jueves, 30 de diciembre de 2021

DE CÓDIGOS Y PLANES


Por José Antonio Artusi

Se cumplieron el 21 de diciembre 23 años de la muerte de Carlos Matus, el artífice de la revolución epistemológica y metodológica que significó la planificación estratégica situacional en el campo de las políticas públicas. Para Matus planificar “no es otra cosa que el intento del hombre por crear su futuro y no ser arrastrado por los hechos”, y en ese contexto el plan es “el cálculo que precede y preside la acción”.

El Código de Ordenamiento Urbano de Concepción del Uruguay data de fines del siglo pasado. Fue una de las pocas líneas de acción que se implementó como consecuencia de la elaboración del Plan Estratégico (PECU), que estuvo coordinada por Freddy Garay. Desde su sanción ha sufrido innumerables reformas espasmódicas, verdaderos parches, y numerosas excepciones, que lo han desnaturalizado y convertido en una norma ineficiente y débil, agravado esto por el hecho de que el proceso de planificación se discontinuó, se retomó brevemente en la reformulación del 2010 y se discontinuó nuevamente, hasta hoy.

Digámoslo claramente, no puede haber código sin plan. Por eso es saludable que el año que viene se discuta un nuevo código, en el marco de una actualización, explìcita o implícita, del plan de desarrollo territorial de la ciudad, e – idealmente – en el inicio de un proceso continuo de planificación de la ciudad, que de “estratégico” no tenga sólo el nombre. Y ya que estamos digamos que el código debería llamarse de ordenamiento territorial y no de ordenamiento urbano, pues el municipio tiene atribuciones y competencias sobre un radio que abraca áreas urbanas, suburbanas, rurales, de protección ambiental, etc; que deben gestionarse de manera integral y armónica.

Sería saludable que en el Código reformado se elimine por completo la posibilidad de excepciones. Las normas están para cumplirse, y si no sirven se cambian. Es un absoluto disparate someter al Concejo Deliberante a la disyuntiva de tener que decidir en qué casos se respeta y en qué casos no se respeta la norma que el propio cuerpo aprobó. Las excepciones reiteradas y permanentes y la falta de una normativa adecuada que regule el desarrollo urbano generan varios problemas:

1) Erosionan el valor del código como norma de validez general y vulneran el principio de la igualdad ante la ley. Abren una puerta peligrosa a futuros pedidos de excepciones que se van a intentar fundamentar en las anteriores. Si en un caso se otorgaron, con qué argumentos se negarán en otro? Introducen un sistema de toma decisiones que es discrecional, probablemente arbitrario, y no sujeto a criterios objetivos explícitos y racionales.

2) Generan falta de estabilidad y previsibilidad en las reglas de juego; y por ende, aunque a priori no se vea claramente, atentan contra la posibilidad de alentar inversiones serias a largo plazo.

3) En muchos casos contribuyen elevar artificialmente los precios del suelo y a alimentar la especulación inmobiliaria, dado que generan expectativas indebidas sobre la valorización a futuro de los predios sujetos a posibles excepciones.

4) En otros casos fomentan la expansión urbana dispersa, desconectada,  y de baja densidad, lo que generará problemas a futuro en términos de encarecimiento de las infraestructuras y la prestación de servicios, insostenibilidad ambiental, segregación residencial, déficits habitacionales, etc.

5) Tornan inútil al Código como herramienta de planificación y de orientación del desarrollo urbano.

6) Dificultan la implementación de instrumentos de recuperación y reinversión de la valorización del suelo generada por las acciones públicas. El Municipio “regala” alegremente plusvalías inmobiliarias que pueden y deben ser recuperadas, porque surgen a partir de obras, servicios o decisiones administrativas a cargo del Estado. Acá suena a ciencia ficción, pero en ciudades como Trenque Lauquen o en muchas ciudades brasileñas se hace, no hay justificación posible para el verdadero despilfarro de recursos públicos que se genera por falta de una normativa adecuada, aunque no se vea. Es hora de comenzar a verlo. Y de actuar en consecuencia.

Publicado en el diario La Calle el día 26 de Diciembre de 2021.-

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ARTURO FRONDIZI: OTRA MIRADA


Por José Antonio Artusi

La figura de Arturo Frondizi es polémica, controversial, y yo diría difícil de caracterizar como pocas en la historia argentina. Cada uno tendrá su interpretación. Esta es una parte de la mía.

Arturo Frondizi fue uno de los fundadores del Movimiento de Intransigencia y Renovación en el seno del radicalismo, uno de los diputados que junto a Balbín encabezó desde el bloque de los 44 y desde la presidencia del Comité Nacional de la UCR la corajuda y coherente oposición al primer peronismo, un dirigente estudioso e innovador que con notable lucidez escribió el libro "Petróleo y Política", y el primer y único Presidente de la República en lograr la sanción de una ley que estableciera la nacionalización de los hidrocarburos, el gran objetivo que no pudo lograr Hipólito Yrigoyen. Seguramente no fue el único en tener alguna responsabilidad en la división del radicalismo en 1958, pero hoy cabe reflexionar acerca cuantos males podrían haberse evitado si no hubiera mediado ese trágico cisma que dio origen y vida efímera a la UCR Intransigente y a la UCR del Pueblo. Sobre todo porque no fue sólo el radicalismo el que se partió al medio, sino su sector más lúcido, innovador y progresista, como era el MIR, privando al partido y al país de una formidable herramienta de transformación.

Es un lugar común sostener que Frondizi dijo una cosa en “Petróleo y política” e hizo otra diametralmente opuesta cuando fue Presidente. Sin embargo, un análisis profundo de los hechos relativiza bastante o directamente refuta esta aseveración. La ley de hidrocarburos de Frondizi fue la única que nacionalizó el petróleo, como querían Yrigoyen y Mosconi, aunque no pudieron lograrlo. Los otros dos grandes pilares de esa ley, derogada de facto por Onganía, eran la prohibición de las concesiones petroleras y el rol estratégico de la empresa YPF. La UCRI avaló la ley, y la UCRP lo hizo parcialmente, manifestándose a favor de la provincialización de los recursos. Las diferencias que sobrevinieron luego, con la anulación de los contratos por parte del Presidente Arturo Illia, no fueron en torno a la cuestión central - esto es si el petróleo es o no un bien nacional - si no que estuvieron relacionadas con diferencias de interpretación a la hora de caracterizar dichos contratos. La ley de Frondizi, una excelente ley, establecía con buen criterio que se prohibían las concesiones, y que las empresas privadas podían participar en la explotación de yacimientos a través de contratos de explotación; y al Presidente Illia jamás se le ocurrió dar marcha atrás con esa norma. Lo que el gobierno de Illia sostuvo en aquel momento es que los contratos de Frondizi eran concesiones encubiertas, y que por lo tanto debían anularse. Visto a la luz de lo que vino después, parece una discusión menor acerca de detalles, aunque haya pasado a la Historia como una contradicción fundamental insalvable. Como tantas veces, el árbol ocultó el bosque. Luego la dictadura de Onganía derogó por decreto la ley de Frondizi, y si bien mantuvo el dominio nacional introdujo la nefasta posibilidad de las concesiones. Lo demás es historia más reciente. En la Convención del 94, sin que ello genere demasiados debates en los partidos mayoritarios, se volvió a la tesis de la seudo provincialización de los recursos naturales, y de ese modo abrimos la puerta a un proceso que sólo encubrió la entrega, privatización, extranjerización y saqueo de nuestros recursos hidrocarburíferos.

El busto que rinde un merecido homenaje a su memoria desde la semana pasada en la Plaza Ramírez de Concepción del Uruguay nos invita a reflexionar sin prejuicios acerca del valioso legado de las ideas de Arturo Frondizi. Con sus aciertos y errores, con sus luces y sombras, su trayectoria nos interpela para obtener de la Historia enseñanzas que nos sirvan para comprender el presente y para construir juntos un futuro mejor.-    

Publicado en el diario La Calle el día 19 de Diciembre de 2021.-

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Calles que faltan: Luis Lorenzo Etchevehere


Por José Antonio Artusi 

La figura de Luis Lorenzo Etchevehere es en buena medida desconocida y poco recordada, incluso dentro de las filas de su propio partido, la Unión Cívica Radical, a pesar de su notable trayectoria. Nació en Diamante el 22 de mayo de 1875 y murió en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1935. Abogado egresado con medalla de oro de la UBA, fue uno de los fundadores y primer director de El Diario de Paraná, acompañó como Vicegobernador entre 1914 y 1918 al primer gobernador radical, Miguel Laurencena; fue ministro en la gestión del Gobernador Celestino Marcó entre 1918 y 1920, senador nacional entre 1925 y 1931, y Gobernador de la provincia entre 1931 y 1935.   

¿Por qué necesitamos rescatarlo del olvido? ¿Qué sentido tiene rendir homenaje a su memoria?

Cada uno tendrá su respuesta. Acá va la mía. Porque estudiar su magnífica obra de gobierno y mirarnos en el espejo de su conducta política puede servirnos mucho, no como un ejercicio nostálgico ni como una forma de regodearnos con las glorias del pasado, sino como una oportunidad para aprender de nuestra propia historia y para extraer lecciones que nos sirvan para entender el presente y desde allí construir un futuro mejor. Porque muchas de las ideas y acciones de gobierno de Etchevehere y sus ministros entre 1931 y 1935 - entre los que sobresale Bernardino Horne - adquieren hoy renovada vigencia.

Existen numerosas y fundadas razones para sostener que Luis Lorenzo Etchevehere haya sido quizás el mejor Gobernador del siglo XX en la Provincia de Entre Ríos. No agotaremos esas razones en estas breves líneas, obviamente. En plena década infame, cuando en Argentina imperaba el fraude y en Europa se consolidaban los totalitarismos más atroces, cuando las gravosas consecuencias económicas y sociales de la crisis del 30 se hacían sentir, Entre Ríos fue sin embargo un oasis de democracia, libertad y progreso; en buena medida gracias a la acción de gobiernos ejemplares, entre los que se destaca sin dudas el de Luis Lorenzo Etchevehere.

Entre otros tantos logros impulsó la reforma de la Constitución Provincial de 1933, pionera en materia de constitucionalismo social, que consagró la autonomía de los municipios y otorgó el derecho al sufragio a las mujeres. Puso en marcha políticas públicas trascendentes: creación del Departamento Agrícola Ganadero, constitución de la Federación Entrerriana de Cooperativas, creación del Banco de Entre Ríos (que luego otros privatizaron y extranjerizaron), ley de transformación y colonización agraria, la ley de Solidaridad Social destinada a proveer a los colonos de semillas, creación y fomento de bibliotecas populares, etc.. Merece destacarse la poco conocida Ley 3006/34, de “contribución directa con impuesto progresivo a la tierra libre de mejoras y catastro de inmuebles”, en sintonía con otras iniciativas similares en diversos puntos del país que se hacían eco de las ideas progresistas del economista norteamericano Henry George, norma que de haber continuado en el tiempo habría significado un notable impuso a la producción y al trabajo, democratizando el acceso al suelo y evitando prácticas especulativas.  

Buena parte de ese programa de transformación de las estructuras económicas y sociales de la provincia de Entre Ríos constituye una asignatura pendiente. El mejor homenaje a Luis Lorenzo Etchevehere será avanzar en su concreción, por una Entre Ríos pujante y próspera, que salga de esta pendiente de atraso y decadencia en la que se encuentra desde hace décadas.-

Publicado en el diario La Calle el día 12 de Diciembre de 2021.-

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miércoles, 8 de diciembre de 2021

100 Trenque Lauquen


Por José Antonio Artusi

El Sábado 3 de Octubre de 1868, 9 días antes de asumir la Presidencia de la República, Sarmiento brindó un discurso en Chivilcoy. Allí pronunció esta frase: “Les prometo hacer 100 Chivilcoy en los seis años de mi gobierno y con tierra para cada padre de familia, con escuelas para sus hijos”. La expresión “100 Chivilcoy” utilizada como metáfora de un programa de gobierno basado en la inmigración, la colonización, la transformación agraria, la ocupación efectiva del territorio nacional unido por líneas férreas y comunicado por el telégrafo, la fundación de nuevas ciudades en un esquema que equilibrara la macrocefalia porteña, la promoción de la agricultura, la industria y el comercio, la participación ciudadana centrada en la autonomía municipal, y la educación pública, laica, gratuita y obligatoria. En aquel memorable discurso Sarmiento también expresó lo siguiente: “He aquí mi programa, y si el éxito corona mis esfuerzos, Chivilcoy tendrá su parte en ello, por haber sido el pionero, que ensayó con mejor espíritu la nueva Ley de Tierras, y ha demostrado que la pampa no está condenada, como se pretende, a dar exclusivamente pasto a los animales, sino que en pocos años, aquí, como en todo el territorio, ha de ser luego asiento de pueblos libres, trabajadores y felices”.

Pues bien, así como Sarmiento pudo decir “100 Chivilcoy” en el siglo XIX, nosotros necesitamos ahora decir “100 Trenque Lauquen”. Le debo la expresión a Sebastián Welisiejko. Qué quiero decir con esta versión contemporánea del “100 Chivilcoy” sarmientino? El desarrollo de un nuevo programa de gobierno, emparentado con aquel, que tenga al derecho a la ciudad y a la vivienda, y al logro de territorios más equitativos y prósperos como uno de sus rasgos centrales. Y por qué Trenque Lauquen? Porque esta ciudad bonaerense es un ejemplo exitoso de políticas públicas aplicadas consistentemente a lo largo de varios períodos de gobierno en procura de esos objetivos. Porque en un país como el nuestro el acceso al suelo y a la vivienda y la construcción de un hábitat más justo e integrador aparecen como asignaturas pendientes que no podemos soslayar si queremos realmente construir una sociedad democrática y desarrollada, en la que se hagan realidad los derechos y garantías consagrados en la Constitución, en la que todos tengamos realmente la oportunidad de desarrollar proyectos de vida en condiciones de libertad e igualdad.

Qué ha hecho Trenque Lauquen para que la utilicemos en esta metáfora? Ha puesto en marcha una serie de programas y proyectos que la colocan a la vanguardia en nuestro país en materia de recuperación y reinversión de la valorización inmobiliaria que se genera en el precio del suelo como consecuencia de acciones generadas desde el Estado, básicamente inversión en obras públicas de infraestructuras y equipamiento, pero también por efecto de las modificaciones en la normativa y las decisiones administrativas referidas a la posibilidad de urbanizar, subdividir, construir de acuerdo a ciertos indicadores urbanísticos, admitir determinados usos, etc. Y esa estrategia es clave a la hora de encontrar mecanismos eficaces y viables de financiar el desarrollo urbano, teniendo en cuenta el principio del reparto equitativo de las cargas y beneficios que éste supone.

Para volver a tener “ciudades” en el verdadero y pleno sentido del término, ámbitos de la búsqueda en común de un futuro mejor, para lograr un hábitat que contribuya a construir ciudadanía, a promover la prosperidad, la equidad y la convivencia pacífica y solidaria, Trenque Lauquen puede ser un espejo muy valioso en el que mirarnos. Necesitamos 100 Trenque Lauquen.-


Publicado en el diario La Calle el día 5 de Diciembre de 2021.-

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miércoles, 1 de diciembre de 2021

UNA SOCIEDAD DE BURBUJAS (O GHETTOS…)


Por José Antonio Artusi

La pandemia y las respuestas inadecuadas para enfrentarla por parte del gobierno han venido a agravar problemas preexistentes. Tenemos una sociedad más pobre y desigual, pero además una sociedad con mayor exclusión y segregación. La pandemia aceleró tendencias que venían de antes y que reconocen causas estructurales. Esto se observa claramente en 3 esferas: el hábitat, la salud y la educación. Se puede observar una preocupante tendencia a cristalizar una sociedad dividida en ghettos o burbujas que casi no se tocan entre sí.

Los sectores de alto poder adquisitivo viven cada vez más en barrios cerrados, tienen seguros médicos prepagos privados y recurren a escuelas privadas. Los sectores medios viven todavía en buena medida en la ciudad tradicional (pero frecuentemente aspiran a dejarla para huir a barrios cerrados), tienen obras sociales sindicales vinculadas al empleo formal a veces combinadas con prepagas y oscilan entre la educación privada y la cada vez menos frecuente escuela pública prestigiosa. Los sectores medios / bajos viven en conjuntos de viviendas sociales y en periferias de la ciudad tradicional, combinan obras sociales sindicales y hospital público, y oscilan entre la escuela pública y las privadas religiosas. Los sectores más desposeídos viven en la informalidad urbana, en las villas y asentamientos que eufemísticamente hemos dado en llamar "barrios populares"; recurren al hospital público y a escuelas públicas cercanas, cuando no han abandonado el sistema educativo.  El sistema de salud argentino es notoriamente desarticulado, con superposición desorganizada e ineficiente de subsectores y jurisdicciones. La pandemia generó notorios problemas en otras patologías por la falta de consultas y tratamientos oportunos. Y eso agravará la ya de por sí preocupante tendencia a consolidar situaciones de salud muy disímiles en función de la situación socio económica de las familias. Con respecto a la educación es obvio que asistimos a una verdadera tragedia, en la que el prácticamente absoluto cierre de las escuelas durante todo un año agravó la situación de los sectores más vulnerables, en este caso los niños más pequeños de familias pobres. En un contexto en el que so pretexto de cuidar la salud se destruyó la economía, y en el que prácticamente dos de cada tres niños es pobre, el abandono parcial del Estado de una obligación indelegable como es garantizar el derecho a la educación incrementó la deserción escolar, ahondó la brecha educativa entre quienes pueden acceder a dispositivos para la educación a distancia y quienes no, y acentuó la tendencia previa de sectores medios a abandonar la escuela pública y buscar refugio en las privadas, acentuando de esta manera la segregación en verdaderas burbujas, cada vez más distantes unas de otras. Quizás sea hora de recordar una de las tantas genialidades, en este caso además profética, de Sarmiento: "... vuestros palacios son demasiado suntuosos al lado de barrios demasiado humildes. El abismo que media entre el palacio y el rancho lo llenan las revoluciones con escombros y con sangre; pero os indicaré otro sistema de nivelarlo: la escuela". No hace falta decir que se refiere obviamente a la escuela pública, laica, gratuita y obligatoria, que brinda educación de calidad y forma ciudadanos que se sienten compatriotas.    

Revertir todas estas perniciosas tendencias, que se potencian entre sí, requerirá un conjunto articulado de políticas públicas coherentes que se mantengan en el tiempo y no meros parches circunstanciales; reformas profundas en las políticas de hábitat y vivienda, de salud pública y de educación. No habrá posibilidad de construir una sociedad democrática y desarrollada sin ciudades, escuelas y un sistema de salud que contribuyan a integrar a los ciudadanos y nos demuestren que no es utópico ni ingenuo pensar que todos podemos vivir en libertad y con los mismos derechos y oportunidades.- 

Publicado en el diario La Calle el día 28 de Noviembre de 2021.-  Leer más...

UNA PROVINCIA QUE RECAUDA MAL Y GASTA CADA VEZ PEOR




Por José Antonio Artusi

Los datos publicados en la página oficial de la Provincia de Entre Ríos referidos a la ejecución presupuestaria hasta Septiembre de 2021 nos permiten hacer algunos análisis y consideraciones que confirman, lamentablemente, algo que no constituye ninguna novedad: Entre Ríos es una provincia que recauda mal y gasta cada vez peor.

Uno de los datos novedosos que surge del mencionado informe, y de anteriores, es el insólito superávit que exhiben las cuentas públicas del fisco entrerriano el año pasado y en lo que va de éste: un resultado financiero positivo de alrededor de 2000 millones de pesos en 2020, tras una década de déficits constantes, y de casi 19 mil millones a Septiembre del 2021.

Este superávit es mentiroso porque se explica, entre otros factores, por el atraso salarial del sector público provincial y por la crónica subejecución de la inversión en obra pública y bienes de capital. Ambos tendrán consecuencias gravosas y repercutirán negativamente, afectando las posibilidades de emprender un camino de crecimiento y desarrollo sostenible.

Veamos la cada vez menor incidencia de la inversión real directa en el total del gasto público provincial. El gasto en “Construcciones” representó el año pasado solamente el 2,66% del gasto total. Se ejecutó sólo el 27% de lo presupuestado. La participación del rubro Construcciones en el gasto total fue la menor desde el 2015, cuando superó el 5%. En 2020 fue prácticamente la mitad. Parte de esa notoria subejecución podría atribuirse a la pandemia, pero este año las proyecciones indican que a este ritmo se llegaría a ejecutar sólo el 31.41% de lo presupuestado, y representaría apenas el 3.08% del gasto total. En el rubro “Maquinaria y equipos” el panorama es aún peor. En 2020 se ejecutó sólo el 17,28% de lo presupuestado y esto representó el 0,14% del gasto total, el menor porcentaje desde 2015, casi 3 veces menos que ese año. Este año, las proyecciones señalan que se llegaría a este ritmo a ejecutar el 16.94% de lo presupuestado y representaría apenas el 0.19% del gasto total. La provincia invierte cada vez menos en obra pública y en maquinaria y equipos, lo dicen datos oficiales. Y la tendencia es claramente decreciente. 

Por el lado de la recaudación el panorama no es menos deprimente. El impuesto a los ingresos brutos, el más regresivo y distorsivo de todos, representó en 2020 el 63,77% de la recaudación de impuestos provinciales. A Septiembre de 2021, el 65.05%. Desde hace años, la incidencia de esta gabela medieval en la recaudación propia muestra una tendencia a aumentar.    

Urge diseñar e implementar reformas profundas, de raíz. Una reforma tributaria, para recaudar bien, sin ahogar las fuerzas productivas ni castigar el trabajo, y una reforma del Estado, para lograr una administración pública capaz de invertir recursos con eficacia y eficiencia en pos del desarrollo y la prosperidad de los entrerrianos. Tenemos un Estado que asfixia a los contribuyentes con malos impuestos, y que por otra parte no brinda a la sociedad ni las inversiones en infraestructura necesarias para el desarrollo ni los servicios esenciales que una sociedad democrática, equitativa, integrada y moderna necesita para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Haríamos bien, todos, en no rehuir ese imprescindible debate. La pandemia y la crisis sólo han hecho más evidentes una serie de problemas estructurales que vienen de mucho antes. El desafío es tomar esta crisis como oportunidad para reconocer las causas de esos problemas y avanzar sin demagogia en el logro de amplios acuerdos para comenzar a solucionarlos. Pretender que podemos seguir así, postergando indefinidamente las soluciones de fondo, sólo profundizará el atraso y la pérdida de oportunidades.-

Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el día 21 de Noviembre de 2021.-

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miércoles, 17 de noviembre de 2021

Homenaje a Marcelo de Alvear

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CÓMO REVERTIR EL DÉFICIT HABITACIONAL

Por José Antonio Artusi

Dimos la semana pasada un somero panorama del enorme déficit habitacional que tenemos en nuestro país.  Cómo revertirlo en un plazo razonable? Cómo lograr de aquí a 2030 asegurar el acceso de todos a viviendas y servicios básicos adecuados? Cómo urbanizar más de 4.400 asentamientos informales? Es necesario articular, entre otras, 2 estrategias, complementarias:

- Reconstruir un buen sistema de crédito hipotecario, que habíamos empezado a tener con los créditos UVA, y que se complicaron por la inflación, la caída del poder adquisitivo del salario y la pérdida de empleos. En ese sentido, es clave - como para cualquier política pública - bajar la inflación a niveles razonables, como la mayoría de los países del mundo civilizado, y por otro lado reformar nuestro sistema monetario para permitir depósitos bancarios y créditos ajustables por inflación con tasas bajas, pero salarios también indexados con el índice de precios al consumidor, tal como propone el Dr. Eduardo Conesa en su libro, "Economía política argentina". 

- Recuperar y reinvertir por parte de municipios y provincias la valorización del suelo generada por el Estado como estrategia clave de financiación del desarrollo urbano. La reforma tributaria propuesta por el Dr. Conesa en la obra mencionada contribuiría adicionalmente a esta estrategia, ya que el impuesto al valor del suelo libre de mejoras que él plantea en uno de sus proyectos  - la vieja idea de Henry George, el menos malo de los impuestos diría Milton Friedman - es la manera más sencilla y potente de recuperar plusvalías, contribuiría a deprimir los precios del suelo, y por ende a abaratar las viviendas y los alquileres, a la vez que dotaría a las provincias de recursos que les permitirían eliminar el impuesto a los ingresos brutos, una gabela medieval que encarece todo, incluyendo la construcción, por lo que su remoción también ayudaría a disminuir el costo de las viviendas y de sus mejoras. La clave de todo el proceso es la recuperación y reinversión por parte del Estado de la valorización del suelo generada por las acciones públicas, tanto en obras como en normativa. Existe una amplia gama de instrumentos para lograrlo: contribución por mejoras, concesión onerosa de edificabilidad adicional, reajuste de suelos, etc. Lo ideal sería que estos instrumentos de gestión urbanística formen parte de un sistema armónico, se articulen con la política tributaria, y estén incluidos expresamente en leyes nacionales y provinciales de ordenamiento territorial. De todos modos, aún sin ellas, los municipios son autónomos y pueden hacer mucho en este sentido. Esta estrategia permitiría construir un número significativo de viviendas sociales pero también contribuiría a aumentar la oferta para sectores medios, y reactivaría notablemente la construcción con todo lo que ello implica en términos de empleo y dinamización de la actividad comercial. Para construir viviendas se necesita poner en marcha los 3 factores de la economía clásica: la tierra, el capital y el trabajo. No es verdad que no tengamos disponibilidad de estos factores, sólo no los aprovechamos adecuadamente. Se trata de generar las reglas del juego para incentivar su articulación armoniosa. Pero los recursos están, porque los costos que demanda la urbanización son menores al valor que éste genera. El desafío es evitar que esa diferencia vaya a parar a manos de la especulación inmobiliaria y se recupere, al menos parcialmente, para reinvertirse y poner a funcionar un círculo virtuoso de construcción del hábitat que se retroalimente permanentemente. Hasta acá ha primado en general la socialización de las pérdidas y la privatización de las ganancias derivadas de los procesos de urbanización. Es hora de poner en marcha mecanismos tendientes a la distribución equitativa de las cargas y beneficios, tratando de que el tan mentado derecho a la ciudad deje de ser una consigna de moda para transformarse gradualmente en una realidad concreta.-


Publicado en el diario La Calle el día 14 de Noviembre de 2021.- 
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martes, 9 de noviembre de 2021

ODS 11: a este ritmo no llegamos…

Por José Antonio Artusi

El Domingo 31 de Octubre se celebró el Día Mundial de las Ciudades, iniciativa de ONU Hábitat que tiene como objetivo promover el interés de la comunidad internacional en la urbanización sostenible, e impulsar la cooperación para abordar sus desafíos. Un buen momento para pensar en las ciudades que tenemos, las ciudades que queremos, y cómo  reducir la brecha entre nuestra realidad y nuestros objetivos. En 2015 los países de Naciones Unidas adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad como parte de una nueva agenda de desarrollo. Cada objetivo tiene metas específicas para el 2030. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son 17, y el 11 consiste en “lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles”. Veamos sólo la primer meta, y reflexionemos acerca de la posibilidad de cumplirla en la Argentina: “De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales”.  

Tenemos un enorme déficit habitacional. En 2016 se estimó en 3,8 millones de hogares (1,6 cuantitativo y 2,2 cualitativo). Ese mismo año el Registro Nacional de Barrios Populares relevó más de 4.400 villas y asentamientos informales. Se trata de millones de conciudadanos privados del acceso a una vivienda adecuada. La pandemia puso de relieve este drama y lo acentuó aún más. La consigna "quedate en casa" pudo resultar más o menos aburrida y cansadora para los que tenemos una vivienda confortable y bien localizada, pero pudo a la vez ser una verdadera pesadilla para quienes viven hacinados en espacios carentes de los más mínimos atributos que debería tener una vivienda que merezca ese nombre. Los déficits habitacionales de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad constituyen uno de los eslabones del círculo vicioso de la reproducción del hábitat de la pobreza, e interactúan con los demás componentes de ese ciclo, reforzándose mutuamente, para configurar condiciones que tienden a dificultar cada vez más la posibilidad de salir de esa situación e iniciar un camino de movilidad social ascendente. La pandemia y las ineficientes medidas del gobierno para enfrentarla agudizaron todavía más la pobreza, como lo acaba de mostrar crudamente el INDEC. Pero el déficit habitacional no afecta sólo a los más pobres, también golpea a amplias franjas de la clase media, sobre todo a los jóvenes, que muchas veces no encuentran ni en el mercado ni en el Estado la posibilidad de acceder a su primera vivienda. Es imposible revertir ese déficit haciendo más o menos lo que venimos haciendo desde hace décadas. Es imperioso cambiar de manera estructural, poniendo en marcha políticas ambiciosas pero factibles, que articulen de la manera más eficaz posible los recursos ociosos que tenemos.

Algunos datos para dimensionar las respuestas al problema: la cantidad de viviendas terminadas por los institutos provinciales de vivienda (sumando las del programa FONAVI y las de los “programas federales”) viene decreciendo desde la década del 90, y en la última década se terminaron menos viviendas que en la del 80. Al déficit habitacional lo medimos en millones, y a las respuestas para solucionarlo en decenas de miles. Y las perspectivas para el 2022 no parecen las mejores. Un reciente informe de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia señala que “la reducción presupuestaria destinada a revertir el grave déficit habitacional en barrios populares, las sub-ejecuciones del año en curso y los cambios de estrategia en términos de abordaje, suponen una regresión en la agenda vinculada a garantizar un hábitat digno para las poblaciones más vulnerabilizadas”. La meta 1 del ODS 11 parece difícil de lograr, aunque no es imposible. Se requiere un diagnóstico adecuado, voluntad política concertada, y estrategias coherentes aplicadas con continuidad en el tiempo. Cómo? Será tema de un próximo artículo.

Publicado en el diario La Calle el día Sábado 6 de Noviembre de 2021.-

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Urquiza y la educación


Por José Antonio Artusi

Se cumplieron el 18 de Octubre 220 años del nacimiento de Justo José de Urquiza, en un paraje cercano a Concepción del Uruguay, a la vera de un arroyo que en ese momento se llamaba Arroyo Largo y que hoy lleva su nombre.  

Son frecuentes en los homenajes las referencias a su rol clave en el proceso de la Organización Nacional, su aporte a la inmigración y a la colonización, y su acción progresista en materia de comercio e industria. Es usual también observar referencias a su papel como fundador del Colegio del Uruguay, el primero laico del país, su “heredero”. Pero no es tan frecuente encontrar reflexiones sobre la visión global que tenía Urquiza acerca del rol de la educación, y de la acción que desplegó en tal sentido en la medida de sus posibilidades, más allá de la fundación del Colegio.

Su figura, por lo tanto, aparece a veces empequeñecida al lado de la enorme presencia de Sarmiento, sin dudas una de las mentes y plumas más brillantes de la Argentina del siglo XIX, pero que carecía del sentido estratégico del primer Presidente constitucional argentino. Cuantos avances y logros habríamos tenido si estos dos próceres hubieran podido coincidir más en su acción fecunda!     

En 1869 un funcionario provincial, Juan José Soto, en ese momento jefe del Departamento de Educación de la provincia, visitó a Urquiza en su residencia de San José y lo notó solamente interesado en tratar cuestiones educativas. En una carta Soto manifiesta que “está como absorbido por esa idea, es su constante preocupación, no piensa en otra cosa: Sarmiento lo ha contagiado. El, lo mismo que sus ministros, sólo hablan de escuelas normales, de la difusión de las luces, de la propagación de la instrucción en toda la provincia. Cierto es que el General Urquiza tuvo siempre esa tendencia, pero jamás lo he visto tan apasionado de la idea como hoy”. El Profesor Manuel Macchi lo expresa con claridad: “La urgencia del momento de propagar la educación y las escuelas normales formativas del maestro, casi está de más afirmarlo, estuvo permanentemente en el pensamiento de Sarmiento. Y también lo estuvo en el de Urquiza, de donde surgió otro motivo para vincularlos. En éste, ya asoma esa inquietud cuando el otro está en la adolescencia, repetida en el año 1848 cuando ya tiene perfectamente definido el enfoque del problema argentino en cuanto a la necesidad de maestros, proyectando la creación de dos escuelas normales, una en Paraná y otra en Concepción del Uruguay.”   *

Del Colegio del Uruguay saldrían luego, entre tantos otros, los artífices de la ley 1420 de educación común, pública, laica, gratuita y obligatoria, hito indeleble en la construcción de una Argentina moderna, próspera e integrada. De la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, primera de mujeres del país, saldrían maestras que llevaron adelante la tarea educadora en los más diversos confines de la Patria. Y cuantas más escuelas y colegios habríamos tenido de no haberse producido el cobarde crimen del 11 de abril de 1870 que terminó con su vida!           

El mejor homenaje que le podemos hacer a Urquiza hoy, más allá de las efemérides, los bronces y las ofrendas, es sentir que su retrato nos escruta y nos interpela, que nos obliga a ser tan comprometidos, innovadores y progresistas en el desafío de construir la educación popular del siglo XXI como él lo fue con la de su tiempo; y obrar en consecuencia. Gloria y loor, honra sin par; para Urquiza también.        

*Macchi, Manuel E. . Normalismo argentino. Santa Fe: Editorial Castellví, 1974.

Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el día Domingo 31 de Octubre de 2021.-  

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martes, 19 de octubre de 2021

El derecho a la ciudad


Por José Antonio Artusi

No debería existir contradicción alguna entre el derecho a la propiedad y el derecho a la vivienda digna, al hábitat, al ambiente saludable, y a la ciudad. Por el contrario, podríamos decir que sin garantía del derecho a la propiedad los demás derechos se tornan imposibles de satisfacer. Los países desarrollados han logrado avances que han permitido que esa ecuación se resuelva favorablemente, y algunos países de América Latina, en medio de obvias dificultades y contratiempos, han tenido también algunos logros, al menos en la sanción de normas y la implementación de algunas experiencias que marcan el camino en la dirección correcta. En la Argentina, lamentablemente, el atraso es doble, carecemos tanto de normas como de políticas públicas asentadas y con continuidad en el tiempo que hayan permitido avizorar avances concretos en la materia. Sin embargo, la perspectiva de lograr cierta continuidad en la aplicación de programas y proyectos y la necesidad de discutir cómo deberían ser las ciudades post pandemia abre una ventana de posibilidad interesante que deberíamos aprovechar.     

El derecho a la propiedad individual no es un derecho “secundario”, como ha sugerido el Papa; es por el contrario un derecho humano fundamental, pues sin propiedad no hay condiciones materiales para la libertad ni para la verdadera democracia. El problema es que muchos son lamentablemente privados de ese derecho, y por ende ven limitados sus márgenes de libertad y menoscabada su condición de ciudadanía.  Para que se ocupe y use adecuadamente el suelo vacante retenido especulativamente en áreas urbanas consolidadas no hace falta expropiar casi nada, salvo en muy pocos casos excepcionales. Además, no nos olvidemos de que buena parte del suelo vacante es fiscal, y en muchos casos está constituido por amplias parcelas obsoletas y abandonadas que perturban la expansión urbana.  Para promover la movilización y utilización del suelo ocioso basta con lograr que mantener terrenos baldíos no sea rentable, y haciendo en cambio que sea más provechoso construir y usar ese suelo. Y eso se podría lograr eficazmente desgravando las construcciones y mejoras en el impuesto inmobiliario, transformándolo en un buen impuesto al valor del suelo libre de mejoras; y eliminando impuestos distorsivos y regresivos que castigan el trabajo y el capital productivo. Como diría Milton Friedman, se trata de recurrir al “menos malo” de los impuestos, la vieja idea de Henry George.   

Digamos también que la especulación inmobiliaria y la consiguiente apropiación privada de los incrementos en el valor del suelo generadas por la acción del Estado, o sea financiadas por todos los contribuyentes, es un grave problema de nuestras ciudades, que genera y agrava muchos otros: encarecimiento del suelo urbano y de la infraestructura, ineficiente dotación de equipamiento comunitario, dificultades para la movilidad y el transporte público, presión para la expansión descontrolada de la mancha urbana, deterioro del espacio público, inseguridad, etc..

En definitiva, no será con una relativización o menoscabo del derecho de propiedad como resolveremos los enormes déficits habitacionales que tenemos. Por el contrario, sólo lo haremos si lo respetamos a rajatabla, con políticas públicas adecuadas; y si entendemos a su vez que la especulación inmobiliaria no es un derecho ni debería constituir una opción válida de ahorro sino que se trata de una apropiación indebida e injusta de algo que ha sido generado por el esfuerzo colectivo. ONU Hábitat sostiene que el Derecho a la Ciudad “es el derecho de todos los habitantes a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar ciudades, pueblos y asentamientos urbanos justos, inclusivos, seguros, sostenibles y democráticos, definidos como bienes comunes para una vida digna”. Hagámoslo realidad.- 


Publicado en el diario La Calle el día 17 de Octubre de 2021.-

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viernes, 15 de octubre de 2021

Calles que faltan: Marcelo de Alvear

Por José Antonio Artusi

A la memoria de Enrique Pereira, que me enseñó a valorar a Alvear y entender su significación.

Se cumplieron el 4 de Octubre 153 años del nacimiento de Marcelo de Alvear, Presidente de la Nación entre el 12 de Octubre de 1922 y el 12 de Octubre de 1928. Dije ese día que había sido un extraordinario dirigente de la Unión Cívica Radical, en las buenas y en las malas, y uno de los mejores presidentes que tuvo la República Argentina, para muchos el mejor. Nada en Concepción del Uruguay recuerda su nombre. En muchas ciudades pasa lo mismo. Hay una calle en Buenos Aires, no demasiado importante, que los porteños casi conocen más como “Marcelo T.” que como “Alvear”, y poco más que eso.

Los argentinos, pero sobre todo los radicales, sus correligionarios, hemos sido injustos con Alvear. Y no es una cuestión de nostalgia ni de vocación enfermiza por las efemérides. No reivindicarlo, negarlo, aceptar como verdades reveladas algunas zonceras que dijeron y dicen sus adversarios, es una de las tantas formas de no reconocer nuestros errores del pasado (y nuestros aciertos), y nos impide aprender de ellos, y condiciona por lo tanto nuestra forma de actuar en política en el presente, de cara al futuro. Más que él, al homenaje a Alvear lo necesitamos nosotros.

Marcelo de Alvear nació en Buenos Aires el 4 de Octubre de 1868 y murió el 23 de Marzo de 1942 en Don Torcuato. Pudo gozar una vida tranquila y llena de lujos, y algunos se los dió, por supuesto, pero eligió vivir a su manera, pagando por sus convicciones y por sus sentimientos más íntimos los precios que hubiera que pagar. Se dio el lujo de ser un hombre público empecinado en perseguir honesta y valientemente sus ideales, los de la libertad y la igualdad, y el lujo de vivir hasta el último de sus días con el amor de su vida, Regina Paccini, una de las cantantes líricas más talentosas de su época. El primero tuvo el costo de la cárcel y el exilio, de buena parte de su fortuna, y de la incomprensión desagradecida de propios y extraños. El segundo, solamente el desdén de la pacata oligarquía porteña con olor a bosta, a la que conocía tan bien.       

Vale la pena recordar sólo algunos de los logros de su gestión presidencial, entre tantos otros:

-          El PBI creció a un promedio anual del 6,3% entre 1922 y 1928. Los sectores más dinámicos fueron la industria y la construcción (8,1% y 13,8% respectivamente). El PBI per cápita creció 14,07% y llegó al 6º lugar mundial.

-          El Índice Gini pasó de 48,1 en 1922 a 46,3 en 1928: La desigualdad se redujo.

-          La expectativa de vida tuvo un crecimiento real del 4,73%.

-          Se consolidó YPF bajo la magnífica conducción de Enrique Mosconi.

-          En 1924 se produjo el record de exportaciones de carne, 981 mil toneladas. Nunca más se superó esa cifra. 

El historiador Eduardo Lazzari lo resume así en Twitter: “La Argentina tenía una economía donde 50% del PBI era exportado. No había pobres, salvo los que recién llegaban. Se había acabado el analfabetismo infantil... Fue hace un siglo, cuando Yrigoyen y Alvear siguieron adelante con las políticas de la Generación del 80 y las mejoraron”.

Todo ello en el marco de la más absoluta libertad y en un clima de paz social pocas veces visto en el país. Más tarde, el fraude nos privó de una segunda presidencia de este gran argentino, a quien tanto debemos. 

Publicado en el diario La Calle el día 10 de Octubre de 2021.- Leer más...

Recuperar el Mercado 3 de Febrero

Por José Antonio Artusi

La Municipalidad recuperó el año pasado la posesión del inmueble del Mercado 3 de Febrero de Concepción del Uruguay. Se trata de un valiosísimo exponente del patrimonio urbanístico y arquitectónico de la ciudad, con un enorme potencial para aportar a la revitalización del centro histórico de la ciudad. Fue inaugurado el 20 de Enero de 1944. Sólo 5 días más tarde murió a los 54 años quien como Presidente Municipal entre 1939 y 1943 había impulsado la concreción de tan importante obra, Ambrosio Artusi.

Se abre entonces una valiosa oportunidad que no debe ser desaprovechada. La legitimidad de las decisiones que se tomen debería estar alimentada tanto por su encuadre en un proceso riguroso de planificación urbanística como en la más amplia participación ciudadana.

Cómo recuperar el Mercado? Brindo algunos modestos aportes a un debate que resulta imprescindible.

El Mercado no es una “isla”, forma parte inescindible del centro histórico de la ciudad, y debe por lo tanto aportar a su revitalización, integrándose de manera armoniosa con su entorno. Para ello hace falta primero tener un plan que establezca un diagnóstico, plantee objetivos y proponga estrategias efectivas. Cabe recordar en este sentido que en el último proceso de planificación que tuvo la ciudad, la reformulación del Plan Estratégico, hace ya 11 años, se propuso un proyecto identificado con el número 59 y denominado “Plan de Mejoramiento del Área Central”, incluyendo la renovación y puesta en valor de la peatonal y el distrito de protección histórica, entre otros ítems.

Suponiendo que se define un plan para el centro histórico de la ciudad en términos generales, hará falta precisar el destino que se le brindará al Mercado. Sugiero definirlo a partir de un proceso de amplia e intensa participación ciudadana. Definido el plan para el centro y el trazo grueso del destino y el programa de necesidades a asignarle al Mercado, la definición del proyecto de arquitectura debería hacerse a través de un concurso nacional.

Finalmente, debería seleccionarse por licitación pública la empresa encargada de financiar, construir y administrar las obras necesarias para concretar el proyecto. La contraprestación debería consistir en la concesión de la explotación de los locales comerciales por determinada cantidad de años. De esta manera se apelaría a la participación del capital privado para financiar las obras, pero al servicio de objetivos orientados al bien común y definidos de manera pública. El municipio no erogaría un centavo y se aseguraría futuras rentas pero – mucho más importante – se concretaría un proyecto estratégico, que podría constituir un formidable aporte al desarrollo local.

Qué destino podría tener? El mismo que tuvo originalmente, pero adaptado a las exigencias del siglo XXI: un mercado de comidas que sea a la vez un paseo de compras y un centro gastronómico. Un atractivo turístico, con espacio también para el arte, la cultura y el espectáculo. Un sitio que podría ser convocante tanto para los uruguayenses como para los turistas. La oportunidad está planteada. Hay que aprovecharla.

Publicado en el diario La Calle el día 3 de Octubre de 2021.-

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lunes, 27 de septiembre de 2021

El Colegio del Uruguay y la ley 1420

Por José Antonio Artusi

El día que se promulgó la ley 1420 de educación común, pública, laica, gratuita y obligatoria, el 8 de Julio de 1884, el Presidente de la Nación, su Ministro de Instrucción, el diputado autor del proyecto de ley y el Presidente de la Cámara de Diputados compartían una inusual coincidencia: todos habían sido alumnos del Colegio del Uruguay, el “heredero de Urquiza”. Casualidad? No creo. Tengo para mí que ese día dió uno de sus frutos más brillantes la semilla plantada por el Organizador de la Nación 35 años antes al fundar en Concepción del Uruguay el primer colegio laico del país y al procurar que tuviera los recursos necesarios y los mejores profesores de los que se podía disponer en ese momento.

Se logró así, tras numerosos contratiempos y conflictos, una norma que iba a resultar fundamental como uno de los pilares de la Argentina moderna y republicana, que nunca dejó de recibir, abierta o veladamente, los embates reaccionarios de los nostálgicos de la Argentina colonial y autoritaria. La ley que Sarmiento no había podido lograr como Presidente, pero claramente inspirada en sus ideas, con el apoyo decidido de Leandro Alem y otros dirigentes progresistas de la época, se tornaba realidad.    

El Presidente es conocido, y buena parte de los ataques que recibió y sigue recibiendo son producto de su compromiso con esta ley, y con haber afrontado con decisión los costos políticos de mantenerla y aplicarla: Julio Argentino Roca, alumno del Histórico Colegio entre 1856 y 1858.

Al Ministro de Instrucción, Eduardo Wilde, nos hemos referido en otra columna. 

Onésimo Leguizamón, a pesar de ser entrerriano, no es por ello mucho más conocido. Una de las calles que flanquean al Colegio y una de sus aulas llevan su nombre, pero su obra gigantesca es ignorada casi por completo. 4 años mayor que Roca, nació en Gualeguay. Abogado, juez, periodista, político, la educación estuvo siempre en el centro de sus afanes, tal como se desprende de las responsabilidades que asumió, a pesar de su temprana muerte a los 47 años: legislador provincial y nacional, Ministro de Educación de Entre Ríos entre 1864 y 1868, Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública del Presidente Avellaneda entre 1874 y 1877, integró luego la Suprema Corte de Justicia, pero no vaciló en renunciar a esa alta magistratura para presidir el Congreso Pedagógico. Como diputado asumió la responsabilidad de presentar y defender el proyecto que dio origen a la ley 1420. Sarmiento llegó al extremo de sincerarse: “Tanto veo que elogian sus trabajos de educación, que empiezo a ponerme celoso”. Ante su tumba, Wilde lo definió como “el temible campeón de la libertad de conciencia”.

Mucho más tarde, en 1947, durante los acalorados debates parlamentarios que se suscitaron ante la derogación de la ley 1420, el diputado Silvano Santander recordaría a Leguizamón y a su principal legado: “Los árboles, dice el Eclesiastés, se juzgan por sus frutos. ¿Cuáles han sido los resultados de esta ley? Una Argentina alfabetizada, sin problemas raciales y religiosos”. Que la “gloria y loor” no sean sólo para su principal ideólogo, sino también para los estudiantes del Colegio que la hicieron realidad.-


Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el día 26 de Septiembre de 2021.- 


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sábado, 25 de septiembre de 2021

Calles que faltan: WILDE

Por José Antonio Artusi

Hemos sido injustos con algunos de los protagonistas de nuestra Historia. En algunos casos los hemos demonizado. En otros el expediente ha sido más simple: el olvido. Es el caso de Eduardo Wilde, uno de los exponentes más lúcidos y coherentes del liberalismo progresista de su época.

Wilde nació en 1844 en Tupiza, hoy Bolivia, vivió su adolescencia en Concepción del Uruguay, transitó su juventud y adultez en Buenos Aires, y murió en 1913 en Bruselas. Descendiente de inmigrantes ingleses y criollos, fue becado por Urquiza para estudiar en el Colegio del Uruguay. Lo agradecería así años más tarde: “Aún cuando el General Urquiza no hubiera hecho en su vida más que fundar el Colegio del Uruguay y mantenerlo, tendría bastante para su gloria”. Aquí conoció a Julio Argentino Roca y forjaron una amistad que los llevaría luego a actuar juntos en política.

Como escritor recibió elogios de lectores tan exigentes como Sarmiento y Borges. Como médico le cupo una actuación abnegada en ocasión de la epidemia de fiebre amarilla, y fue uno de los precursores más importantes del higienismo y de la salud pública.

Tras haber ocupado bancas como legislador provincial y nacional, en 1882 el presidente Roca lo designó Ministro de Justicia, Culto e Instrucción, y bajo su liderazgo se sancionaron dos leyes trascendentes; la ley 1420 de educación común, pública, laica, gratuita y obligatoria, inspirada en las ideas de Sarmiento, y la ley de matrimonio civil.      

En el centenario de su muerte Maxine Hanon, su bíógrafa, sostuvo que “quizá la Literatura Argentina lo recuerde como lo ha recordado siempre: uno de los buenos escritores fragmentarios de la Generación del 80. La Historia lo ubicará allá en el fondo, en tercera fila, como aquel ministro de Roca, al que le tocó firmar la ley 1420. Con suerte, porque alguno denunciará que también fue ministro de Juárez Celman, y entonces corrupto. El relato lo señalará como integrante de los gobiernos conservadores, oligarcas, dueños de las estancias y el fraude electoral. La Medicina lo mencionará como el autor de El Hipo. La Leyenda, lo más importante, contará que fue aquel marido de Guillermina, la “amante” de Roca. ¡Qué injusta es nuestra Memoria!”. Y se preguntó; “¿Por qué no hay en Buenos Aires una calle decente que lo recuerde, o una plaza, o una escuela o un hospital? Tal vez porque, en sus luchas contra los fanatismos y las hipocresías, usó dos armas letales: la inteligencia y el humor. Cometió el pecado de llamar a todo por su nombre, a veces con brutalidad, pero siempre con una sonrisa, y eso no se perdona en el país de los relatos, que él llamaba leyendas, ni en los tiempos de demagogia, que él llamaba poesía política.” *

En Concepción del Uruguay sólo una placa que da su nombre a un aula del Colegio lo recuerda. Haríamos bien en reivindicarlo. Por gratitud y por conveniencia, porque muchas de sus ideas nos pueden seguir iluminando.-   

 

* http://maxinehanon.blogspot.com/


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martes, 14 de septiembre de 2021

EL MUSEO DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL

Por José Antonio Artusi

En 1860 Justo José de Urquiza adquirió un solar frente a la plaza fundacional de Concepción del Uruguay, en la esquina de las actuales calles Galarza y 25 de Mayo. En 1868 encargó la construcción allí de una casa destinada a ser su residencia familiar. Su asesinato en 1870 impidió que Urquiza ocupe esa vivienda, en la que vivieron por un corto período de tiempo su viuda, Dolores Costa, y algunos de sus hijos. En 1889 los herederos de Urquiza la transfierieron al Estado nacional, y éste continúa siendo hasta hoy su propietario. La casa albergó durante un breve lapso dependencias de la Escuela Normal, y según algunas versiones funcionó también como sede del gobierno de la provincia, con anterioridad a 1883, fecha en la que la ciudad pierde su condición de capital. Pero su principal uso ha sido, desde fines del siglo XIX hasta la actualidad, alojar las oficinas de la empresa nacional de Correos.

Modificada en su estructura original en diversas ocasiones, y alterada su fachada por la incorporación de la ochava, la casa conserva sin embargo – por su arquitectura y por su historia – un inmenso valor patrimonial. Lamentablemente, la falta de acciones de mantenimiento y de restauración han ido deteriorando su estado, y está claro que su uso como sede del Correo no es el más adecuado a su enorme potencial. Deben por lo tanto valorarse las acciones dispuestas por el Municipio, aunque excedan su competencia por tratarse de un inmueble del Estado nacional, destinadas a mejorar algunos ítems del edificio, tales como cubiertas, fachada, aberturas, etc.

La Casa de Urquiza no está sola, no es una isla, es un exponente más del riquísimo centro histórico de la ciudad, al que nos referimos en una anterior oportunidad. Forma parte inescindible del paisaje urbano de la Plaza Ramírez, espacio principal de la identidad y la memoria colectiva de los uruguayenses.       

El Centro Cultural Urquiza viene impulsando una loable iniciativa desde hace algunos años, consistente en recuperar la casa para destinarla a albergar el futuro Museo de la Organización Nacional; ámbito dirigido a lograr múltiples fines. En principio contar con un museo moderno que rescate y jerarquice el rol que le cupo a Urquiza y a la ciudad en el complejo proceso histórico signado por la organización de nuestro país como una nación federal y republicana, plasmado en la Constitución de 1853 y sus posteriores reformas. A la vez podría contribuir a jerarquizar y valorizar el centro histórico y reforzar de esta manera su atractivo turístico y mejorar la capacidad de albergar de manera armoniosa actividades sociales y culturales. 

La idea del Centro Cultural Urquiza, ambiciosa y compleja, no exenta de dificultades y desafíos, ha venido cosechando las adhesiones de más de 50 instituciones de diversos sectores de la comunidad, tanto de la ciudad como de localidades vecinas. Es importante que la sociedad en su conjunto se apropie de la iniciativa y la impulse; sin prisa pero sin pausa.     


Publicado en el Diario La Calle el día 12 de Septiembre de 2021.-

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EL CENTRO HISTÓRICO DE CONCEPCIÓN DEL URUGUAY; UNA JOYA A REVALORIZAR


Por José Antonio Artusi

Un aforismo chino dice: “El pez es el último en enterarse que vive en el agua”. Nosotros podríamos decir que los uruguayenses somos los últimos en enterarnos que vivimos en una ciudad con un centro histórico magnífico, de inusual valor histórico, patrimonial y urbanístico.

Tomás de Rocamora fundó la ciudad el 25 de Junio de 1783. Desde ese momento hasta hoy un riquísimo proceso histórico tuvo a la ciudad como protagonista, y su centro conserva testimonios vívidos de ese pasado, muchas veces glorioso.   

Octavio Paz escribió que la arquitectura es el testigo insobornable de la Historia. Efectivamente, la arquitectura del centro histórico nos habla por sí misma, y nos cuenta los acontecimientos que la tuvieron como escenario y como testigo privilegiado.

A diferencia de otros centros históricos, el nuestro sigue siendo “el centro” de la ciudad, la principal referencia en términos de localización de actividades administrativas, económicas, financieras, etc. Pero también continúa siendo el lugar donde muchos uruguayenses vivimos y trabajamos. Y es además el centro simbólico de la ciudad, unido indeleblemente a nuestra identidad y memoria colectiva. Por lo tanto, afortunadamente, no se ha degradado ni tugurizado. Sigue exhibiendo una interesante mixtura de usos y funciones, y una vitalidad y calidad ambiental y paisajística en torno al espacio privilegiado de la Plaza Ramírez que haríamos bien en valorar y potenciar.   

Tiene problemas? Por supuesto. Cierto deterioro de algunos de sus exponentes patrimoniales más valiosos, una presencia conflictiva del automóvil particular en las calles, contaminación visual, déficits en materia de arbolado urbano y calidad del espacio público, una normativa urbana que no responde adecuadamente a los retos de cómo regular las construcciones nuevas en un área de estas características, etc. Buenas noticias: son problemas que tienen solución, si se abordan adecuadamente.

Hay algunas oportunidades que deberíamos aprovechar. Existe una creciente consideración pública de la necesidad de revalorizar adecuadamente centros históricos con un patrimonio tan relevante como el nuestro. Su potencial como atractivo turístico, unido a otros de la ciudad  y de la región, está claramente subexplotado, y configurará tras la pandemia una excelente chance para tomarlo como uno de los ejes estratégicos del desarrollo local. Sin afectar por ello su calidad de vida ni expulsar a sus pobladores.    

La posibilidad de reconvertir a la Casa de Urquiza en el Museo de la Organización Nacional, unida a la de rescatar el Mercado 3 de Febrero como un paseo de compras y de comidas, la perspectiva de planificar e implementar un plan de movilidad y transporte para la ciudad que priorice los desplazamientos peatonales, en bicicleta y en una red moderna y eficiente de transporte público, la jerarquización de la Plaza Ramírez como principal espacio público de la ciudad, cuidando sus aspectos materiales y fortaleciendo su carácter como ámbito para para diversas actividades sociales, lúdicas, y culturales, un plan de arbolado, etc.; son todas ventanas de oportunidades para revitalizar el centro histórico. No las dejemos pasar.      


Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el 5 de Septiembre de 2021.- 

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miércoles, 1 de septiembre de 2021

CONCEPCIÓN DEL URUGUAY 2030: DE VILLAS A BARRIOS

Por José Antonio Artusi

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.” Eduardo Galeano.

“Un escenario, con su carácter hipotético, está situado a mitad de camino entre una previsión y una utopía.” Bernardo Secchi

En 2016 el Registro Nacional de Barrios Populares relevó 20 villas y asentamientos informales en Concepción del Uruguay. En 2018 la ley nacional 27453 dispuso un régimen de regularización dominial e integración sociourbana de los más de 4400 barrios populares de todo el país. En 2020 se creó el Programa Argentina Unida por la Integración de Barrios Populares. Hay actualmente recursos nacionales disponibles para proyectos destinados a la urbanización de estos asentamientos.

En un trabajo académico de la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCU que realizamos el año pasado y que están puliendo 3 estudiantes becarios exhibimos un escenario deseado para el año 2030, tomando como objeto de análisis e intervención dos de estos barrios populares de nuestra ciudad, separados por el acceso a la ciudad y unidos por una cañada, el FAPU y Las Mandarinas.

Cómo llegaremos al 2030? Con imágenes parecidas a las que muestran los dibujos y videos de nuestros alumnos? Cuántas viviendas se habrán podido construir? Cuántas habrán sido ampliadas o mejoradas? Cuántas contarán con espacios de trabajo tales como huertas o talleres? Qué obras de infraestructura de servicios básicos se habrán podido habilitar? Habremos saneado la cañada? Qué equipamientos comunitarios habremos priorizado y concretado, habremos hecho realidad centros de inclusión digital, centros de primera infancia y escuelas de trabajo? Habremos hecho realidad las imágenes de un parque de escala urbana en torno al Monumento a Urquiza? Habremos avanzado realmente en pos de garantizar el derecho a la ciudad para todos los uruguayenses? Habremos puesto en práctica el principio de la distribución equitativa de las cargas y los beneficios que se derivan del proceso de urbanización? Habremos aprovechado la oportunidad de disponer de financiación de programas nacionales para poner en marcha un círculo virtuoso de recuperación y reinversión de la valorización del suelo que se genera por las acciones públicas, tanto en obras y servicios públicos como en disposiciones normativas y administrativas? Habremos puesto en práctica instrumentos innovadores de gestión del suelo a partir de la reforma del Código de Ordenamiento Urbano que estamos por comenzar a debatir?    

Algo que hemos tratado de demostrar consiste en señalar las enormes dificultades, complejidades y conflictos que se derivan de un proceso como el que imaginamos; pero a la vez hemos procurado evidenciar que por difícil que sea no es imposible. Se requiere planificación y gestión, voluntad política, rigor técnico, participación ciudadana y continuidad en el tiempo. Hagámoslo realidad.     


Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el 29 de Agosto de 2021.- 

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jueves, 26 de agosto de 2021

LA REFORMA DEL COU, UNA BUENA OPORTUNIDAD PARA REPENSAR LA CIUDAD…

Por José Antonio Artusi *

Suelo comenzar algunas de mis charlas sobre cuestiones urbanísticas con un par de advertencias preliminares. La primera es del chileno Carlos Matus, y la segunda del catalán Jordi Borja:

“…tenemos que tecnificar la política y politizar a los técnicos…”

“… El urbanismo es ante todo una dimensión de la política. Y su objetivo es garantizar el acceso por igual a todos los ciudadanos de los bienes y servicios que ofrece la ciudad…”

Ambas apuntan a señalar los riesgos de dos actitudes extremas que deberíamos evitar: un tecnocratismo despojado de valoraciones éticas y políticas, y una politización carente de rigor técnico y alejada de las evidencias que proporciona el conocimiento científico.

Concepción del Uruguay exhibe como pocas ciudades intermedias de nuestro país una historia inusualmente rica en materia de procesos de planificación del desarrollo urbano; desde el PLANUR en los albores de la recuperación de la democracia hasta la reformulación del PECU en 2010, pasando por la reformulación del PLANUR y el PECU en los ´90. Sin embargo, lamentablemente, todos esos intentos de planificar y ordenar de manera armónica el crecimiento de la ciudad resultaron ineficaces e insuficientes.               

El Código de Ordenamiento Urbano que surgió como consecuencia de las recomendaciones del PECU a fines del siglo pasado fue una de las pocas líneas de acción que se transformaron en realidad. De todos modos, a más de veinte años de su sanción es menester reconocer que, al no estar acompañado por un proceso permanente de planificación y gestión, no ha logrado contribuir al logro de los objetivos con los que fue pensado. Las reformas espasmódicas que ha sufrido y la numerosas excepciones al cumplimiento de sus disposiciones lo han tornado un instrumento desactualizado e inadecuado para afrontar los retos de la ciudad hacia el futuro.

Es una buena noticia que el Municipio se aboque por lo tanto a su reforma, que debe involucrar necesariamente, en alguna medida, una revisión de los últimos planes, la definición de un modelo territorial deseable, la identificación de las líneas estratégicas que deberían contribuir a su construcción, y las normas e instrumentos capaces de guiar y ordenar la gestión de todo el proceso.

Será una buena oportunidad para repensar integralmente la ciudad, con la activa participación de la ciudadanía. No debemos renunciar al objetivo de una ciudad más justa, democrática, próspera, segura, saludable y sostenible.       

Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el 22 de Agosto de 2021.- 

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