Por José Antonio Artusi
Los entrerrianos nos vemos sometidos a diario a un verdadero festival de propaganda oficial, financiada generosamente con fondos públicos que bien podrían destinarse a cubrir necesidades más urgentes; que pretende hacernos creer que asistimos a un verdadero boom de obras públicas sin precedentes en la historia provincial. Lamentablemente, la realidad dista muchísimo de tal panorama idílico del que se nos pretende convencer. Cartelería abusiva y con evidente pretensión de "autobombo", en ocasiones hasta violatoria de la ley de ética pública, se despliega profusamente en calles y rutas, contrastando sin embargo con la subejecución crónica de la obra pública que se evidencia en los informes de ejecución presupuestaria de los últimos años y en la correspondiente al primer trimestre del año en curso, como cualquier ciudadano puede corroborar en la página web del gobierno.
Efectivamente, se registra una tendencia constante a ejecutar cada vez un porcentaje menor del crédito presupuestario destinado a "construcciones": en el año 2008 se ejecutó un 57%, en el 2009 un 46%, y el año pasado sólo un 34%. La tendencia no parece revertirse en el 2011. Del utópico supuesto monto "record" que se anunció cuando se elevó el presupuesto a la Legislatura, sólo se ejecutó en el primer trimestre un 3%, con lo que difícilmente se llegue siquiera a fin de año al magro porcentaje del 2010.
Si consideramos la ejecución presupuestaria en términos nominales y comparamos lo invertido en 2009 ($ 718.469.266), con lo invertido en 2010 ($813.497.791), llegaremos a la conclusión que hubo un decrecimiento en términos reales, aún considerando los mentirosos índices del INDEC, que señalan para el año pasado un incremento del 19 % en el costo de la construcción.
Intendentes radicales, con el respeto y la altura que el caso amerita, han señalado públicamente las reiteradas demoras que se registran en la tramitación de numerosas obras anunciadas reiteradamente. Se trata de una realidad inocultable, que debe afrontarse con responsabilidad y no procurando "matar al mensajero".
Ocho años de crecimiento sostenido de la economía, de la recaudación y de las exportaciones, no parecen reflejarse adecuadamente en una mejora equivalente en la concreción de infraestructura que redunde en una mejora de la calidad de vida de los entrerrianos. Por el contrario, hemos visto como se priorizan obras caprichosas y faraónicas por sobre cuestiones básicas tales como la vivienda, el agua potable y el saneamiento. En materia de planes federales de vivienda, nuestra provincia ha sido sistemáticamente discriminada frente a provincias hermanas, como lo hemos denunciado reiteradamente. El tardíamente publicado informe de auditoría del FONAVI del año 2009 e informes anteriores así lo demuestran. Por otra parte, la cantidad de viviendas y soluciones habitaciones financiadas estrictamente con el FONAVI viene decreciendo desde el año 2003, llegando a finalizarse en 2008 y 2009 sólo 70 y 158 unidades respectivamente.
En vez de enojarse con la realidad y descalificar a quienes simplemente la ponen en evidencia, los funcionarios del Poder Ejecutivo deberían preocuparse más por defender los recursos de los entrerrianos y velar por su aplicación en obras de manera transparente y eficiente.-
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