la Cámara de Diputados entre 1922 y 1930, llegando a presidir su bloque. Su gestión como legislador estuvo jalonada por iniciativas tendientes promover la emancipación civil y el derecho al sufragio de las mujeres, la institución del divorcio, la separación laicista entre la Iglesia y el Estado y la nacionalización del petróleo, en línea con la prédica de Yrigoyen y Mosconi.

En las elecciones del 2 de abril de 1922 fue uno de los 10 diputados electos por la UCR en la ciudad de Buenos Aires, con el 37,36% de los sufragios. En segundo lugar quedó el Partido Socialista, que con el 34,07% obtuvo 4 bancas, mientras que la conservadora Concentración Nacional llegó al 12,47% pero se quedó sin representación en virtud del sistema de mayorías y minorías vigente en ese momento.

En 1926 Bard renovó su banca, siendo el candidato más votado de la lista ganadora. Recordemos que el sistema de tachas imperante permitía que candidatos de una misma lista obtuvieran distinta cantidad de votos. La UCR alcanzó el 42,43% y volvió a consagrar 10 diputados. El Partido Socialista fue nuevamente la segunda fuerza, con el 33,94%, y renovó sus 4 bancas.  La novedad consistió en que el tercer lugar no correspondió a los conservadores sino a una escisión del radicalismo, la UCR antipersonalista, que con el 20,03% no obtuvo representación legislativa.

En la reseña biográfica mencionada se recuerda que “cuando luego de algunos viajes por el país conoció Necochea, quedó cautivado por la ciudad y encontró un lugar donde cristalizar sus ideas. La medicina de la época recomendaba el aire del mar para varias enfermedades infantiles, pero Bard sabía que, para muchos niños del país, la posibilidad de una estadía en la costa era inaccesible. Por eso ideó y llevó a cabo la Colonia Marítima de Niños débiles (lo que hoy es el Hogar Raimondi), en avenida 2 y 75, para que esos niños pudieran venir a la costa a restablecer su salud. La preocupación por la salud de los niños de bajos recursos lo llevó a impulsar también el Dispensario de Lactantes, para niños recién nacidos, en el antiguo hospital Díaz Vélez. Fue gracias a su gestión también que en 1929 se inauguró el emblemático puente Hipólito Yrigoyen, más conocido como Puente Colgante, y mucho tuvo que ver Bard para la ampliación y mejora de las escolleras. Por todos los servicios prestados a la ciudad, el municipio le obsequió una casa…De esa casa, en la que estaba instalado junto a su esposa y su hija, lo llevaron preso efectivos del ejército luego del golpe militar… Cuando lo subieron al tren, con destino a Buenos Aires (donde sería encarcelado), cientos de necochenses concurrieron a la estación, a despedirlo”.   

La dictadura instalada a partir del 6 de septiembre de 1930 lo sometió a crueles torturas. Tras ser liberado en 1932 fue absuelto de las injustas acusaciones recibidas. Bard, afectado severamente por los vejámenes sufridos en la cárcel, se concentró en su profesión y abandonó la militancia política y la función pública, a la que sólo volvería en 1947, para desempeñarse como director general de Higiene y Seguridad del Trabajo, durante la gestión de Ramón Carrillo al frente del Ministerio de Salud. El gobierno de facto que depuso a Perón en 1955 también detuvo a Bard durante un par de meses.

Leopoldo Bard perteneció a la masonería, actuando en la Logia Liberi Pensatori del barrio de la Boca de la ciudad Buenos Aires.

    

Fuentes:

Daskal, Rodrigo. "Leopoldo Bard, entre Hipólito Yrigoyen y River Plate." historiapolitica.com. n.d. https://historiapolitica.com/datos/biblioteca/daskal3.pdf.

"Leopoldo Bard, el fundador de River enamorado de Necochea ." diarionecochea.com. abril 7, 2024. https://diarionecochea.com/2024/04/07/leopoldo-bard-el-fundador-de-river-enamorado-de-necochea/.

Pereira, Enrique. Diccionario biográfico Nacional de la Unión Cívica Radical . Buenos Aires: Ediciones IML, 2012.

 

 

Publicado en el diario La Calle el 8 de junio de 2025.

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lunes, 2 de junio de 2025

CÁNDIDO URANGA

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 95 años de la elección del colonense Herminio Juan Quirós y del paranaense Cándido Uranga como gobernador y vicegobernador de la provincia de Entre Ríos respectivamente, el 1º de junio de 1930.

Cándido Policarpo Uranga nació en Paraná el 26 de enero de 1877 y murió en su ciudad natal, a los 54 años, el 8 de mayo de 1931. Se dedicó al comercio, siendo uno de los integrantes de la firma “Uranga, Iraizoz, Izaguirre”, una reconocida ferretería paranaense. Siendo joven se inició en el periodismo y comenzó a participar políticamente en el radicalismo. En 1906 colaboró en el diario “La Lucha”, y estuvo entre los primeros fundadores, accionistas y colaboradores del histórico matutino “El Diario” de Paraná.  En 1914 fue elector de gobernador y vice en el colegio electoral que designó a Miguel María Laurencena y Luis Lorenzo Etchevehere, dando inicio al primer gobierno radical en Entre Ríos.    

En 1916 Cándido Uranga fue electo concejal en la ciudad de Paraná, y presidió el Concejo Deliberante. En 1918 fue designado intendente. Recordemos que entre 1903 y 1933 la Constitución establecía que los intendentes eran designados por el Poder Ejecutivo Provincial, mientras que los concejales surgían del voto popular. Ejerció la presidencia municipal de la capital de la provincia hasta 1922. Su gestión es recordada, entre otros logros, por el adoquinado de calles, la remodelación del Mercado de la Paz, el inicio del servicio de transporte público con tranvías eléctricos y la inauguración del Monumento a Justo José de Urquiza.

Uranga se desempeñó como diputado provincial en dos períodos, entre 1922 y 1925, durante la gobernación de Ramón Mihura, y entre 1928 y 1930, durante la gobernación de Eduardo Laurencena. Llegó a presidir la Cámara de Diputados.  

El 1 de abril de 1928 Cándido Uranga fue uno de los electores que obtuvo el radicalismo antipersonalista entrerriano en las elecciones para conformar el colegio electoral que designaría el 12 de junio a Hipólito Yrigoyen como el sucesor de Marcelo de Alvear en la Presidencia de la República. El colegio electoral nombró al entrerriano Francisco Beiró como vicepresidente, pero no pudo asumir el cargo por su prematura muerte. En Entre Ríos la fórmula radical Yrigoyen – Beiró obtuvo el 56,64% de los votos, la fórmula antipersonalista Melo – Gallo el 42,52% y los candidatos del Partido Socialista, Mario Bravo y Nicolás Repetto, el 0,83%. De modo tal que la UCR consagró 15 electores y la coalición que impulsaba al también entrerriano Leopoldo Melo 7, entre ellos Uranga. Obsérvese el protagonismo político de Entre Ríos en el contexto nacional en ese momento: Dos de los cuatro integrantes de las fórmulas que se votaron en el colegio electoral eran oriundos de nuestra provincia.       

Cándido Uranga también se desempeñó como director del Banco de Paraná y ocupó cargos directivos en la Compañía de Electricidad del Este Argentino.   

En 1930 Uranga integró la fórmula del radicalismo antipersonalista, acompañando como candidato a vice gobernador a Herminio Quirós. En las elecciones del 1 de junio de 1930 los antipersonalistas obtuvieron 48.230 votos, el 52,12%, mientras que la fórmula del radicalismo yrigoyenista, integrada por Enrique Fermín Mihura y Domingo Dasso contó con el respaldo de 44.119 sufragios, o sea el 47,68%. A diferencia de las elecciones anteriores, en las que en 1926 el radicalismo antipersonalista se había impuesto con la candidatura de Eduardo Laurencena derrotando al candidato yrigoyenista Francisco Beiró y dejando en tercer lugar al candidato conservador Fortunato Solanas, en 1930 los conservadores no presentaron candidatos propios y apoyaron a la fórmula encabezada por Quirós.  El colonense triunfó en 11 de los 14 departamentos que por entonces integraban la provincia, lo que le permitió conseguir una mayoría de 36 votos en el Colegio Electoral provincial contra 18 de Mihura. Recordemos que antes de la reforma constitucional de 1933 la elección de gobernador y vice era indirecta; los ciudadanos elegían electores que reunidos en el colegio electoral designaban a los mandatarios. El resultado de esa elección provincial de 1930 no deja de ser llamativo, dado que sólo tres meses antes, en los comicios para elegir diputados nacionales que tuvieron lugar el 2 de marzo, se impuso el radicalismo yrigoyenista con 49.559 votos, el 49, 47%, consagrando cuatro legisladores, entre ellos Ambrosio Artusi, que renovaba la banca a la que había accedido en 1926. Mientras que el radicalismo antipersonalista concitó el apoyo de 47.785 ciudadanos, el 47,69%, y obtuvo dos bancas. En esa oportunidad tampoco participaron los conservadores. Sí lo hizo el Partido Socialistas, que obtuvo el 1,91%.         

Quirós y Uranga asumieron el 1 de octubre de 1930, a pocos días del golpe de Estado que había derrocado a Hipólito Yrigoyen. Poco después de la muerte del vicegobernador Uranga, el 8 de mayo de 1931, falleció también el gobernador Quirós el 11 de septiembre, de modo tal que debió hacerse cargo del Poder Ejecutivo Provincial de manera interina el presidente del senado, Atanasio Eguiguren, y luego Alfredo Giandana y Carlos Irigoyen. A diferencia de lo que ocurriría en 1943, el gobierno de facto encabezado por Uriburu no intervino la provincia y hubo nuevas elecciones. El 8 de noviembre de 1931 se impuso el radicalismo antipersonalista con la candidatura a gobernador de Luis Lorenzo Etchevehere, acompañado por José María Texier como vice, quienes asumieron el 29 de diciembre. En esos comicios, con la abstención del radicalismo yrigoyenista, la UCR antipersonalista logró el 56,84% y el conservador Partido Demócrata Nacional, que promovía la candidatura de José Benjamín Gadea obtuvo el 37,33%. El tercer lugar correspondió a la Alianza Civil, coalición formada por el Partido Socialista y el Partido Demócrata Progresista y que llevaba como candidato a Ramón Sobral, con el 5,83%.        

Un dato poco conocido es que los compositores Eliseo Bartoli y Jacinto Fita saludaron el triunfo de la fórmula antipersonalista entrerriana con un tango titulado precisamente “Quirós – Uranga”.  

 

Fuentes:

Macchi, Manuel, and Alberto Masramón. Entre Ríos. Síntesis histórica. Concepción del Uruguay: Sacha, 1977.

Pereira, Enrique. Mil nombres del radicalismo entrerriano. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1992.

Testimonios al autor de Martín Quiroz. 

 

Publicado en el diario La Calle el 1º de junio de 2025.

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lunes, 26 de mayo de 2025

“FRONTERAS LIBRES ENTRE PUEBLOS HERMANOS”

 

Por José Antonio Artusi

Eduardo Irigoyen García, un militante colorado de Fray Bentos, publicó hace pocos días en su cuenta de Facebook la imagen de un “pegotín” (sí, estimado lector, en idioma oriental no se dice “sticker”, se dice “pegotín) acompañado del siguiente texto: “"Yo quiero fronteras libres entre pueblos hermanos". Esa fue la consigna de un encuentro de intendentes del Litoral uruguayo-argentino convocado por Mario Carminatti al inicio de su tercer período de gobierno. La actividad se realizó en la Sala de Convenciones de Las Cañas. Este es el pegotín que se distribuyó, algo que creamos con el artista plástico Fabián Mendoza (aunque el mérito le corresponde a él)”. Le puse “me gusta” y comenté que “hay que renovar esa campaña”. Al día siguiente tomé prestada esa imagen y expresé que deberíamos abogar por el libre tránsito fronterizo y el libre comercio entre Argentina y Uruguay. Me permití reforzar el texto transcribiendo las líneas finales de la genial “Milonga para los orientales” de Jorge Luis Borges, esa que dice...   

“…Milonga para que el tiempo

vaya borrando fronteras;

por algo tienen los mismos

colores las dos banderas”.

Y en una publicación similar en Instagram, que te permite agregar música, opté por un breve fragmento de “A José Artigas”, esa hermosa vidalita de Alfredo Zitarrosa que honra la memoria del prócer compartido.    

Tuve la suerte de conocer a Mario Carminatti y pude dialogar, aunque más no sea un par de oportunidades, con ese extraordinario dirigente del Partido Colorado, el único en ejercer por tres períodos la intendencia de Río Negro. Y tenían razón Carminatti y sus correligionarios en lo que planteaban en aquella imagen. Las sociedades tienen una cierta tendencia a naturalizar algunas cosas, a aceptar como inevitables o hasta legítimos ciertos estados de situación que en realidad no resisten el menor análisis si se analizan en profundidad y con racionalidad. Y hemos naturalizado, argentinos y uruguayos, que haya que hacer larguísimas colas para cruzar por el Puente Artigas o por el Puente San Martín, que tengamos que hacer inútiles trámites aduaneros y migratorios para ir a visitar a algún amigo sanducero o a comer un chivito y tomar una pilsen en la 18 de julio. Y que no exista entre nuestros países libertad de comercio. Que nuestros amigos orientales no puedan comprar de este lado y cruzar lo que se les antoje. Lo hemos naturalizado, lo aceptamos, nadie se queja, o no lo hace ostensiblemente, pero es absurdo; e inconveniente y perjudicial para los ciudadanos de ambas márgenes del río Uruguay.        

No existen justificaciones serias y fundadas del proteccionismo comercial, más que en muy poquísimos casos excepcionales y sólo por tiempos extremadamente limitados. Los más grandes economistas de todos los tiempos han destrozado con argumentos irrebatibles sus falacias.  

Ya en el siglo XVIII los fisiócratas franceses, como François Quesnay, argumentaron a favor del libre comercio como vector para la prosperidad y el progreso de los pueblos. Adam Smith reforzó la idea planteando que el libre comercio lleva a que cada país se especialice en producir los bienes y servicios en los que es más eficiente, aumentando de este modo la productividad y reduciendo los costos en beneficio de los consumidores. Además, el libre comercio es un poderoso estímulo a la vez que una garantía de la competencia, reforzando de esta manera la accesibilidad a bienes y servicios de calidad. El gran pensador escocés argumentó a su vez que el libre comercio entre las naciones promueve la paz, la integración y la colaboración entre los países y las sociedades, desde el momento en el que la mutua dependencia reduce la posibilidad de guerras y conflictos. En sus propias palabras, “el comercio es un medio para promover la paz y la cooperación entre naciones.”

Posteriormente David Ricardo, economista clásico inglés del siglo XIX, demostró en su obra “De principios de economía política y tributación”, de 1817, que “bajo un sistema de comercio perfectamente libre, cada país naturalmente dedica su capital y trabajo a aquellos empleos que son más beneficiosos para cada uno. Esta búsqueda del beneficio individual está admirablemente conectada con el bien universal de toda la comunidad”; y advirtió, al condenar las leyes de cereales en su país, que el proteccionismo no sólo perjudica a los consumidores al aumentar los precios, sino que también obstaculiza el progreso económico general.

La influencia del pensamiento de David Ricardo puede observarse claramente en la obra de economistas posteriores, como John Stuart Mill, quien señaló que “el comercio es el gran instrumento de la paz, porque une a los hombres en lazos de interés mutuo”. Un razonamiento similar puede observarse en una frase usualmente atribuida a Frederic Bastiat, aunque no haya podido comprobarse su autoría: “Cuando los bienes no cruzan las fronteras, los soldados lo harán”.  

Quizás la frase más contundente en contra del proteccionismo y a favor del libre comercio haya sido la escrita por Henry George en su libro titulado precisamente “¿Proteccionismo o libre comercio?”: “Lo que nos ha enseñado el proteccionismo es a hacernos a nosotros mismos en tiempos de paz lo que nuestros enemigos quieren hacernos en tiempos de guerra”.

Recordemos también que Juan B. Justo llegó a expresar que "las aduanas alejan y aíslan a los pueblos", y que “la abolición del proteccionismo aduanero sólo amenaza las ganancias espurias que a su sombra realizan algunas empresas y la renta abusiva de tierras destinadas, gracias a la aduana, a cultivos que económicamente debieran ser hechos en otros países”. El líder socialista calificó al proteccionismo como "la peor forma de nacionalismo", y señaló que se vuelve "contra los consumidores del propio país, que son en su mayor parte trabajadores". Se preocupó a su vez por distinguir "entre empresarios de industrias libres, de industrias sanas, de industrias que se han desarrollado espontáneamente, y empresarios incubados y cebados por la ley, mediante trabas aduaneras y privilegios monopólicos". El propio Carlos Marx, por su parte, había definido de manera brillante al proteccionismo como "un sistema artificial para fabricar fabricantes".

 

Publicado en el diario La Calle el 25 de mayo de 2025.

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domingo, 18 de mayo de 2025

LEON XIV, FRANCISCO, LEON XIII, “RERUM NOVARUM”, LA RÉPLICA DE HENRY GEORGE Y EL ETERNAUTA

Por José Antonio Artusi

Habemus Papam. Infobae informó que “el pontífice explicó que la elección del nombre de León no fue casual ni meramente simbólica, sino profundamente intencionada: un homenaje a León XIII, autor de la encíclica Rerum novarum de 1891, que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia en el contexto de la primera revolución industrial”. “Hay varias razones, pero la principal es porque León XIII, con la histórica Encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial”, explicó el papa, subrayando que en la actualidad el mundo atraviesa una nueva revolución, esta vez ligada al desarrollo de la inteligencia artificial. A su juicio, los desafíos contemporáneos en torno a la dignidad humana, la justicia y el trabajo requieren que la Iglesia ofrezca “su patrimonio de doctrina social” como respuesta. La nota también señala que “el dolor compartido por la pérdida del pontífice argentino estuvo presente en las palabras de León XIV, quien exhortó a los presentes a recoger “esta valiosa herencia” y continuar el camino iniciado por su predecesor”.

Recordemos a su vez que el Papa Francisco, a través de un video en 2021 pidió discutir la implementación de "un ingreso básico, el IBU, o salario universal para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida". Lamentablemente el Papa empleó en esa ocasión indistintamente dos términos que pueden aludir a conceptos diferentes, pudiendo prestarse a confusión el “ingreso básico universal” con el “salario universal”, que no necesariamente consisten en lo mismo. De todos modos, la utilización en ambos casos de la palabra “universal” refuerza la idea de que se estaba refiriendo al primero, que tiene a la universalidad y a la incondicionalidad como atributos fundamentales.

Es interesante vincular ese llamado del pontífice argentino con la referencia de su sucesor a la revolución que supone el desarrollo de la inteligencia artificial. Esta cuestión ha estado presente en el debate contemporáneo en los países desarrollados sobre las alternativas de financiación de un sistema de ingreso ciudadano o ingreso básico universal, poniendo el acento en la necesidad de redistribuir las rentas generadas por la inteligencia artificial, teniendo en cuenta que se trata de avances tecnológicos que habrían sido imposibles sin inversión pública, y que se nutren de una u otra manera de información y acciones de prácticamente todas las personas. Esta fuente se suma de esta manera a la más tradicional argumentación que aboga por financiar un ingreso ciudadano gravando y distribuyendo las rentas no ganadas de la valorización del suelo y de los recursos naturales. Es con relación con ese tópico que podemos entonces volver a la Rerum Novarum y a la carta abierta que como réplica le envió Henry George, el autor de “Progreso y miseria”, obra en la que propone una profunda reforma tributaria basada en el “single tax”, un impuesto único que gravaría el valor de la tierra libre de mejoras y que presupone a su vez, al menos en la versión ideal, la eliminación de todo otro tributo.

La carta abierta de Henry George, que dio lugar a un libro cuyo título ha sido traducido como “La cuestión obrera” contiene pasajes memorables, dignos de recordar:

“Nuestros postulados están todos expuestos o implicados en vuestra Encíclica. Son las percepciones primarias de la humana razón; las enseñanzas fundamentales de la fe cristiana. Nosotros sostenemos que: Este mundo es creación de Dios. Los hombres traídos a él por breve período de su vida terrenal son las iguales criaturas de su bondad, y objeto por igual de su próvida tutela. Por su estructura, está el hombre acosado por necesidades materiales de cuya satisfacción depende no sólo la conservación de su vida física, sino también el desarrollo de su vida intelectual y espiritual. Dios ha hecho que la satisfacción de esas necesidades dependa de los propios esfuerzos del hombre, a quien ha dado la facultad e impuesto el mandato de trabajar; facultad que por sí misma lo eleva por encima del bruto, hasta el punto de que sin irreverencia podemos decir que lo capacita para hacerse, como si dijéramos, auxiliar en la obra creadora.     

“Siendo creados como individuos, con necesidades y facultades individuales, los hombres tienen individualmente derecho (sujetos, por supuesto, a obligaciones morales que surgen de relaciones tales como las de familia), al uso de sus propias facultades y al goce del correspondiente producto o resultados. De ahí surge, como previo a las leyes humanas y derivando su validez de la ley divina, un derecho de propiedad privada sobre las cosas producidas por el trabajo; derecho que su poseedor puede transferir, pero del que privarle sin su consentimiento, es robarle. Ese derecho de propiedad, originado en el derecho del individuo sobre sí mismo, es el único y pleno completo derecho de propiedad. Afecta a las cosas producidas por el trabajo, más no puede afectar a las cosas creadas por Dios”.

“Permítame Vuestra Santidad pedirle que considere los tributos sobre los procesos y productos de la industria, mediante los cuales son recaudados los ingresos públicos en todo el mundo civilizado: los impuestos de consumo que circundan de barreras las ciudades italianas; los monstruosos impuestos aduaneros que estorban el intercambio entre los Estados llamados cristianos; los impuestos sobre las profesiones, sobre las ganancias, sobre las inversiones, sobre la construcción de edificios, sobre el cultivo de los campos, sobre la industria y laboriosidad en todas sus formas. ¿Pueden ser esos los medios dispuestos por Dios para que los gobiernos recauden los recursos que necesitan? ¿Tiene alguno de ellos la característica indispensable a todo plan, para que podamos admitirlo como justo?”.

El economista Milton Friedman admitió en cierta ocasión que a su entender el impuesto “menos malo” era precisamente el que gravaba el valor de la tierra libre de mejoras, en sus propias palabras, la vieja idea de Henry George. Como en El Eternauta, a veces, “lo viejo funciona Juan”.       

 

Publicado en el diario La Calle el 18 de mayo de 2025.         

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jueves, 15 de mayo de 2025

JUAN BALSECHI

Por José Antonio Artusi

Existen sobradas razones para considerar a Juan Balsechi el principal dirigente sindical y cooperativista de la historia de Concepción del Uruguay. Sin embargo, lamentablemente no existe en esta ciudad ninguna calle ni espacio público que recuerde su nombre.

Elisa Balsechi señala que “a partir del fracaso de una huelga de panaderos, se creó en 1918, en Concepción de Uruguay, la primera cooperativa de autoconsumo para beneficio de los hogares de trabajadores. Dicha entidad surgió con el nombre de “El Despertar del Obrero”. El accionar concreto de la misma perduró hasta la década de los ‘80. Fue el pilar inicial donde dos años más tarde se asentaría la Unión Obrera Departamental de Concepción del Uruguay.” Juan Balsechi estuvo entre los fundadores de aquella organización pionera, que llegó a contar con 35 sucursales en la ciudad y más de 20 en la región.

“El Despertar del Obrero” actuó como el germen a partir del cual nacieron otras entidades dirigidas a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores: la biblioteca “Sembrando flores”, la Cooperativa Gráfica “La Impresora”, el periódico “El Despertar”, La Cooperativa de Crédito “La Obrera”, una escuela para obreros, grupos de teatro, una comparsa, equipos deportivos, etc.

El poeta Jorge Enrique Martí hace una cálida semblanza de Balsechi, recordando que fue socio activo y generoso benefactor de la Asociación Educacionista “La Fraternidad”: “la primera visión se refiere a la acogida solidaria y comprensiva que siempre brindó a los confraternos suspendidos transitoriamente del internado por aplicación de normas disciplinarias que todos conocíamos. En esas instancias se abrían generosas las puertas de “El Despertar del Obrero” que brindaba techo y manutención. ¿Cuántos recuerdos quedaron en tantos fraternales que vivieron aquella experiencia? La otra también valiosísima actitud de don Juan Balsechi ocurrió en años económicamente muy difíciles para “La Frater”, que debió hacer grandes esfuerzos para cumplir su filantrópica misión de asistir a los jóvenes “ricos de inteligencia e indigentes de fortuna”, cuando se habían cortado las becas nacionales y provinciales como había sucedido en 1877. Entonces éramos alrededor de 160 internos a los que se sumaba el personal al que se brindaba también desayuno, colación y las dos comidas diarias de almuerzo y cena. Entre los abastecedores figuraba “El Despertar del Obrero” con sus clásicos canastos de pan fresquito y tibio como una caricia materna. Que nunca nos faltó. Se acumulaban las facturas impagas hasta sumar un par de años, sin que jamás se hiciera un reclamo ni dejara de faltar para los fraternales la provisión de ese alimento fundamental”.

Si bien Balsechi no se afilió nunca a ningún partido, no por ello dejó de comprometerse en causas políticas, y no vaciló en compartir ámbitos de participación con otros sectores con los que seguramente tenía diferencias, pero también algunas coincidencias, de esas que suelen definir las contradicciones fundamentales. Alejandro Bernasconi nos recuerda que “en 1935, se registra una intensa actividad política de grupos antifascistas del que participan sectores del radicalismo, del socialismo, la Unión Obrera Departamental, el centro de estudiantes del Colegio del Uruguay, y referentes de la comunidad judía. También en la ciudad se forman grupos de apoyo a los republicanos españoles”.    

Celomar Argachá y Orlando Busiello, al referirse a las reacciones frente al fascismo, señalan que, en 1935, “para fines de mayo, se constituyó el Comité Antifascista de Concepción del Uruguay. El 31 de mayo de 1935, el diario “Los Principios” daba cuenta de la enorme concurrencia que el miércoles 29 se había dado cita en las instalaciones de la Asociación de Trabajadores del Estado, para dar vida a la citada entidad antifascista”. El periódico informaba que en la ocasión “se dio comienzo a un amplio debate para aunar ideas a los efectos de la mejor forma de combatir al enemigo común. Intervinieron con frecuencia en la discusión los señores: Doctor Héctor Sauret, Juan Balsechi, A. Pereyra, Doctor Juan Lacava… etc.”.     

La solidaridad con la República Española tampoco estuvo ausente en el accionar de Balsechi y sus compañeros. Los autores citados señalan que “en febrero de 1937 un grupo de españoles, vecinos de Concepción del Uruguay, junto a otros simpatizantes de la República, decidieron conformar una comisión de apoyo, sumándose a la ya existente en Paraná, …, siendo pioneras en la provincia de Entre Ríos en esta cruzada solidaria”.  El 22 de febrero de 1937 Los Principios informó que “gran cantidad de simpatizantes se reunió ayer en el restaurant Comas para designar la comisión directiva de la filial local de “Amigos de la República”.” Balsechi integró dicha comisión.         

Durante el transcurso de la segunda guerra mundial la actividad de estos grupos antifascistas no cesó. El 14 de junio de 1940 Juan Balsechi estuvo entre los oradores en un acto en el cine Rex, junto a Isidoro Neyra y Delio Panizza, entre otros. El diario La Juventud informó que en esa ocasión quedaría constituida una organización denominada “Acción Democrática Argentina”.

Rodolfo Leyes narra el episodio de la detención y posterior liberación de Balsechi por parte del gobierno nacional en 1943, en el contexto de la campaña previa a las elecciones que ganaría el radicalismo con la candidatura a gobernador de Eduardo Laurencena, con el poco conocido apoyo de sectores del sindicalismo: “Finalmente, el día 18 de marzo fue liberado por pedido del ministro del Interior. Sin embargo, Balsechi no terminaría su día sin más, se dirigió al acto de cierre de campaña de los radicales, compartiendo el escenario con los popes del radicalismo presentes como era el caso del senador Isidoro Neyra - diputado de la provincia- Fermín Garay –candidato a vicegobernador- los militantes radicales Dr. Juan José Bruno, Dr. José Tamborini…” … En marzo de 1943, tras décadas de política anti-partidaria, aparece una propaganda electoral en el órgano de la Unión Obrera de la Provincia de Entre Ríos: “Por el libre desenvolvimiento de los derechos sindicales, todos los hombres libres y los trabajadores conscientes, cumplan con el deber de votar la fórmula de la libertad y la democracia. LAURENCENA-GARAY”. Leyes evalúa que “se había cerrado definitivamente una época de negarse al posicionamiento político-electoral y los sindicalistas puros, se volcaron sin demasiado pudor a favor de los radicales”.

A pocos días del golpe de 1943 Balsechi fue detenido y liberado tras 24 días; Argachá y Busiello narran que en 1944 “es apresado en Villaguay el exdiputado radical Isidoro Neyra… También fueron arrestados los dirigentes obreros Juan Balsechi, Alberto Gargano y Eduardo Pereyra y dejados en libertad después de 15 días de estar encarcelados”.  Pero a Balsechi lo esperaba el destierro en Paysandú. Volvió a Concepción del Uruguay en 1951. Murió en 1968. Había nacido el 26 de julio de 1897 en Rosario del Tala.            

        

Fuentes:

Argachá, Celomar José, and Orlando Busiello. Nazismo y otros extremismos en Entre Ríos . Concepción del Uruguay , 2013.

Balsechi, Elisa Dolores. "El Despertar del Obrero, refugio de desamparados." Acta Académica. 2005. https://cdsa.aacademica.org/000-006/575.pdf.

Bernasconi, Alejandro. "Algunas presidencias municipales de Concepción del Uruguay durante el intervencionismo conservador. 1932 - 1939." In Intendentes uruguayenses 1873 -2023, by Comisión de Educación y Cultura del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Concepción del Uruguay. Concepción del Uruguay: Espacio Editorial Institucional UCU, 2023.

Leyes, Rodolfo. ""Sindicatos de izquierda: obreros radicales". Reformismo y convivencia en una alianza de beneficios mutuos, 1926 -1946." Acta Académica. 2017. https://cdsa.aacademica.org/000-019/392.pdf.

Martí, Jorge Enrique. "Recuerdo fraternal de don Juan Balsechi." Fraternales. 2007. https://centromaxit.blogspot.com/2007/12/recuerdo-fraternal-de-don-juan-balsechi.html.

 

Publicado en el diario La Calle el 11 de mayo de 2025.

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martes, 13 de mayo de 2025

AUTORES URUGUAYENSES PRESENTARON SUS OBRAS EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BUENOS AIRES



En el stand de la Provincia de Entre Ríos en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires se presentaron el pasado día lunes 12 de mayo dos libros de autores uruguayenses. Se trata de "La familia Tahier en Concepción del Uruguay" de Fernando Martínez Uncal y "100 columnas" de José Antonio Artusi, en ambos casos publicados por la Editorial de la Universidad de Concepción del Uruguay.     

En primer lugar Fernando Martínez Uncal se refirió a su obra, una investigación sobre el legado de la familia Tahier a partir de Amador Tahier, un maestro curtidor francés que llega a nuestro país convocado por Justo José de Urquiza para trabajar en el saladero Santa Cándida. El texto abarca también la trayectoria de sus hijos y nietos, que tuvieron una destacada actuación en diversos campos, el derecho, la educación, el deporte, etc. 

A continuación José Antonio Artusi expuso sobre su libro, una recopilación de columnas de opinión publicadas en la edición dominical del diario La Calle entre 2021 y 2023. Los artículos abarcan una temática muy amplia, procurando encontrar conexiones entre cuestiones políticas, urbanísticas, históricas, etc. 

Los autores agradecieron a las autoridades de la Secretaría de Cultura de la provincia y a la Editorial de Entre Ríos, en especial a su director Fabián Reato, por la oportunidad brindada.       

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lunes, 28 de abril de 2025

PRESENTARON "100 COLUMNAS" EN GUALEGUAYCHÚ



"100 columnas", de José Antonio Artusi, fue presentado el pasado día viernes 25 de abril en el Museo Casa Natal de Fray Mocho de Gualeguaychú. Se refirieron al autor y a su obra Pablo Remolif y Luis Castillo, secretario de Cultura de la Municipalidad de Gualeguaychú. A continuación José Antonio Artusi expuso acerca de la génesis del libro y finalmente se dió un intercambio de opiniones y comentarios entre los presentes.

"100 columnas es una recopilación de artículos publicados en la edición dominical del diario La Calle de Concepción del Uruguay entre 2021 y 2023. Fue publicado por la Editorial de la UCU en 2024.    

Muchas gracias a quienes acompañaron con su presencia y participación, a los presentadores por sus generosas palabras y al personal de la Secretaría de Cultura y del Museo por la convocatoria y la cordial recepción. 

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HENRY GEORGE VIVE

Por José Antonio Artusi

Henry George fue uno de los escritores más famosos en el siglo XIX en Estados Unidos. Su obra “Progreso y miseria”, publicada en 1879, sólo fue superada por la Biblia en cantidad de ejemplares vendidos. Por alguna razón, más tarde su vida y su obra cayeron en un cono de sombra. Sus ideas - que explicaban la paradoja de sociedades que crecían y progresaban a la vez que veían aumentar la pobreza, y que proponían como remedio radical una profunda reforma tributaria basada en un impuesto “único” que grave las rentas no ganadas del suelo y de los recursos naturales - cayeron en el olvido.          

Sin embargo, la vigencia de su legado podría estar resucitando. Algunas noticias recientes muestran indicios en tal sentido. El 15 de abril pasado New York News publicó una nota de Johan Sheridan (https://www.news10.com/news/ny-news/land-value-tax-pilot-program-proposed-to-make-new-york-housing-affordable/)  en la que afirma que “legisladores estatales demócratas presentaron un proyecto de ley que convertiría los impuestos a la propiedad inmueble en un impuesto al valor del terreno libre de mejoras. Los promotores afirman que transformar el sistema actual mitigaría los efectos de la crisis de vivienda en todo el estado”. El artículo continúa señalando que “los impuestos sobre el valor del suelo gravan el valor del terreno en sí mismo, sin considerar las construcciones o mejoras realizadas en él. Gravar el valor del terreno libre de mejoras pretende disuadir a los propietarios de especular (conservar terrenos baldíos o infrautilizados mientras esperan que suban los precios, un factor importante que aumenta la inasequibilidad) y, al mismo tiempo, incentivarlos a desarrollar la propiedad para construir viviendas.”

El autor enfatiza que “el impuesto al valor del terreno presionaría a quienes ocupan terrenos baldíos en lugar de recompensarlos con bajas facturas de impuestos, de modo tal de impulsar la construcción de viviendas.  El cambio podría aumentar la vivienda asequible, reducir la falta de vivienda y evaluar facturas de impuestos más justas para las personas que luchan con el aumento del costo de vida”.

New York no está sola en esta tendencia.  En un artículo publicado recientemente (https://www.realtor.com/advice/finance/land-value-tax-solve-housing-shortage/) Allaire Conte sostiene que en Estados Unidos “los expertos estiman que, al ritmo actual de construcción, la actual crisis de vivienda tardará más de siete años en resolverse. Esos siete años son demasiados para muchos compradores e inquilinos esperanzados, hartos de los altos costos de la vivienda. Cuando ocurren crisis como esta, es común buscar una solución, ya sea el movimiento YIMBY que promueve cambios en la legislación urbanística, programas de asistencia para el pago inicial que ayudan a quienes compran su primera vivienda o incluso promotores inmobiliarios que lideran la construcción de nuevas viviendas. Pero el héroe que necesitamos es uno al que pocos recurren: la reforma del impuesto inmobiliario. Actualmente, la forma en que utilizamos nuestros impuestos penaliza el desarrollo urbanístico”, explica Greg Miller, director ejecutivo del Centro para la Economía del Suelo. Miller es uno de los defensores del impuesto al valor del suelo como un posible factor decisivo para resolver la escasez de viviendas… Miller lo pone en perspectiva, señalando que el impuesto a la propiedad inmueble es, en realidad, dos impuestos en uno: un impuesto sobre los edificios y un impuesto sobre el valor del terreno, o mejor aún, sobre el valor de la ubicación. Lo que quiere decir es que el valor del terreno se basa en gran parte de su proximidad a atractivos como parques, buenas escuelas y economías prósperas. Esto significa que un terreno baldío puede revalorizarse significativamente si el terreno circundante se urbaniza para desarrollar esos parques, vecindarios y economías prósperas. Pero los propietarios de terrenos productivos (propietarios de viviendas, arrendadores e inquilinos) pagan más impuestos sobre la propiedad debido al valor que han añadido (mediante la construcción de viviendas, edificios comerciales o comunidades), mientras que el propietario del terreno baldío paga impuestos bajos, pero aun así se beneficia del aumento del valor de las propiedades en la zona… “No es un impuesto adicional”, dice Miller. “No estamos añadiendo más impuestos. Es totalmente neutral en términos de ingresos, simplemente trasladando el impuesto de los edificios al terreno”.”

“Según Miller, todo se reduce a alinear los incentivos del mercado. Tomemos como ejemplo un terreno baldío en venta en Austin, Texas. Sus impuestos prediales anuales ascienden a $1,990, mientras que una vivienda unifamiliar en un terreno de tamaño comparable en el mismo vecindario paga $7,712 anuales. A pesar de que el terreno baldío está valuado en aproximadamente la mitad del valor de la vivienda, su propietario paga solo una cuarta parte de los impuestos prediales. Esta estructura fiscal desproporcionada genera poca motivación para que el propietario invierta en la construcción del terreno. En otras palabras, si bien el valor de mercado refleja el uso potencial del terreno (como construir una casa), los impuestos prediales no lo hacen. Sin embargo, con un land value tax, tanto el terreno baldío como el propietario incurrirían en facturas de impuestos prediales similares, lo que incentivaría al propietario a desarrollar el terreno para un uso productivo y compensar así el costo de su mantenimiento”.

El artículo hace referencia a la experiencia de Pittsburgh: “Tras el colapso de la industria siderúrgica, Pittsburgh se enfrentó a la amenaza del deterioro urbano que azotó a muchas ciudades industriales durante las décadas de 1970 y 1980. Pittsburgh ya contaba con un sistema de LVT, que gravaba el suelo con el doble de la tasa de los edificios, y entre 1979 y 1980, la ciudad aumentó la tasa hasta cinco veces la de las estructuras. Este cambio estratégico supuso un gran incentivo para desarrollar terrenos improductivos. Investigaciones realizadas en las décadas posteriores han demostrado que la combinación del LVT y las reducciones fiscales específicas permitieron a Pittsburgh superar el deterioro urbano y contribuir a un período que ahora se conoce como el Renacimiento II de Pittsburgh…   “Necesitamos alinear los incentivos del mercado para crear una inmensa cantidad de viviendas”, enfatiza Miller. “Cuando tenemos una inmensa oferta de viviendas, los precios bajan para todos”.

 

Publicado en el diario La Calle el 27 de abril de 2025.

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