miércoles, 23 de noviembre de 2022

CARLOS MATUS

Por José Antonio Artusi

No recuerdo bien cuál fue el primer texto de Carlos Matus que leí, pero sí que me cautivó. Me atrajo profundamente la claridad conceptual de sus escritos, la apelación a un razonamiento lógico riguroso, su vinculación elegante entre ideas abstractas y sus experiencias concretas, la vinculación de teoría y praxis, y su llamado a tecnificar la política y a politizar la técnica. Y su enorme y honesta capacidad de autocrítica, de reconocer y aprender de los propios errores.

Carlos Matus nació en Santiago de Chile el 19 de Noviembre de 1931 y murió en Caracas el 21 de Diciembre de 1998. Economista formado en Harvard, fue uno de los colaboradores más cercanos del Presidente Salvador Allende, depuesto por el infausto golpe de Estado del General Augusto Pinochet el 11 de Septiembre de 1973. Durante ese gobierno se desempeñó como Ministro de Economía y Presidente del Banco Central de Chile. Tras el golpe, primero en la cárcel y luego en el exilio tuvo tiempo para reflexionar profundamente sobre los errores de aquella gestión de gobierno. Indagando críticamente en las causas de los fracasos de ese proyecto bien intencionado y honesto pero - en sus propias palabras - “no correcto”, llegó a construir un formidable cuerpo teórico que revolucionó el campo de la planificación y de las técnicas y métodos de gobierno. La influencia de sus ideas permeó diversas disciplinas y cuestionó la validez de los procedimientos de todos los sectores de las políticas públicas. Sus aportes epistemológicos y metodológicos en el ámbito de la planificación estratégica resultaron sumamente valiosos y dejaron atrás paradigmas y procedimientos obsoletos. Las lecciones de Matus siguen constituyendo herramientas muy útiles, si se las interpreta correctamente y no se las congela como un dogma, tanto para urbanistas, economistas, sanitaristas, políticos, etc.

Las preguntas que Matus formuló en una entrevista televisiva en Buenos Aires nos siguen interpelando: “¿Cómo se puede gobernar? ¿Se puede gobernar improvisadamente? ¿Los partidos políticos pueden seguir siendo cómo son? ¿O realmente necesitamos teoría y método para gobernar?” Usando, en sus propias palabras, “el lenguaje duro que exige un estilo anestesiado de hacer política”, muchas de sus provocativas afirmaciones de ese día mantienen, a pesar de los años, lamentablemente, una notable vigencia: 

“¿Qué es lo que caracteriza el estilo de hacer política en América Latina? La mediocridad… un estilo mediocre de hacer política; lo que genera una bajísima credibilidad… ese estilo mediocre de hacer política no puede dar resultados; la gente espera que le solucionen sus problemas, para eso elige a sus gobernantes… No es un problema intelectual, en América Latina sobra inteligencia… Son 5 problemas: 1) La política en nuestros países está desenfocada de los problemas de la gente, la política genera sus propios problemas, y los políticos se dedican a resolver los problemas de la política, no los problemas de la gente… 2) Las dirigencias políticas creen que basta con la improvisación, la experiencia, el buen sentido, y la profesión que han adquirido en la universidad, para gobernar; o sea, creen que un buen médico puede ser un buen ministro de salud, que un buen economista puede hacer buena política económica. Falso. No pueden. Hay ciencias y técnicas de gobierno que se han ido desarrollando a lo largo de los años y que en general los políticos ignoran. Y en esto existe lo que podríamos llamar una disfunción de segundo orden: no saben que no saben… no pueden aprender, y de ahí es que están anestesiados... 3) En nuestros países domina lo que podríamos llamar un sistema de baja responsabilidad; nadie le cobra cuentas por desempeño a nadie, por consiguiente da lo mismo hacerlo bien que mal… eso facilita el estancamiento y la mediocridad… 4) Los partidos políticos son clubes electorales en nuestros países… no tienen centros de formación de sus dirigentes, no se preocupan de la formación de sus líderes, no tienen centros para pensar su país…5) Son sistemas ultra centralizados, están muy distantes de la gente… hay un problema de democratización que pasa por la descentralización profunda del sistema político que tiene que ser abordado”.

Las críticas de Matus exceden el ámbito de la política. Dijo también en esa oportunidad lo siguiente a propósito de las universidades: “No hay ninguna universidad en América Latina donde se enseñe teoría de las macro organizaciones; ¿cómo van a modernizar el aparato público? O sea, hay un problema en la universidad,… está de espaldas a los problemas de gobierno, desde el punto de vista teórico… ¿qué es esta ciencia horizontal, por qué no está en la universidad?”. En Matus la crítica es siempre producto de la autocrítica previa: “… a eso me he dedicado, por haber cometido los errores que cometí”.  Como dice el refrán, al que le quepa el sayo que se lo ponga.

Me animaría a decir que leer a Matus es casi imprescindible para cualquier persona que se quiera adentrar en el mundo de la política y de la gestión pública. Escribió varios libros, todos muy valiosos. Quizás, por el estilo, por la carga emotiva, por ser una extraña combinación de novela y ensayo, sobresale una de sus obras más conocidas, “Adiós Sr. Presidente”, en la que advierte que “hay dos extremos peligrosos. El barbarismo político tradicional, intenso e intrascendente, donde todo se resuelve con anestesia populista, y el barbarismo tecnocrático de moda, que ofrece cirugía radical con olvido de anestesia. La planificación moderna es una respuesta a ambos tipos de barbarismo… Es necesario también que el lector esté advertido del abuso casi extravagante de la palabra estrategia en la literatura sobre planificación para disfrazar viejas concepciones determinísticas. La esencia de la reflexión estratégica reside en el cálculo interactivo propio del juego, donde el otro representa siempre la amenaza de impedir que yo tenga éxito en el logro de las metas de mi plan”.

Me resulta imposible dejar de recomendar - sobre todo a quien tenga o vaya a tener responsabilidades concretas de gobierno – la lectura de una obra posterior, de mediados de los ´90, “Los tres cinturones de gobierno”; en la que señala sin medias tintas que “en general, los líderes políticos tienen una pericia mutilada. Son proclives al inmediatismo, la micropolítica , y a un exceso de confianza en el arte, con menosprecio de los métodos de gobierno. La atracción de la política es tan fuerte, que aún los políticos con buena formación académica y buen nivel intelectual caen en las mismas deficiencias. Son personas inteligentes que han superado un proceso de selección muy duro. Alcanzan experiencia, tienen o desarrollan capacidad de liderazgo, pero poseen una formación intelectual departamentalizada. Son abogados, economistas, ingenieros, sociólogos, médicos, y otros profesionales especializados en alguna disciplina vertical. No saben de métodos de gobierno. No pueden aprender, porque no saben que no saben. Pero, la práctica política ignora esta carencia, porque asume que saben de lo que no saben”. -


Publicado en el diario La Calle, en dos partes, los días 13 y 20 de Noviembre de 2022.- 

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