Por Juan Oribe Stemmer
Existen buenas razones para convertir al río Uruguay en una hidrovía regional. Incluyendo que es sensato acercar lo posible el medio de transporte más económico al lugar donde se concentra la carga; el barco es el medio más económico y eficiente para las exportaciones de productos primarios de poco valor unitario que deben transportarse a granel; es conveniente reducir la presión sobre el sistema vial y aliviar el congestionamiento de los puertos actuales.
Las consecuencias de no aprovechar la oportunidad que nos ofrece el río incluyen costos más altos de transporte, congestionamiento de puertos, desgaste de carreteras y mayor presión sobre el medioambiente. Alguien debe pagar por esto y ese alguien usualmente será el productor agropecuario nacional.
El río se divide en tres sectores desde el punto de vista de la navegación: el bajo río Uruguay, desde su desembocadura en el Río de la Plata, en el paralelo de Punta Gorda, hasta Concepción del Uruguay (km 0 al km 183); el sector medio, desde Concepción del Uruguay hasta la represa de Salto Grande y el sector alto (al norte de la represa). Hoy en día los principales puertos del río son Concepción del Uruguay, en la Provincia de Entre Ríos y Fray Bentos, Paysandú y Salto, en nuestro país.
En general, el río Uruguay medio e inferior es bastante profundo. El problema es un rosario de pasos que, como umbrales de menor profundidad, limitan la navegación. Un buque granelero Panamax, el tipo de nave empleada generalmente para el transporte de cereales y otras exportaciones agrícolas y forestales, tiene un calado máximo de algo más de doce metros. Hoy en día el paso Barrizal (kilómetros 75-85 del río) tiene una profundidad de 5,40 metros. Los pasos establecen el límite técnico y económico para el acceso de los buques de carga oceánicos a los puertos del río. Esos puertos no pueden desarrollarse sin dragado.
La semana pasada, los miembros del nuevo Directorio de la ANP visitaron Fray Bentos. Su presidente prometió hacer lo posible para impulsar el dragado al sur de aquel puerto.
El vicegobernador de Entre Ríos expresó una preocupación similar y recordó que en 1996 entraron a Concepción 101 barcos de ultramar y que "actualmente no tiene ninguno".
La pérdida para los puertos y los exportadores del Litoral, tanto del lado argentino como uruguayo, es importantísima. También informó que en agosto de 2006, cuando Argentina resolvió presentar su demanda en La Haya, "hubo una solicitud para que se paralizara el llamado a licitación internacional" para las obras de dragado (El País, 27 de mayo).
Es difícil justificar esa decisión política. Y sorprende la falta de conocimiento. Ni el puerto de Concepción del Uruguay ni el de Fray Bentos manejan cargas de UPM/Botnia, los embarques de celulosa son transportados en barcazas de poco calado. A diferencia de otros proyectos funambulescos que reciben tanta publicidad, la hidrovía del río Uruguay es una propuesta sencilla, que puede ser ejecutada en un plazo breve y a un costo relativamente bajo.
¿Qué estamos esperando?
Fuente: El País Digital
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