Por José Antonio Artusi
En columnas
anteriores nos referimos a los desafíos de recuperar Banco Pelay y el borde
ribereño en su conjunto. Esas ideas deberían complementarse con otra, la que
señala la necesidad de aprovechar adecuadamente el enorme potencial que
significa el desarrollo del turismo náutico en Concepción del Uruguay.
El turismo náutico
es un tipo de turismo no tradicional en crecimiento en muchos lugares del
mundo. Algunos lo caracterizan como vacaciones activas en contacto con el agua,
mediante la realización de actividades tales como la navegación en
embarcaciones a vela o motorizadas, así como otras actividades lúdicas,
recreativas y deportivas que impliquen el disfrute de la naturaleza y la
cultura. Obviamente el turismo náutico puede y debe complementarse de manera
sinérgica con los demás atractivos y oferta de servicios de alojamiento,
gastronomía, recreación, etc. Algunos especialistas consideran que el turismo
náutico ha adquirido una relevancia cada vez mayor sobre todo porque
complementa y diversifica la tradicional fórmula de “sol y playa”.
El turismo náutico podría constituir un poderoso factor de fomento del desarrollo económico local, dado que su crecimiento permitiría que numerosos prestadores locales puedan brindar servicios de diversa índole: amarras y guarderías, venta y mantenimiento de embarcaciones, alquiler de lanchas y motos de agua, escuelas de navegación y deportes náuticos, competencias y espectáculos, excursiones por las islas de la región, safaris fotográficos, etc.; con el consiguiente impacto en la mejora de la rentabilidad y la generación de empleos de calidad. No debería descartarse la posibilidad de explorar la viabilidad de cruceros que partan de grandes ciudades y amarren en nuestro puerto.
Nuestra ciudad no
cuenta todavía con una infraestructura adecuada y suficiente para desarrollar
este sector en plenitud, pero sí tiene una serie de fortalezas que es necesario
reconocer y potenciar; un parque náutico significativo, clubes y empresas
locales con larga tradición y experiencia, y una naturaleza privilegiada con
atractivos y paisajes magníficos en nuestras playas, costas e islas, que han
hecho que algunos denominen a este tramo del río Uruguay el “Caribe
entrerriano”.
Cabe señalar que la
promoción de la náutica no debería partir desde una concepción elitista y
excluyente, sino todo lo contrario. Debería tener como una de sus premisas
fundamentales garantizar el libre acceso público y gratuito a los paseos
ribereños y playas y además procurar que la valorización del suelo y la renta
que se genere como producto de inversiones públicas sea debidamente recuperada
y reinvertida con sentido de redistribución, de inclusión social y de
igualación de oportunidades. Existen numerosos antecedentes en nuestro país y
en el extranjero de ciudades que han sabido, o no, desarrollar con éxito sus
atractivos vinculados al turismo náutico. Seguramente hay mucho por aprender de
esas experiencias.
Se necesita un
programa específico de desarrollo del turismo náutico a mediano y largo plazo,
que se articule de manera virtuosa con los demás sub sectores turísticos y con
la planificación estratégica y el ordenamiento territorial de la ciudad en su
conjunto. Hay mucho por hacer, pero la oportunidad está. No la dejemos
pasar.-
Publicado en el diario La Calle el día 19 de Febrero de 2023.-
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