jueves, 30 de diciembre de 2021

ARTURO FRONDIZI: OTRA MIRADA


Por José Antonio Artusi

La figura de Arturo Frondizi es polémica, controversial, y yo diría difícil de caracterizar como pocas en la historia argentina. Cada uno tendrá su interpretación. Esta es una parte de la mía.

Arturo Frondizi fue uno de los fundadores del Movimiento de Intransigencia y Renovación en el seno del radicalismo, uno de los diputados que junto a Balbín encabezó desde el bloque de los 44 y desde la presidencia del Comité Nacional de la UCR la corajuda y coherente oposición al primer peronismo, un dirigente estudioso e innovador que con notable lucidez escribió el libro "Petróleo y Política", y el primer y único Presidente de la República en lograr la sanción de una ley que estableciera la nacionalización de los hidrocarburos, el gran objetivo que no pudo lograr Hipólito Yrigoyen. Seguramente no fue el único en tener alguna responsabilidad en la división del radicalismo en 1958, pero hoy cabe reflexionar acerca cuantos males podrían haberse evitado si no hubiera mediado ese trágico cisma que dio origen y vida efímera a la UCR Intransigente y a la UCR del Pueblo. Sobre todo porque no fue sólo el radicalismo el que se partió al medio, sino su sector más lúcido, innovador y progresista, como era el MIR, privando al partido y al país de una formidable herramienta de transformación.

Es un lugar común sostener que Frondizi dijo una cosa en “Petróleo y política” e hizo otra diametralmente opuesta cuando fue Presidente. Sin embargo, un análisis profundo de los hechos relativiza bastante o directamente refuta esta aseveración. La ley de hidrocarburos de Frondizi fue la única que nacionalizó el petróleo, como querían Yrigoyen y Mosconi, aunque no pudieron lograrlo. Los otros dos grandes pilares de esa ley, derogada de facto por Onganía, eran la prohibición de las concesiones petroleras y el rol estratégico de la empresa YPF. La UCRI avaló la ley, y la UCRP lo hizo parcialmente, manifestándose a favor de la provincialización de los recursos. Las diferencias que sobrevinieron luego, con la anulación de los contratos por parte del Presidente Arturo Illia, no fueron en torno a la cuestión central - esto es si el petróleo es o no un bien nacional - si no que estuvieron relacionadas con diferencias de interpretación a la hora de caracterizar dichos contratos. La ley de Frondizi, una excelente ley, establecía con buen criterio que se prohibían las concesiones, y que las empresas privadas podían participar en la explotación de yacimientos a través de contratos de explotación; y al Presidente Illia jamás se le ocurrió dar marcha atrás con esa norma. Lo que el gobierno de Illia sostuvo en aquel momento es que los contratos de Frondizi eran concesiones encubiertas, y que por lo tanto debían anularse. Visto a la luz de lo que vino después, parece una discusión menor acerca de detalles, aunque haya pasado a la Historia como una contradicción fundamental insalvable. Como tantas veces, el árbol ocultó el bosque. Luego la dictadura de Onganía derogó por decreto la ley de Frondizi, y si bien mantuvo el dominio nacional introdujo la nefasta posibilidad de las concesiones. Lo demás es historia más reciente. En la Convención del 94, sin que ello genere demasiados debates en los partidos mayoritarios, se volvió a la tesis de la seudo provincialización de los recursos naturales, y de ese modo abrimos la puerta a un proceso que sólo encubrió la entrega, privatización, extranjerización y saqueo de nuestros recursos hidrocarburíferos.

El busto que rinde un merecido homenaje a su memoria desde la semana pasada en la Plaza Ramírez de Concepción del Uruguay nos invita a reflexionar sin prejuicios acerca del valioso legado de las ideas de Arturo Frondizi. Con sus aciertos y errores, con sus luces y sombras, su trayectoria nos interpela para obtener de la Historia enseñanzas que nos sirvan para comprender el presente y para construir juntos un futuro mejor.-    

Publicado en el diario La Calle el día 19 de Diciembre de 2021.-

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