Por José Antonio Artusi
El lunes pasado, en Parque Norte,
en la ciudad de Buenos Aires, una vieja herramienta de acción política volvió a
exhibir su vigencia y sirvió para mostrar que la contradicción fundamental no
es entre vieja y nueva política sino en todo caso entre mala y buena. Me refiero a la sesión de la Convención
Nacional de la Unión Cívica Radical.
Se puede ser viejo y a la vez
progresista en serio, liberal genuino, republicano convencido y reformista
consecuente. Se puede ser viejo y aún así reivindicar las banderas del cambio y
la innovación respondiendo a las demandas del presente, sobre todo de los
jóvenes, para construir un futuro mejor. Y se puede ser joven y a la vez
conservador, autoritario, populista y reaccionario. No es la edad de las
personas, ni la de las instituciones, la que determina su carácter.
El lunes, mientras viajaba a
Parque Norte, iba pensando qué podía decir cuando me tocara intervenir. Y se me
ocurrió que debía insistir con algo parecido a lo que había dicho en ese mismo
recinto hace 4 años, en 2019, cuando ratificamos nuestra participación en una
coalición que pasó a denominarse Juntos por el Cambio. Al acreditarme ví la
frase que estaba presente en la cartelería de la Convención y me dí cuenta de
que me podía servir como leit motiv: “unir y gobernar”.
Dije por lo tanto que en primer
lugar es imperioso, como siempre, garantizar la unidad del radicalismo. Nuestra
larga historia nos muestra que cada vez que el radicalismo se fracturó el
sistema republicano en su conjunto sufrió las consecuencias. En segundo lugar
garantizar la unidad y la cohesión de Juntos por el Cambio; alianza que
resolvimos, por unanimidad, seguir integrando. Por eso me permití, con
humildad, sin soberbia, pero con firmeza, hacer un llamado respetuoso a los
compañeros de los demás partidos de la coalición para que cuiden a su vez la
unidad de sus respectivas organizaciones políticas, y fortalezcan de esa manera
a Juntos por el Cambio. Sostuve que estábamos dando en ese sentido en la sesión
de la convención un modesto pero valioso ejemplo de unidad, debate horizontal
de ideas y propuestas, y democracia interna. Delegados de todas las provincias,
de diversos sectores internos, de distintas edades y trayectorias, con
distintas tonadas, pudimos discutir en un clima de respeto, sin
descalificaciones ni chicanas, tomamos decisiones y resolvimos cuestiones
concretas. La coalición que integramos se trata de una herramienta demasiado
valiosa y trascendente como para no cuidarla o ponerla en riesgo por ambiciones
personales o cuestiones menores. Es el instrumento que nos debe permitir ganar
las elecciones de este año y gobernar exitosamente la Argentina para sacarla
del marasmo en que se encuentra tras la desastrosa gestión de este gobierno
calamitoso de los Fernández, Alberto y Cristina; sin dudas el peor desde la
restauración de la democracia, hito del que se cumplirán 40 años el 10 de
Diciembre. En tercer lugar, la unidad no puede ser una cuestión meramente
declamativa; sino que debe estar cimentada en sólidos acuerdos en torno a un
programa de gobierno ambicioso pero a la vez factible y realista, con
diagnósticos certeros y propuestas efectivas que permitan comenzar a transformar
a la República Argentina en un país próspero, con libertad e igualdad para
todos sus ciudadanos.
A ese programa de gobierno,
precisamente, hicimos un aporte sustancial aprobando los lineamientos para el
período 2023 – 2017 elaborados por los equipos técnicos de la Fundación Alem,
tras un trabajo intenso de diversas comisiones que contaron con la
participación de hombres y mujeres de todo el país. El Presidente de la
Fundación, Agustín Campero, señaló en este sentido que “un partido político
debe decirle a la sociedad qué piensa acerca del futuro, hacia dónde ir, qué
medidas hay que tomar para que podamos vivir mejor. Eso hicimos con cientos de
especialistas en todas las áreas de gobierno”.
Aprobamos también, porque hay que
predicar con el ejemplo, y a lo que proponemos para las políticas públicas en
general lo aplicamos a la vida interna de nuestro partido, un protocolo para
erradicar y prevenir la violencia y discriminación por razones de género u
orientación sexual. Nerina Neumann lo
expresó claramente; la UCR "es el primer partido que va a tener un
protocolo específico sobre violencia de género, es el primer partido de este
país que trabaja para dentro lo que luego quiere hacer para afuera".
El documento que aprobamos,
denominado “Del dolor a la esperanza”, sostiene que “nuestro país tiene que
evitar tanto la repetición de las políticas y los protagonistas que nos
llevaron a esta devastación, como así también las tentaciones excéntricas,
temerarias y engañosas que implican saltos al vacío en términos políticos y
democráticos y consecuencias sociales y económicas desastrosas”.
Finalmente, suscribo y enfatizo
algo que dijo el Presidente de la Convención, Gastón Manes: “no hay democracias
sin partidos. Sin partidos, la sociedad queda frente a un espejo roto y los
gobiernos fracasan. Para eso se requiere más sensatez, menos personalismo y más
juego en equipo. Los argentinos no le piden a la política soluciones mágicas;
sí piden autenticidad. Quieren que los dirigentes marquen el rumbo con nitidez,
no con chicanas o tacticajes”.
Publicado en el diario La Calle
el día 18 de Junio de 2023.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario