viernes, 11 de agosto de 2023

JOHN STUART MILL

Por José Antonio Artusi

John Stuart Mill nació en Londres el 20 de mayo de 1806 y murió en Aviñón, Francia, el 8 de mayo de 1873. Fue un filósofo, político y economista británico, y se lo reconoce como uno de los pensadores más influyentes en la historia del liberalismo clásico.

Defensor de las libertades individuales, feminista y antiesclavista, Mill es una figura intelectual cuya obra sigue siendo relevante en el siglo XXI. Sus ideas sobre la libertad continúan teniendo vigencia en el debate contemporáneo sobre el funcionamiento adecuado de las sociedades y las economías, y pueden servir como argumentos para rescatar al genuino liberalismo de las garras del conservadorismo reaccionario y de las falacias de las doctrinas económicas neoclásicas, teniendo como  Norte el desarrollo de una sociedad más justa y equitativa.

Uno de los pilares fundamentales de la filosofía política de John Stuart Mill es la defensa de la libertad política. John Stuart Mill abogaba por la protección de las libertades individuales, la libertad de expresión y el derecho a disentir de las ideas dominantes. En el siglo XXI, estas ideas siguen siendo esenciales en un mundo cada vez más globalizado y tecnológicamente avanzado.

En la era de la información, la libertad de expresión y el acceso a la información son fundamentales para el desarrollo de una sociedad informada y participativa. No es descabellado aseverar que Mill argumentaría que la censura y la restricción del flujo de información son contrarias al progreso humano y coartan la capacidad de los individuos para tomar decisiones informadas y responsables.

Además, la protección de los derechos individuales frente a la tiranía de la mayoría sigue siendo un tema relevante en la actualidad. Mill sostenía que incluso si la mayoría de la sociedad apoya una determinada idea o política, si esta vulnera los derechos fundamentales de una minoría, debe ser rechazada. Esta visión es esencial en la lucha contra la discriminación y la promoción de la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.

John Stuart Mill es ampliamente considerado como un economista clásico, junto con otros grandes pensadores como Adam Smith y David Ricardo. Los economistas contemporáneos han reconocido su papel en la síntesis y refinamiento de las ideas económicas clásicas. Mill tomó las ideas de sus predecesores y las desarrolló en su propia teoría económica, centrándose en temas como el valor, la distribución de la riqueza y el papel del gobierno en la economía.

En materia económica, las ideas de Mill siguen siendo valiosas y necesarias. Era un defensor de un capitalismo basado en la competencia y la libertad de mercado, en lugar de uno caracterizado por el monopolio y la especulación. En este sentido, consideraba que la especulación con los valores del suelo era uno de los males del capitalismo rentista y debía ser limitada para fomentar una economía más justa y equitativa.

En el siglo XXI, el capitalismo rentista se ha convertido en una preocupación relevante, con el aumento de la concentración de la riqueza y el poder económico en manos de unos pocos. La especulación y la extracción de rentas del suelo y de otros recursos naturales, privatizando en beneficio de unos pocos el producto del esfuerzo de la comunidad en su conjunto, han llevado a desigualdades crecientes y a la exclusión de amplios sectores de la sociedad en muchos países, incluso en los más desarrollados. Podemos recordar que Mill argumentaba que una economía basada en la libre competencia y la igualdad de oportunidades es fundamental para garantizar el bienestar tanto de los empresarios como de los trabajadores, y que descreía a su vez de las teorías comunistas y colectivistas porque precisamente destruían la libertad y los beneficios en términos de eficiencia de mercados transparentes, libres y competitivos. 

La siguiente frase de John Stuart Mill es elocuente en relación a su pensamiento:

“La tierra es limitada en cantidad, mientras que la demanda por ella, en una país próspero, está en constante crecimiento. La renta, por lo tanto, y el precio, que depende de la renta, aumenta progresivamente, no debido a ningún esfuerzo ni inversión del propietario, en cuyo caso no deberíamos hacer ninguna objeción, sino por el mero crecimiento de la riqueza y la población. Los ingresos de los propietarios del suelo crecen mientras están durmiendo, gracias a la prosperidad general producida por el trabajo y las inversiones de otras personas”.  

En línea con las ideas de Mill, es necesario promover políticas que fomenten la libre competencia que estimula la innovación, aumenta la calidad de los productos y servicios, y reduce los precios para el consumidor. Además, la promoción de la libre competencia beneficia tanto a los empresarios como a los trabajadores. Los verdaderos empresarios, no los seudo empresarios de la patria contratista o los que cazan en el zoológico al amparo de absurdas protecciones, tienen la oportunidad de competir en igualdad de condiciones, lo que estimula la creatividad y la eficiencia. Por otro lado, los trabajadores se benefician de la creación de empleo y de productos más baratos.

Las ideas de John Stuart Mill sobre la libertad política y económica y la oposición tanto  contra el capitalismo rentista como contra el colectivismo estatista siguen siendo relevantes en el siglo XXI. La protección de las libertades individuales, la promoción de la libre competencia y el combate contra la especulación y los monopolios son fundamentales para construir una sociedad más justa, equitativa y próspera. Siguiendo el legado de Mill podemos encontrar inspiración para trabajar por un mundo en el que todos tengan libertad e igualdad de oportunidades para alcanzar su máximo potencial.-   


Publicado en el diario La Calle el día 6 de Agosto de 2023.- 

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