Por José Antonio Artusi
Bernardino Cesáreo Horne Magnin nació en Colón,
Entre Ríos, el 1º de noviembre de 1900 y murió en 1965. Descendiente de
inmigrantes suizo franceses afincados en la Colonia San José, cursó estudios secundarios
en el Colegio del Uruguay y posteriormente se trasladó a Buenos Aires, donde
obtuvo el título de abogado. Luego se radicó en Concordia. Identificado con el
radicalismo, fue electo en dos oportunidades concejal en esa ciudad (1928 y
1931), llegando a presidir su concejo deliberante. En 1931 el gobernador Luis
Lorenzo Etchevehere lo designó ministro de Hacienda, Justicia e Instrucción
Pública, responsabilidad que ejerció hasta 1935 y desde la que desplegó una
incansable labor dirigida a promover el desarrollo de la provincia de Entre
Ríos, con especial énfasis en la transformación agraria.
Ejerció diversos roles en la conducción de la
UCR: presidente de la Juventud Radical de Entre Ríos, delegado al Comité y a la
Convención Nacional, etc. En el cisma radical de la década del 20 optó por el
sector antipersonalista, retornando al radicalismo unificado en 1935. Y en la
escisión de 1958 tomó partido por la UCR Intransigente liderada por Arturo
Frondizi.
En “Calles que faltan: Luis Lorenzo
Etchevehere”, publicado en esta hoja el 12 de diciembre de 2021, sostuve que
“muchas de las ideas y acciones de gobierno de Etchevehere y sus ministros
entre 1931 y 1935 - entre los que sobresale Bernardino Horne – adquieren hoy
renovada vigencia”. Y resalté entre los logros de aquella gestión ejemplar,
entre otros, la “creación del Departamento Agrícola Ganadero, constitución de
la Federación Entrerriana de Cooperativas, creación del Banco de Entre Ríos
(que luego otros privatizaron y extranjerizaron), ley de transformación y
colonización agraria, la ley de Solidaridad Social destinada a proveer a los
colonos de semillas, creación y fomento de bibliotecas populares, etc.”. Pero
sobre todo enfaticé que “merece destacarse la poco conocida Ley 3006/34, de
“contribución directa con impuesto progresivo a la tierra libre de mejoras y
catastro de inmuebles”, en sintonía con otras iniciativas similares en diversos
puntos del país que se hacían eco de las ideas progresistas del economista
norteamericano Henry George. De haber continuado esta norma en el tiempo habría
significado un notable impulso a la producción y el trabajo, democratizando el
acceso al suelo y evitando prácticas especulativas”. Podríamos agregar la ley
2933 de exoneración de impuestos por cinco años a las viviendas construidas a
través del Banco Hipotecario Nacional, de exención impositiva para los primeros
establecimientos de cada industria, etc.
En un artículo publicado en 1938 en la revista
Hechos e Ideas, titulado “Urquiza colonizador”, Bernardino Horne se refirió a
la ley agraria de Entre Ríos de 1934, y sostuvo que “fue inspirada, en sus
bases generales, en la organización dada a la Colonia San José, fundada en el
año 1857, si bien se han tenido en cuenta las exigencias técnicas y económicas
de la colonización moderna”.
Bernardino Horne fue electo diputado nacional
por Entre Ríos en 1936 y 1942. No pudo concluir su segundo mandato por la
asonada golpista del 4 de junio de 1943.
Fue uno de los firmantes de la célebre “Declaración de Avellaneda”,
documento político del Movimiento de Intransigencia y Renovación de la UCR,
junto a figuras de la talla de Arturo Frondizi, Moisés Lebensohn, Ricardo
Balbín y Crisólogo Larralde. Dada su experiencia y formación en política
agropecuaria es muy probable que él mismo haya contribuido con su pluma en la
redacción de los párrafos que se refieren a esa cuestión. He dicho, a propósito
de esa declaración, que “acusada a menudo de socializante, reivindicada por
algunos entonces y ahora, y a la vez criticada por propios y extraños en
diversos momentos históricos, podría especularse que una adecuada
interpretación de tan relevante documento es aún una asignatura pendiente”. Un
fragmento de la “Declaración de Avellaneda” propicia que “la tierra será para
los que la trabajen, individual o cooperativamente, es decir, dejará de ser un
medio de renta y especulación para transformarse en un instrumento de trabajo y
de beneficio nacional y la producción agraria será defendida de la acción de
los monopolios y de los acaparadores”. Sostuve al respecto que “es este párrafo
seguramente uno de los que dio lugar a mayor cantidad de malentendidos. No se
trata de una reforma agraria colectivizante lo que se propone, sino todo lo
contrario, de poner la tierra al alcance de quienes quieran trabajarla en
condiciones de libre competencia, de ahí la necesidad de la lucha contra los
monopolios. Y la forma de lograrlo está estipulada a continuación en otro
párrafo, cuando se propone una “reforma financiera que libere al trabajo de las
gabelas que lo agobian y haga recaer el impuesto en forma progresiva sobre las
rentas no ganadas con la labor personal restituyendo a las provincias las
atribuciones económicas y financieras que le corresponden dentro de nuestro
sistema federal de gobierno”. Cuando se habla de las “rentas no ganadas” es
imposible no escuchar el eco de las ideas de economistas liberales clásicos
como Adam Smith o John Stuart Mill, que abogaban por gravar las rentas del
suelo, por diversas razones de eficiencia y equidad, y que llevaron luego a un
insospechado de comunismo como Milton Friedman a aseverar que la vieja idea de
Henry George, el impuesto a la tierra libre de mejoras, era el menos malo de
los impuestos” (En “La Declaración de Avellaneda y la intangibilidad de las
libertades”, publicado en La Calle el 7 de Abril de 2024.)
Bernardino Horne fue designado por el
presidente Arturo Frondizi en 1958 como secretario de Agricultura y Ganadería,
cargo que ejerció hasta el año siguiente. Posteriormente se desempeñó al frente
del Banco de Entre Ríos, entidad que lo había tenido como uno de sus creadores,
durante la gobernación de Raúl Uranga, hasta 1962.
Decidido impulsor del cooperativismo, autor de
numerosos artículos y libros sobre política agropecuaria, tras su muerte sus
restos fueron trasladados en 2001 al cementerio de su ciudad natal, donde se lo
recuerda como el “Centinela del Agro Argentino”.
Publicado en el diario La Calle el 29 de
septiembre de 2024. -