Por José Antonio Artusi
En la Argentina populista parece
no haber demasiado espacio para recordar a Silvano Santander. Quizás porque
jamás hizo concesiones a la demagogia ni a la corrección política. Decir sus
verdades le costó a veces la cárcel, el exilio, y perder elecciones, pero jamás
traicionó ni ocultó sus propias convicciones. Muchas de sus frases mantienen
plena vigencia, pero quizás pocas han envejecido tan bien como esta: “La
demagogia es incompatible con el verdadero sentido y función del gobierno
democrático. El demagogo no sólo no soluciona los problemas sociales, sino, por
el contrario, los crea, porque es su única forma de gobernar”. Una calle
recuerda su nombre en la ciudad de Paraná, pero no es una figura demasiado recordada,
aún entre las filas de su propio partido, la UCR.
Entre las muchas intervenciones
memorables que tuvo en la Cámara de Diputados de la Nación vale la pena
recordar una en la que expuso con particular elocuencia y lucidez, cuando se
debatió en 1947 la ratificación legislativa del decreto ley que reformó el
artículo 8º de la ley 1.420 de educación común e implantó la enseñanza
religiosa en las escuelas públicas. Expresó en ese momento el legislador
entrerriano:
“Yo siento hasta como una
necesidad física de rendir mi emocionado homenaje a la ilustre generación del
80, que contribuyó a plasmar el espíritu argentino. Ellos dieron vida y
sustancia a las directivas de los Constituyentes del 53, concretaron formas
orgánicas y arquitectónicas a nuestra magnífica Constitución, sancionando una
serie de leyes que forman el mejor acervo de nuestra legislación, entre ellas
la ley 1.420 cuyo espíritu hoy, con total desaprensión, se quiere hacer
desaparecer. Los debates de esos días del Congreso argentino siempre tendrán
que ser recordados y quedarán ahí, como normas indestructibles, las palabras de
prominentes argentinos. Se impuso en definitiva el punto de vista laicista. Esa
ley fue el mejor tributo conciliador para nuestro futuro. Los árboles, dice el
Eclesiastés, se juzgan por sus frutos. ¿Cuáles han sido los resultados de esta
ley? Una Argentina alfabetizada, sin problemas raciales y religiosos. ¿La
sanción de la ley 1.420 fue sólo la interpretación de una cláusula
constitucional? ¿Se tuvo en cuenta la conformación de nuestro conglomerado
social heterogéneo por naturaleza, para que no se produjeran choques entre sus
componentes? ¿Se tuvo en cuenta también la necesidad de formar generaciones
respetadas y respetuosas, que libremente ofrendaran su fe al Dios de sus
creencias? Todo eso, señor presidente, y algo más. Salíamos de la noche de
ignominia de la tiranía, en que al grito de “Facundo” y de “Mazorca”, se
proclamaba la consigna siniestra “Religión o muerte”, grito revivido hoy en las
calles de nuestra metrópoli, asociando el nombre de Cristo Rey con el de Juan
Manuel de Rosas. ¡Blasfemia moral, blasfemia histórica, blasfemia argentina,
porque no pueden conciliarse dos nombres, aunque sean simbólicos, cuando el uno
representa aspiraciones de perfección y solidaridad humana, de felicidad y de
grandeza moral, y el otro, dolor, miseria y sangre!”.
En su libro “Nazismo en
Argentina” Silvano Santander también se refiere a la educación. En la parte
final del texto expresa lo siguiente:
“No fue suficiente la
implantación de la enseñanza religiosa compulsiva, acentuadamente racista. Era
menester algo más para no dejar ninguna duda respecto al camino que se seguía.
En ocasión de celebrarse el aniversario de la revolución de junio, (se refiere
el golpe del 4 de junio de 1943) se dispuso que en todas las escuelas se dieran
clases alusivas, exaltando virtudes y valores espirituales que no son los que
conforman nuestra tradición histórica”.
Tras citar textualmente los
principios a los que debían sujetarse las clases para los grados superiores,
Santander los analiza con detenimiento, y por momentos hasta con humor,
subrayando “algunas frases que no son sino la repetición de leyendas
conocidas”.
“Primero la Patria que perdura; después las instituciones que cambian”.
La Patria es una abstracción. Las instituciones le dan contenido ideal y
son su fundamento. Sin éstas, aquella no es nada más que una expresión
geográfica. Pero la intención es evidente: hay que cambiar las instituciones.
“La Patria siempre tiene razón”. Así, tomada la expresión en su
sentido lato, esto es un disparate. ¿Cómo se podría concretar la premisa? Más,
con extensión especulativa, mirando hacia Alemania o hacia la Italia que fue,
la frase tiene su hondo sentido. Hitler siempre tiene razón. El Duce siempre
tiene razón…
“Somos una nación libertadora e institutora. Por eso tenemos el derecho
inalienable de desempeñar una gran función en América”. La circular de los
jóvenes militares del Apéndice 1º condensa este pensamiento. El bloque Austral.
Tutoría. Imperialismo, en una palabra.
“Debemos cultivar y mantener nuestra personalidad diferenciada dentro
del tronco institutor, que es criollo, por lo tanto hispánico y católico”. Hispanidad.
Pudo agregarse, aunque fuere como una definición original, que Dios es criollo.
“Ser argentino no constituye una posición pacífica, especulativa o
literaria. Ser argentino es una condición dinámica, esencialmente activa”.
El sentido heroico de la vida de Mussolini. El dinamismo conceptual de
Goebbels.
“Un hijo más es un nuevo centinela de la soberanía”. Un hijo para
el Führer, clamaban en Alemania; otro para el Duce pedían en Italia. ¿Para
quién será ese hijo en la Argentina?
Vemos, de este modo, que ha
invadido la escuela -¡la escuela de Sarmiento!- la ponzoña nazi, con todas las
derivaciones destructoras para la niñez argentina, como un tremendo desafío a
las generaciones que construyeron el edificio moral y espiritual de nuestro
país.”
Silvano Santander no alcanzó a
ver la trágica noche de la dictadura que comenzó el 24 de Marzo de 1976, ni las
manifestaciones del terrorismo de Estado que la antecedieron. Sí pudo ver en
sus últimos días algunas derivas violentas de movimientos populares. Buena
parte de su prédica estuvo dirigida a alertarnos acerca de los riesgos de las
doctrinas que sustentaron la acción de quienes por izquierda o por derecha
buscaron caminos basadas en la violencia y el autoritarismo.-
Publicado en el diario La Calle el 6 de Noviembre de 2022.-
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