Por José Antonio Artusi
“Gobernar es poblar”, nos enseñó Alberdi. Lamentablemente, a 138 años de su muerte, todavía no hemos aprendido la lección. Argentina tiene un enorme territorio en el que viven algo más de 45 millones de personas, con una densidad de 16 habitantes por kilómetro cuadrado. Si la comparamos con la densidad de algunos países desarrollados veremos que es muy baja, 25 veces menor que la de Israel, 12 veces menor que la de Suiza, 8 veces menor que la de Dinamarca.
En realidad nuestro país no sólo está poco poblado sino “mal poblado”,
con notorios desequilibrios entre zonas despobladas y áreas metropolitanas
densas y con graves problemas muy difíciles de resolver. Santa Cruz tiene una
densidad de 1,5 habitantes por kilómetro cuadrado y la ciudad de Buenos Aires,
un distrito enteramente urbanizado, 15407.
En un documento de la Fundación Alem publicado el año pasado se señala
que “existe un gran desequilibrio y falta de estructuración regional que se
refleja en una enorme desproporción entre áreas metropolitanas, especialmente
el AMBA, que concentran tanto oportunidades como déficits estructurales
acumulados durante décadas y regiones poco dinámicas que expulsan población por
falta de oportunidades”.
Entre Ríos tiene una densidad poblacional ligeramente por encima del
promedio nacional, aún así muy baja, casi 18 habitantes por kilómetro cuadrado.
Las comparaciones son odiosas, dice el refrán, pero a veces sirven para
dimensionar nuestra realidad, para recordar las asignaturas pendientes, y para
tomar conciencia de nuestras posibilidades de desarrollo.
El territorio de Israel, buena parte desértico, donde viven más de 9
millones de personas, entraría más 3 veces y media en el de Entre Ríos, en el
que habitamos poco más de 1,4 millones. Benelux, tal como se denomina el
acuerdo entre Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo, tiene un territorio
ligeramente menor en superficie al entrerriano. Viven en esos 3 países europeos
casi 30 millones de personas. El territorio suizo es apenas superior a la mitad
del de Entre Ríos. Viven en el país alpino más de 8 millones de habitantes.
Los países del Benelux exportaron en 2020 casi 900 veces más que las
exportaciones originadas en Entre Ríos. Los Países Bajos, con un territorio que
es prácticamente la mitad de Entre Ríos, son el segundo exportador mundial de
productos agropecuarios, sólo por debajo de Estados Unidos. Bélgica, con un
territorio que es poco más de un tercio del entrerriano, exportó en 2020 por un
valor 292 veces mayor a las exportaciones de nuestra provincia. Luxemburgo, con
una superficie menor a la mitad de la que tiene el Departamento Uruguay, cuya
ciudad cabecera es Concepción del Uruguay, exportó en 2020 bienes y servicios
por un monto más de 100 veces mayor a las exportaciones entrerrianas.
Entre Ríos tiene recursos naturales de sobra para aspirar a ser un
territorio desarrollado y próspero, que brinde calidad de vida y oportunidades
a muchos más de los que hoy la habitan. Clima templado, suelos fértiles,
recursos hídricos abundantes, ríos caudalosos que brindan agua potable, energía
hidroeléctrica, vías navegables, riego, recursos ictícolas y atractivos
turísticos. Está localizado en una ubicación estratégica en el corredor que une
las principales áreas metropolitanas del Mercosur. A esos recursos naturales,
no creados el hombre, hace falta aplicarles trabajo y capital para generar
riquezas.
Pero ni las inversiones ni las personas vendrán si no se pone en
marcha un plan estratégico de desarrollo que identifique correctamente las
razones de nuestro atraso y que remueva los obstáculos que impiden el
crecimiento desde hace décadas. Economía del conocimiento, investigación y
desarrollo, innovación aplicada a los procesos productivos, agricultura de
precisión, ganadería bovina y porcina, avicultura, industria frigorífica,
incorporación de valor y calidad a la producción de alimentos, energías
renovables, forestoindustria, servicios educativos y sanitarios, industria 4.0,
turismo, etc.; todo con el más celoso cuidado del ambiente y la salud,
potenciando el desarrollo de ciudades pequeñas e intermedias, que brindan las
ventajas de la vida urbana y todavía están a tiempo de evitar los males de las
grandes áreas metropolitanas: las oportunidades están. Depende de nosotros
aprovecharlas. Poblemos Entre Ríos. Hagamos de nuestra provincia la Entre Ríos
que Urquiza sonó.
Publicado en el diario La Calle el día 30 de Enero de 2022.-
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