martes, 4 de julio de 2023

JEAN JACQUES ROUSSEAU, LA VIGENCIA DE SU PENSAMIENTO

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 245 años de la muerte de Jean-Jacques Rousseau, en Ermenonville, el 2 de Julio de 1778. Había nacido el 28 de Junio de 1712 en Ginebra.

En su obra cumbre, “El contrato social”, Rousseau plantea un concepto clave que va a permear profundamente el pensamiento republicano, la necesidad de construir una sociedad en la que nadie sea tan pobre como para ser comprado y que nadie sea tan enormemente rico como para  poder esclavizar a otros.

Nos interesa sobre todo rescatar la vigencia del ideario de Rousseau en relación al aporte que puede hacer hoy a la legitimación y al aumento de la visibilidad y viabilidad política de una idea que está debatiéndose cada vez más en todo el mundo, el ingreso ciudadano o ingreso básico universal. Que en la Argentina sea un tema marginal es una muestra de nuestro subdesarrollo político y decadencia en general.

Según la Red Argentina de Ingreso Ciudadano, la noción es tributaria de otros conceptos que designan a todas aquellas políticas públicas cuyos objetivos sean garantizar ciertas formas de ingreso monetario incondicional a todas las personas. Esto es, un ingreso para cuyo acceso no se requiere ninguna otra condición personal que la de ser ciudadano. Las características de incondicionalidad, universalidad y beneficio monetario, son las que identifican primordialmente a esta propuesta.

El concepto de ingreso ciudadano ha ganado relevancia en los últimos años como una propuesta para abordar la desigualdad económica y social en nuestras sociedades modernas. Si bien esta idea puede parecer nueva, podemos encontrar fundamentos filosóficos que la respaldan en muchísimos pensadores, entre ellos Rousseau, e incluso algunos que lo antecedieron. Las ideas de Rousseau, desde una perspectiva republicana y liberal, pueden servir hoy para justificar la conveniencia y la legitimidad de un ingreso ciudadano.

Rousseau planteó en su obra "El contrato social" la idea que señala que los individuos renuncian a parte de su libertad natural para ingresar a una sociedad organizada, estableciendo un contrato entre ellos. En este contexto, la igualdad de oportunidades es fundamental para asegurar un contrato social legítimo. Un ingreso ciudadano, universal, incondicional, individual, permanente, concebido como un derecho al disfrute igualitario de las rentas de los bienes comunes y no como una dádiva, puede ser visto como un mecanismo para garantizar que todos los ciudadanos tengan un punto de partida igualitario en términos económicos, lo que fortalecería la legitimidad del contrato social.

Rousseau sostenía que la verdadera libertad se encuentra en la autonomía individual, es decir, en la capacidad de cada persona para actuar según su voluntad, sin estar subyugada a la voluntad de otros. Un ingreso ciudadano proporcionaría una base económica mínima que permitiría a los ciudadanos ejercer su autonomía y tomar decisiones libres sobre su vida. Al eliminar la dependencia extrema de la necesidad económica, se fomentaría una mayor igualdad de condiciones para la libertad individual.

Por otra parte, el bien común y la cohesión social son valores fundamentales. Rousseau argumentaba que los ciudadanos deben estar unidos por un interés común y que una sociedad justa se basa en la voluntad general, que busca el beneficio de todos. Un ingreso ciudadano universal puede ser visto como una forma de promover el bienestar común al reducir la pobreza y la exclusión social, lo que a su vez fortalecería la cohesión social y el sentido de pertenencia a la comunidad.

La perspectiva liberal también encuentra resonancia en las ideas de Rousseau. Si bien el liberalismo valora la igualdad de oportunidades, reconoce que no todos los individuos comienzan en la misma posición de partida debido a circunstancias externas. Un ingreso ciudadano podría considerarse como un mecanismo de compensación que busca nivelar el campo de juego y garantizar que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de aprovechar las oportunidades disponibles en la sociedad, sin importar su origen socioeconómico ni su lugar de nacimiento.

Philippe Van Parijs, filósofo político belga, ha sido uno de los principales defensores del ingreso ciudadano. En su obra se basa en las nociones de Rousseau para argumentar a favor de un ingreso básico incondicional que garantice a todos los ciudadanos una cantidad suficiente para vivir con dignidad. Según Van Parijs, esto permitiría a las personas tener un verdadero acceso a la libertad y la autonomía, tal como Rousseau lo concibió.

Roberto Gargarella, jurista argentino, ha examinado la relación entre Rousseau y el ingreso ciudadano y argumenta que Rousseau abogaba por una sociedad en la que todos los ciudadanos tuvieran una participación activa en la toma de decisiones políticas y económicas. En este contexto, Gargarella sostiene que un ingreso ciudadano sería un mecanismo para empoderar a los ciudadanos y permitirles ejercer su ciudadanía de manera plena.

Estos autores, entre otros, han explorado las ideas de Rousseau y las han relacionado con la propuesta de un ingreso ciudadano o ingreso básico universal, argumentando que dicha medida puede respaldar los valores de igualdad, libertad y fraternidad que Rousseau defendía en su filosofía política.

A 245 años de su muerte, las ideas de Rousseau nos siguen sirviendo para iluminar la construcción de un mundo mejor.-    


Publicado en el diario La Calle el día 2 de Julio de 2023.- 

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