Por José Antonio Artusi
Karl Ehn nació en
Viena el 1º de noviembre de 1884 y murió en su ciudad natal el 26 de julio de 1959.
Estudió en la Academia de Bellas Artes de Viena, donde fue discípulo de Otto
Wagner, arquitecto que formó parte del grupo de artistas de la “Secesión”
vienesa. Wagner influyó de manera decisiva
en la carrera de Ehn, inculcándole un enfoque que se alejaba tanto de los
planteos academicistas como de la ortodoxia de las vanguardias; combinando funcionalidad,
rigor geométrico y una peculiar sensibilidad estética orientada al simbolismo.
Tras graduarse, Ehn ingresó en 1908 al Servicio de Arquitectura del
Ayuntamiento de Viena, donde trabajaría hasta 1950, consolidándose como un profesional
clave en la construcción de viviendas sociales.
Tras la Primera
Guerra Mundial, Viena se encontraba en medio de una profunda crisis
socioeconómica, y en un momento de gran turbulencia política. La disolución del
Imperio austrohúngaro dejó a Austria como una nueva república parlamentaria, con
un territorio reducido y una economía colapsada, y a Viena como su ciudad capital
enfrentada a una conflictiva situación social, con alto desempleo y enormes
contingentes de población viviendo en condiciones deplorables. En este
escenario, entre 1919 y 1933, el Partido Socialdemócrata, a cargo del gobierno
municipal, impulsó un ambicioso programa de construcción de viviendas, en el
marco de un conjunto de profundas reformas en las políticas públicas, en un
período que conoce como la "Viena Roja". Las obras de ese período, en
las que se priorizó la construcción de viviendas adecuadas para los
trabajadores, transformaron la ciudad y trascendieron la “Viena roja”, influyendo
en la evolución posterior, al punto tal de que hoy en día Viena sigue siendo
pionera en materia de políticas habitacionales y una de las ciudades que puede
exhibir mayores logros en esta cuestión, en el contexto de una democracia
liberal con economía capitalista y con
un Estado que reconoce derechos sociales básicos y asegura de manera efectiva un
piso mínimo de acceso a tales derechos.
Entre los
arquitectos que dieron forma a esta realidad que en algún momento pudo
constituir un proyecto utópico sobresale la figura de Ehn, cuya obra maestra,
el Karl-Marx-Hof, se convirtió en el emblema de esta reforma urbanística.
Antes de su
proyecto más famoso, Ehn diseñó obras que mostraban su evolución estilística.
En 1925, con el conjunto de viviendas Bebelhof, Ehn comenzó a acercarse a las
vanguardias, pero con un estilo propio. Este conjunto de viviendas, a 100 años de
su construcción, se encuentra en perfecto estado de conservación y sigue
albergando familias que viven en un barrio tranquilo pero cercano al centro, bien
dotado de equipamientos comunitarios y con buen acceso a redes de transporte
público. Este conjunto residencial cuenta con 301 departamentos dispuestos en torno
a un patio central, ocupando toda una manzana. El nombre del complejo recuerda
a August Bebel, figura emblemática de la socialdemocracia alemana.
Construido entre
1927 y 1930, el Karl-Marx-Hof es un superbloque de más de un kilómetro de
longitud que alberga 1.382 viviendas de entre 30 y 60 m², diseñadas para unas
5.000 personas. Este complejo no solo respondía a la necesidad de vivienda,
sino que también encarnaba los ideales de la Viena Roja. Financiado por el
impuesto Breitner, que gravaba consumos suntuarios y a los propietarios, el
proyecto integraba servicios comunitarios como lavanderías, guarderías, una
biblioteca, una farmacia, correos y amplias zonas verdes. Solo el 18,5% de los
156.000 m² del terreno se edificó, dejando el resto para espacios recreativos y
jardines, un lujo para la clase obrera de la época.
El diseño del
Karl-Marx-Hof es monumental, con una fachada simétrica de revestimiento
amarillo y detalles rojizos en torres, culminando en un bloque central con
arcos que evocan un arco triunfal. Ehn logró una síntesis entre funcionalidad
racionalista y simbolismo épico, dotando al complejo de una estética que
reflejaba ideales de progreso y justicia. Las torres y pasajes centrales, junto
con los motivos salientes en las fachadas, crearon una imagen poderosa, casi de
fortaleza, que se convirtió en un símbolo de resistencia, especialmente durante
la Guerra Civil de 1934, cuando el edificio fue bombardeado por fuerzas
fascistas.
Cabe señalar que Karl
Ehn no era un militante social demócrata. Aunque trabajó bajo la administración
de ese partido, su trayectoria sugiere una postura más bien pragmática antes
que ideológica. Antes de unirse al ayuntamiento, colaboró con Max Fabiani, un
discípulo de Wagner vinculado a la monarquía de los Habsburgo. Esta neutralidad
contrasta con la carga simbólica de sus obras, que encarnaban los ideales de la
Viena Roja. Según Owen Hatherley, “sencillamente, es la clase de edificio
por el que uno podría imaginarse que la gente daría su vida. Y, sin embargo, su
arquitecto, Karl Ehn, no era un activo socialista. Siguió ocupándose de sus
encargos tras el golpe fascista de 1934 y trabajó incluso para los nazis tras
la anexión de Austria, cuatro años más tarde. Pese a la desenvoltura del
diseño, éste provenía de las instrucciones, no de las inclinaciones políticas o
incluso arquitectónicas del diseñador. Por el contrario, procedía de la
intersección de las necesidades de la ciudad de Viena de viviendas de gran
densidad en los barrios del centro y del tipo de ideas arquitectónicas de la
capital del imperio de los Habsburgo a principios del siglo XX”.
La Viena Roja, durante
el gobierno socialdemócrata, significó la construcción de unas 64.000 viviendas
en 15 años, albergando a un cuarto de millón de personas. Este programa
transformó la ciudad y estableció un modelo de vivienda social que sigue siendo
referencia mundial. A diferencia de las propuestas modernistas de Alemania o
Francia, que priorizaban la industrialización, Viena optó por técnicas
constructivas tradicionales, aprovechando la mano de obra local y las fábricas
de ladrillo, lo que generó empleo en un contexto de crisis.
El legado de Ehn
trasciende el Karl-Marx-Hof. Durante su carrera, diseñó un total de 2.716
viviendas. En 1934, uno de cada diez
vieneses vivía en una vivienda social. Pero la hegemonía de la socialdemocracia
llegaría a su fin abruptamente cuando Engelbert Dollfuß, del Partido
Socialcristiano, disolvió el Parlamento y ordenó al ejército disparar contra el
Karl-Marx-Hof en la guerra civil de febrero de 1934. Perdieron la vida más de
350 personas.
Tras los bombardeos
de 1934, el Karl-Marx-Hof fue restaurado en 1950 y renovado entre 1989 y 1992,
albergando hoy un museo en su antigua lavandería. Karl Ehn personificó la
capacidad de la arquitectura para formar parte de procesos de transformación
social. Su trabajo en el Karl-Marx-Hof dio forma física a una visión de equidad
e integración social. Este superbloque no solo resolvió necesidades prácticas,
sino que se convirtió en un símbolo de resistencia y esperanza.
La Viena Roja, con
Ehn como uno de sus principales artífices, demostró que algunas utopías urbanas
pueden hacerse realidad, dejando un legado que sigue inspirando a arquitectos,
urbanistas y decisores políticos en la búsqueda de ciudades más equitativas.
"Algún día,
estas piedras hablarán por nosotros", profetizó
el alcalde Karl Seitz durante la inauguración del Karl-Marx-Hof el 12 de
octubre de 1930 en Heiligenstadt. Y las piedras siguen hablando, porque como
sostuvo Octavio Paz, la arquitectura es el testigo insobornable de la Historia.
Fuentes:
https://www.sinpermiso.info/textos/la-arquitectura-como-poltica-e-ideologa-el-karl-marx-hof-de-viena
https://archxde.com/arquitectos/ehn-karl/
https://www.wien.info/es/arte-y-cultura/viena-roja/100-a%C3%B1os-de-la-viena-roja-337616
Publicado en el
diario La Calle el 31 de agosto de 2025.
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