Tenemos en general en la
Argentina una deficiente gestión de los residuos sólidos domiciliarios. Como en
otros campos de las políticas públicas muchas veces el principal problema no
radica en la débil asignación de recursos sino en su escasa eficiencia. Los
montos asignados a los sistemas de gestión de residuos consumen una parte
significativa de los presupuestos municipales.
Los déficits en la gestión de
residuos impactan de diversas maneras negativas en el plano ambiental,
económico, y social, perjudicando sobre todo a los sectores más vulnerables de
la sociedad. La presencia de residuos en los espacios públicos, la inadecuada
disposición final, y la presencia de basurales clandestinos son algunos de los
indicadores que evidencian estos déficits.
Cada municipio tiene sus propias
particularidades, y en cada caso se necesita un plan estratégico de gestión de
residuos sólidos domiciliarios adecuado a la realidad local y articulado de
manera armónica con otras políticas públicas. La problemática tiene a su vez
una dimensión regional, provincial y nacional. Los gobiernos de estos niveles
no pueden dejar librados a los gobiernos locales a su suerte, deben tener
políticas de promoción y articulación de modo tal de garantizar presupuestos
mínimos de protección ambiental en todo el territorio. No abordaremos aquí la
complejidad de tal desafío integral; nos centraremos solamente en las primeras
fases de la gestión de residuos, la disposición inicial y la recolección. En
ambas se requiere un fuerte compromiso de los ciudadanos, no basta con la
acción de la administración pública.
La frecuencia de recolección en
nuestro país oscila alrededor de 6 días por semana en ciudades grandes y
medianas. En la Ciudad de Buenos Aires, por ley, es la frecuencia mínima que
puede haber. Sin embargo, muchas de nuestras ciudades presentan problemas de
residuos en la vía pública, contenedores desbordados, etc.. Hemos naturalizado
el hecho de que alguien debe llevarse los residuos que generamos en nuestros
hogares al menos 6 veces por semana, no importa demasiado adonde ni cómo se van
a tratar esos residuos, mientras se los lleven lejos y no los veamos. Lo
llamativo es que se trata de una frecuencia altísima para los estándares de
países desarrollados. En muchísimas ciudades de países con buenos sistemas de
gestión de residuos es mucho menor, por ejemplo una vez por semana para los residuos
húmedos (restos de comida, etc.) y uva vez cada dos semanas para los residuos
secos reciclables (papel, cartón, vidrio, aluminio, plástico). En estos casos
los habitantes deben hacerse cargo de los residuos que generan, y almacenarlos
en sus domicilios en contenedores adecuados a tal fin. La frecuencia baja
incentiva tanto la disminución en la cantidad de residuos como el reciclaje
(compostaje por ejemplo) y el reuso. Las otras ventajas de esta baja frecuencia
radican en el menor impacto de los residuos en la calidad del espacio público,
ya que se disponen en la calle sacando los contenedores domiciliarios una única
vez por semana, y que no se requieren contenedores comunitarios. Además, el
servicio de recolección disminuye sus costos, demanda menor consumo de
combustible y genera menos emisión de gases contaminantes. Por las dudas, aclaro
que, por ahora, no estoy proponiendo
medidas concretas, es obvio que se requieren estudios en profundidad que
aconsejen los cambios a introducir en base a evidencias científicas, pero
también está claro que seguir como vamos es garantía de fracasos.
Me temo que es probable que algunos
cambios que podrían llegar a ser necesarios no cuenten todavía con el grado de
aceptación ciudadana que podría garantizar su viabilidad. Hice una encuesta al
respecto en Twitter, obviamente sin validez estadística pero que podría mostrar
ciertos indicios. Pregunté qué haríamos si un candidato a intendente nos dijera
que los residuos se van a recoger una vez por semana, y los reciclables una vez
cada dos semanas. El 57,4% respondió que
no lo votaría. Cuando terminó la encuesta y ví el resultado escribí que “quizás
no estamos preparados para reconocerlo, pero acá me parece que tenemos un
problema”. Después hice otra encuesta y el 67,8% contestó que en su localidad
los residuos se recogían entre 5 a 7 veces por semana.
Necesitamos reformas
estructurales, de raíz, en los sistemas de gestión integral de residuos
domiciliarios. Haríamos bien en debatir a fondo esta cuestión, sin naturalizar
que algunas de las prácticas a las que estamos acostumbrados son las únicas
posibles.-
Publicado en el diario La Calle el día 14 de Mayo de 2023.-
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