sábado, 29 de octubre de 2022

EL CENTRO HISTÓRICO DE CONCEPCIÓN DEL URUGUAY Y SU RICO PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO Y URBANÍSTICO

Por José Antonio Artusi 

El plano tipo utilizado por Tomás de Rocamora, con el trazado ortogonal de calles rectas y manzanas cuadradas propio del esquema general derivado de las Leyes de Indias, difiere sin embargo con otros de la época en el menor tamaño de las manzanas y en la particularidad de tener una plaza central de mayores dimensiones, como producto de la integración de las 4 manzanas centrales, con los dos ejes principales cortando la plaza en 4 cuadrantes. Este plano tipo fue proyectado por el Piloto 2º Pedro de Olmos, sobre el modelo utilizado un año antes para la fundación de dos ciudades en la Banda Oriental, hoy denominadas Santa Lucía y Canelones. Podríamos decir que este casi ignoto personaje, Pedro de Olmos, es entonces el primer “urbanista” que interviene en Concepción del Uruguay, determinando un trazado urbano fundacional de 8 manzanas por lado, generando por lo tanto 60 manzanas destinadas a edificios públicos y básicamente a solares para viviendas, y las 4 manzanas centrales de la plaza central, hoy Plaza Francisco Ramírez, declarada “Lugar Histórico Nacional” en 1956. Las previsiones de Pedro de Olmos proyectan sus consecuencias en el tiempo de diversas maneras. En primer lugar, el hecho de contar con manzanas de menor superficie, cuadras cortas y calles estrechas va a condicionar el proceso posterior de subdivisión de la tierra, tamaño de los lotes, y relación de estos con las tipologías edilicias. También va a impactar obviamente en el sistema de movilidad y transporte, y a su vez va a permitir que la generosa dimensión otorgada a  la Plaza Ramírez le brinde condiciones para materializar un espacio público de calidad que, a pesar de cambios sucesivos en su fisonomía, en ningún momento perdió su condición de principal referente de la centralidad urbana.      

Octavio Paz nos enseñó que “la arquitectura es el testigo insobornable de la historia, porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones…”. Ahí están pues la Plaza Ramírez, la casa de Urquiza, el Colegio del Uruguay, la Basílica de la Inmaculada Concepción, los dos edificios de la Escuela Normal, el Banco de Entre Ríos, la casa de Delio Panizza, el Templo de la Logia Masónica Jorge Washington, el edificio de Asociación Educacionista La Fraternidad, entre tantos otros; testigos insobornables, hablándonos – si sabemos escuchar – de la enorme riqueza  histórica que encierran esos espacios. No están, lamentablemente, la casa Perette Jorge, la casa Chiloteguy, el teatro 1º de Mayo, y tantos otros valiosos exponentes de nuestro patrimonio arquitectónico de diversas épocas que han sucumbido. 

Patricia Rodríguez Alomá nos recuerda que “la producción de cartas y manifiestos internacionales acerca de la preservación de  bienes  patrimoniales  tiene  su  antecedente  en  la  Carta  de  Atenas  de  1931,  de  la  Sociedad  de  las  Naciones,  con  el  que  se  reconoció  la  necesidad  de  preservar ciertas perspectivas particularmente pintorescas. Sin embargo el concepto de centro histórico se enuncia claramente por primera vez en la Carta de Venecia  de  1964,  haciéndose  énfasis  en  la  importancia  del  conjunto  urbano (centro  histórico)  más  allá  del  ya  reconocido  valor  de  los  monumentos  aislados, planteando que “la noción de monumento histórico incluye también al sitio urbano o rural que de testimonio de una civilización particular...”. La Carta de Venecia (Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración  de  los  Monumentos  y  de  los  Sitios)  es  un  documento  internacional que ha sido revisado periódicamente, por tanto ha ido actualizándose.” No haremos aquí una reseña ni una valoración de tales documentos; pero sí parece pertinente enfatizar, siguiendo a esta autora, que “la Carta de Veracruz (1992) establece la absoluta necesidad de contar con una voluntad política que no solo reconozca la prioridad requerida por la rehabilitación  del  centro  histórico  en  su  dimensión  socioeconómica,  sino  que  se  establezca  un  marco  jurídico  especial,  de  nivel  nacional,  y  se  reconozca  una  oficina  de  gestión  del  centro  histórico  con  competencias  delegadas  por  cada  una  de las instituciones relacionadas con su salvaguarda. Otorga vital importancia a la redacción  de  un  plan  en  el  marco  del  planeamiento  general  de  la  ciudad,  que  señale  etapas,  presupuestos  y  prioridades,  así  como  el  seguimiento  del  mismo  para garantizar su implementación y la correcta aplicación de los recursos, para lo cual se debe contar con adecuados y concretos instrumentos jurídicos y financieros. Además, recalca la importancia de interpretar al centro histórico como un organismo económicamente activo y socialmente positivo.” Siguiendo este criterio, y teniendo en cuenta la gran cantidad de monumentos y lugares históricos nacionales y la doble condición de “Capital Histórica de la Provincia de Entre Ríos” y “Cuna de la Organización Nacional” de la ciudad, no parece a priori descabellado pensar en una oficina de gestión del centro histórico uruguayense que coordine las acciones de las distintas dependencias involucradas, de la administración pública nacional, provincial y municipal. Otro aspecto clave es la elaboración de un plan específico, en el marco del proceso general de planificación del desarrollo urbano. De esa manera se podrían buscar soluciones viables a los problemas que tenemos, y aprovechar el enorme potencial de nuestro centro histórico, sin que tal aprovechamiento, por ejemplo por medio del desarrollo turístico, afecte negativamente ni su calidad patrimonial ni la calidad de vida de sus habitantes, ni genere procesos de gentrificación y encarecimiento excesivo del suelo. El proceso en marcha de revisión y reforma del Código de Ordenamiento Urbano de la ciudad es una magnífica oportunidad en tal sentido, que abre la posibilidad de introducir instrumentos innovadores y efectivos para la protección y valorización de nuestro valiosísimo patrimonio cultural.-


Publicado en el diario La Calle el día 23 de Octubre de 2022.- 

Leer más...

UNA VISIÓN RADICAL

Por Roberto Rodriguez Vagaría

En el 114° aniversario del nacimiento de Arturo Frondizi

Son oportunos los 114 años de su natalicio para recordar aquellos desencuentros en el seno de la UCR por 1957 y que dieron el pulso, después, a la oposición del radicalismo "del Pueblo" desde 1958 a 1962.

Me es oportuno contarle a uds como es que fui testigo y actor de diálogos ya desapasionados que se fueron enhebrando con el tiempo nuevo, pero que habían arrancado con la ruptura dura y enconada de una generación anterior.

Se hizo evidente que la unidad de trinchera de aquel radicalismo de los años 40 hasta el 55 tuvo un membrete unificador sólido en la difícil convivencia entre aquellos gobiernos y nuestro principal partido opositor, de una oposición excluida, cuando no perseguida y en exilio.

Tantas luchas decantaron en un inesperado internismo infértil para el radicalismo.

Apagadas las pasiones y en el plexo de otra generación quiero remarcar las coincidencias que trajeron en el portafolio los nuevos gobiernos radicales con decisiones de Arturo Frondizi presidente. Esto se fue dando en el marco de la lacerante crisis permanente que envuelve a nuestra Argentina.

Fueron síntesis superadoras de las que poco se ha hablado y por eso vengo a aquí a enunciar solo algunas paradigmáticas, como radical y testigo de cómo han sido.

● Ningún gobierno radical modificó la Ley Domingorena de educación que tanta movilización y fervor costó por aquel artículo 28, pudiendo haberlo hecho. Es más, el gobierno radical del 83 convocó a Domingorena a formar del mismo.

● Es fértil indicar que después de la anulación de los contratos petroleros de la Administración Frondizi, que fuera una bandera programática del radicalismo del 63, la renovada conducción radical promovió nuevas miradas y Raúl Alfonsín, por iniciativa de Conrado Storani(también actor del 63-66), resolvió enunciar el Plan Houton, en Texas, en marzo de 1985, ante los petroleros, para transmitir un compromiso de seguridad jurídica a los contratos futuros y continuidad a decisiones de gobiernos democráticos anteriores para la extracción, transformación y exportación de hidrocarburos. Supera el simbolismo.

● Nunca más necesario que hoy recordar el esfuerzo de Frondizi en impulsar la relación con Brasil, que había estado sostenida en un planificado malentendido, alimentado en ambas partes.

Los acuerdos de la Conferencia de Uruguayana entre Don Arturo y Quadros en 1961, criticados en su época, resultó el antecedente para el acuerdo de Alfonsín con Sarney en 1985 en aquella Declaración de Foz de Iguazú para aventar sospechas de aprovechamiento bélico secreto nuclear. Así se pudo firmar con tranquilidad de conciencia e interés nacional, el Tratado de Tlatelolco para la desnuclearización de América Latina,  amén de ayudar a la  pacificación con Chile, fabricante de misiles.

● Me consta que muchos de los pasos de política exterior entre 1958 y el 62 fueron tenidos en cuenta para los fundamentos del 83 en la Convención Nacional UCR, que integramos, para encontrar el tono a la relación con los EEUU y Europa.

● El acento por el industrialismo de la UCRI modifica la programática de la UCR definitivamente.

● Si en dos oportunidades los radicales sentimos que otro radical lo había pensado antes, fue cuando nos tocó el turno de actuar en La Hora del Pueblo en noviembre de 1970, noveles abogados de la Juventud Radical y 11 años después, en la Multipartidaria Nacional de 1981.

En ambos casos era obvio, que más que una presión a una dictadura militar era contribuir a que el Justicialismo reingresara en un camino de convivencia democrática.

Temática en la que mucho antes había meditado Frondizi y sus equipos, por el 57/58.

Estos puntos he querido remarcar porque fueron temas de conversaciones muy discretas con los presidentes Alfonsín y De la Rúa, antes de serlo y que consideraban que Arturo Frondizi fue también y sobre todo un presidente radical con pensamiento y vuelo propio.

Leer más...

lunes, 17 de octubre de 2022

A 100 AÑOS DEL INICIO DE UNA PRESIDENCIA EJEMPLAR

Por José Antonio Artusi

Se cumplieron el pasado 12 de Octubre 100 años del inicio de la presidencia de Marcelo de Alvear, una de las mejores que tuvo la República Argentina. El 10 de Octubre de 2021 dije en las páginas de La Calle que “los argentinos, pero sobre todo los radicales, sus correligionarios, hemos sido injustos con Alvear”, y detallé allí algunos de los numerosos logros de su magnífica gestión. Pero por alguna razón dejó de estar en algún momento, a pesar de sus sobrados méritos, entre los próceres radicales. Por qué? Félix Luna nos da algunas pistas en un artículo publicado en La Nación al cumplirse 50 años de su muerte: “La lucha interna desarrollada entre 1946 y 1950 constituye un modelo de renovación de un partido que de un momento a otro tiene que enfrentar la amarga evidencia de haber perdido la virtud mayoritaria y necesita cambiar sus formas y contenidos para aspirar a captar nuevamente la voluntad del electorado. El núcleo que lideraban Balbín, Lebensohn, Frondizi y otros, usó una dialéctica que satanizaba al alvearismo y sus epígonos; al triunfar, esta dialéctica quedó tan consagrada en el discurso partidario como la Declaración de Avellaneda. Así Alvear quedó condenado inapelablemente… Yo mismo, en mi lejana juventud radical, fui cómplice de esta desmemoria; en parte la salvé escribiendo una biografía de Alvear en la que criticaba sus posiciones políticas, pero valorizaba la simpatía de su figura, su integridad, y la sinceridad de su lucha. Pero los radicales, que han vivido tantos avatares, no han indultado a Alvear”. Así es; no es frecuente ver retratos de Alvear en las casas radicales. Y los retratos no son meros ornamentos, tienen una significación simbólica que muchas veces se nos escapa.

Pero Alvear fue, además, víctima de quienes alejándose del tronco radical pretendieron construir un Yrigoyen cercano a Perón. Se instaló de esa manera un relato falaz, en el que se ensalzaba un Yrigoyen popular y progresista y se demonizaba un Alvear oligárquico y conservador. Por otro lado, más tarde, y hasta nuestros días, desde algunos sectores liberales y conservadores se pretendió reforzar esa falsa antinomia entre Yrigoyen y Alvear, en este caso condenando a un Yrigoyen populista, y rescatando a un Alvear casi extraño al radicalismo. Ninguna de estas visiones se compadece con la realidad histórica. Más simple, Yrigoyen y Alvear fueron, cada uno con su estilo propio, simplemente radicales, liberales progresistas que querían que la libertad no estuviera reñida con la igualdad y la fraternidad.

A tal punto llegó el olvido de Alvear que Teodoro Marcó, en una carta publicada por el diario La Nación el 9 de Octubre de 1986, manifestó que había visto “con profunda simpatía, como demócrata y como radical, que el Comité Nacional de la Juventud de mi partido, con motivo de haberse cumplido los primeros mil días del gobierno de la democracia, haya rendido… homenajes a los presidentes constitucionales Yrigoyen, Perón e Illia… La sola enunciación de dichos nombres pone en evidencia que se ha omitido, cometiendo una injusticia que no puedo silenciar, al Dr. Marcelo T. de Alvear.” Más adelante, el ex diputado nacional y ex vice gobernador de Entre Ríos señaló que “la figura de Alvear – como Presidente de la República o como líder del radicalismo – se agiganta a través de la historia. Es un hecho unánimemente reconocido que su proficua gestión de gobierno se caracterizó por la plena vigencia del Estado de Derecho y las libertades públicas, así como también por su espíritu progresista y de claro contenido de justicia social, concretado en leyes fundamentales de nuestra legislación laboral…”

Enrique Pereira, en su monumental tarea de investigación y esclarecimiento de la historia del radicalismo, reivindicó a Alvear sin retaceos ni concesiones: “Otro tópico divulgado es el del “alvearismo”, que circula por los ámbitos políticos a la manera de un vago comodín, más o menos despectivo, cuyo exacto significado nadie precisa ni quiere precisar. La verdad es que los documentos y la realidad nos enseñan algunas cosas tales como las siguientes: Yrigoyen confió siempre en Alvear, y don Marcelo, con su personalidad de hombre libre militante de un partido democrático y no de lacayo, fue en lo trascendente y esencial, leal a Yrigoyen, a tal punto que la suya fue una presidencia progresista, ejemplar, cuya imagen histórica fue deteriorada obviamente por la división radical…”.

Un conservador honesto y lúcido como Emilio Hardoy tuvo la generosa e infrecuente actitud, en ocasión del cincuentenario de la muerte de Alvear, de reconocer culpas y pedir perdón: “… mi presencia obedece a una expansión irresistible de mi espíritu, a una confesión pública que debo hacer, que ya he hecho en otras circunstancias, pero ninguna ocasión más solemne ni oportuna que esta. Vengo a pedir perdón públicamente por el fraude electoral que cerró el paso al poder a este gran ciudadano que fue Marcelo de Alvear. Cerrarle el paso al gran señor de la República fue un acto irracíonal, y más que eso, fue un acto de locura, un crimen político…”     

Asistimos quizás en estos momentos a un proceso de revalorización de la figura de Marcelo de Alvear . Enhorabuena. Se trata de un rescate largamente merecido, pero sobre todo útil para entender mejor nuestro pasado y para construir un futuro mejor.- 


Publicado en el diario La Calle el día 16 de Octubre de 2022.-  

Leer más...

“MUJERES, VIDA, LIBERTAD”

Por José Antonio Artusi

El pueblo iraní está gobernado por un régimen teocrático y opresor que se hace llamar “República Islámica de Irán”. Podríamos pensar que el sistema republicano es afín al laicismo y demanda la separación nítida entre las competencias y funciones de las instituciones religiosas y el Estado; y que una democracia verdadera no puede ser nunca “tutelada” por los jerarcas de ninguna fe, y que el Estado de derecho moderno requiere el imperio de normas surgidas de la deliberación pública basada en la voluntad popular y no en los preceptos de una determinada religión, que se tornan obligatorios para todos los ciudadanos, profesen o no esa religión. Pero supongo que los clérigos iraníes condenarían estas disquisiciones y las calificarían de zonceras occidentales inaplicables a su propio país, o más aún, blasfemias imperdonables inspiradas por el propio Satán. Cuando criticamos el carácter “islámico” de la seudo república iraní no caemos en absoluto en el pecado de la “islamofobia”, dado que la musulmana es una religión tan respetable como cualquier otra, profesada por millones de fieles en todo el mundo, incluso en nuestro país, que conviven en paz y armonía con sus vecinos de otras religiones y con los que no tienen ninguna. Lo objetable, lo inaceptable, es que se pretenda volver de manera reaccionaria a fundar la legitimidad de la acción del Estado en relación con sus ciudadanos en la vigencia con carácter de norma general de preceptos establecidos en antiguos textos que algunos consideran sagrados y generados por acción divina.

Pero algo está cambiando. Hace pocos días una joven iraní de 22 años, Masha Amini, fue detenida por la “policía moral” por no llevar bien puesto el velo que le cubría el cabello, vulnerando de esta manera una de las absurdas y machistas reglas impuestas desde la revolución de 1979, que exigen que las mujeres se cubran el pelo en público.  El abogado de su familia denunció que en el marco de la injusta privación de su libertad fue salvajemente golpeada, sufrió un infarto, y murió. La muerte de Masha Amini desencadenó una ola de protestas – básicamente a cargo de mujeres – en todo el país, que salieron a las calles a manifestar su bronca y su dolor, seguramente reprimido por años, y a reclamar no sólo que se haga justicia en el caso del crimen de Masha Amini, sino mucho más, que termine un nefasto sistema de opresión y discriminación, que castiga y perjudica sobre todo a las mujeres y a quienes asumen identidades de género diversas. Reclaman, en el fondo, que Irán sea una verdadera república, y que deje por lo tanto de ser una dictadura teocrática.

La lección de lucidez y coraje que las valientes mujeres iraníes nos están dando a todos los amantes de la libertad es conmovedora, y demanda de todos nosotros solidaridad y respeto. Lamentablemente, en todo Occidente, y en particular en la Argentina, el silencio y la indiferencia de muchas organizaciones que deberían estar consustanciadas con la defensa incondicional de los derechos humanos y sobre todo con los de las mujeres, ha sido ensordecedor.

Ya se han cometido demasiados crímenes atroces al amparo encubridor y falaz de supuestas identidades culturales y particularismos antiuniversalistas. Por eso es necesario recordar una vez más que los derechos humanos son universales, que rigen en todo el mundo, para todas las personas, y que no dependen ni la religión, ni de la nacionalidad, ni de la ideología, ni del color de piel de las personas, sino que están solamente vinculados a la condición humana.

Algún día, la ominosa teocracia iraní será sólo un doloroso recuerdo, y las hermosas mujeres iraníes podrán lucir el pelo como se les cante, podrán escuchar la música que se les antoje, podrán tomar lo que quieran en un bar, y podrán ir a la playa mostrando su cuerpo hasta donde les plazca. Algún día ningún iraní homosexual será condenado por el solo hecho de serlo. Ese día, Irán y el mundo serán un poco mejores. Y se lo deberemos en buena medida a las mujeres iraníes que se están jugando  - y algunas perdiendo - la vida en las calles, reclamando libertad e igualdad.-   


Publicado en el diario La Calle el día 9 de Octubre de 2022.- 

Leer más...

domingo, 16 de octubre de 2022

“LOS PRINCIPIOS”

Por José Antonio Artusi

El diario “Los Principios” fue fundado en 1924 por Ambrosio Artusi, quien fue concejal en varios períodos, diputado nacional entre 1926 y 1930 y Presidente Municipal de Concepción del Uruguay entre 1939 y 1943. El medio tuvo una clara identificación con el radicalismo yrigoyenista. Fueron sus directores Nicolás San Martín, Albino Romanzo, Ernesto Bourband T., Víctor Etcheverry, Luis María Rodríguez, Manuel Eduardo Nocetti, y el mismo Ambrosio Artusi. Tras su muerte el diario no pudo subsistir demasiado tiempo.

La revista “Panorama” publicó en 1939 un artículo titulado “Los Principios es tribuna de la democracia”, en la que lo califica como “uno de los diarios más respetados de la provincia”. Allí se expresa que “este prestigiosísimo órgano periodístico cumplió el 1º de Agosto próximo pasado su décimo quinto año de vida, editando en esa oportunidad un hermoso número extraordinario que fue recibido con satisfacción unánime por el público. Es propiedad de la Sociedad Anónima “Los Principios”, de cuyo Directorio es Presidente el Sr. Ambrosio Artusi. Se edita en talleres propios, siendo sus ediciones diarias de 8 y 10 páginas. Su tiraje oscila alrededor de los 3.000 ejemplares diarios… Su ideario político está contenido en los postulados de la Unión Cívica Radical, de la que es un digno y esforzado defensor, que actúa con miras elevadas y desde un plano superior… Aunque es órgano político, no ha dejado por eso “Los Principios” de asumir su rol de defensa del interés público de una manera integral. Ha sabido ejercer, en ese sentido, la representación de los intereses de la ciudad y el departamento, desde un punto de vista amplio y dirigido al beneficio común sin parcialidades… Pero mucho mejor que nosotros ha expresado el mismo diario este aspecto fundamental de su labor, en un artículo editorial del día 1º de Agosto de 1938, al cumplir un nuevo año de existencia. Decía, en parte, aquel artículo: “Creemos sinceramente haber cumplido con nuestro deber porque entendemos que el periodismo es grande más que por el número de derechos que confiere, por la suma de enormes responsabilidades que impone… No tenemos la pretensión de haber realizado obra ilustrada, pero sí la tenemos de haber sido sinceros, veraces y respetuosos. Esto último basta para justificar nuestra tranquilidad de espíritu”.  

Andrés Rousseaux, en un trabajo sobre los 60 años del Diario “La Calle”, refiere que “en la década de 1940 se publicaban en Concepción del Uruguay los periódicos “La Juventud” y  “Los Principios” como órganos de prensa más importantes, que respondían a la ideología política de sus fundadores, además circulaban una variada  gama de boletines.” El diario funcionó en un inmueble ubicado en la esquina sur oeste de las calles 8 de Junio y Ameghino. El mencionado autor señala que al cerrar definitivamente sus puertas, la viuda de Ambrosio Artusi y propietaria del local donde funcionaba el diario, Isabel Romanzo de Artusi, “alquila el edificio  de calle Ameghino Nº 139 -incluído sus máquinas- a “La Calle SRL”, en $ 100 pesos mensuales, trasladando sus talleres y redacción… Posteriormente este edificio es rematado el  domingo 10 de agosto de 1947 siendo adquirido por la empresa “La Calle SRL” en la suma de $11.200… la adquisición del edificio y máquinas del ex periódico “Los Principios”… permite al diario ampliar notoriamente sus ediciones habituales y mejorar su presentación gráfica”.

“Los Principios”, efectivamente, resultó clave en los inicios del diario “La Calle”. Tal es así que en uno de sus primeros números, en Enero de 1944, el nuevo periódico “cumple con agradecer a su colega “Los Principios” la amplia adhesión exteriorizada materialmente al haberle ofrecido y puesto a su disposición maquinarias de su taller tipográfico. Con ello se ha logrado allanar en buena parte varias importantes dificultades que hubieran retardado en algunas horas más sus ediciones iniciales”. Más aún, en la edición del 14 de Enero de 1944, con el título “Opiniones de la prensa sobre la aparición de “La Calle”, el flamante matutino reproducía la generosa referencia que había sido publicada en “Los Principios”: “La aparición de un nuevo colega en la vida periodística de una ciudad no puede sino ser una satisfacción, no sólo para la población sino también para sus colegas… Su primera edición ha causado excelente impresión… El aspecto gráfico de “La Calle” es cuidado y no dudarlo habrá de ser mejorado en sucesivas ediciones. Al saludar al colega y establecer el canje de práctica, “Los Principios” desea que a su aparición le siga una secuela de constante superación y triunfos…”.     

“Los Principios” acompañó durante prácticamente 20 años la trayectoria política de Ambrosio Artusi y del radicalismo yrigoyenista uruguayense. Como su fundador, es representativo de una época, y constituye un testimonio privilegiado de ese tiempo histórico. Quizás queda como asignatura pendiente para nosotros el desafío de reconstruir su colección completa, para que pueda nutrir la valiosísima hemeroteca del Museo Municipal “Casa de Delio Panizza”, cuyo personal está llevando adelante una magnífica tarea de digitalización, digna de amplio reconocimiento y apoyo por parte de toda la comunidad.       


Publicado en el diario La Calle el día 2 de Octubre de 2022.-

Leer más...

ALFREDO PALACIOS Y EL LIBERALISMO CLÁSICO


Por José Antonio Artusi

Uno de mis placeres porteños es caminar por calle Corrientes y hurgar sin ningún plan preestablecido en librerías que ofrecen libros viejos y baratos. Siempre aparece algo interesante. Esta semana, entre otros, me encontré con un ejemplar de una obra de Rubén Giustiniani, “El socialismo de Alfredo Palacios”, que me resultó muy útil para rescatar algunos aspectos de la influencia del liberalismo clásico en el ideario del legendario legislador socialista de la ciudad de Buenos Aires.    

Comienza diciendo Rubén Giustiniani que “en la tarde del 13 de marzo de 1904, como salidos de “El crepúsculo” de Quinquela Martín, los obreros de la Boca festejaban la llegada del primer diputado socialista de América al Congreso de la Nación. La modificación del régimen electoral que el ministro Joaquín González pone en vigencia a partir de un plan político del Presidente Julio Roca determinó la división de la ciudad de Buenos Aires en veinte circunscripciones donde cada una de ellas elegía sus representantes a la Cámara de Diputados. El barrio de la Boca era la expresión de la nueva Argentina. Las casas de zinc en los doscientos conventillos albergaban a los obreros de los astilleros, los marinos y los pescadores en la pobreza y el hacinamiento. En esa abigarrada población abundaban los garibaldinos, los masones, los anticlericales, los abstenidos radicales. Serán ellos los protagonistas de la histórica elección”.

Cuando me refiero a las influencias del liberalismo clásico en el socialismo de Palacios no aludo solamente a la dimensión política propia de la democracia republicana, en la que de manera igualitaria se reconocen a los individuos derechos y garantías para el ejercicio de su autodeterminación. Hablo también de la dimensión económica, que interactúa con aquella y la complementa, dando lugar a lo que algunos han denominado la democracia social. Esta veta liberal progresista puede observarse en al menos dos grandes tópicos de la política económica: las tensiones entre el libre comercio y el proteccionismo y la cuestión del acceso a la tierra por parte de los trabajadores.

Continúa Giustiniani su prólogo aseverando que “recorrer la obra de Alfredo Palacios es transitar caminos de increíble actualidad”. El libro contiene textos del propio legislador socialista, que – efectivamente – revisten una notable vigencia.

Escribió Alfredo Palacios en su rechazada tesis doctoral: “Los mismos factores determinantes del sistema económico que hunde en la miseria a millares de proletarios en la decrépita Europa, aparecen en este pueblo de vejez prematura y de incapacidad política… Los presupuestos de gastos arrojan cifras cada vez mayores. El sistema proteccionista, proclamado por el gobierno, favorece a unos cuantos industriales con detrimento de los consumidores. Los impuestos internos y de Aduana, como la gota de aceite, van extendiendo cada vez más su esfera…”. Nada nuevo bajo el sol; Palacios parece estar describiendo la realidad argentina contemporánea, la de trabajadores y consumidores castigados por impuestos regresivos y distorsivos y por los altísimos precios de bienes producidos por empresarios acostumbrados a “cazar en el zoológico”. La Historia suele ser más compleja que las simplificaciones maniqueas y absurdas que se pretenden instalar a veces como verdades reveladas. No es demasiado frecuente que se recuerde al socialista Palacios condenando el proteccionismo para defender los derechos de los consumidores frente al gobierno conservador de Roca.   

La otra cuestión es la del acceso a la tierra, uno de los tres factores de producción de la economía clásica, junto al trabajo y al capital, pero sin confundirse nunca con éste, pues son de naturaleza diferente. Dirá Alfredo Palacios en el Congreso de la Nación en 1940: “nuestras leyes de tierras, mal aplicadas, han permitido la expansión del latifundio que destruye el vigor de los pueblos en vez de facilitar la colonización… Nuestro campo se habría poblado con la aplicación honesta de una ley de colonización y con la implantación del sistema de impuesto al mayor valor de la tierra que debía regir antes de efectuarse expropiaciones para entregar la tierra al productor… Tal sistema impositivo favorecería la división de la tierra, porque el propietario abandonaría su actitud pasiva, en espera del mayor valor; atenuaría la especulación, el viejo enemigo de la pequeña propiedad rural triunfante de las leyes agrarias y que contribuye a detener la población preparando grandes convulsiones para el futuro; regularizaría las fluctuaciones del valor y propendería a que la tierra fuera entregada al trabajo… Urge un sistema fiscal que permita al Estado apoderarse, en relativa proporción, del aumento del precio del suelo, facilitando la adquisición de la tierra a los que quieran trabajarla. Se trataría de tomar una parte de los valores producidos por el trabajo de la sociedad…”. Los ecos de la obra del economista norteamericano Henry George y de los economistas clásicos ingleses son evidentes.

El último legislador nacional que propuso una reforma tributaria tendiente a crear algo parecido al sistema propuesto por Alfredo Palacios fue el Dr. Eduardo Conesa, del Partido Demócrata de la Ciudad de Buenos Aires. Paradojas, o no tanto, de la Argentina contemporánea.-    


Publicado en el diario La Calle el día 25 de Septiembre de 2022.-      

Leer más...

viernes, 7 de octubre de 2022

UN SISTEMA ENFERMO

Por José Antonio Artusi

La realidad en materia de salud pública en la Provincia de Entre Ríos muestra un panorama francamente desalentador. Las dificultades y problemas cotidianos de todo orden que deben sufrir quienes acuden a centros de salud y hospitales públicos son la manifestación más visible de la crisis en la coyuntura, que recaen sobre todo, obviamente, en los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.    

Pero además, aunque menos visibles, problemas estructurales como los déficits en materia de promoción, prevención y atención primaria de la salud, la falta de una adecuada regionalización hospitalaria, el incumplimiento de la cláusula constitucional que ordena que los directores de hospital se designen por concurso, la ausencia de una eficaz articulación del sector salud con otras áreas de las políticas públicas como educación y vivienda, la insuficiencia de acciones en materia de educación sexual y salud sexual y reproductiva, el agravamiento de problemas ambientales y sociales, entre tantas otras cuestiones, demuestran a las claras que se ha venido improvisando y colocando parches, sin un plan estratégico que dé respuestas a la necesidad de revisar profundamente el sistema de salud, que - como en todo el país - se caracteriza por su fragmentación y desarticulación, en el que la masa de recursos que se invierten no se compadece con los resultados alcanzados.

Tenemos un sistema de salud disperso y profundamente desigual e inequitativo, con superposición caótica de funciones y responsabilidades entre los distintos niveles del Estado y entre éstos y las entidades de la seguridad social y el sector privado, lo que determina una alta ineficiencia del gasto público en salud.    

Es necesarios recordar que la política sanitaria es fundamental para brindar igualdad de oportunidades, para que todos puedan disfrutar efectivamente del derecho a la salud y de otros derechos económicos y sociales de raigambre constitucional.

En este sentido es menester señalar también la incomprensible demora en reglamentar nuevos derechos e institutos incorporados al texto de la Constitución de Entre Ríos, reformada en 2008. Basta leer el Artículo 19, entre otros, para tomar conciencia de la distancia que media entre el mandato constitucional y la realidad:

"La Provincia reconoce la salud como derecho fundamental, desarrollando políticas de atención primaria. La asistencia sanitaria será gratuita, integral, adecuada y oportuna. Será prioritaria la inversión en salud, garantizando el primer nivel de atención, así como la formación y capacitación. Se implementará un seguro provincial de salud para toda la población y una progresiva descentralización hospitalaria. El medicamento es un bien social básico. El Estado regula y fiscaliza el circuito de producción, comercialización y consumo de éstos y de los productos alimenticios, tecnología médica y acredita los servicios en salud. La ley propenderá a jerarquizar el nivel de atención hospitalaria de tiempo completo".

Otros artículos de nuestra Constitución provincial se refieren también, directa o indirectamente, a la salud: artículo 20 (derechos sexuales y reproductivos), artículo 21 (personas con discapacidad), artículo 22 (derecho a un ambiente sano), artículo 24 (derecho a la alimentación y a un ingreso mínimo indispensable para la subsistencia en determinadas situaciones), artículo 25 (derecho a la vivienda), etc..

La pandemia y las respuestas que se brindaron desde el Estado, muchas veces en detrimento de la adecuada atención de otras patologías, vinieron a agravar problemas existentes, que se combinan ahora de manera preocupante con una crisis social que muestra elevados índices de pobreza y exclusión social, sobre todo en la población infantil. Urge encontrar caminos razonables para aplicar remedios estructurales a sistema enfermo, que no resiste más meros paliativos y demanda soluciones de fondo. Sin un adecuado sistema de salud pública provincial, articulado eficientemente con las políticas nacionales y con las de los gobiernos locales, no podremos aspirar a ser una provincia pujante y desarrollada. Es obvio por otro lado que los sistemas de salud no operan en el vacío, sino en el contexto de un determinado escenario económico y social, para mal o para bien. Será clave por ende procurar la debida sinergia entre las políticas públicas de todos los sectores.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 de Naciones Unidas - “garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo sostenible” - y sus metas para el año 2030 nos deberían motivar a reconocer la gravedad del problema, a elaborar diagnósticos adecuados, y a implementar estrategias viables y efectivas, que lejos de la declamación y las meras promesas, se transformen en realidades concretas para una mejor calidad de vida de todos los entrerrianos.-   


Publicado en el diario La Calle el día 18 de Septiembre de 2022.- 

Leer más...

HERMINIO JUAN QUIRÓS


Por José Antonio Artusi

Herminio Juan Quirós nació en Colón el 8 de Febrero de 1873 y murió en Paraná el 11 de Septiembre de 1931, hace 91 años. Cursó la escuela primaria en su ciudad natal y posteriormente se graduó de bachiller en el Colegio del Uruguay. Más tarde se trasladó a la ciudad de Buenos Aires, donde estudió abogacía en la UBA, claustros que más tarde lo tendrían como profesor universitario especializado en derecho administrativo. Inició su carrera política en las filas de la Unión Cívica Radical, llegando a ser en su etapa estudiantil presidente del primer Comité de la Juventud de la Capital Federal. Participó en la revolución radical de 1893 y fue secretario de Leandro Alem.   

Durante una década, entre 1920 y 1930, ocupó una banca en la Cámara de Diputados de la nación, siendo su último mandato interrumpido por la trágica asonada del 6 de Septiembre de ese año. Llevó adelante en esos años, durante las presidencias de Hipólito Yrigoyen y Marcelo de Alvear, una intensa labor legislativa que se plasmó en numerosos proyectos y que se concretó en obras concretas que todavía pueden apreciarse, en especial en la ciudad de Colón. Muchas se concretaron en ese momento, y otras tendrían que esperar décadas, tales como el puente internacional que une las ciudades de Colón y Paysandú, iniciativa que impulsó en un proyecto de 1924.

En las elecciones provinciales de 1930 representó al radicalismo antipersonalista como candidato a Gobernador, acompañado en la fórmula por Cándido Uranga. Tras imponerse en las urnas, asumió el cargo el 1 de Octubre de 1930 sucediendo a Eduardo Laurencena y lo ejerció hasta su muerte, el 11 de Septiembre de 1931. En ese breve período llevó adelante una gestión ejemplar, en la que concretó un notable aporte a la educación entrerriana a través de la construcción de escuelas, pero en la que también dejó iniciativas truncas que se concretarían más tarde, tales como la reforma de la Constitución incorporando el sufragio de las mujeres y otras innovaciones y adelantos. Además, en pocos meses dejó una clara impronta en materia de impulso a la creación de cooperativas, el fomento al crédito agrario, etc. Tras su cargo la Gobernación quedó a cargo del Presidente del Senado, Atanasio Eguiguren, ya que el Vicegobernador Uranga había fallecido pocos meses antes.   

Los restos de Quirós fueron llevados a la Recoleta y en el sepelio hicieron uso de la palabra Atanasio Eguiguren, el uruguayense Isidoro Neyra, el poeta Guillermo Saraví y otros oradores que destacaron sus virtudes republicanas y su enorme obra de hombre público, con muchísimas iniciativas concretadas y otras frustradas por su temprana partida. 

Posteriormente la sociedad colonense se movilizó para que los restos de Quirós descansen en su ciudad natal, a la que tantos esfuerzos había dedicado. Es así que se formó una comisión popular a tal efecto, que logró la construcción de un mausoleo encargado al escultor Luis Perlotti, de notable valor histórico y artístico. A 91 años de su muerte, rendir homenaje a la muerte de Quirós puede servirnos como inspiración para trabajar denodadamente, como lo hizo él, por una Entre Ríos pujante, progresista y en paz, en definitiva, tal como reza nuestra marcha provincial, “la Entre Ríos que Urquiza soñó”.-


Publicado en el diario La Calle el día 11 de Septiembre de 2022.-

Leer más...