Por José Antonio Artusi
Jorge Enrique Martí nació el 11 de septiembre de 1926 en Rosario y murió
el 14 de enero de 2018 en Colón. Hijo único, cuando tenía dos años su padre
consiguió trabajo en la fábrica de Liebig y allí se radicó la familia. En esa
localidad atípica transcurrió su niñez, entre el río Uruguay y la biblioteca
popular, en la que comenzó su fascinación por los libros.
Cursó estudios primarios en la Escuela Hipólito Vieytes de Liebig y
luego en la Escuela Juan José Paso de Colón, y el bachillerato en el Colegio
del Uruguay, en el que tantos poetas y artistas encontraron el cauce para dar
sus primeros pasos. Interno de La Fraternidad en Concepción del Uruguay, llegó luego
a ser director de su internado. No por casualidad fue el legendario “Chécale”,
entonado por sus compañeros fraternales, una de las emotivas maneras de
despedirlo tras su muerte.
Luego se trasladó a Buenos Aires, donde estudió en la Facultad de Filosofía
y Letras. Fue discípulo de Ricardo Rojas, a quien dedicó su primera obra,
“Panambí”; dedicatoria que el consagrado escritor agradeció con cálidas palabras
de amigo y maestro.
Desarrolló durante décadas una amplia trayectoria literaria y
periodística. Colaboró en las páginas de La Nación y La Prensa de Buenos Aires,
La Capital de Rosario, y El Diario y Diario Uno de Paraná. Fundó y dirigió el
periódico Tribuna, la revista homónima y otras publicaciones. Dictó
innumerables conferencias en escuelas, colegios y entidades culturales.
Jorge Enrique Martí se desempeñó hasta su jubilación como secretario de
Extensión Universitaria y Cultura de la Universidad Nacional de Entre Ríos y
asesor de su Rectorado. Entre sus obras merece destacarse la mencionada
Panambí, versos entrerrianos (1949), Al Colegio del Uruguay (1949), Fraternilia
(1952), Antigua Luz (1954, Faja de Honor de la SADE), Entre ríos y canciones
(1970, Premio de la Dirección de Cultura de Entre Ríos), Rapsodia entrerriana
(1974, Premio Fray Mocho de poesía), Entrerriano por el canto (1976), Cantata
en unión y libertad (2001), Poetas (2004), Retablo (2006), Cancionero colonense
del siglo y medio, y Gurisada (2016). En 2013 la Universidad de Concepción del
Uruguay le otorgó el Doctorado Honoris Causa.
El 16 de abril de 2007 Página 12 publicó una entrevista al poeta de
Andrew Graham-Yooll. Allí Martí se lamentaba del corte del puente Colón –
Paysandú: “Ahora no puedo ir a Paysandú a visitar a mi viejo amigo, el poeta
Aníbal Sampayo, que está enfermito, porque están condicionados los horarios. A
tal hora sí y a tal hora no. ¿Qué es eso y por qué es así? ¿Cómo me van a
cortar el derecho que tengo de ir a Paysandú cuando me plazca? ¿Para qué
trabajé tanto por ese puente?”. Mi primer diálogo -por teléfono fijo - con
Jorge Enrique Martí, a quien no conocía, surgió tras leer esa nota.
En ese reportaje recordó que “en 1949 me hice cargo de un periódico
trisemanario que teníamos en Colón, El Orden, de origen radical. Me lo cerraron
en 1950. Un día en octubre se nos cayó la línea que decía Año del Libertador
General San Martín, que por ley era obligatorio poner. Un funcionario nos
clausuró. Luego tuve mi época en Tribuna, de Colón, alrededor de 1956. Duró 5
años. He hecho bastante periodismo pero siempre con tono de respeto, hasta en
la exposición de ideas que pudieran ser controvertidas, o no compartidas”.
En esa nota Andrew Graham-Yooll señala que “es reconocido como
radical histórico”, y se recogen las expresiones del poeta: “He tenido
una militancia desde muy muchacho en el radicalismo. Pero he tenido buenos
amigos en todos los partidos políticos, nunca he sido bicho fanático. Me he
cuidado de no parecerlo. He hecho lo que se puede hacer en Entre Ríos, ‘mi
país’, como la llamó Gerchunoff. Hoy parece que no fuera posible dialogar entre
supuestos rivales. Si creemos en la democracia y en su consecuencia, la república,
una de las bases sostenedoras es el diálogo, que orienta y nos hace libres, en
verdad. Tengo ahí fotos con don Raúl Alfonsín, medio año menor que yo, y a
quien le he reprochado algunas cosas”.
Fue un ciudadano comprometido y solidario, que no vaciló en involucrarse
en la actividad política. Afiliado desde joven a la UCR, militó durante décadas
ocupando diversos cargos partidarios pero sin ser jamás candidato a ninguna
representación pública. Se desempeñó como secretario de Gobierno en la
Municipalidad de Colón en la década del 70. Fue uno de los primeros y más
entusiastas impulsores del desarrollo turístico colonense y de los procesos de
integración regional y participó intensamente en las gestiones para la concreción
del puente que une Colón y Paysandú.
Sincero y frontal, sin temor a ser “políticamente incorrecto” si su
conciencia así se lo indicaba, sin esconder su identidad ni sus ideas, supo
Martí ganarse el respeto y la amistad de personas de las más diversas
ideologías. En ese sentido, el artista, el poeta, consideró que su arte y su
poesía no debían quedar condicionadas ni ser confundidas con su compromiso
partidario, y por ende no podrán encontrarse en su obra literaria referencias
de ningún tipo a las lides políticas, a las que sin embargo no fue ajeno y en
las que participó con convicción y conducta.
En 2009 la Cámara de Diputados de la provincia aprobó una resolución de
mi autoría manifestando su reconocimiento a la meritoria labor del poeta, a 60
años de la publicación de su primera obra literaria. El 30 de octubre de ese
año tuve el honor de entregarle tal reconocimiento en un acto en la biblioteca
de la UCU, en el que se presentó el libro “Fotografía en palabras: la Liebig de
Martí”, de autoría suya y de Adriana Ortea.
En 2023 se promulgó la ley 11.128, a partir de un proyecto que presenté
en 2018, por la que se crea el Premio Provincial de Literatura “Jorge Enrique
Martí”. Falta reglamentarla y aplicarla. Uno de los tantos homenajes que le
debemos a su querida memoria.
Publicado en el diario La Calle el 12 de enero de 2025.
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