lunes, 17 de julio de 2023

ALEM Y EL LIBERALISMO

Por José Antonio Artusi

En la historia política de la República Argentina Leandro Alem ocupa un lugar destacado como un defensor de las banderas del liberalismo y un luchador contra el régimen conservador de su época. Alem, fundador de la Unión Cívica Radical en 1891, promovió principios fundamentales del liberalismo político y también del liberalismo económico, en línea con los sabios preceptos de la Constitución Nacional de 1853.  Como liberal republicano y progresista Alem entendió perfectamente que la bandera de la libertad debe flamear siempre al lado de la de la igualdad; y que no deben ser meras formalidades vacías de contenido sino que, por el contrario, todos debemos tener acceso efectivo a ellas, para que no haya, en su propio lenguaje, “desposeídos”. Ni desposeídos de derechos políticos ni desposeídos de las bases económicas y sociales que constituyen las condiciones materiales de la libertad. Es conocida su defensa del sufragio libre y la plena vigencia de las instituciones representativas, así como su reivindicación del federalismo, del municipalismo, y su oposición, antes de la fundación de la UCR, a la federalización de Buenos Aires y a la instalación allí de la capital federal.  Es no tan conocida su defensa de la educación pública, laica, gratuita y obligatoria, durante el gobierno de Roca, que se plasmó en una decidida acción en favor del proyecto que terminó siendo la ley 1420, de educación común. Pero es menos conocida aún su prédica en favor del liberalismo económico, reivindicando el libre cambio y condenando el proteccionismo que beneficiaba a unos pocos empresarios a expensas de los trabajadores más pobres.

Leandro Alem fue un ferviente defensor del libre cambio, una postura que chocaba con el régimen conservador dominante en Argentina en aquel entonces. Alem entendía que el libre comercio fomentaba la competencia, impulsaba la eficiencia económica y permitía a los trabajadores y consumidores acceder a bienes y servicios más baratos. Además, consideraba que el proteccionismo solo favorecía a un pequeño grupo de empresarios privilegiados, en detrimento de la mayoría de los ciudadanos.

Alem denunciaba abiertamente las políticas proteccionistas que promovían los gobiernos conservadores de la época. Estas medidas imponían altos aranceles a las importaciones con el fin de proteger a la incipiente industria local. Sin embargo, según Alem, esto sólo generaba oligopolios y monopolios, limitando la competencia y perjudicando a los trabajadores más pobres. Al restringir el acceso a productos extranjeros más baratos, se encarecían los bienes de consumo básicos, afectando especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad, a los desposeídos.

Si bien la UCR y el partido socialista argentino tenían diferencias ideológicas, hubo ciertas coincidencias en sus primeras etapas. Ambos grupos políticos se opusieron al régimen conservador y compartieron preocupaciones similares en cuanto a la defensa de los trabajadores. Tanto Alem como los primeros líderes socialistas reconocieron la necesidad de luchar contra el proteccionismo y los intereses privilegiados que lo respaldaban, en busca de una mayor justicia social y equidad económica.

Algunas frases de Alem muestran claramente esta faceta de su pensamiento:

"El comercio y la industria no necesitan protección sino libertad."

“¿Es justo, es legal, es equitativo, despojar a la colectividad para que vivan, prosperen y se enriquezcan media docena de industriales?”

“No habrá una sola persona medianamente sensata que nos niegue uno de los efectos de la fijación de los derechos de aduana y la elevación gradual que las tarifas aduaneras ha producido […] la miseria del pobre.”

A su vez, algunas frases de Juan B. Justo, el fundador del Partido Socialista, como ésta por ejemplo, muestran la misma orientación: "El libre cambio económico significa, en esencia, el interés de todos los hombres, sin excepción, pues el proteccionismo es el privilegio de unos cuantos a costa de la masa."

Estas citas de Alem resaltan su defensa del liberalismo económico, su rechazo al proteccionismo y su preocupación por los derechos y el bienestar de los trabajadores. A través de estas frases, se evidencia su lucha por la justicia social y la equidad económica, así como su crítica a las políticas que favorecen a intereses privilegiados en detrimento de las clases trabajadoras. Pero para Alem la libertad es una sola, integral; política, económica, social, religiosa, cultural, y está basada en la inalienable dignidad e igualdad de derechos de todos los seres humanos. Es, por ende, una libertad sustantiva para todos, no una excusa formal o una estratagema argumental para defender intereses oligárquicos. El liberalismo de Alem está por lo tanto tan alejado de la demagogia populista como de las falacias del régimen conservador, justificadoras de privilegios e inequidades.   

A 127 años de su muerte, las ideas de Alem adquieren inusitada vigencia en esta Argentina contemporánea de intereses corporativos y poderosos que obnubilan el debate e intentan por todos los medios vender gato por liebre al amparo de las imposturas del populismo. Y también sirven para mostrar las diferencias del liberalismo genuino con un seudo liberalismo conservador y reaccionario que repite mal las falacias de la escuela económica neoclásica, que se nutre de la bronca de vastos sectores sociales ante los fracasos de las políticas públicas y la crisis del sistema de partidos políticos, y que no vacila en mimetizarse con el integrismo católico o con cierto anarquismo infantil e inconducente.-    

 

Publicado en el diario La Calle el día 9 de Julio de 2023.-  

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