lunes, 17 de octubre de 2022

A 100 AÑOS DEL INICIO DE UNA PRESIDENCIA EJEMPLAR

Por José Antonio Artusi

Se cumplieron el pasado 12 de Octubre 100 años del inicio de la presidencia de Marcelo de Alvear, una de las mejores que tuvo la República Argentina. El 10 de Octubre de 2021 dije en las páginas de La Calle que “los argentinos, pero sobre todo los radicales, sus correligionarios, hemos sido injustos con Alvear”, y detallé allí algunos de los numerosos logros de su magnífica gestión. Pero por alguna razón dejó de estar en algún momento, a pesar de sus sobrados méritos, entre los próceres radicales. Por qué? Félix Luna nos da algunas pistas en un artículo publicado en La Nación al cumplirse 50 años de su muerte: “La lucha interna desarrollada entre 1946 y 1950 constituye un modelo de renovación de un partido que de un momento a otro tiene que enfrentar la amarga evidencia de haber perdido la virtud mayoritaria y necesita cambiar sus formas y contenidos para aspirar a captar nuevamente la voluntad del electorado. El núcleo que lideraban Balbín, Lebensohn, Frondizi y otros, usó una dialéctica que satanizaba al alvearismo y sus epígonos; al triunfar, esta dialéctica quedó tan consagrada en el discurso partidario como la Declaración de Avellaneda. Así Alvear quedó condenado inapelablemente… Yo mismo, en mi lejana juventud radical, fui cómplice de esta desmemoria; en parte la salvé escribiendo una biografía de Alvear en la que criticaba sus posiciones políticas, pero valorizaba la simpatía de su figura, su integridad, y la sinceridad de su lucha. Pero los radicales, que han vivido tantos avatares, no han indultado a Alvear”. Así es; no es frecuente ver retratos de Alvear en las casas radicales. Y los retratos no son meros ornamentos, tienen una significación simbólica que muchas veces se nos escapa.

Pero Alvear fue, además, víctima de quienes alejándose del tronco radical pretendieron construir un Yrigoyen cercano a Perón. Se instaló de esa manera un relato falaz, en el que se ensalzaba un Yrigoyen popular y progresista y se demonizaba un Alvear oligárquico y conservador. Por otro lado, más tarde, y hasta nuestros días, desde algunos sectores liberales y conservadores se pretendió reforzar esa falsa antinomia entre Yrigoyen y Alvear, en este caso condenando a un Yrigoyen populista, y rescatando a un Alvear casi extraño al radicalismo. Ninguna de estas visiones se compadece con la realidad histórica. Más simple, Yrigoyen y Alvear fueron, cada uno con su estilo propio, simplemente radicales, liberales progresistas que querían que la libertad no estuviera reñida con la igualdad y la fraternidad.

A tal punto llegó el olvido de Alvear que Teodoro Marcó, en una carta publicada por el diario La Nación el 9 de Octubre de 1986, manifestó que había visto “con profunda simpatía, como demócrata y como radical, que el Comité Nacional de la Juventud de mi partido, con motivo de haberse cumplido los primeros mil días del gobierno de la democracia, haya rendido… homenajes a los presidentes constitucionales Yrigoyen, Perón e Illia… La sola enunciación de dichos nombres pone en evidencia que se ha omitido, cometiendo una injusticia que no puedo silenciar, al Dr. Marcelo T. de Alvear.” Más adelante, el ex diputado nacional y ex vice gobernador de Entre Ríos señaló que “la figura de Alvear – como Presidente de la República o como líder del radicalismo – se agiganta a través de la historia. Es un hecho unánimemente reconocido que su proficua gestión de gobierno se caracterizó por la plena vigencia del Estado de Derecho y las libertades públicas, así como también por su espíritu progresista y de claro contenido de justicia social, concretado en leyes fundamentales de nuestra legislación laboral…”

Enrique Pereira, en su monumental tarea de investigación y esclarecimiento de la historia del radicalismo, reivindicó a Alvear sin retaceos ni concesiones: “Otro tópico divulgado es el del “alvearismo”, que circula por los ámbitos políticos a la manera de un vago comodín, más o menos despectivo, cuyo exacto significado nadie precisa ni quiere precisar. La verdad es que los documentos y la realidad nos enseñan algunas cosas tales como las siguientes: Yrigoyen confió siempre en Alvear, y don Marcelo, con su personalidad de hombre libre militante de un partido democrático y no de lacayo, fue en lo trascendente y esencial, leal a Yrigoyen, a tal punto que la suya fue una presidencia progresista, ejemplar, cuya imagen histórica fue deteriorada obviamente por la división radical…”.

Un conservador honesto y lúcido como Emilio Hardoy tuvo la generosa e infrecuente actitud, en ocasión del cincuentenario de la muerte de Alvear, de reconocer culpas y pedir perdón: “… mi presencia obedece a una expansión irresistible de mi espíritu, a una confesión pública que debo hacer, que ya he hecho en otras circunstancias, pero ninguna ocasión más solemne ni oportuna que esta. Vengo a pedir perdón públicamente por el fraude electoral que cerró el paso al poder a este gran ciudadano que fue Marcelo de Alvear. Cerrarle el paso al gran señor de la República fue un acto irracíonal, y más que eso, fue un acto de locura, un crimen político…”     

Asistimos quizás en estos momentos a un proceso de revalorización de la figura de Marcelo de Alvear . Enhorabuena. Se trata de un rescate largamente merecido, pero sobre todo útil para entender mejor nuestro pasado y para construir un futuro mejor.- 


Publicado en el diario La Calle el día 16 de Octubre de 2022.-  

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