Por José Antonio Artusi
Se cumplen 96 años de la proclamación de la fórmula Hipólito Yrigoyen –
Francisco Beiró. El 24 de Marzo de 1928, en el teatro Opera de la Ciudad de
Buenos Aires, la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical proclamó por
aclamación a Hipólito Yrigoyen como candidato a Presidente de la República,
acompañado por el entrerriano Francisco Beiró como candidato a Vicepresidente.
En las elecciones generales que tuvieron lugar el 1º de Abril de ese año los
electores radicales – recordemos que en ese entonces regía el sistema de
elección indirecta que sería modificado en la reforma constitucional de 1994 –
obtuvieron más del 61% de los sufragios emitidos. Lamentablemente Francisco
Beiró murió el 22 de Julio de 1928, con sólo 51 años de edad, por lo que el
Colegio Electoral, a instancias de la Convención Nacional de la UCR, designó a
Enrique Martínez, en ese momento Gobernador de Córdoba, para reemplazarlo.
Yrigoyen y Martínez asumieron el 12 de Octubre de 1928 y fueron depuestos por
la funesta asonada del 6 de Septiembre de 1930, que inauguraría un ominoso ciclo
de más de 50 años de inestabilidad política, violencia y apartamiento de las
reglas constitucionales. No tiene demasiado sentido intentar esbozar una
historia contrafáctica, pero no son pocos los que imaginan que el desenlace
pudo haber sido bien diferente con Francisco Beiró a cargo de la
Vicepresidencia en esos aciagos días de Septiembre, dadas su representatividad
y su carácter.
Francisco Beiró nació en Rosario del Tala el 19 de Septiembre de 1876.
Cursó sus estudios secundarios en el Colegio del Uruguay, y posteriormente la
carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Junto a Hortensio Quijano
es uno de los dos ex alumnos del histórico colegio fundado por Urquiza que
fueron electos para ejercer la Vicepresidencia. Sendos retratos suyos pueden
apreciarse en el salón de actos Alejo Peyret. Desde muy joven canalizó su
voluntad de participación política en el ámbito del radicalismo, y más
específicamente en el yrigoyenismo. Actuó tanto en Entre Ríos como en la
Capital Federal. Beiró ocupó diversos cargos partidarios, llegando a ejercer la
presidencia del Comité Nacional y de la Convención Nacional de la Unión Cívica
Radical. En 1916 integró el Colegio Electoral que consagró Presidente a
Hipólito Yrigoyen, con quien lo unía una estrecha amistad. En la ciudad de
Buenos aires se desempeñó como concejal e intendente interino y sus gestiones
fueron significativas para el progreso del barrio de Villa Devoto ya que
impulsó el empedrado de calles y la instalación del alumbrado público. Fue electo
diputado nacional en 1918 y renunció a su banca para ejercer el cargo de
Ministro del Interior por un breve período, en el final de la primera
presidencia de Yrigoyen, entre el 23 de Marzo y el 12 de Octubre de 1922.
En 1926 Francisco Beiró fue candidato a gobernador de Entre Ríos por el
radicalismo yrigoyenista, acompañado en la fórmula por Gregorio Morán. Se trató
de la primera vez en la que el partido radical concurrió dividido a los
comicios. El sector afín a Yrigoyen fue derrotado en esa ocasión por la fórmula
del radicalismo de Entre Ríos, tal como se denominaba la rama antipersonalista,
integrada por Eduardo Laurencena y José María Garayalde.
El historiador Diego Barovero señala, en un artículo publicado en La
Prensa el 14 de Diciembre de 2022 que “sin ánimo de introducir aquí
especulaciones de carácter ucrónico ni de intentar hacerle decir a la historia
lo que no sucedió, la circunstancia de la elección de Beiró como compañero de
fórmula por parte de Yrigoyen, un líder de carácter indiscutiblemente
personalista, pero también consciente de sus años, además de convencido del
carácter regeneracionista del gobierno que pretendía encabezar al ser reelecto,
permite inferir que lo que quería era asegurar la continuidad del sentido de su
misión. Beiró había dado pruebas categóricas y concretas de su solidaridad
política con Yrigoyen. Había sido su ministro político en el tramo final de su
primera presidencia asegurando la sucesión de Alvear (que internamente le había
resultado compleja en las propia filas por parte de seguidores que creían tener
mayores méritos que el elegido), había encabezado la fracción yrigoyenista que
enfrentó a los radicales antipersonalistas entrerrianos, a sabiendas de que era
un destino de fracaso conocedor como era de su provincia natal; había presidido
los órganos de conducción partidaria como el Comité Nacional y la Convención
Nacional con probada lealtad. Todo hace pensar que Yrigoyen ya anciano pensó su
propia continuidad en la permanencia de Beiró al frente del Ejecutivo ante
cualquier contingencia. La diosa Fortuna dio por tierra con cualquier deseo o
proyecto en ese sentido…”. Barovero concluye que “Francisco Beiró quedó en la
memoria de los ciudadanos como el vicepresidente que no fue, casi 20 años más
joven que su compañero de fórmula y jefe político, podría haber heredado su
liderazgo si lo hubiera sobrevivido, lo que no ocurrió”.-
Publicado en el diario La Calle el 24 de Marzo de 2024.-
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