lunes, 30 de mayo de 2022

En Concordia, la UCR de Entre Ríos debatió los lineamientos para un proyecto de provincia



Se desarrolló un nuevo evento de Planificación Estratégica para el Desarrollo de Entre Ríos que lleva adelante el Radicalismo provincial junto al rectorado y los comités departamentales y locales. Este sábado 28 de mayo en el Centro de Convenciones de Concordia, alrededor de 250 correligionarios se congregaron en el cuarto encuentro regional correspondiente a los departamentos de Concordia, Colón, Villaguay y San Salvador.

La jornada de trabajo  se desarrolló con la metodología de la planificación estratégica situacional a través de 12 comisiones que se abocaron a estudiar y debatir los principales obstáculos que impiden el desarrollo de las oportunidades para los entrerrianos, así como posibles estrategias de políticas para transformarlos. Paralelamente a estos grupos de trabajo, funcionó un grupo que abordó la temática específica del sector Salud que se dedicó a profundizar el análisis de la situación sanitaria en la región y en la provincia.

Como parte de la riqueza de este gran proceso de debate radical, el sábado se encontraron ex Rectores del Instituto de Políticas Públicas y Formación Política de la UCR ER quienes, junto al actual rector, Marcelo Monfort, destacaron la historia reciente de actividades de formación partidaria y ciudadana. También, en la jornada tuvo lugar una nutrida reunión del Foro de Abogados Radicales quienes adelantaron algunas líneas de análisis sobre la dimensión jurídica que debe atender el Plan de Desarrollo del radicalismo.

Estamos convencidos de que ya no hay tiempo para improvisaciones y de que no se gobierna lo que no se conoce. Este proceso de planeamiento es virtuoso por cuanto convoca al pleno de su vida interna partidaria a participar y comprometerse en la construcción colectiva de un programa  ambicioso que tenga por objetivo el diseño de una provincia que todos nos merecemos tener así como también mueve a otros niveles de trabajo partidario y de gestión a dedicarse a planificar en política.

Agenda de planificación

El próximo compromiso de planificación de los radicales tiene fecha para el 25 de junio próximo cuando los departamentos de Uruguay, Gualeguaychú, Tala e Islas del Ibicuy se reúnan en la Histórica para analizar las problemáticas provinciales y regionales y formulen sus propuestas desde el ideario radical.

 

Comité Provincial UCR Entre Ríos – Rectorado – Equipo Coordinador

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AMADEO SABATTINI

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 130 años del nacimiento de Amadeo Tomás Sabattini. Nació en Buenos Aires el 29 de Mayo de 1892 y murió en Villa María, Córdoba, el 29 de febrero de 1960.  

Su familia se afincó en Rosario cuando tenía dos años, y allí transcurrió su infancia y adolescencia. En 1910 se trasladó a Córdoba, donde estudió Farmacia y Medicina, obteniendo los respectivos títulos en 1912 y 1916. Fue un ferviente defensor de los principios de la reforma universitaria.

El flamante profesional se radicó primero en una pequeña localidad cordobesa, La Laguna, donde fundó una biblioteca popular a la que puso el nombre de Bernardino Rivadavia. Poco después se mudó a Villa María, la ciudad en la que instaló su mítico consultorio, y desde la que desarrolló a partir de entonces su labor política.       

Fue ministro de Gobierno, Justicia e Instrucción Pública de Córdoba desde el 17 de Mayo de 1928 hasta el golpe del 6 de septiembre de 1930, y Gobernador entre el 17 de Mayo de 1936 y el mismo día de 1940. Fueron los únicos cargos públicos que ocupó. Su formidable obra de gobierno - sintetizada en su célebre lema “agua para el norte, caminos para el sur y escuelas en todas partes” - es enorme y todavía causa admiración y asombro. De Amadeo Sabattini se puede decir – al igual que otros gobernadores radicales de la época – que su gestión constituyó un oasis de democracia pluralista, libertad y progreso, en una Argentina en la que imperaba el fraude y la represión y en un mundo que presenciaba los inicios de la barbarie nazi fascista. Participó siempre en las filas de la Unión Cívica Radical, y su muerte lo encontró abocado a tratar de unir las ramas separadas del partido tras el cisma de 1958.    

Conoció la cárcel y el exilio. Le tocó gobernar y estar en el llano. Las dificultades y los sinsabores no hicieron más que fortalecer su carácter y afianzarlo en sus convicciones. La medicina y la política fueron sus pasiones permanentes, unidas en el propósito ineludible de mejorar las condiciones de vida del pueblo. Laicista meticuloso, austero y modesto en grado superlativo, republicano cabal, fue el primer gobernador de Córdoba en asumir el cargo en traje de calle y jurando sólo por la Patria y por su honor. Las formas, para Sabattini, eran a veces tan relevantes como el fondo. Sabía plenamente que los gestos comunican y adquieren significados que trascienden el momento.

Un aspecto quizás no suficientemente investigado es la influencia que ejerció en Sabattini y en sus colaboradores la doctrina de Henry George, el economista norteamericano que a fines del siglo XIX había propuesto una reforma tributaria basada en desgravar los ingresos provenientes del trabajo y del capital y gravar solamente las rentas del suelo, como estrategia central en pos del progreso y de la lucha contra la pobreza. Algunos párrafos de su mensaje de asunción reflejan claramente tal influencia, así como la del liberalismo clásico y la del republicanismo igualitario: “la primera y fundamental tarea de este gobierno ha de ser asegurar el máximo de libertad compatible con la cohesión del núcleo social… Tendrá Córdoba bajo mi gobierno un régimen de convivencia fundamentado en la más amplia libertad… Queremos que los inevitables conflictos sociales se resuelvan dentro del plano del derecho y que todos, inspirados en un alto sentimiento de justicia, con un profundo afán de solidaridad y de comprensión mutua, contribuyamos al perfeccionamiento individual y al progreso colectivo… Una adecuada política impositiva que combata el latifundio y que elimine progresivamente los impuestos que afectan al trabajo y al consumo… ha de contribuir eficazmente a la defensa de nuestra producción agrícola y ganadera y al alivio de los trabajadores de nuestra campaña… La política económica y financiera del gobierno ha de estar acordada con la profunda orientación social que caracteriza en todos los órdenes la acción del partido político que me elevó al poder, mediante… la simplificación del sistema impositivo, disminución de los impuestos al trabajo, abolición de los que afectan al consumo, supresión de los que gravan las mejoras e implantación del proporcional progresivo a la tierra libre de las mismas.” El legislador que quiera buscar inspiración para una reforma tributaria verdaderamente progresista y promotora del desarrollo tiene en esas palabras de 1936 una referencia ineludible, de plena vigencia.          

Lo llamativo, quizás, es que Sabattini tuvo un antecesor conservador, el dos veces gobernador Ramón J. Cárcano, que también había impulsado las ideas de Henry George sobre el impuesto a la tierra libre de mejoras. Lúcido y profundo en sus análisis y diagnósticos, el médico de Villa María sabía diferenciar perfectamente lo fundamental de lo accesorio y entendía como pocos las contradicciones y las complejidades de la política.  

Recordar el ejemplo de coherencia y de lucidez que significó Sabattini es mucho más que un ejercicio de memoria histórica o una mera efeméride. Por el contrario, debería servirnos para entender mejor algunas cuestiones del presente y para iluminar el camino que debemos transitar para construir un futuro mejor, como el que él persiguió leal y obstinadamente durante toda su vida.-   


Publicado en el diario La Calle el día 29 de Mayo de 2022.- 

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lunes, 23 de mayo de 2022

MAYO, LA REVOLUCIÓN INCONCLUSA

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 212 años de la Revolución de Mayo de 1810, hito fundamental de la historia argentina. Se han hecho y se seguirán haciendo diversas interpretaciones acerca de su significado y sus motivaciones. Hay sobradas razones para caracterizarla como una revolución democrática, republicana, liberal y progresista, que va a terminar gestando un nuevo sentido de la nacionalidad, y cuyos fines últimos fueron traicionados una y otra vez. Por lo tanto, una revolución inconclusa.

Moisés Lebensohn escribió estas líneas en 1951, que adquieren, quizás por diversas cuestiones, una renovada e inusitada vigencia:

“¿Quisieron los fundadores de la nacionalidad segregarse de España para crear simplemente un país más? Otra es, por fortuna, la magnitud de nuestra revolución. Su grandeza reside en el aliento universal que la posee, en la decisión de confundir en un ideal nacional, el ideal de enaltecer la condición del hombre. En el conflicto milenario que enfrenta al mundo de las cosas, y del poder de la fuerza que le son ajenas, con el mundo moral de los hombres y su ansiedad y angustia de justicia, el pensamiento de Mayo alza las banderas de una vida nueva, en la que resplandece límpida la dignidad del hombre, y despliega un proceso paralelo de emancipación nacional y de emancipación humana. Por eso no se detiene en los confines del país y se lanza hacia otras latitudes para combatir por la misma esperanza. Nadie revela el latido íntimo de la voluntad revolucionaria, con tanto vigor expresivo como San Martín, que proclama la independencia de Chile ante la “confederación del género humano” y define, en Perú, la causa argentina como “la causa del género humano”.

Esta identificación con una causa, erigida en móvil de la nacionalidad, nos caracteriza y distingue de los países europeos, que fueron preexistentes a los ideales que prevalecen en su seno. Un europeo puede contrariarlos, sin dejar de ser patriota, porque su patrimonio fluye ante todo, de su amor a su tierra natal… La situación argentina es distinta. Un argentino no puede ser buen argentino en oposición a las inspiraciones que promovieron nuestra formación nacional, porque la patria Argentina se constituye precisamente para realizar la concepción de vida formada en esas inspiraciones. El patriotismo argentino no es sólo el sentimiento que nos vincula al rincón del mundo en que vimos la luz primera y nos liga en un haz indestructible a sus tradiciones, recuerdos, perspectivas y emociones. Es todo eso, pero fundamentalmente a los principios de justicia y libertad que dieron nacimiento a esta tierra, a las “finalidades de la Nación”, al decir de Yrigoyen. Antes de esos principios no existía la Argentina; existía la Colonia. Suprimidlos; suprimiréis el origen y la razón de ser de nuestra patria. Regresaría el sentido de la vida contra el cual ella insurgió; es decir, la negación de la Argentina”. (1)

Se podrá aducir que Lebensohn escribió eso en otra época, en otro contexto, en una peculiar coyuntura que lo condicionaba y seguramente lo motivaba. Y no faltará la razón a quien lo señale.

De todos modos, siguen siendo palabras útiles para estimular reflexiones contemporáneas que enriquezcan nuestra comprensión cabal de la Revolución de Mayo.

Por otro lado, autores contemporáneos pueden brindarnos nuevas miradas y enfoques, vinculando al proceso político con el pensamiento económico, y con las motivaciones e intereses que impulsaron a sus protagonistas a transformar las estructuras sociales del viejo orden colonial. Es así que el historiador Fabián Harari plantea que “lo que ocurrió en 1810 fue una auténtica revolución burguesa, porque la burguesía agraria se hizo de todo el poder del estado para impulsar una serie de transformaciones, fue creando las condiciones para el desarrollo del capitalismo: derrotó a los contrarrevolucionarios -los monopolistas y los ejércitos realistas- con métodos violentos, impuso el comercio libre contra el monopolio, neutralizó las maniobras diplomáticas, terminó con siglos de transferir riquezas a la metrópoli, ocupó nuevas tierras, impulsó la creación del trabajo asalariado, entre otras medidas… Con la revolución, se expandió la producción, la infraestructura, el mercado interno, la mano de obra asalariada (contra la esclava y otras formas de trabajo precapitalistas), las tierras en producción, entre otras. Produjo una sociedad desigual (el capitalismo), pero fue un avance en relación al contexto feudal”. (2)   

Aún con matices diferenciales en la interpretación que hagamos, podemos y debemos seguir reflexionando y debatiendo sobre el glorioso legado de Mayo, teniendo al menos en claro que sus ideales imperecederos de libertad, igualdad y fraternidad nos motivan a seguir bregando por su concreción en nuestra patria.

  

1. Lebensohn, Moisés. Pensamiento y acción . Buenos Aires : Fundación Máximo Mena, 2006.

2. Colazo, Flavio. La Revolución de Mayo, una revolución burguesa . [En línea] 24 de Mayo de 2019. [Citado el: 18 de Mayo de 2022.] https://lmdiario.com.ar/contenido/150569/la-revolucion-de-mayo-una-revolucion-burguesa 


Publicado en el diario La Calle el dia 22 de mayo de 2022.- 

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miércoles, 18 de mayo de 2022

LEY DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL: SANTA FE NOS MARCA EL CAMINO

Por José Antonio Artusi

Diputados provinciales de Santa Fe de seis bloques diferentes han dado hace pocos días un verdadero ejemplo. Producto de un intenso trabajo en común han acordado un proyecto unificado de ley provincial de ordenamiento territorial. Se encaminan de esta manera a estar más cerca de contar con una ley necesaria que requiere amplios acuerdos políticos tanto como rigor técnico. 

En Entre Ríos deberíamos hacer algo similar. Es preciso recordar que hay dos proyectos sobre esta cuestión en la Cámara de Diputados desde 2018, uno que presentamos con Gabriela Lena y Jorge Monge y otro del Poder Ejecutivo que ingresó poco después. Aunque llamativamente están en diferentes comisiones, ambos cuentan todavía con estado parlamentario. Por otro lado, el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación está impulsando la sanción de leyes provinciales en esta materia, y a tal efecto ha dictado la Resolución 44/2021.

Son muchas las razones que marcan la necesidad de contar con una ley de ordenamiento territorial, en Santa Fé, en Entre Ríos, y en todas las provincias argentinas. Sólo unas pocas, como Buenos Aires, Mendoza y Jujuy, pueden mostrar normas vinculadas a esta problemática. Algunas de estas razones están claramente expuestas en el Documento de Política Nacional Urbana, que con la cooperación de ONU Hábitat se publicó en 2018. Allí se expresa, por ejemplo, que “las tendencias actuales de urbanización en Argentina traen como consecuencia marcadas desigualdades sociales, económicas y territoriales. El avance de estas tendencias y problemáticas dan cuenta de un sistema administrativo fragmentado, en el que la ausencia de instrumentos jurídicos y de gestión integrales no ha permitido a los gobiernos de los distintos niveles lograr la coordinación y articulación para gestionar y planificar las ciudades y el territorio”. A su vez, se manifiesta con notable contundencia en ese excelente y poco conocido texto que “la ausencia del Estado en la planificación y la gestión territorial ha contribuido a la expansión urbana de baja densidad y a la consolidación de un mercado de suelo urbano caracterizado por la usurpación, la especulación y la desigualdad. La escasez de instrumentos que regulen el mercado de suelo, junto con instrumentos de gestión local ineficientes e instituciones debilitadas, han favorecido el desarrollo de ciudades desiguales, socialmente excluyentes, espacialmente segregadas y ambientalmente insostenibles”.

Los problemas que se generan por la falta de este tipo de normas son numerosos y se combinan para afectar la capacidad de los gobiernos locales y provinciales para ordenar adecuadamente el territorio como soporte para el desarrollo sostenible. Entre esos problemas podríamos mencionar los siguientes:   

-          La falta de un marco normativo nacional y provincial de ordenamiento territorial impide que se fijen principios y se implementen instrumentos concretos para planificar la construcción de un hábitat equitativo y apto para el desarrollo humano. 

-          Falta de articulación de las políticas territoriales con las demás políticas sectoriales de promoción del desarrollo, sobre todo con la política económica, en general, y con la tributaria en particular. 

-          Escaso aprovechamiento de las potencialidades de las políticas de suelo como herramientas de planificación, recaudatorias, redistributivas, y de promoción del desarrollo.

-          Dificultades para financiar el hábitat urbano. Falta de instrumentos de recuperación y reinversión de plusvalías urbanas generadas por las acciones públicas.

-          Incremento de asentamientos informales con gran vulnerabilidad socio ambiental.

-          Ciudades poco densas, con elevada superficie de suelo ocioso en áreas consolidadas, con el consiguiente encarecimiento en la prestación de servicios y provisión de infraestructuras.      

-          Baja capacidad técnica y de gestión de los gobiernos locales para encarar procesos de ordenamiento territorial. 

-          Falta de presupuestos mínimos para garantizar derechos básicos en todo el territorio provincial.  

-          Déficits habitacionales y deterioro ambiental. Ciudades y territorios cada vez menos planificados, con procesos descontrolados y conflictivos de expansión urbana hacia las periferias. 

-          Ciudades con sectores cada vez más segregados socialmente y desconectados entre sí, con una pérdida progresiva de los tradicionales atributos integradores del espacio público.

-          Déficits de espacios verdes y equipamiento comunitario.

-          Déficits específicos de movilidad, gestión de residuos, agua potable y saneamiento, etc..

Están dadas las condiciones para que en Entre Ríos el ordenamiento territorial deje de ser la Cenicienta de las políticas públicas, y que se generen todos los debates necesarios para que podamos contar a la mayor brevedad posible con normas e instrumentos modernos y eficaces que permitan a los gobiernos locales y a la administración provincial planificar y gestionar adecuadamente para construir ciudades y territorios cada vez más prósperos, justos, sostenibles, seguros y saludables. Que el ejemplo de nuestros hermanos santafesinos nos sirva como un aliciente para avanzar en ese sentido.-  


Publicado en el diario La Calle el día 15 de mayo de 2022.-

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viernes, 13 de mayo de 2022

SILVANO SANTANDER

Por José Antonio Artusi

Mirar el documental sobre el juicio al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en Netflix me hizo recordar a Silvano Santander, que cubrió como periodista ese histórico proceso en Jerusalén en 1961. Atesoro una carta suya fechada en esa ciudad que le enviara a mi tío abuelo, Luis María Rodríguez, a quien lo unían lazos políticos y de amistad. Comienza así: “Estimado amigo, aquí andamos por estas tierras endurecidas por los siglos, llenas de leyendas y de realidades. El juicio es extraordinario, por lo que se aprende y por lo que se conoce…”. Precisamente sobre ese juicio publicaría ese mismo año un libro titulado “El gran proceso”. 

Silvano Santander nació en Helvecia, Santa Fé, el 5 de mayo de 1895 y murió en Paraná el 8 de mayo de 1971, hace 51 años.  Periodista, escritor, político, tuvo una larga e intensa actuación en las filas de la Unión Cívica Radical, ocupando numerosos cargos partidarios. Autodidacta, telegrafista en su juventud, no necesitó formación universitaria para ir consolidando una sólida formación cultural y política. Amigo leal de Yrigoyen, antifascista consecuente, solidario con la República Española y con las causas de la libertad y la igualdad en nuestro país y en todo el mundo, corajudo, cultor de un peculiar sentido del humor, su compromiso político le significó arrestos y exilios, que nunca menguaron su entusiasmo por participar activamente en la construcción de una sociedad mejor. 

Fue diputado provincial entre 1935 y 1939, durante la gestión del Gobernador Eduardo Tibiletti, y fue reelecto en 1939. Ocupó una banca en la Cámara de Diputados de la Nación entre 1940 y 1943. El gobierno golpista de entonces interrumpió su mandato y lo arrestó. Fue nuevamente elegido diputado nacional en 1946, y reelecto en 1948, por lo que integró hasta 1951 el célebre “bloque de los 44”, junto a Balbín y Frondizi, entre otros. Enrique Pereira recuerda en su Diccionario Biográfico Nacional de la UCR que “la escasa calidad democrática del gobierno privó a Santander de su banca el 19 de Diciembre de 1951, debiendo exiliarse en el Uruguay para salvar su vida. Allí se ganó el sustento escribiendo, compartiendo el destierro en la muy numerosa colonia de perseguidos políticos. A su regreso al país continúa su militancia y en 1963 el Presidente Illia lo designa  embajador en Mexico, cargo al que renuncia de inmediato en junio de 1966, ante el golpe falangista del General Onganía… Santander fue esencialmente un luchador, que escribió libros duros, apasionados, y prohibidos durante los gobiernos que usaban la censura… No se consideraba un héroe, sino un obrero radical que había puesto sus ladrillos cuando la mano venía dura, para mantener enhiesto el edificio y en alto la bandera”. 

Silvano Santander investigó y publicó varios libros denunciando las conexiones políticas del nazismo en la Argentina, antes y después de la guerra, que permitieron que jerarcas del régimen genocida de Hitler se refugiaran, como hizo Adolf Eichmann, en nuestro país. No está de más recordar que sus últimas palabras, antes de ser ejecutado, en la medianoche del 31 de mayo de 1962 fueron: “¡Larga vida a Alemania! ¡Larga vida a Austria! ¡Larga vida a la Argentina!”

En el momento de su muerte El Diario de Paraná recordó a Silvano Santander de esta manera: “Queda también como formidable testimonio su vida íntegra de luchador empedernido, idealista, ardoroso en sus pronunciamientos, como seguro en los ideales que tenía como meta. Le tocó una instancia turbulenta de la historia argentina; la recorrió con intensidad, con vocación de auténtico hombre de acción. Así concibió a la política; así practicó el periodismo. No podría ser de otra manera, porque de ese modo entendió la vida”.  


Publicado en el diario La Calle el día 8 de mayo de 2022.- 

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EL CÓDIGO Y EL PLAN

Por José Antonio Artusi

En la tarde del Jueves pasado la Escuela Avellaneda fue el ámbito de encuentro de representantes de diversas instituciones y sectores de la comunidad uruguayense, que fuimos convocados a participar del primer taller del proceso de reforma del Código de Ordenamiento Urbano, bajo la consigna “Acuerdos para el diseño de políticas territoriales”.   

Se brindó información, se debatió intensamente y se intercambiaron opiniones y puntos de vista. Con buen criterio, se llevaron a las mesas de discusión consignas para abordar cuestiones que contienen pero a la vez exceden el estricto contenido reglamentario de un código de ordenamiento urbano o territorial. Hemos dicho que no puede – o más bien no debe – haber normativa urbana sin un plan, con el que se articule de manera coherente y del que forme parte, y este criterio parece haber tenido buena recepción. Hubo por lo tanto debate y participación para identificar acuerdos en torno a problemas, objetivos y propuestas que tienen que ver con diversas facetas y dimensiones de la ciudad: el desarrollo económico, el desarrollo humano, las cuestiones territoriales, institucionales, ambientales, etc.

La pericia metodológica del equipo técnico aunada al compromiso  y entusiasmo de los asistentes dejó como saldo una jornada que más allá de matices y cuestiones a corregir ha sido positiva y genera un clima propicio para continuar transitando el camino emprendido.    

Se lo presente así o no, la realidad indica que la ciudad tiene en marcha su quinto proceso de planificación del desarrollo urbano desde la recuperación de la democracia en 1983. Desde 2010, con la revisión del PECU, no teníamos jornadas de este tipo

Nuestra ciudad tiene una historia muy rica en materia de planificación urbana, pero a la vez es verdad que esa historia es contradictoria. Más allá de las intenciones y los objetivos no se puede ocultar que nuestra ciudad ha venido creciendo de manera desordenada, inequitativa, ineficiente e insostenible.  Esperemos que esta iniciativa finalmente sea capaz de iniciar una etapa en la que planificación, normativa y gestión vayan de la mano.

Decimos “finalmente” porque es preciso reconocer que – lamentablemente – ninguno de los 4 planes anteriores logró incidir efectivamente en el proceso de toma de decisiones, ni en el sector público ni en el privado.  Parafraseando a Carlos Matus, ninguno de esos planes lo fue plenamente, en la medida en que no lograron constituirse en el cálculo que precede y preside a la acción. Se transformaron más bien en “planes libro” que casi nadie conoce y que mucho menos actuaron como contenedores que brinden coherencia al diseño e implementación de las políticas públicas locales. Y el código de Ordenamiento Urbano, sometido a sucesivas reformas esporádicas y - lo que es peor – a numerosas excepciones a su cumplimiento, fue alejándose progresivamente de los lineamientos del plan, a punto tal que la cartografía que sintetiza el código vigente es absolutamente incoherente e incompatible con la que esquematiza el modelo territorial deseado establecido en 2010.          

Más que un “plan – libro” entendido como un producto estático y rígido lo que se impone es la necesidad de un proceso de planificación, de carácter permanente, que combine de manera flexible y dinámica un conjunto acotado y genérico de ejes estratégicos que actúen como contenedores de programas y proyectos que se van diseñando, implementando, evaluando y revisando de manera continua, adaptándose a las necesidades y requerimientos de escenarios cambiantes y llenos de incertidumbre, conflictividad y complejidad.    

De esa manera, podríamos plantear que necesitamos un “código-plan”, una herramienta amplia que conste de 3 elementos básicos:

1) Un capítulo que fije principios, objetivos, ejes estratégicos y líneas de acción;

2) Un capítulo de normativa reglamentaria, con disposiciones referidas a la clasificación del suelo, indicadores urbanísticos, zonificación, parcelamiento, usos, etc.

3) Un capítulo que establezca la institucionalización de un modelo de gestión permanente para la planificación participativa y la implementación cotidiana del código, incluyendo instrumentos urbanísticos que permitan orientar y financiar el desarrollo urbano.

Estos 3 elementos deberían articularse para procurar el logro de ciertos objetivos fundamentales, entre otros:

-          Brindar a todos el derecho a vivir en una ciudad más próspera, justa, saludable, segura y sostenible. 

-          Orientar y promover inversiones públicas y privadas fortaleciendo el perfil de desarrollo económico diversificado de la ciudad.  

-          Movilizar el suelo vacante en áreas consolidadas y desalentar la retención especulativa.

-          Recuperar y reinvertir la valorización del suelo generada por acciones del sector público, tanto en inversiones en obras y servicios como en disposiciones normativas, teniendo en cuenta el principio de la distribución equitativa de las cargas y beneficios del proceso de urbanización.   

-          Facilitar la asequibilidad al suelo urbanizado y a viviendas en localizaciones adecuadas.

-          Promover la urbanización y la integración de asentamientos informales y prevenir la informalidad y exclusión a futuro.

-          Mejorar la cobertura y eficiencia de las infraestructuras de servicios básicos y los equipamientos comunitarios, mediante el logro de una ciudad con densidades y compacidades razonables.

-          Mejorar la disponibilidad de espacios verdes públicos de calidad.

-          Mejorar la movilidad con criterios de equidad y sostenibilidad.      

-          Mejorar la eficiencia energética, el metabolismo urbano, la protección de cursos de agua y bordes ribereños, y la salud ambiental en general. 

Se abre una oportunidad interesante para iniciar un proceso superador, que permita aprender de las experiencias pasadas y evitar los errores cometidos. Habrá que saber aprovecharla adecuadamente.-


Publicado en el diario La Calle el día 5 de mayo de 2022.-  

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NUESTRO PATRIMONIO HISTÓRICO EN LA CIUDAD QUE QUEREMOS

El Centro Cultural Urquiza valora el proceso de revisión del Código de Ordenamiento Urbano de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, en el entendimiento que es absolutamente necesario y de que constituye una oportunidad que debería aprovecharse adecuadamente para algo más que una mera reforma de la normativa, o sea poner en marcha un sistema que permita planificar y gestionar exitosamente de manera continua el desarrollo urbano de la ciudad. Comprometemos, por lo tanto, nuestra participación y acompañamiento en dicho proceso, en la medida de las posibilidades al alcance de nuestra institución. 

El CCU es una institución abocada al rescate y la valorización en un sentido amplio del legado de Justo José de Urquiza, en sus más diversas facetas y dimensiones. En ese contexto, nos interesa especialmente la protección y el cuidado del riquísimo y muchas veces infravalorado y hasta desconocido patrimonio cultural de la ciudad de Concepción del Uruguay, Capital Histórica de la Provincia de Entre Ríos y Cuna de la Organización Nacional, entre otros títulos que podemos mostrar con orgullo. El patrimonio cultural, tanto tangible como intangible, requiere políticas públicas eficaces y eficientes, que partan del reconocimiento de su importancia y de la necesidad de su jerarquización.

El patrimonio tangible, en especial el histórico, arquitectónico y urbanístico tiene en nuestro medio una especial vinculación con la trayectoria y el protagonismo de Justo José de Urquiza, y se manifiesta en exponentes concretos del espacio público, la arquitectura religiosa, educativa, residencial, productiva, etc. Lamentablemente carecemos todavía de una normativa y de instrumentos de gestión eficaces para la protección y el cuidado integral de nuestro patrimonio cultural. Algunos de sus bienes más valiosos están degradados por falta de adecuado mantenimiento, por usos inconvenientes o por diversos factores. Ese riquísimo patrimonio construido puede y debe cumplir un rol fundamental en la revitalización del centro histórico de la ciudad, con todo lo que ello implica en términos de desarrollo turístico, afianzamiento de la identidad local, promoción de la cultura, mejoramiento de la calidad de vida, etc.

Consideramos que esa necesaria revitalización del centro histórico debe articular de manera armoniosa diversas instancias, tales como el mantenimiento de la mixtura de usos existente, la mejora de la calidad del espacio público y los grandes equipamientos comunitarios de escala urbana, y el rescate y la refuncionalización de exponentes significativos del patrimonio histórico y arquitectónico. Entre ellos nos interesa en especial la casa de Urquiza, ámbito que pensamos que debería estar destinado a albergar un proyecto que estamos impulsando de manera prioritaria: la concreción del Museo de la Organización Nacional. Cabe señalar que esta iniciativa es perfectamente compatible y coherente con otras que han formado parte de diversos procesos de planificación, tal como el Proyecto 8 “Centro Cultural Casa de Urquiza” de la Revisión del Plan Estratégico de Concepción del Uruguay del año 2010. Entendemos que estos edificios significativos a recuperar y refuncionalizar – además de la Casa de Urquiza, el Mercado 3 de Febrero, la sede original de la Escuela Normal, etc. – no deben ser elementos aislados sino que por el contrario deben constituir hitos articulados en un programa integral de mejoramiento del centro histórico de la ciudad y de revalorización de su patrimonio cultural, vinculados por el espacio público y por el ámbito jerarquizado de la Plaza Ramírez.   

En ese sentido es pertinente señalar la necesidad de tener especial consideración de las pautas de zonificación y los indicadores urbanísticos a aplicar al centro histórico de la ciudad en el nuevo código, en función precisamente de su enorme valor histórico y patrimonial. Es por ello que se impone no sólo la necesidad de proteger concretamente los exponentes más valiosos del patrimonio a través de instrumentos normativos y de gestión que combinen armoniosamente restricciones e incentivos, teniendo en cuenta experiencias exitosas y las tendencias más avanzadas en la materia; sino también la de promover nuevas intervenciones que sean respetuosas y sinérgicas con ese patrimonio que nos viene del pasado, que nos interpela y nos compromete.-

 Hugo Barreto / Presidente                                

Carlos Canavessi / Vicepresidente

Centro Cultural Justo José de Urquiza 

Imágenes: trabajo final de graduación de la arquitecta Camila Coria

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