jueves, 9 de junio de 2022

ADAM SMITH

Por José Antonio Artusi

Se cumplen 299 años del nacimiento de Adam Smith. Nació en Kirkcaldy, Escocia, el 5 de junio de 1723 y murió en Edimburgo el 17 de julio de 1790. Es considerado el padre de la economía clásica y uno de los más influyentes pensadores de Occidente. Es conocido sobre todo por su obra titulada “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, publicada en 1776, el mismo año de la creación del Virreinato del río de la Plata en América del Sur y de la declaración de la independencia de Estados Unidos en América del Norte.   

Adam Smith fue el intelectual que aportó rigor científico a las indagaciones de sus predecesores, los economistas fisiócratas, y el defensor de un liberalismo doctrinario que no se agotaba en el plano económico. Representó en ese sentido cabalmente la vocación transformadora y revolucionaria de los sectores progresistas de la burguesía capitalista de su época, opuesta al antiguo régimen feudal.

Adam Smith es seguramente más conocido por lo que se ha dicho de él, en un sentido u otro, que por sus propias expresiones. En un momento en el que en la Argentina el término “liberal” no conlleva tanta connotación negativa como hasta hace algunos años, pero a la vez en que conservadorismo y liberalismo aparecen un tanto mezclados, quizás convenga recordar a Adam Smith con sus propias palabras, que podrían sorprender a algunos:

“No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados”.

“La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición”.

“Tan pronto como la tierra se ha convertido en una propiedad privada, el terrateniente exige una parte de casi todos los productos que el trabajador pueda producir o recoger en ella”.

“Es injusto que toda la sociedad contribuya a un gasto cuyo beneficio se limita a una parte de la sociedad”.

“Es una grandísima impertinencia y presunción de reyes y ministros el pretender vigilar la economía privada de los ciudadanos y restringir sus gastos”.

“Los comerciantes del mismo rubro rara vez se reúnen, incluso para entretenimiento y diversión, pero la conversación termina en una conspiración contra el público, o en alguna estratagema para aumentar los precios”.

“Esta disposición a admirar, y casi a idolatrar, a los ricos y poderosos, y a despreciar o, como mínimo, ignorar a las personas pobres y de condición humilde es la principal y más extendida causa de corrupción de nuestros sentimientos morales”.

“La gran multiplicación de la producción de todos los diversos oficios, derivada de la división del trabajo, da lugar, en una sociedad bien gobernada, a esa riqueza universal que se extiende hasta las clases más bajas del pueblo”.

“Donde quiera que haya una gran propiedad, hay una gran desigualdad”.

“Un jardinero que cultiva su propio jardín, con sus propias manos, une en su persona los tres personajes, de propietario, agricultor y obrero. Su producción, por lo tanto, debe rendirle la renta del primero, la ganancia del segundo y el salario del tercero”.

“La renta de la tierra, por lo tanto, considerada como el precio que se paga por su uso, es naturalmente un precio de monopolio. No guarda relación alguna con lo que el dueño de la tierra pueda haber invertido en mejorarla, o con lo que pueda permitirse aceptar, sino con lo que el granjero pueda permitirse pagar”.    

“Aún cuando el Estado no obtuviese ventaja de la instrucción de las clases inferiores del pueblo, merecería su atención al propósito de lograr que no fuesen del todo ignorantes; pero nadie duda que saca además considerables ventajas de la instrucción de aquellas gentes. Cuanto más instruidas están, menos expuestas se hallarán a las desilusiones traídas por la ligereza y la superstición, que frecuentemente ocasionan los más terribles trastornos entre las naciones ignorantes”.

“El interés de los empresarios en cualquier rama concreta del comercio o la industria es siempre en algunos aspectos diferente del interés común, y a veces su opuesto”. 

“Todo para nosotros y nada para los demás parece haber sido la máxima abominable de los amos de la humanidad en todas las edades del mundo”.

“Un impuesto sobre la renta de los solares no elevaría la renta de las casas. Incidiría totalmente sobre el propietario, que siempre actúa como un monopolista y extrae la renta máxima que puede obtenerse por el uso de su suelo. Se obtendrá por él más o menos según los competidores sean ricos o pobres.”

Cada vez que discutimos problemas tan contemporáneos y acuciantes como una reforma tributaria, las retenciones a las exportaciones, o la ley de alquileres, la vigencia de algunas de las ideas de Adam Smith se evidencia de manera contundente. Sobre sus hombros se pararon posteriormente otros gigantes como David Ricardo o Henry George para ver más lejos. Hoy “La riqueza de las naciones” se puede leer gratis en internet; a 299 años de su nacimiento Adam Smith sigue teniendo cosas interesantes para decirnos.-   


Publicado en el diario La Calle el día 5 de Junio de 2022.- 

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