viernes, 28 de junio de 2024

JAMES MEADE Y EL “DIVIDENDO SOCIAL” EN “AGATHOTOPIA”

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 117 años del nacimiento de James Meade, economista inglés que obtuvo el Premio Nobel en 1977.

James Edward Meade nació en Swanage el 23 de junio de 1907 y murió en Cambridge el 22 de Diciembre de 1995. Meade llegó a ser uno de los principales asesores en la gestión del primer ministro laborista Clement Attlee entre 1945 y 1951, en cuyo mandato se establecieron las bases del Estado de bienestar británico, y en particular del Servicio Nacional de Salud. Posteriormente Meade desarrolló una relevante carrera académica en la London School of Economics y en la Universidad de Cambridge.  

Philippe Van Parijs menciona a James Meade en su “Breve historia de la idea del ingreso básico”, en un capítulo titulado “De la militancia a la respetabilidad: Inglaterra entre guerras”, en el que – antes de referirse específicamente a Meade – señala que “recién en el siglo XX el ingreso básico universal se convirtió en un verdadero tema de discusión. En primer lugar, bajo nombres como “dividendo social”, “bono estatal” y “dividendo nacional” se desarrollaron propuestas para un ingreso básico incondicional en los debates de entreguerras en Inglaterra. En segundo lugar, después de algunos años de silencio, este tipo de ideas fueron redescubiertas y ganaron considerable popularidad en los debates sobre “demogrants” y esquemas de “impuestos negativos a los ingresos” durante las décadas de1960 y 1970 en Estados Unidos. En tercer lugar, surgió un nuevo período de debate y exploración cuando las propuestas de ingreso básico universal comenzaron a discutirse activamente en varios países del noroeste de Europa desde finales de los años 70 y principios de los 80. De manera bastante independiente, este siglo también vio la introducción del primer –modesto pero genuino– plan de ingreso básico universal del mundo mediante el nacimiento del Fondo Permanente de Alaska, que proporciona dividendos anuales a todos los habitantes de Alaska”.

Más adelante Van Parijs sostiene que “mientras que la popularidad del movimiento de crédito social primero aumentaba y luego disminuía en amplias capas de la población británica, la idea de un ingreso básico universal ganaba terreno en un pequeño círculo de intelectuales cercanos al Partido Laborista británico. Entre ellos se destacó el economista George D.H. Cole (1889-1959)”, quien en “varios libros defendió resueltamente lo que fue el primero en llamar un “dividendo social”. Cole señaló, su obra “Principios de planificación económica”, de 1935, que “el poder productivo actual es, en efecto, un resultado conjunto del esfuerzo actual y de la herencia social de inventiva y habilidad incorporadas en la etapa de avance y educación alcanzada en las artes de producción; y siempre me ha parecido correcto que todos los ciudadanos compartan el rendimiento de este patrimonio común, y que sólo el resto del producto después de esta asignación se distribuya en forma de recompensas e incentivos por el servicio actual en producción."

Sobre el aporte específico de James Meade a la evolución de estas ideas Philippe Van Parijs expresa que “políticamente menos activo, pero con una reputación internacional mucho más amplia que Cole, … el premio Nobel James Meade, defendió el “dividendo social” con aún mayor tenacidad. La idea de un dividendo social está presente en su “Esquema de una política económica para un gobierno laborista” (1935) y en varios otros escritos tempranos como ingrediente central de una economía justa y eficiente. Y se convertiría en un componente crucial del proyecto “Agathotopia”, al que dedicó sus últimos escritos (desde “Agathotopia” en 1989 hasta ¿“Pleno empleo recuperado?” en 1995): asociaciones entre el capital y el trabajo y un dividendo social financiado con bienes públicos son presentados allí como una solución a los problemas del desempleo y la pobreza”.

Walter Van Trier, por su parte, señala que “en 1988, en una conferencia organizada por la Lega Nazionale delle Cooperative e Mutue italiana, James Meade presentó el primero de una serie de artículos en los que describía el marco institucional de lo que consideraba un lugar suficientemente bueno para vivir, no un lugar perfecto. No es un lugar ni una utopía, sino una Agathotopía. Una característica importante, incluso indispensable, de este marco institucional, según afirma Meade, es “el pago por parte del Estado a cada ciudadano... de un ingreso determinado, llamado Dividendo Social. Estos ingresos están libres de impuestos y se pagan incondicionalmente a cada ciudadano, ya sea que esté empleado o desempleado, sano o enfermo, activo o inactivo y, según las tasas apropiadas, joven o viejo”.

Van Trier enfatiza que “no es descabellado pensar que a Meade se le ocurrió este peculiar dispositivo como resultado del debate británico sobre política social en la década anterior a la conferencia italiana y, por lo tanto, que lo añadió recientemente al conjunto de políticas e instituciones económicas que había considerado anteriormente en su carrera como potencialmente beneficiosas “para hacer frente a los inevitables choques entre tres objetivos económicos: primero, la libertad de elección de los ciudadanos en los mercados de empleo y para la satisfacción de sus necesidades (Libertad); en segundo lugar, evitar cualquier contraste intolerable resultante de pobreza al lado de grandes riquezas (Igualdad); y, tercero, el uso de los recursos disponibles de manera que produzcan el nivel de vida promedio técnicamente más alto posible (Eficiencia)”. Sin embargo, este autor argumenta que “el uso que hace Meade del término "dividendo social" para referirse a la idea de pagar una suma igual incondicionalmente a todos -o, si se quiere usar la terminología moderna, un "ingreso básico"- es anterior en casi medio siglo a la redacción “Agathotopia”. Así, ya se puede encontrar en los escritos de Meade de mediados de los años treinta. De hecho…, el "dividendo social" resurge con una regularidad tan desconcertante en los escritos de Meade a lo largo de su carrera que es difícil no concluir que, desde muy temprano, constituye una característica central de su visión sobre cómo hacer del mundo un lugar mejor para vivir”. –

 

Publicado en el diario La Calle el 23 de junio de 2024.-

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