Winston Churchill nació en Woodstock,
Inglaterra, el 30 de noviembre de 1874 y murió en Londres el 24 de enero de
1965.
En “El otro Churchill”, publicado
en estas páginas el 20 de Agosto pasado, nos hemos referido al joven Winston
Churchill, el parlamentario y funcionario liberal que abogó con lucidez por una
reforma tributaria progresista. Hoy nos viene a la mente, y no por casualidad,
el veterano líder conservador que como primer ministro del Reino Unido tuvo un
rol preponderante en la resistencia frente al nazifascismo y en la victoria de
los aliados.
Frente a la barbarie genocida de
Hitler, frente a la complicidad de tantos colaboracionistas y frente la cobarde
especulación de tantos otros, Churchill no dudó un segundo. Entendió con
claridad meridiana que no cabía sino enfrentar y derrotar sin atenuantes a las
fuerzas del Eje. Y supo galvanizar la opinión pública del pueblo británico y
del mundo libre para que comprendiera que la victoria no vendría sin
sacrificios.
El mundo vive, como en los
prolegómenos y los inicios de la segunda guerra mundial, horas oscuras y
decisivas. Por eso, recordar las palabras de Churchill en esos momentos de
dolor e incertidumbre podría servirnos, salvando las distancias, para
comprender los desafíos del momento.
El 13 de mayo de 1940, tras
reemplazar a Neville Chamberlain como primer ministro, mientras se desarrollaba
la batalla de Francia y las fuerzas aliadas sufrían duras derrotas, Winston
Churchill pronunció en el Parlamento estas palabras que pasaron a la Historia:
"No tengo nada que ofrecer,
sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Tenemos ante nosotros una prueba de la
naturaleza más penosa. Tenemos ante nosotros muchos, muchos largos meses de
lucha y de sufrimiento. Me preguntáis: ¿cuál es vuestra política? Os lo diré:
hacer la guerra por mar, tierra y aire con toda nuestra potencia y con toda la
fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa,
nunca superada en el oscuro y triste catálogo del crimen humano. Esa es nuestra
política. Preguntaréis: ¿cuál es nuestro objetivo? Puedo responderos con una
palabra: victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar del terror, victoria
por largo y duro que sea el camino, porque sin victoria no hay supervivencia.”
Poco más tarde, el 4 de Junio de
1940, tras la retirada de las tropas británicas y francesas en Dunkerque, al
otro lado del Canal de la Mancha, Churchill descartó la posibilidad de la
rendición:
“A pesar de que grandes extensiones
de Europa y muchos Estados antiguos y famosos han caído o pueden caer en las
garras de la Gestapo y todo el aparato odioso del gobierno Nazi, no vamos a
languidecer o fallar. Llegaremos hasta el final, lucharemos en Francia,
lucharemos en los mares y océanos, lucharemos con creciente confianza y
creciente fuerza en el aire, defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el
costo, lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje,
lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas, ¡nunca nos
rendiremos!”.
Y el 18 de Junio de 1940, cuando
París ya había caído y Estados Unidos todavía no había comprometido su esfuerzo
bélico, Churchill pronunció otro discurso, el último de esta célebre trilogía,
en el que expresó lo siguiente:
“Hitler sabe que tendrá que
quebrantarnos en esta isla o perder la guerra. Si podemos hacer frente a él,
toda Europa puede ser liberada y la vida del mundo puede avanzar hacia amplias
tierras altas iluminadas por el sol. Pero si fallamos, entonces todo el mundo,
incluidos los Estados Unidos, incluyendo todo lo que hemos conocido y cuidado,
se hundirá en el abismo de una nueva era oscura que se hizo más siniestra, y
quizás más prolongada, a las luces de la ciencia pervertida.” En ese discurso
Winston Churchill incluyó una referencia a la resistencia del pueblo catalán en
Barcelona frente a los bombardeos del bando franquista durante la guerra civil
española: “No subestimo en absoluto la gravedad de la dura experiencia que
tenemos por delante, pero creo que nuestros compatriotas serán capaces de
hacerle frente, al igual que lo hicieron los valientes ciudadanos de Barcelona,
de mantenerse en pie y seguir adelante a pesar de ello; al menos tan bien como
cualquier otro pueblo del mundo.”
A más de 80 años de pronunciadas,
las palabras de Churchill, lamentablemente, adquieren una renovada
vigencia.-
Publicado en el diario La Calle
el día 22 de Octubre de 2023.-
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