lunes, 26 de febrero de 2024

EL DESAFÍO DE URBANIZAR LAS VILLAS: CONSTRUIR CIUDAD Y CIUDADANÍA (II)

Por José Antonio Artusi

Se vuelve a hablar de las villas y asentamientos y se vuelve a hablar del Fondo de Integración Socio Urbana. No deja de ser positivo que la problemática de la informalidad urbana y las alternativas para avanzar en la integración y regularización de los denominados “barrios populares” ocupe un lugar relevante en la agenda pública. Lamentablemente las señales que ha dado hasta ahora el gobierno nacional no parecen ser las mejores en cuanto a comprender la raíz estructural del problema y a proponer mecanismos que puedan avanzar progresivamente en su solución. 

Hace poco más de un año sostuve en esta hoja que “existe la necesidad, existen los recursos (al menos potencialmente) y existen los trabajadores capaces de formar parte de esta verdadera epopeya que constituye una asignatura pendiente, pero debemos reflexionar todos con espíritu autocrítico para mejorar lo que se ha hecho y encontrar caminos viables que garanticen la continuidad y éxito del programa”. Finalmente enfaticé que “el programa será exitoso cuando podamos hablar con fundamento de “barrios” a secas y dejemos de hablar de este no demasiado feliz término, “barrios populares”; cuando todos los barrios, algunos un poco más, otros un poco menos, estén verdaderamente integrados en la ciudad y todos sus habitantes tengan un piso mínimo de acceso a los beneficios de la vida urbana. El desafío es enorme, pero a la vez ineludible”.

No hace falta decir que la asignatura sigue pendiente y que es insignificante lo que se ha avanzado en tal sentido en el año que transcurrió desde entonces. Parece pertinente entonces seguir reflexionando y debatiendo sobre esta cuestión, que exige políticas públicas consistentes, muy bien diseñadas y mejor implementadas, a lo largo de un período de tiempo que abarcará obviamente varias gestiones. Por eso, en medio de tantos desacuerdos y contradicciones, resulta necesario destacar que una política pública iniciada por el gobierno del Presidente Macri, continuada durante la gestión del Presidente Fernández, requiere ahora continuidad – no exenta de cambios y transformaciones profundas – por parte de la administración del Presidente Milei. Lo que seguramente no constituye la mejor opción es desmantelar el programa y desfinanciar el fondo destinado a cubrir los gastos que demanda. Es imperioso tener en cuenta que la urbanización e integración es un tema sensible, obviamente, para quienes viven en ellos, pero también para la sociedad en su conjunto. Un horizonte de desarrollo socio económico y prosperidad demanda ciudades que brinden seguridad, calidad de vida y condiciones mínimas de equidad para todos sus habitantes. La consolidación de un hábitat precario y excluyente afecta sobre todo a los estratos más vulnerables de la sociedad, pero finalmente termina perjudicando a todos, de las más diversas maneras.

En el Documento de Política Nacional Urbana, publicado por el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación y ONU – Hábitat en 2018 se sostiene con toda razón, y con inusual crudeza, que “la ausencia del Estado en la planificación y gestión territorial ha contribuido a la expansión urbana de baja densidad y a la consolidación de un mercado de suelo urbano caracterizado por la usurpación, la especulación y la desigualdad. La escasez de instrumentos que regulen el mercado de suelo, junto con instrumentos de gestión local ineficientes e instituciones debilitadas, han favorecido el desarrollo de ciudades desiguales, socialmente excluyentes, espacialmente segregadas y ambientalmente insostenibles. En las últimas décadas, el déficit habitacional en Argentina se ha incrementado, los mecanismos de acceso al crédito han resultado insuficientes y los asentamientos informales se han convertido en la principal estrategia de acceso al suelo y a la vivienda de los sectores de menores ingresos”.

En el mismo texto – lamentablemente muy poco difundido - se plantea que los principales desafíos a enfrentar consisten en integrar los asentamientos a la trama urbana, reducir el déficit habitacional existente, mejorar la provisión de servicios básicos, facilitar una planificación urbana eficiente que promueva el uso racional y sostenible del suelo, establecer instrumentos fiscales que regulen el acceso al suelo y vivienda, establecer políticas para el aprovechamiento del suelo vacante y el parque habitacional existente, y desarrollar mecanismos que garanticen el acceso al mercado formal de alquileres.

Ignorar el problema o pretender que se solucionará como por arte de magia por mera acción de la mejora de los indicadores macroeconómicos es una ingenuidad o un grave error de concepto. Es obvio que cualquier política pública seria requiere salir de los demenciales niveles de inflación crónica que tenemos en nuestro país, modificar profundamente la matriz tributaria y recuperar una senda de crecimiento sostenido y de movilidad social ascendente. Pero se trata de condiciones necesarias y no suficientes. En este caso también se necesita una planificación y gestión rigurosa que parta de un diagnóstico correcto y que seleccione los métodos y los instrumentos adecuados.

No todo se soluciona con una motosierra, a veces se necesita un bisturí, y a veces una aguja para coser y reparar algo que está dañado y debe unirse y cicatrizarse. Ojalá que quienes tienen responsabilidades en este sentido lo entiendan cuanto antes.-  

 

Publicado en el diario La Calle el 25 de Febrero de 2024.-

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lunes, 19 de febrero de 2024

LA TRINCHERA DE OCCIDENTE

Por José Antonio Artusi

En 2018 el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti publicó un libro titulado “La Trinchera de Occidente – A 70 años de la creación del Estado de Israel”. La obra consiste en una recopilación de artículos publicados a lo largo de un extenso período en diversos medios de comunicación, a los que se suman las transcripciones de algunas conferencias. 

El libro es de por sí una joya, pero adquiere un valor adicional tras la masacre perpetrada por Hamas el 7 de Octubre de 2023, la peor matanza de judíos con posterioridad al Holocausto.

Sanguinetti expone con singular coherencia y habilidad argumental una línea de pensamiento que permite abordar diversas cuestiones e interpretarlas a la luz de la sujeción a ciertos valores y principios liberales y humanistas, cuya reivindicación y defensa parece hoy más necesaria que nunca, cuando se ven amenazados por ideologías totalitarias y oscurantistas, y cuando cierta peligrosa confusión afecta a numerosos estamentos de las sociedades occidentales.

El autor reconoce en la introducción que no fue sencilla la tarea de titular la obra y, considera luego – en una suerte de síntesis del planteo general – que optó por “recalar finalmente en “La trinchera de Occidente”, que es a nuestro juicio el rol esencial de la presencia israelí contemporánea. En tiempos de terrorismo islámico y de fundamentalismo musulmán, que cuestionan nuestros valores esenciales, el Estado judío es el emblema de la civilización occidental, forjada en las tradiciones judía (la igualdad ante las tablas de la ley), cristiana (la piedad ante el desvalimiento), griega (la racionalidad), y romana (la organización de la sociedad para su convivencia). Una Europa vacilante tiene su primer escalón de seguridad en su sobrevivencia.”

El libro repasa diversos momentos históricos y retrata a algunos de los personajes que los tuvieron como protagonistas. Así, por ejemplo, en un artículo publicado en el diario el País de Montevideo el 17 de Diciembre de 2006, se recuerda que “cuando el ejército norteamericano llegó a los campos nazis de exterminio, el General Eisenhower hizo desfilar a todas sus tropas, a los prisioneros adversarios y hasta desplazó una división , porque – dijo – esto algún día será negado y precisamos un millón de testigos… En aquellos años parecía imposible que alguien pudiera desconocer aquella evidencia horrorosa, especialmente cuando se diseminaron por el mundo los testimonios dramáticos de los sobrevivientes. Hoy, sin embargo, estamos ante el echo y estos días, sin ir más lejos, hemos recibido las sobrecogedoras noticias del congreso organizado en Teherán por el Presidente Mahmud Ahmadineyad para dudar de la existencia del Holocausto judío y anunciar la “pronta desaparición de Israel”, que caerá, según él, como cayó la Unión Soviética”. Parece innecesario recordar, o quizás no tanto, que si el vaticinio del entonces presidente iraní no se ha cumplido no es precisamente por falta de voluntad de quienes tienen a su cargo el régimen que gobierna ese país desde 1979.

Más adelante, en un artículo publicado en el Correo de los Viernes el 26 de Agosto de 2005, y que resulta especialmente útil para entender la guerra que tiene lugar actualmente en Gaza, Julio María Sanguinetti recordaba que “la operación de desalojo de los colonos israelíes en la franja de Gaza se está terminando con éxito. El Primer Ministro Sharón, general de larga actuación, considerado un militar de la línea más dura, es quien ha llevado adelante este proyecto pacificador”. Al momento de editar el libro su autor reconoce que “hoy, a 13 años de aquel retiro unilateral, Gaza, controlada por un gobierno de Hamas, es una constante fuente de conflictos, base de reiterados ataques a Israel, por medio de misiles o de intentos de invasión, sea por túneles o asonadas, como ha pasado en este año de 2018. Desgraciadamente, la política de cambiar tierra por paz ha fracasado en este caso”.

En “El terrorismo”, publicado en el diario El País de Madrid el 12 de Agosto de 2012 el ex presidente oriental e histórico dirigente del Partido Colorado aborda temas de indudable actualidad, cuando señala claramente que “no es cierto tampoco, que el problema sea el sionismo y no el antisemitismo, según es de uso invocar en los últimos tiempos. Son dos caras de una misma moneda: uno niega el derecho a la existencia del individuo, el otro rechaza el derecho de un pueblo a existir y a convivir en una comunidad internacional. Es verdad que los gobiernos israelíes han cometido errores, como toda estructura política, ¿pero ellos justifican acciones terroristas de dimensión universal, como las que han ocurrido a lo largo del mundo, tomando de rehenes a seres humanos ajenos a toda la disputa?”. Este artículo es particularmente relevante para los argentinos, pues rememora los atentados a la Embajada de Israel y a la sede de la AMIA, en 1992 y 1994 respectivamente, y contiene un párrafo de indudable vigencia: “Nunca deja de asombrar que ciudadanos que se sienten progresistas se dejen arrastrar tan fácilmente a esos remedos de explicación que apenas se detienen en el límite de la complicidad con la violencia. Bien lo sabe Occidente, que practicó en su tiempo la guerra santa y sólo pudo superarla cuando el pensamiento y la acción política alcanzaron a los ámbitos de la formación ciudadana, con una filosofía de libertad de conciencia y respeto a la opinión ajena”.-     

 

Publicado en el diario La Calle el 18 de Febrero de 2024.-

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lunes, 12 de febrero de 2024

A 45 AÑOS DE LA INSTAURACIÓN DEL RÉGIMEN IRANÍ

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 45 años de la instauración de una dictadura teocrática en Irán. El 11 de Febrero de 1979, el ayatollah Jomeini, tras el triunfo de la revolución que encabezó, tomó el poder absoluto del país y proclamó la República Islámica de Irán. Que el régimen iraní se autodenomine “república” es una flagrante contradicción en los términos, que sin embargo hemos naturalizado y casi nadie cuestiona. No hay república sin democracia pluralista, sin libertades civiles y políticas, y sin igualdad ante la ley. República y teocracia, aunque se pretenda relativizarlo, y aunque se vote, son absolutamente incompatibles. Es verdad que el nuevo sistema absolutista sustituyó a una monarquía, pero eso no alcanza para poder exhibir los atributos esenciales de una verdadera república.

El saldo de estos 45 años es tenebroso y constituye una afrenta para el mundo libre, además de una amenaza que en algún momento habrá que neutralizar, si es que Occidente no quiere que algún día las retrógradas leyes de la sharía imperen en sus calles.

Quizás el mejor testimonio que podamos encontrar estos días para caracterizar al ominoso régimen de los ayatollahs sean las palabras de una valiente mujer iraní, Masih Alinejad, periodista y activista exiliada en los Estados Unidos.

Algunas de las expresiones recientes de Masih Alinejad en las redes sociales son útiles para comprender la realidad que se vive en Irán, una realidad en la que impera una sistemática violación de los derechos humanos y de negación de las libertades, en especial teniendo como víctimas a mujeres y opositores al gobierno.

El 30 de Octubre del año pasado señaló, a propósito de los vínculos entre los perpetradores de la masacre del 7 de Octubre en Israel y el gobierno que sojuzga a su país, que “Hamás y la República Islámica son terroristas y no hablan en nombre del pueblo de Irán o Palestina... Seamos honestos: la crisis actual se debe en gran medida a Hamás, que tomó el control de Gaza en 2006 y no ha permitido elecciones desde entonces. Gaza podría haber sido otro Dubai o Singapur. En cambio, Hamás desvió fondos para construir túneles y obtener cohetes y armas de la República Islámica de Irán, el mayor patrocinador del terrorismo en el mundo, para hacer la guerra. La gran mayoría de los iraníes no apoyan a la República Islámica y son rehenes de las políticas destructoras de almas del régimen... A Hamás no le importan los palestinos. Hamás sabía exactamente cómo respondería Israel al brutal ataque contra sus ciudadanos el 7 de octubre. Hamás es como ISIS. Debe ser destruido”.

El 28 de Enero publicó: “Fue un honor pronunciar un discurso en el Museo del Holocausto donde condené la negación del Holocausto por parte de la República Islámica. Llamé a Occidente a adoptar una postura dura contra el régimen de Irán, que está decidido a eliminar a Israel y matar a su propio pueblo”.

El 29 de Enero, Masih Alinejad escribió: “Pejman Fatehi, preso político kurdo, fue ejecutado ayer por la República Islámica. Su hijo le dijo a su madre antes de que lo mataran que no se cortaría el cabello hasta el día en que su padre saliera libre de prisión. Sólo tiene 5 años y esta mañana se ha despertado con la noticia de la ejecución de su padre en manos del régimen de Irán. Hoy su mamá le cortó el pelo. Pejman Fatehi ya no sufre a manos del régimen, pero debería seguir vivo hoy. Sufro por las familias de las víctimas de este régimen asesino. Mientras se permita a la República Islámica actuar con impunidad, se perderán más vidas inocentes. Ningún niño debería crecer con el miedo de ver a sus padres ahorcados por sus opiniones políticas.”

El mismo día, a propósito de la ejecución de cuatro opositores, expresó: “los ahorcaron a todos. Sí, la República Islámica los mató a todos justo después de la llamada a la oración esta mañana. … La República Islámica es uno de los más letales virus en el mundo. Lo que pasó en Medio Oriente no se va a limitar a Medio Oriente. Va a infectar al resto del mundo.” 

No se trata de casos aislados, se trata de un régimen que apela de manera sistemática al terrorismo de Estado, y que pretende exportar su funesta “revolución” a otras latitudes. 

Y el 1 de Febrero escribió: "Soy una mujer de Irán. Les pedí ayuda a mis hermanas estadounidenses en el Congreso porque el régimen de mi país, Irán, arrestó a mujeres por el crimen de caminar sin el velo cubriendo su rostro. Les dije que el régimen en Irán violaba a mujeres, las gaseaba, azotaba y mataba simplemente por mostrar su cabello… Sólo quiero que las mujeres de Irán y Afganistán tengan la misma libertad que ustedes tienen en Estados Unidos. Conocemos a los Estados Islámicos mejor que ustedes. Hemos experimentado las leyes de la Sharia y lo sabemos; La violación y el asesinato están en el ADN de los Estados islámicos. Eso es todo."

Tengo la sensación de que esta mujer está haciendo más por las causas de la libertad y del feminismo que muchos gobiernos y muchas organizaciones feministas. Que no esté sola. Y que viva la libertad…!

 

Publicado en el diario La Calle el 11 de Febrero de 2024.-  

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miércoles, 7 de febrero de 2024

ARTIGAS, URQUIZA, Y LA REPÚBLICA ARGENTINA

Por José Antonio Artusi

En una columna publicada en esta hoja el 19 de junio de 2022 sostuve que “la conversión de Artigas en el héroe nacional de un país hermano tuvo para nosotros un doble efecto; por un lado, la “elemental cortesía” de buenos vecinos lo salvó de la descalificación y los improperios, pero por otro lado lo perdimos un poco como un prócer propio, que lo fue, en grado superlativo. Félix Luna lo expresa de esta manera: “No debe extrañar la inclusión de Artigas en esta corta galería de caudillos argentinos. Toda su lucha estuvo enmarcada en el contexto nacional, del que jamás quiso salir… la actitud de Artigas no fue nunca separatista – mal que pese a los autores de su leyenda negra – ni aceptó los ofrecimientos que se le hicieron para constituir la Banda Oriental en una entidad nacional independiente… no podemos sentir como sentir como ajeno a este oriental eminente…”.” Recordemos también que Félix Luna no vaciló en considerarlo “el fundador del federalismo rioplatense”. Más adelante, expresé en esa oportunidad: “Artigas defendió con inusual lucidez y coherencia las ideas más progresistas de la etapa inicial de nuestra vida como nación independiente, y están magníficamente resumidas en las Instrucciones del año 13: independencia absoluta de la Corona española, organización constitucional, federalismo, libertad civil y religiosa, igualdad, sistema republicano y división de poderes, libertad de navegación y habilitación de puertos, libertad de comercio y eliminación de aduanas interiores, instalación de la capital federal fuera de Buenos Aires. Todas estas ideas, hasta la última, intentada sin éxito por Alfonsín, mantienen plena vigencia”.

Pedro Felix Guridi es un historiador uruguayense radicado en Posadas. En 2023 la editorial de la Universidad Nacional de Misiones publicó un libro de su autoría, titulado “El artiguismo y su legado”, que viene a echar luz sobre esta cuestión, con un enfoque que brinda una mirada distinta a la que estamos acostumbrados, sumamente enriquecedora para alimentar los debates que sigue suscitando.

Es especialmente interesante el aporte de Guridi en relación al vínculo entre Artigas y la génesis del Estado argentino, y en particular el que muestra el hilo conductor entre las ideas de Artigas y las acciones de Justo José de Urquiza. Guridi lo expresa con inusual contundencia, y a mi entender, con acierto: “Podemos decir, metafóricamente, que Argentina fue construida por Justo José de Urquiza a base de los planos dejados por Artigas. La grandiosa y heroica epopeya de 1851-1853, enhebrada sucesivamente en el Pronunciamiento, Caseros, el Acuerdo de San Nicolás y la sanción de la Constitución fue el consecuente de otra gesta, la de 1811-1813, del Éxodo, el Campamento del Ayuí y el Congreso de las Tres Cruces… Urquiza no sólo dio la Constitución a los argentinos, con ella y por medio de ella creó el Estado argentino sobre el esquema maestro diagramado por Artigas… Artigas no pudo hacer viables las Provincias Unidas pero sembró el terreno para que Urquiza pudiera cosechar la república.”       

En el posfacio de su obra Pedro Félix Guridi ensaya una suerte de síntesis de su planteo, y expone los desafíos que la interpretación histórica presenta para la construcción del futuro: “… la figura y el papel de Artigas todavía hoy aparecen nimbados por la oscuridad, pues muchos no advierten aún los verdaderos alcances del proceso que comandó. Para los argentinos es una figura marginal. No ven su acción como el origen político de la Argentina. En tanto, los uruguayos lo vinculan con el origen de su nacionalidad. No advierten claramente su papel federalista y lo relacionan con el proceso de la independencia uruguaya, con el cual sólo muy indirectamente está vinculado”.

Finalmente, Guridi reflexiona sobre la necesidad de lo que Alberto Demicheli, en 1962, denomina “una revisión urgente y necesaria” del tiempo histórico de Artigas, y considera al respecto que “Artigas duerme esperando su turno. En el mejor de los casos se lo considera un mero precursor del federalismo, y no el personaje eje de la constitución del Estado argentino… Procesos a todas luces portentosos, como el incomparable movimiento de pueblo denominado con justica “Éxodo”, o el increíble y fertilísimo mixtum social, político e ideológico que se produce en el campamento del Ayuí entre junio y septiembre de 1812, son olímpicamente desconocidos por esa “historia nacional de manual”, como así también es silenciada la porfiada supervivencia de las tesis artiguistas hasta aparecer nada menos que en el preámbulo de nuestra Constitución. Artigas aparece así, como un pensador local y solitario, sin una fuente de inspiración ni un marco de referencia, un genio incomprendido, o quizás un visionario exagerado. Igualmente, alguien extranjero, en su origen y acción. Por consiguiente, la comúnmente denominada “Historia argentina” es un relato extraño al devenir real de nuestro pueblo”.

Bienvenido este y otros aportes novedosos sobre las claves para entender nuestro pasado, porque sigue siendo necesario, tal como señala el autor en las palabras finales de su libro, encontrar “un camino destinado a sanar nuestra historia y, consiguientemente, a vivir en paz con ella”.-             

 

Publicado en el diario La Calle el 4 de Febrero de 2024.-

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