Por José Antonio Artusi
Se cumplen 130 años del nacimiento de Amadeo Tomás Sabattini. Nació en Buenos Aires el 29 de Mayo de 1892 y murió en Villa María, Córdoba, el 29 de febrero de 1960.
Su familia se afincó en Rosario cuando tenía dos
años, y allí transcurrió su infancia y adolescencia. En 1910 se trasladó a
Córdoba, donde estudió Farmacia y Medicina, obteniendo los respectivos títulos
en 1912 y 1916. Fue un ferviente defensor de los principios de la reforma
universitaria.
El flamante profesional se radicó primero en una
pequeña localidad cordobesa, La Laguna, donde fundó una biblioteca popular a la
que puso el nombre de Bernardino Rivadavia. Poco después se mudó a Villa María,
la ciudad en la que instaló su mítico consultorio, y desde la que desarrolló a
partir de entonces su labor política.
Fue ministro de Gobierno, Justicia e Instrucción
Pública de Córdoba desde el 17 de Mayo de 1928 hasta el golpe del 6 de
septiembre de 1930, y Gobernador entre el 17 de Mayo de 1936 y el mismo día de
1940. Fueron los únicos cargos públicos que ocupó. Su formidable obra de
gobierno - sintetizada en su célebre lema “agua para el norte, caminos para el
sur y escuelas en todas partes” - es enorme y todavía causa admiración y
asombro. De Amadeo Sabattini se puede decir – al igual que otros gobernadores
radicales de la época – que su gestión constituyó un oasis de democracia
pluralista, libertad y progreso, en una Argentina en la que imperaba el fraude y
la represión y en un mundo que presenciaba los inicios de la barbarie nazi
fascista. Participó siempre en las filas de la Unión Cívica Radical, y su
muerte lo encontró abocado a tratar de unir las ramas separadas del partido
tras el cisma de 1958.
Conoció la cárcel y el exilio. Le tocó gobernar y
estar en el llano. Las dificultades y los sinsabores no hicieron más que
fortalecer su carácter y afianzarlo en sus convicciones. La medicina y la
política fueron sus pasiones permanentes, unidas en el propósito ineludible de
mejorar las condiciones de vida del pueblo. Laicista meticuloso, austero y
modesto en grado superlativo, republicano cabal, fue el primer gobernador de
Córdoba en asumir el cargo en traje de calle y jurando sólo por la Patria y por
su honor. Las formas, para Sabattini, eran a veces tan relevantes como el
fondo. Sabía plenamente que los gestos comunican y adquieren significados que
trascienden el momento.
Un aspecto quizás no suficientemente investigado es
la influencia que ejerció en Sabattini y en sus colaboradores la doctrina de
Henry George, el economista norteamericano que a fines del siglo XIX había
propuesto una reforma tributaria basada en desgravar los ingresos provenientes
del trabajo y del capital y gravar solamente las rentas del suelo, como
estrategia central en pos del progreso y de la lucha contra la pobreza. Algunos
párrafos de su mensaje de asunción reflejan claramente tal influencia, así como
la del liberalismo clásico y la del republicanismo igualitario: “la primera y fundamental tarea de este
gobierno ha de ser asegurar el máximo de libertad compatible con la cohesión
del núcleo social… Tendrá Córdoba bajo mi gobierno un régimen de convivencia
fundamentado en la más amplia libertad… Queremos que los inevitables conflictos
sociales se resuelvan dentro del plano del derecho y que todos, inspirados en
un alto sentimiento de justicia, con un profundo afán de solidaridad y de
comprensión mutua, contribuyamos al perfeccionamiento individual y al progreso
colectivo… Una adecuada política impositiva que combata el latifundio y que
elimine progresivamente los impuestos que afectan al trabajo y al consumo… ha
de contribuir eficazmente a la defensa de nuestra producción agrícola y
ganadera y al alivio de los trabajadores de nuestra campaña… La política
económica y financiera del gobierno ha de estar acordada con la profunda
orientación social que caracteriza en todos los órdenes la acción del partido
político que me elevó al poder, mediante… la simplificación del sistema
impositivo, disminución de los impuestos al trabajo, abolición de los que
afectan al consumo, supresión de los que gravan las mejoras e implantación del
proporcional progresivo a la tierra libre de las mismas.” El legislador que
quiera buscar inspiración para una reforma tributaria verdaderamente
progresista y promotora del desarrollo tiene en esas palabras de 1936 una
referencia ineludible, de plena vigencia.
Lo llamativo, quizás, es que Sabattini tuvo un antecesor
conservador, el dos veces gobernador Ramón J. Cárcano, que también había
impulsado las ideas de Henry George sobre el impuesto a la tierra libre de
mejoras. Lúcido y profundo en sus análisis y diagnósticos, el médico de Villa
María sabía diferenciar perfectamente lo fundamental de lo accesorio y entendía
como pocos las contradicciones y las complejidades de la política.
Recordar el ejemplo de coherencia y de lucidez que
significó Sabattini es mucho más que un ejercicio de memoria histórica o una
mera efeméride. Por el contrario, debería servirnos para entender mejor algunas
cuestiones del presente y para iluminar el camino que debemos transitar para
construir un futuro mejor, como el que él persiguió leal y obstinadamente
durante toda su vida.-
Publicado en el diario La Calle el día 29 de Mayo de 2022.-
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