jueves, 30 de diciembre de 2021

DE CÓDIGOS Y PLANES


Por José Antonio Artusi

Se cumplieron el 21 de diciembre 23 años de la muerte de Carlos Matus, el artífice de la revolución epistemológica y metodológica que significó la planificación estratégica situacional en el campo de las políticas públicas. Para Matus planificar “no es otra cosa que el intento del hombre por crear su futuro y no ser arrastrado por los hechos”, y en ese contexto el plan es “el cálculo que precede y preside la acción”.

El Código de Ordenamiento Urbano de Concepción del Uruguay data de fines del siglo pasado. Fue una de las pocas líneas de acción que se implementó como consecuencia de la elaboración del Plan Estratégico (PECU), que estuvo coordinada por Freddy Garay. Desde su sanción ha sufrido innumerables reformas espasmódicas, verdaderos parches, y numerosas excepciones, que lo han desnaturalizado y convertido en una norma ineficiente y débil, agravado esto por el hecho de que el proceso de planificación se discontinuó, se retomó brevemente en la reformulación del 2010 y se discontinuó nuevamente, hasta hoy.

Digámoslo claramente, no puede haber código sin plan. Por eso es saludable que el año que viene se discuta un nuevo código, en el marco de una actualización, explìcita o implícita, del plan de desarrollo territorial de la ciudad, e – idealmente – en el inicio de un proceso continuo de planificación de la ciudad, que de “estratégico” no tenga sólo el nombre. Y ya que estamos digamos que el código debería llamarse de ordenamiento territorial y no de ordenamiento urbano, pues el municipio tiene atribuciones y competencias sobre un radio que abraca áreas urbanas, suburbanas, rurales, de protección ambiental, etc; que deben gestionarse de manera integral y armónica.

Sería saludable que en el Código reformado se elimine por completo la posibilidad de excepciones. Las normas están para cumplirse, y si no sirven se cambian. Es un absoluto disparate someter al Concejo Deliberante a la disyuntiva de tener que decidir en qué casos se respeta y en qué casos no se respeta la norma que el propio cuerpo aprobó. Las excepciones reiteradas y permanentes y la falta de una normativa adecuada que regule el desarrollo urbano generan varios problemas:

1) Erosionan el valor del código como norma de validez general y vulneran el principio de la igualdad ante la ley. Abren una puerta peligrosa a futuros pedidos de excepciones que se van a intentar fundamentar en las anteriores. Si en un caso se otorgaron, con qué argumentos se negarán en otro? Introducen un sistema de toma decisiones que es discrecional, probablemente arbitrario, y no sujeto a criterios objetivos explícitos y racionales.

2) Generan falta de estabilidad y previsibilidad en las reglas de juego; y por ende, aunque a priori no se vea claramente, atentan contra la posibilidad de alentar inversiones serias a largo plazo.

3) En muchos casos contribuyen elevar artificialmente los precios del suelo y a alimentar la especulación inmobiliaria, dado que generan expectativas indebidas sobre la valorización a futuro de los predios sujetos a posibles excepciones.

4) En otros casos fomentan la expansión urbana dispersa, desconectada,  y de baja densidad, lo que generará problemas a futuro en términos de encarecimiento de las infraestructuras y la prestación de servicios, insostenibilidad ambiental, segregación residencial, déficits habitacionales, etc.

5) Tornan inútil al Código como herramienta de planificación y de orientación del desarrollo urbano.

6) Dificultan la implementación de instrumentos de recuperación y reinversión de la valorización del suelo generada por las acciones públicas. El Municipio “regala” alegremente plusvalías inmobiliarias que pueden y deben ser recuperadas, porque surgen a partir de obras, servicios o decisiones administrativas a cargo del Estado. Acá suena a ciencia ficción, pero en ciudades como Trenque Lauquen o en muchas ciudades brasileñas se hace, no hay justificación posible para el verdadero despilfarro de recursos públicos que se genera por falta de una normativa adecuada, aunque no se vea. Es hora de comenzar a verlo. Y de actuar en consecuencia.

Publicado en el diario La Calle el día 26 de Diciembre de 2021.-

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ARTURO FRONDIZI: OTRA MIRADA


Por José Antonio Artusi

La figura de Arturo Frondizi es polémica, controversial, y yo diría difícil de caracterizar como pocas en la historia argentina. Cada uno tendrá su interpretación. Esta es una parte de la mía.

Arturo Frondizi fue uno de los fundadores del Movimiento de Intransigencia y Renovación en el seno del radicalismo, uno de los diputados que junto a Balbín encabezó desde el bloque de los 44 y desde la presidencia del Comité Nacional de la UCR la corajuda y coherente oposición al primer peronismo, un dirigente estudioso e innovador que con notable lucidez escribió el libro "Petróleo y Política", y el primer y único Presidente de la República en lograr la sanción de una ley que estableciera la nacionalización de los hidrocarburos, el gran objetivo que no pudo lograr Hipólito Yrigoyen. Seguramente no fue el único en tener alguna responsabilidad en la división del radicalismo en 1958, pero hoy cabe reflexionar acerca cuantos males podrían haberse evitado si no hubiera mediado ese trágico cisma que dio origen y vida efímera a la UCR Intransigente y a la UCR del Pueblo. Sobre todo porque no fue sólo el radicalismo el que se partió al medio, sino su sector más lúcido, innovador y progresista, como era el MIR, privando al partido y al país de una formidable herramienta de transformación.

Es un lugar común sostener que Frondizi dijo una cosa en “Petróleo y política” e hizo otra diametralmente opuesta cuando fue Presidente. Sin embargo, un análisis profundo de los hechos relativiza bastante o directamente refuta esta aseveración. La ley de hidrocarburos de Frondizi fue la única que nacionalizó el petróleo, como querían Yrigoyen y Mosconi, aunque no pudieron lograrlo. Los otros dos grandes pilares de esa ley, derogada de facto por Onganía, eran la prohibición de las concesiones petroleras y el rol estratégico de la empresa YPF. La UCRI avaló la ley, y la UCRP lo hizo parcialmente, manifestándose a favor de la provincialización de los recursos. Las diferencias que sobrevinieron luego, con la anulación de los contratos por parte del Presidente Arturo Illia, no fueron en torno a la cuestión central - esto es si el petróleo es o no un bien nacional - si no que estuvieron relacionadas con diferencias de interpretación a la hora de caracterizar dichos contratos. La ley de Frondizi, una excelente ley, establecía con buen criterio que se prohibían las concesiones, y que las empresas privadas podían participar en la explotación de yacimientos a través de contratos de explotación; y al Presidente Illia jamás se le ocurrió dar marcha atrás con esa norma. Lo que el gobierno de Illia sostuvo en aquel momento es que los contratos de Frondizi eran concesiones encubiertas, y que por lo tanto debían anularse. Visto a la luz de lo que vino después, parece una discusión menor acerca de detalles, aunque haya pasado a la Historia como una contradicción fundamental insalvable. Como tantas veces, el árbol ocultó el bosque. Luego la dictadura de Onganía derogó por decreto la ley de Frondizi, y si bien mantuvo el dominio nacional introdujo la nefasta posibilidad de las concesiones. Lo demás es historia más reciente. En la Convención del 94, sin que ello genere demasiados debates en los partidos mayoritarios, se volvió a la tesis de la seudo provincialización de los recursos naturales, y de ese modo abrimos la puerta a un proceso que sólo encubrió la entrega, privatización, extranjerización y saqueo de nuestros recursos hidrocarburíferos.

El busto que rinde un merecido homenaje a su memoria desde la semana pasada en la Plaza Ramírez de Concepción del Uruguay nos invita a reflexionar sin prejuicios acerca del valioso legado de las ideas de Arturo Frondizi. Con sus aciertos y errores, con sus luces y sombras, su trayectoria nos interpela para obtener de la Historia enseñanzas que nos sirvan para comprender el presente y para construir juntos un futuro mejor.-    

Publicado en el diario La Calle el día 19 de Diciembre de 2021.-

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Calles que faltan: Luis Lorenzo Etchevehere


Por José Antonio Artusi 

La figura de Luis Lorenzo Etchevehere es en buena medida desconocida y poco recordada, incluso dentro de las filas de su propio partido, la Unión Cívica Radical, a pesar de su notable trayectoria. Nació en Diamante el 22 de mayo de 1875 y murió en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1935. Abogado egresado con medalla de oro de la UBA, fue uno de los fundadores y primer director de El Diario de Paraná, acompañó como Vicegobernador entre 1914 y 1918 al primer gobernador radical, Miguel Laurencena; fue ministro en la gestión del Gobernador Celestino Marcó entre 1918 y 1920, senador nacional entre 1925 y 1931, y Gobernador de la provincia entre 1931 y 1935.   

¿Por qué necesitamos rescatarlo del olvido? ¿Qué sentido tiene rendir homenaje a su memoria?

Cada uno tendrá su respuesta. Acá va la mía. Porque estudiar su magnífica obra de gobierno y mirarnos en el espejo de su conducta política puede servirnos mucho, no como un ejercicio nostálgico ni como una forma de regodearnos con las glorias del pasado, sino como una oportunidad para aprender de nuestra propia historia y para extraer lecciones que nos sirvan para entender el presente y desde allí construir un futuro mejor. Porque muchas de las ideas y acciones de gobierno de Etchevehere y sus ministros entre 1931 y 1935 - entre los que sobresale Bernardino Horne - adquieren hoy renovada vigencia.

Existen numerosas y fundadas razones para sostener que Luis Lorenzo Etchevehere haya sido quizás el mejor Gobernador del siglo XX en la Provincia de Entre Ríos. No agotaremos esas razones en estas breves líneas, obviamente. En plena década infame, cuando en Argentina imperaba el fraude y en Europa se consolidaban los totalitarismos más atroces, cuando las gravosas consecuencias económicas y sociales de la crisis del 30 se hacían sentir, Entre Ríos fue sin embargo un oasis de democracia, libertad y progreso; en buena medida gracias a la acción de gobiernos ejemplares, entre los que se destaca sin dudas el de Luis Lorenzo Etchevehere.

Entre otros tantos logros impulsó la reforma de la Constitución Provincial de 1933, pionera en materia de constitucionalismo social, que consagró la autonomía de los municipios y otorgó el derecho al sufragio a las mujeres. Puso en marcha políticas públicas trascendentes: creación del Departamento Agrícola Ganadero, constitución de la Federación Entrerriana de Cooperativas, creación del Banco de Entre Ríos (que luego otros privatizaron y extranjerizaron), ley de transformación y colonización agraria, la ley de Solidaridad Social destinada a proveer a los colonos de semillas, creación y fomento de bibliotecas populares, etc.. Merece destacarse la poco conocida Ley 3006/34, de “contribución directa con impuesto progresivo a la tierra libre de mejoras y catastro de inmuebles”, en sintonía con otras iniciativas similares en diversos puntos del país que se hacían eco de las ideas progresistas del economista norteamericano Henry George, norma que de haber continuado en el tiempo habría significado un notable impuso a la producción y al trabajo, democratizando el acceso al suelo y evitando prácticas especulativas.  

Buena parte de ese programa de transformación de las estructuras económicas y sociales de la provincia de Entre Ríos constituye una asignatura pendiente. El mejor homenaje a Luis Lorenzo Etchevehere será avanzar en su concreción, por una Entre Ríos pujante y próspera, que salga de esta pendiente de atraso y decadencia en la que se encuentra desde hace décadas.-

Publicado en el diario La Calle el día 12 de Diciembre de 2021.-

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miércoles, 8 de diciembre de 2021

100 Trenque Lauquen


Por José Antonio Artusi

El Sábado 3 de Octubre de 1868, 9 días antes de asumir la Presidencia de la República, Sarmiento brindó un discurso en Chivilcoy. Allí pronunció esta frase: “Les prometo hacer 100 Chivilcoy en los seis años de mi gobierno y con tierra para cada padre de familia, con escuelas para sus hijos”. La expresión “100 Chivilcoy” utilizada como metáfora de un programa de gobierno basado en la inmigración, la colonización, la transformación agraria, la ocupación efectiva del territorio nacional unido por líneas férreas y comunicado por el telégrafo, la fundación de nuevas ciudades en un esquema que equilibrara la macrocefalia porteña, la promoción de la agricultura, la industria y el comercio, la participación ciudadana centrada en la autonomía municipal, y la educación pública, laica, gratuita y obligatoria. En aquel memorable discurso Sarmiento también expresó lo siguiente: “He aquí mi programa, y si el éxito corona mis esfuerzos, Chivilcoy tendrá su parte en ello, por haber sido el pionero, que ensayó con mejor espíritu la nueva Ley de Tierras, y ha demostrado que la pampa no está condenada, como se pretende, a dar exclusivamente pasto a los animales, sino que en pocos años, aquí, como en todo el territorio, ha de ser luego asiento de pueblos libres, trabajadores y felices”.

Pues bien, así como Sarmiento pudo decir “100 Chivilcoy” en el siglo XIX, nosotros necesitamos ahora decir “100 Trenque Lauquen”. Le debo la expresión a Sebastián Welisiejko. Qué quiero decir con esta versión contemporánea del “100 Chivilcoy” sarmientino? El desarrollo de un nuevo programa de gobierno, emparentado con aquel, que tenga al derecho a la ciudad y a la vivienda, y al logro de territorios más equitativos y prósperos como uno de sus rasgos centrales. Y por qué Trenque Lauquen? Porque esta ciudad bonaerense es un ejemplo exitoso de políticas públicas aplicadas consistentemente a lo largo de varios períodos de gobierno en procura de esos objetivos. Porque en un país como el nuestro el acceso al suelo y a la vivienda y la construcción de un hábitat más justo e integrador aparecen como asignaturas pendientes que no podemos soslayar si queremos realmente construir una sociedad democrática y desarrollada, en la que se hagan realidad los derechos y garantías consagrados en la Constitución, en la que todos tengamos realmente la oportunidad de desarrollar proyectos de vida en condiciones de libertad e igualdad.

Qué ha hecho Trenque Lauquen para que la utilicemos en esta metáfora? Ha puesto en marcha una serie de programas y proyectos que la colocan a la vanguardia en nuestro país en materia de recuperación y reinversión de la valorización inmobiliaria que se genera en el precio del suelo como consecuencia de acciones generadas desde el Estado, básicamente inversión en obras públicas de infraestructuras y equipamiento, pero también por efecto de las modificaciones en la normativa y las decisiones administrativas referidas a la posibilidad de urbanizar, subdividir, construir de acuerdo a ciertos indicadores urbanísticos, admitir determinados usos, etc. Y esa estrategia es clave a la hora de encontrar mecanismos eficaces y viables de financiar el desarrollo urbano, teniendo en cuenta el principio del reparto equitativo de las cargas y beneficios que éste supone.

Para volver a tener “ciudades” en el verdadero y pleno sentido del término, ámbitos de la búsqueda en común de un futuro mejor, para lograr un hábitat que contribuya a construir ciudadanía, a promover la prosperidad, la equidad y la convivencia pacífica y solidaria, Trenque Lauquen puede ser un espejo muy valioso en el que mirarnos. Necesitamos 100 Trenque Lauquen.-


Publicado en el diario La Calle el día 5 de Diciembre de 2021.-

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miércoles, 1 de diciembre de 2021

UNA SOCIEDAD DE BURBUJAS (O GHETTOS…)


Por José Antonio Artusi

La pandemia y las respuestas inadecuadas para enfrentarla por parte del gobierno han venido a agravar problemas preexistentes. Tenemos una sociedad más pobre y desigual, pero además una sociedad con mayor exclusión y segregación. La pandemia aceleró tendencias que venían de antes y que reconocen causas estructurales. Esto se observa claramente en 3 esferas: el hábitat, la salud y la educación. Se puede observar una preocupante tendencia a cristalizar una sociedad dividida en ghettos o burbujas que casi no se tocan entre sí.

Los sectores de alto poder adquisitivo viven cada vez más en barrios cerrados, tienen seguros médicos prepagos privados y recurren a escuelas privadas. Los sectores medios viven todavía en buena medida en la ciudad tradicional (pero frecuentemente aspiran a dejarla para huir a barrios cerrados), tienen obras sociales sindicales vinculadas al empleo formal a veces combinadas con prepagas y oscilan entre la educación privada y la cada vez menos frecuente escuela pública prestigiosa. Los sectores medios / bajos viven en conjuntos de viviendas sociales y en periferias de la ciudad tradicional, combinan obras sociales sindicales y hospital público, y oscilan entre la escuela pública y las privadas religiosas. Los sectores más desposeídos viven en la informalidad urbana, en las villas y asentamientos que eufemísticamente hemos dado en llamar "barrios populares"; recurren al hospital público y a escuelas públicas cercanas, cuando no han abandonado el sistema educativo.  El sistema de salud argentino es notoriamente desarticulado, con superposición desorganizada e ineficiente de subsectores y jurisdicciones. La pandemia generó notorios problemas en otras patologías por la falta de consultas y tratamientos oportunos. Y eso agravará la ya de por sí preocupante tendencia a consolidar situaciones de salud muy disímiles en función de la situación socio económica de las familias. Con respecto a la educación es obvio que asistimos a una verdadera tragedia, en la que el prácticamente absoluto cierre de las escuelas durante todo un año agravó la situación de los sectores más vulnerables, en este caso los niños más pequeños de familias pobres. En un contexto en el que so pretexto de cuidar la salud se destruyó la economía, y en el que prácticamente dos de cada tres niños es pobre, el abandono parcial del Estado de una obligación indelegable como es garantizar el derecho a la educación incrementó la deserción escolar, ahondó la brecha educativa entre quienes pueden acceder a dispositivos para la educación a distancia y quienes no, y acentuó la tendencia previa de sectores medios a abandonar la escuela pública y buscar refugio en las privadas, acentuando de esta manera la segregación en verdaderas burbujas, cada vez más distantes unas de otras. Quizás sea hora de recordar una de las tantas genialidades, en este caso además profética, de Sarmiento: "... vuestros palacios son demasiado suntuosos al lado de barrios demasiado humildes. El abismo que media entre el palacio y el rancho lo llenan las revoluciones con escombros y con sangre; pero os indicaré otro sistema de nivelarlo: la escuela". No hace falta decir que se refiere obviamente a la escuela pública, laica, gratuita y obligatoria, que brinda educación de calidad y forma ciudadanos que se sienten compatriotas.    

Revertir todas estas perniciosas tendencias, que se potencian entre sí, requerirá un conjunto articulado de políticas públicas coherentes que se mantengan en el tiempo y no meros parches circunstanciales; reformas profundas en las políticas de hábitat y vivienda, de salud pública y de educación. No habrá posibilidad de construir una sociedad democrática y desarrollada sin ciudades, escuelas y un sistema de salud que contribuyan a integrar a los ciudadanos y nos demuestren que no es utópico ni ingenuo pensar que todos podemos vivir en libertad y con los mismos derechos y oportunidades.- 

Publicado en el diario La Calle el día 28 de Noviembre de 2021.-  Leer más...

UNA PROVINCIA QUE RECAUDA MAL Y GASTA CADA VEZ PEOR




Por José Antonio Artusi

Los datos publicados en la página oficial de la Provincia de Entre Ríos referidos a la ejecución presupuestaria hasta Septiembre de 2021 nos permiten hacer algunos análisis y consideraciones que confirman, lamentablemente, algo que no constituye ninguna novedad: Entre Ríos es una provincia que recauda mal y gasta cada vez peor.

Uno de los datos novedosos que surge del mencionado informe, y de anteriores, es el insólito superávit que exhiben las cuentas públicas del fisco entrerriano el año pasado y en lo que va de éste: un resultado financiero positivo de alrededor de 2000 millones de pesos en 2020, tras una década de déficits constantes, y de casi 19 mil millones a Septiembre del 2021.

Este superávit es mentiroso porque se explica, entre otros factores, por el atraso salarial del sector público provincial y por la crónica subejecución de la inversión en obra pública y bienes de capital. Ambos tendrán consecuencias gravosas y repercutirán negativamente, afectando las posibilidades de emprender un camino de crecimiento y desarrollo sostenible.

Veamos la cada vez menor incidencia de la inversión real directa en el total del gasto público provincial. El gasto en “Construcciones” representó el año pasado solamente el 2,66% del gasto total. Se ejecutó sólo el 27% de lo presupuestado. La participación del rubro Construcciones en el gasto total fue la menor desde el 2015, cuando superó el 5%. En 2020 fue prácticamente la mitad. Parte de esa notoria subejecución podría atribuirse a la pandemia, pero este año las proyecciones indican que a este ritmo se llegaría a ejecutar sólo el 31.41% de lo presupuestado, y representaría apenas el 3.08% del gasto total. En el rubro “Maquinaria y equipos” el panorama es aún peor. En 2020 se ejecutó sólo el 17,28% de lo presupuestado y esto representó el 0,14% del gasto total, el menor porcentaje desde 2015, casi 3 veces menos que ese año. Este año, las proyecciones señalan que se llegaría a este ritmo a ejecutar el 16.94% de lo presupuestado y representaría apenas el 0.19% del gasto total. La provincia invierte cada vez menos en obra pública y en maquinaria y equipos, lo dicen datos oficiales. Y la tendencia es claramente decreciente. 

Por el lado de la recaudación el panorama no es menos deprimente. El impuesto a los ingresos brutos, el más regresivo y distorsivo de todos, representó en 2020 el 63,77% de la recaudación de impuestos provinciales. A Septiembre de 2021, el 65.05%. Desde hace años, la incidencia de esta gabela medieval en la recaudación propia muestra una tendencia a aumentar.    

Urge diseñar e implementar reformas profundas, de raíz. Una reforma tributaria, para recaudar bien, sin ahogar las fuerzas productivas ni castigar el trabajo, y una reforma del Estado, para lograr una administración pública capaz de invertir recursos con eficacia y eficiencia en pos del desarrollo y la prosperidad de los entrerrianos. Tenemos un Estado que asfixia a los contribuyentes con malos impuestos, y que por otra parte no brinda a la sociedad ni las inversiones en infraestructura necesarias para el desarrollo ni los servicios esenciales que una sociedad democrática, equitativa, integrada y moderna necesita para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Haríamos bien, todos, en no rehuir ese imprescindible debate. La pandemia y la crisis sólo han hecho más evidentes una serie de problemas estructurales que vienen de mucho antes. El desafío es tomar esta crisis como oportunidad para reconocer las causas de esos problemas y avanzar sin demagogia en el logro de amplios acuerdos para comenzar a solucionarlos. Pretender que podemos seguir así, postergando indefinidamente las soluciones de fondo, sólo profundizará el atraso y la pérdida de oportunidades.-

Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el día 21 de Noviembre de 2021.-

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