Por José Antonio Artusi
El pueblo iraní está gobernado
por un régimen teocrático y opresor que se hace llamar “República Islámica de
Irán”. Podríamos pensar que el sistema republicano es afín al laicismo y demanda
la separación nítida entre las competencias y funciones de las instituciones
religiosas y el Estado; y que una democracia verdadera no puede ser nunca
“tutelada” por los jerarcas de ninguna fe, y que el Estado de derecho moderno requiere
el imperio de normas surgidas de la deliberación pública basada en la voluntad
popular y no en los preceptos de una determinada religión, que se tornan
obligatorios para todos los ciudadanos, profesen o no esa religión. Pero
supongo que los clérigos iraníes condenarían estas disquisiciones y las
calificarían de zonceras occidentales inaplicables a su propio país, o más aún,
blasfemias imperdonables inspiradas por el propio Satán. Cuando criticamos el
carácter “islámico” de la seudo república iraní no caemos en absoluto en el
pecado de la “islamofobia”, dado que la musulmana es una religión tan
respetable como cualquier otra, profesada por millones de fieles en todo el
mundo, incluso en nuestro país, que conviven en paz y armonía con sus vecinos
de otras religiones y con los que no tienen ninguna. Lo objetable, lo
inaceptable, es que se pretenda volver de manera reaccionaria a fundar la
legitimidad de la acción del Estado en relación con sus ciudadanos en la
vigencia con carácter de norma general de preceptos establecidos en antiguos
textos que algunos consideran sagrados y generados por acción divina.
Pero algo está cambiando. Hace
pocos días una joven iraní de 22 años, Masha Amini, fue detenida por la “policía
moral” por no llevar bien puesto el velo que le cubría el cabello, vulnerando
de esta manera una de las absurdas y machistas reglas impuestas desde la
revolución de 1979, que exigen que las mujeres se cubran el pelo en público. El abogado de su familia denunció que en el
marco de la injusta privación de su libertad fue salvajemente golpeada, sufrió
un infarto, y murió. La muerte de Masha Amini desencadenó una ola de protestas
– básicamente a cargo de mujeres – en todo el país, que salieron a las calles a
manifestar su bronca y su dolor, seguramente reprimido por años, y a reclamar
no sólo que se haga justicia en el caso del crimen de Masha Amini, sino mucho
más, que termine un nefasto sistema de opresión y discriminación, que castiga y
perjudica sobre todo a las mujeres y a quienes asumen identidades de género
diversas. Reclaman, en el fondo, que Irán sea una verdadera república, y que
deje por lo tanto de ser una dictadura teocrática.
La lección de lucidez y coraje
que las valientes mujeres iraníes nos están dando a todos los amantes de la
libertad es conmovedora, y demanda de todos nosotros solidaridad y respeto.
Lamentablemente, en todo Occidente, y en particular en la Argentina, el
silencio y la indiferencia de muchas organizaciones que deberían estar
consustanciadas con la defensa incondicional de los derechos humanos y sobre
todo con los de las mujeres, ha sido ensordecedor.
Ya se han cometido demasiados
crímenes atroces al amparo encubridor y falaz de supuestas identidades
culturales y particularismos antiuniversalistas. Por eso es necesario recordar
una vez más que los derechos humanos son universales, que rigen en todo el
mundo, para todas las personas, y que no dependen ni la religión, ni de la
nacionalidad, ni de la ideología, ni del color de piel de las personas, sino
que están solamente vinculados a la condición humana.
Algún día, la ominosa teocracia
iraní será sólo un doloroso recuerdo, y las hermosas mujeres iraníes podrán
lucir el pelo como se les cante, podrán escuchar la música que se les antoje,
podrán tomar lo que quieran en un bar, y podrán ir a la playa mostrando su
cuerpo hasta donde les plazca. Algún día ningún iraní homosexual será condenado
por el solo hecho de serlo. Ese día, Irán y el mundo serán un poco mejores. Y
se lo deberemos en buena medida a las mujeres iraníes que se están jugando - y algunas perdiendo - la vida en las calles,
reclamando libertad e igualdad.-
Publicado en el diario La Calle el día 9 de Octubre de 2022.-
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