sábado, 4 de febrero de 2012

CASEROS ¿UNA DERROTA ARGENTINA?

Por Bernardo Salduna
“nosotros perdimos en Caseros, ellos (los norteamericanos) ganaron la guerra de Secesión, y empezaron un proceso de industrialización. Así de simple…” Ámbito Financiero, 23/11/2011, pág. 3. Esto se dijo por una alta autoridad nacional, en oportunidad de conmemorarse el aniversario de la Batalla de Obligado. ¿fue realmente así?¿es la batalla de Caseros una "derrota" nacional , contrapuesta a lo que significó la guerra civil norteamericana?

Para buscar una respuesta, repasemos en grandes líneas, uno y otro proceso histórico. EL PAIS SIN NOMBRE Hacia mediados del siglo 17 un grupo religioso estaba causándole serios problemas a la Corona de Inglaterra: se trataba del conocido como los "puritanos". De origen cristiano, acompañaron al Rey Enrique Octavo cuando este, para legitimar su matrimonio se separó de la Iglesia Católica, proclamándose a su vez jefe de una nueva confesión religiosa. Sin embargo, a poco andar, los puritanos cuestionaron tambien a las nueva Iglesia Anglicana, la que, a su juicio, conservaba mucho de los vicios y defectos que atribuían a la Iglesia de Roma. Los puritanos creían en la necesidad del trabajo duro, no consideraban pecado el progreso material, practicaban normas austeras y estrictamente morales de conducta, despreciaban el lujo y el derroche. Creían en la libre interpretación de la Biblia, y en la necesidad de enseñar a leer al pueblo, para que todos pudieran conocer el Libro Sagrado. Como su influencia habíase extendido y amenazaba provocar un conflicto con la Corona, y la religión oficial, el rey Jacobo I de Inglaterra, les propuso una salida: embarcarse rumbo a las colonias inglesas formadas en la región Este de América del Norte. Allí tendrían plena libertad para practicar su religión y vivir de acuerdo a su modalidad. La Corona inglesa les garantizaba tambien la posibilidad de tener su propio gobierno e instituciones, sujeto tan sólo a un juramento de fidelidad al Rey, el pago de algunos tributos y ciertas restricciones en materia comercial. Aceptado , por los puritanos, se embarcaron gran cantidad de familias en el legendario "Mayflower" y otros buques. Llegados a América del Norte se asentaron en lo que se conoció como las "Trece Colonias" , donde constituyeron Estados, con gobierno e instituciones parlamentarias y judiciales propias, que pronto prosperaron y adquirieron enorme importancia, rivalizando incluso con la Metròpoli inglesa. Cuando las contradicciones alcanzaron su punto máximo, llegó el choque militar y la Independencia. Las trece colonias, pasaron a ser Estados que se unieron en Confederación para enfrentar al enemigo colonial.Es curioso: la nueva Nación a formar carecía de un nombre propio, debiendo adoptar el de "Estados Unidos".Esa "Unión" era, no obstante, precaria: de la Confederación se paso a un Estado Federal, donde los Estados particulares conservaban el derecho de secesión, esto es, de separarse si algo no les gustaba.Cuando los Estados del Sur, descontentos con las leyes relativas a los esclavos negros, quisieron hacer uso de esta atribución, estalló la sangrienta guerra que se llamó , precisamente, "de Secesión" y que culminó en 1865, tras cinco años de lucha con el triunfo del Norte industrial, sobre el Sur, algodonero y esclavista.El Estado Federal, se transformó en Unión, desapareciendo el derecho a segregarse.Fue, como se dijo, la base del surgimiento de una gran potencia, industrial y militar. EN EL RIO DE LA PLATADistinto fue el proceso entre nosotros. Por empezar, cuando se declaró formalmente nuestra independencia de España, en el territorio del Río de la Plata, no existían, propiamente, esas entidades autónomas que en el Norte de América se llamaron estados y aquí se conocieron como "Provincias". Había, nada más, divisiones administrativas, creadas por la Corona española, mandadas por funcionarios españoles. Nada de auto gobierno, hábitos de vida cívica o de participación ciudadana. En Buenos Aires, desde 1810 , intentó conformarse una especie de poder nacional, que organizó los primeros ejércitos patrios, pero que, en razón de profundas divergencias con la ciudad-puerto fue resistido por varias regiones del interior: Paraguay, primero y más tarde la Banda Oriental terminaron separándose definitivamente. La disolución de los ejércitos de la Independencia -en especial el del Norte- permitió el surgimiento de caudillos lugareños -Bustos en Córdoba, Ibarra en Santiago del Estero, Quiroga en La Rioja, Aldao en Mendoza- que con los restos de la milicia aprovecharon a hacerse fuertes y tomar el poder en sus respectivas comarcas. Catamarca se separó del Tucuman; La Rioja de Córdoba, Cuyo se dividió en tres provincias, etc. Los respectivos caudillos-por lo común fuertes hacendados o comerciantes- ejercían en el territorio a su mando un poder patriarcal autoritario, más o menos ´dictatorial según las características de cada uno. Lo peor es que las "provincias", como así se llamaba a estas divisiones territoriales, artificiales en la mayoría de los casos, por lo general carecían absolutamente de recursos para mantenerse. La excepción era Buenos Aires, dueña, no sólo de las mejores tierras de ganaderís, sino de la aduana y el puerto que controlaba la entrada y salida de buques y mercadería por la boca del Río de la Plata, el más ancho del mundo. Durante el largo gobierno dictatorial de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires con "la suma del poder público", las provincias del interior vivían encerradas en si mismas, con aduanas interiores e impuestos al tránsito y "pastaje", en la mayor de las miserias y el atraso, La Confederación Argentina, que así se llamaba sólo en el papel porque no existía ninguna autoridad nacional, no tenía ni un metro de via férrea, ni un barco a vapor, mientras existían ferrocarriles y telégrafos en Chile, Brasil y hasta Paraguay. Chile tenía más cantidad de población. en lo que era nuestro territorio apenas si vivían menos de un millón de personas, analfabetas en un 90%. La agricultura casi no existía se importaba hasta la harina con que se hacía el pan. Los únicos que vivían bien y se enriquecían eran hacendados y comerciantes de Buenos Aires que gozaban de las ventajas del control de su Aduana, en manos de las autoridades de la Provincia privilegiada. Los pocos productos que venían del interior tenían que exportarse desde Buenos Aires, donde se pagaban en oro y plata. Pero el gobierno de Rosas prohibía sacar el "metálico" y mandaba al interior simples bonos de papel, sin ningun valor. Este fue uno de los motivos principales que el entonces gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza se rebelara contra tal orden de cosas. Y encabezara una coalición formada principalmente por los gobiernos de Entre Ríos y Corrientes,-principales provincias perjudicadas por el monopolio de la aduana porteña- que el 3 de febrero de 1852 enfrentó y derrotó en la Batalla de Caseros a las huestes del dictador porteño. Bien, dejemos de lado la batalla en sí: interesa destacar sus consecuencias. La más importante fue el dictado de una Constitución Federal, en 1853. Esta Constitución colocó las Aduanas en manos del Estado nacional , quitándoselas a la provincia de Buenos Aires. Eliminó las Aduanas interiores y estableció la libre navegación de los ríos, por lo cual el comercio internacional pudo hacerse a través tambien de todos los puertos de las Provincias del Litoral. Lo más importante: creo y organizó el Estado nacional con un Congreso y un Poder Judicial y delimitó claramente los poderes y atribuciones de las Provincias que sólo a partir de entonces pudieron considerarse tales. Que, a pesar de las vicisitudes y problemas que siguieron, el sistema no anduvo del todo mal, lo revela el hecho que aproximadamente cincuenta años más tarde de puesta en vigencia la Constitución Argentina era el primer país de América Latina y septima economía del mundo. Primer exportador de granos y carne, tenía la mayor red ferroviaria y telegráfica de América del Sur, una población multiplicada en varias veces, con aportes de miles de inmigrantes llegados de todo el mundo y el menor número de analfabetos de América del Sur.Australia y Canadá quedaban muy por abajo, y México y Brasil, ni figuraban en las estadísticas.La batalla de Caseros, y su posterior consecuencia la Constitución de 1853/60, pues, lejos de significar una "derrota", representó para la sociedad ae¡rgentina, una "bisagra" para superar el atraso y aislamiento feudal y saltar a la modernidad Hoy, cuando las cifras citadas estan al revés -Brasil es la sexta economía mundial y Argentina en el puesto 27- pareciera que el fracaso no estuvo en seguir el camino institucionalizador, consecuencia de Caseros, sino más bien en haberse apartado de él.
BERNARDO I. SALDUNA

Asoc. "Justo José de Urquiza"

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