Por José Antonio Artusi
En Mujeres, vida, libertad, publicado en
La Calle el 9 de octubre de 2022 sostuve que “la lección de lucidez y coraje
que las valientes mujeres iraníes nos están dando a todos los amantes de la
libertad es conmovedora, y demanda solidaridad y respeto de todos nosotros.
Lamentablemente, en todo Occidente, y en particular en la Argentina, el
silencio y la indiferencia de muchas organizaciones que deberían estar
consustanciadas con la defensa incondicional de los derechos humanos y sobre
todo con los de las mujeres, ha sido ensordecedor”.
Hoy toca hablar de una de esas mujeres. Masih
Alinejad nació el 11 de septiembre de 1976 en Ghomikola, Irán. En la página web
de My Stealthy Freedom, organización que fundó y preside, puede leerse que “obligada
a abandonar el país en 2009 tras las controvertidas elecciones presidenciales
iraníes, Masih pasó cinco años documentando abusos de los derechos humanos en
la República Islámica. Masih ha escrito una autobiografía: El viento en mi
cara, mi lucha por la libertad en el Irán moderno, una historia íntima de
su vida desde su infancia en un pueblo hasta sus campañas en defensa de los
derechos de las mujeres”.
En una entrevista publicada por la revista Time
el 3 de febrero de 2023 Astha Rajvanshi escribió lo siguiente: “Han pasado 13
años desde que Masih Alinejad abrazó a su madre… Exiliada de Irán desde 2009,
la periodista y activista ha hablado durante mucho tiempo contra las
restricciones de Irán a las mujeres, llamando al hijab obligatorio “el Muro de
Berlín” del régimen. Su campaña alarmó al líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei,
quien no solo la ataca en discursos, sino que incluso envió a sus secuaces a secuestrarla
en julio de 2021. Un año después, un complot similar fue planificado para
asesinarla”.
El Domingo pasado vi en su cuenta de Twitter un
video y sentí la obligación de compartirlo, agregándole esta frase: “La deuda
del mundo libre, y en especial de las mujeres, con Masih Alinejad será
inconmensurable. Si te consideras progresista y feminista no te pierdas este
video”. Se trata de un reportaje que le hace el escritor canadiense Jonathan
Kay frente a un auditorio. En su comentario Masih Alinejad nos advierte: “A
aquellos en Occidente que dicen que no estamos en guerra con la República
Islámica, déjenme decirles: la República Islámica está en guerra con nosotros. El
mundo se ha puesto patas arriba. Se espera que permanezcamos en silencio para
proteger los sentimientos de acosadores como los partidarios de Hamás. ¡Pero
debemos negarnos a que nos silencien! Vean mi desafío a los estudiantes
universitarios que gritan "¡Soy Hamás!".”
Dirigiéndose a quien la va a entrevistar tras
ingresar al escenario y gritar con la mano en alto “Mujeres, vida, libertad”,
la periodista iraní dice: “Dame un abrazo, abrazarse entre hombres y mujeres
está prohibido en Irán. Este es un acto de desobediencia civil”.
En el transcurso de la entrevista, con su
estilo apasionado y vibrante, Masih Alinejad dice verdades que no necesitan aditamento.
Hoy, esta columna casi se limita a darle voz, en castellano, a esta valiente
mujer que puede disfrutar en Estados Unidos de los derechos que les están
vedados a sus compatriotas y a mujeres sojuzgadas por otros regímenes
teocráticos integristas.
Dirigiéndose a las mujeres del auditorio:
“Ustedes usan espejos, para lucir hermosas; para convertirse en la que quieren
ser. Pero en mi hermoso país, Irán, las mujeres usan espejos para hacer de
ellas lo que los mullahs atrasados quieren que sean. Por eso mi pelo, ya sé que
es un hermoso pelo, pero es una declaración, no sólo para mí, para muchas
mujeres, nuestro pelo se convirtió en un instrumento para luchar contra un
régimen reaccionario y decirle que no”.
Más adelante: “Hace 10 años, cuando lancé mi
campaña contra la imposición obligatoria del hijab; adivinen qué; mujeres
iraníes me enviaron videos, fui bombardeada con videos, mujeres caminando sin
velo, que es un crimen punible. Pero dirigentes de Occidente, mis hermanas
occidentales, especialmente mujeres políticas, pretendían educarme a mí sobre
mi propia cultura; ellas me decían que el hijab es parte de nuestra cultura,
“no queremos tocar ese tema, es la ley de tu tierra”. La esclavitud solía ser
legal, si nadie la objetaba hoy la esclavitud podría estar entre nosotros. La
cultura es flexible, no está escrita en una piedra. Mujeres sacrifican sus
vidas año tras año para cambiar una mala cultura. Y es un insulto a nuestra
nación decir que una ley propia de la barbarie es parte de nuestra cultura”.
Masih Alinejad continúa: “cuando veo gente,
mujeres, estudiantes, ocultando su cara y diciendo “soy Hamas”, me rompe el
corazón, porque la República Islámica de Irán está apoyando a Hamas para violar
mujeres, porque mis mujeres en Irán están sometidas a violaciones, a acoso
sexual en las calles por el solo hecho de caminar sin velo. Cuando escucho a
personas llamarse a sí mismos “activistas” y “disidentes”, pero jamás cantan
contra el apartheid de género del régimen de Irán, y de Afganistán, me rompe el
corazón. La disidencia, el activismo, tienen un significado; hay mujeres que
sacrifican su vida. Yo tengo guardaespaldas aquí… pero yo quiero que el
gobierno norteamericano proteja la democracia en vez de protegerme a mí. Y
quiero que ustedes se unan a mí, y se unan a las mujeres de Irán y Afganistán,
para educar a los líderes democráticos, los líderes del mundo libre, para que
se unan a nosotros. Si no terminamos con el régimen de la república islámica y
los talibanes, créanme, ellos se unirán y terminarán con la democracia aquí en
suelo estadounidense, y en todo el mundo”.
Algún día, ojalá, los regímenes de los ayatolas,
los talibanes, y Hamas serán un mal recuerdo de un pasado oprobioso y Masih
Alinejad podrá volver a su patria y abrazar a su madre, y caminar libremente
por la calles de Teherán luciendo su hermoso pelo sin que nadie la moleste. Que
no esté sola. -
Publicado en el diario La Calle el 11 de agosto
de 2024.-
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